—No podemos quedarnos en Inglaterra, Sherlock. —John sonaba preocupado.
Ahora que le había explicado a Sherlock qué era Inglaterra, le resultaba más fácil el exponer la situación.
—¿Es por las cosas esas que están afuera?
—Sí, tenemos que buscar un lugar más seguro en donde no haya esas cosas.
"Australia" había pensado John. Hacía dos semanas que por medio de la radio, informaban que en ese país existían lugares en donde podrían estar a salvo, libre de devoradores. Era sencillo pensarlo pero difícil el hacerlo, siquiera podía salir tres cuadras más allá de su casa sin ser devorado.
Por el momento debía prepararse. Preparar a Sherlock para que fuera útil al momento de salir.
Ambos se encontraban en el primer piso de la casa observando por la ventana de la habitación de John.
—Pero primero necesitamos prepararnos.
Tiempo más tarde aunque no tanto, John se auto considero listo para salir.
Alistó en una mochila varias de las armas con las que entrenarían. El híbrido tan solo le miraba atento en cada movimiento, a los pocos minutos luego de John bajara las escaleras le informó a John.
—Sherlock no piensa salir.
Bien, ese maldito chico era demasiado terco, lo había comprobado el día anterior.
—No te estoy preguntando.—John ignoró al híbrido al final de la escalera y se dirigió a la puerta.
Quizás no debía arriesgar a Sherlock de esa manera pero todo era para no tener que lidiar nunca más con esos odiosos devoradores.
—Sherlock solo irá si lo cargas.
—¡Eres hasta más alto que yo! No, no te voy a cargar.
Y rápidamente se encontró a si mismo intentando zafar a Sherlock del barandal de la escalera para hacerlo salir. El chico se aferraba con ambas manos mientras John lo halaba, situación digna de una caricatura. No le servía de mucho que Sherlock fuera más grande. De pronto ¡Auch! el jodido híbrido le tenía que haber pateado en la cara, era suficiente.
—¡Sherlock! ¡Te sueltas ahora o no dejaré que vivas más aquí!
—¡NO!
Así cayeron los dos al suelo, John por el impulso y Sherlock por soltarse de golpe del barandal. John se felicitó para sus adentros. Que buena estrategia había utilizado, la usaría más seguido ahora.
—Me alegra que hayas recapacitado.—Se burló aun sabiendo que Sherlock no entendería.
—¡No saques a Sherlock! —Sherlock de repente abrazó a John que todavía yacía en el piso.
—Entonces tendrás que acompañarme.—El chico se acercó al rostro de John haciendo un puchero.— Quítate de encima que ya nos vamos.
(...)
Hora de salida: 10: 12 am. Mes: Noviembre. Día: Martes.
Las calles de Londres jamás se habían sentido tan lúgubres y John no era tan idiota como para caminar por ellas en ese estado. Claro, conduciría y llevaría a Sherlock a techo del algún edificio, fuera del peligro, no habría que arriesgarse. Respiró sintiendo sus manos húmedas que sostenían el volante, el chico híbrido se mantenía muy silencioso, no preguntaba nada ¿Estaría molesto acaso?
Lo ignoró, su vida no era para complacer chicos mitad ciervo mitad humano. Que Sherlock hablará cuando quisiera. Pero se había dado cuenta. Sherlock no estaba enojado ni nada por el estilo, tenía miedo. Jugaba con sus manos, signo de nerviosismo.
Eso lo hacía sentir un tanto culpable, era la primera vez que el híbrido se enfrentaría de verdad a esas cosas. Cualquiera estaría asustado, incluso él. Cambió de dirección llevando el vehículo hacia la derecha, devoradores caminaban en la acera. Lentos y sin embargo podían acabar contigo tan rápido. John odiaba el tener que enfrentarse a esas cosas.
Encontró un lugar que no tuviera demasiados caminantes en sus alrededores, era el momento para bajar y enfrentarse a la realidad. John suspiró profundo, miró el edificio con ojos penetrantes y tomó sus armas ubicadas en la parte trasera del auto. Sostuvo la pistola retrayendo corredera hacia atrás ya con la carga lista. Por último miro a Sherlock para después darle una advertencia.
—No bajes por ese lado, ven conmigo. —John explicó para que Sherlock saliera del lado en el que John saldría.
Sherlock obedeció esperando a que John saliera primero y posteriormente él.
—Subiremos al techo de este edificio por las escaleras de servicio.
Rodearon el edificio para llegar hasta las escaleras; John iría adelante y Sherlock detrás. Escalaron, el edificio no era tan alto, gracias a eso fue fácil subir a la cima, unos cuantos escalones más y estarían ahí.
John apuntó el arma una vez que su cabeza asomara el borde del techo. Estaba limpio, no había rastros de Zombies en él, al fin pudo respirar un poco de paz. Ya habiendo revisado subió completamente y ayudo a Sherlock a trepar a lo último.
Quitó la mochila de su hombro y la tiró al piso. Elevó su vista al cielo, nublado, como todos los días anteriores, probablemente por la contaminación en todo Londres. Luego de dejar de pensar en el cielo notó que Sherlock le miraba, John se estiró mientras le sonreía, el híbrido intento esbozar una sonrisa también.
—Puedes relajarte, aquí arriba no hay devoradores.
John se agachó abriendo el bulto y sacando una pequeña pistola de bolsillo. No estaba cargada, ese era el punto, enseñar a Sherlock a dispararla. Caminó hasta Sherlock y le extendió la mano ofreciéndole el arma.
—Es una pistola de bolsillo FIE Titan, te servirá bastante. Yo te enseñaré a usarla.
Sherlock asintió tomándola en sus manos.
—Ven, vamos al borde del techo.
Estando en el borde, ambos admiraron la cantidad de devoradores en las calles. El cielo nublado y el silencio hacían las cosas más tenebrosas de lo que ya eran, John se colocó detrás de Sherlock, lo que hizo que el híbrido se espantara un poco.
—Debes de cargarla primero —tomó su mano que sostenía el arma y la acercó al cartucho. — Introdúcelo en esta apertura. —John metió la carga dentro del arma mientras Sherlock observaba atentamente.
Para cuando John terminó, Sherlock alzó su brazo y tiró del gatillo como había visto que lo hacía, sin embargo, al jalar de él no pasó nada.
—No, debes esperar. Luego de que cargues la pistola, debes retraer la corredera. —jaló la parte de arriba del arma, la pistola hizo un pequeño sonido, luego John soltó la mano de Sherlock. — Ahora si puedes hacerlo.
El otro chico lo pensó un momento.
—Hazlo, ahora el arma está cargada.
Sherlock disparó a la nada y ambos pudieron escuchar el gran sonido que había producido el disparo. El híbrido sonrió y volvió a jalar del gatillo. Otro estruendo se pudo oír. Dos disparos luego de ese, que bien que estuvieran arriba porque si estuvieran abajo los devoradores sabrían que el sonido provenía de en donde se encontraban ellos.
—Bueno, antes de que emociones mucho disparando, te tengo que decir que solo lo puedes hacer seis veces.
—¿Y luego?
—Tendrás que volver a cargarla.
—Eso suena aburrido, John. —Sherlock se quejó bajando su brazo.
—Pues entonces puedes morir si quieres.
—Creo que Sherlock cargara el arma de nuevo cuando sea necesario. —John sacó una nueva carga de su bolsillo.
—Sigamos practicando, te enseñaré otra arma.
—¿Sherlock no usará esta? —El chico parecía confundido.
—Claro, si, te quedarás con esa para que puedas defenderte. Pero usaremos otra para practicar tu puntería.
(…)
Hora de llegada: 9:54 am. Mes: Noviembre. Día: martes.
Regresar fue relativamente más sencillo que llegar al supermercado. Thorin había conseguido lo que deseaba y también un poco de ayuda si es que la llegaba a necesitar.
Su respiración estaba agitada, contuvo su peso en una pared adentro de su edificio. Lentamente su deslizó por ella para caer sentado en el suelo. Cansado. En la última esquina un grupo de cinco Zombies habían decido seguirle para comérselo, obviamente Thorin no dejaría que lo mataran tan fácil.
Tomó un respiro una vez más y tragó saliva cerrando los ojos. No era tan malo, aún seguía vivo.
—¿Y acaso eso es bueno? —No, no sabía si estar vivo era bueno en este punto.
Juntando fuerzas se levantó del suelo y agarró su mochila con la mano derecha, solo debía subir las escaleras, tan solo un poco más. Maldito elevador que ahora estaba descompuesto.
¡Jodidos Zombies! Los odiaba pero y quién no. Al fin se encontró en la puerta de su departamento, quitaría todos los candados y cosas que había colocado. Bilbo debería de seguir ahí y si no estaba tal vez todo habría sido su imaginación por estarse volviendo loco.
—¡Thorin! ¡Bilbo quiere hacer pipí!
Bien, al parecer no estaba loco. El híbrido seguía ahí.
—¿Y por qué no haces y ya?
—¡Thorin se a molestar si Bilbo hace eso! —Se movía incómodamente serrando las piernas.
—¿Enserio tengo cara de viejo amargado? Solo hazlo y ya. —Thorin dejó sus cosas en uno de los muebles.
Luego de unos segundos fijó su vista en Bilbo, quién volteó preocupado.
—¡No veas!
—No entiendo cómo te puede afectar que yo vea. Iré a cambiarme de ropa. —Iba a comenzar a subir las escaleras pero Bilbo lo agarró de su pierna.
—¿No vas a desatar a Bilbo?
—Tienes manos, hazlo tú. Pudiste hacerlo todo el tiempo, ¿Crees que no me di cuenta?
—¿Puedo desatarme? —dijo Bilbo sosteniendo la correar.
—Sí y cuando termines ponte la ropa que está en esa maleta. No tardo.
No pasó mucho tiempo y Thorin regresó de su habitación encontrándose con Bilbo ya desatado y con la ropa puesta. Vaya que le sorprendía que supiera ponérsela, si le había dicho que ni siquiera sabía qué era la ropa.
—Te queda bien.
Bilbo esbozó una sonrisa mostrando todos sus dientes y sus colmillos, de todas formas aún seguía siendo mitad lobo.
—Bilbo, ¿Sabes disparar un arma? En todo caso, lo digo porque sabes cómo ponerte la ropa y eso me dice que ya has estado conviviendo con humanos
—El amo de las jaulas. —Bilbo respondió algo trise.
—¿Qué?
—El amo de las jaulas. …l tenía que cuidarnos en el laboratorio, él fue el que enseñó a Bilbo a ponerse ropa pero no le dijo que era ropa.
—¿Cuándo fue la última vez que lo viste? —Eso comenzaba a sonar muy curioso.
—Cuando Bilbo dejó el laboratorio porque había una cosa mala ocurriendo y todos se fueron.
—¿Todos? Oh, era por el virus. —Thorin lo pensó un momento. Quizás ahí es donde se había originado el virus, en el laboratorio en donde Bilbo estaba — Cuéntame más, dime todo desde que saliste del laboratorio.
“Todos siempre nos encontrábamos en jaulas. Solamente nos sacaban poco tiempo, el amo de las jaulas era el que nos daba comida y limpiaba pero… hacían cosas con nosotros, con algo llamado aguja. Algunos solo jugaban o se reían. El día en que Bilbo salió, todo era un desastre. El amo de las jaulas no nos abrió ese día, una de esas cosas se lo comió y luego se fue, todos los humanos corrían y ninguno nos dejaba salir. Lo bueno fue que un híbrido con el que experimentaban estaba afuera y él fue el que nos sacó. Recuerdo que uno de los humanos gritó que era importante que no nos dejaran salir, que debían cuidarnos y no dejar que nos asesinaran. El amo de las jaulas, antes de que muriera, le mostró a Bilbo como usaba un arma, dijo que cosas malas iban a suceder. …l en ocasiones platicaba con Bilbo y decía que todos los experimentos eran por el bien de Bilbo, él no hacía los experimentos. Muchos de nosotros murieron en el laboratorio, fueron como cuatro o cinco los que salimos.”
Lo que había contado Bilbo era bastante información. El gobierno sabía en que se estaba metiendo y continuó con los experimentos, ahora tenían que pelear con esas cosas devoradoras.
—Dime como usas el arma, Bilbo.
—Necesitas una carga, entonces le pones la carga, jalas la corredera y disparas —dijo el híbrido orgulloso y contento de sí mismo.
—Bilbo.
—¿Sí?
—Mañana nos vamos de Inglaterra.
—Ah…—Le tomó un momento a Bilbo procesar las palabras de Thorin. —¡¿Qué?! ¡Nos van a comer! ¡No!
—No, no dejaré que eso suceda.
—Thorin…
—¿Qué quieres?
—Bilbo quiere hacer pipí otra vez.