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Buscando la cura por R13

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Notas del capitulo:

Nuestros protagonistas descubren algo que hará que comienze su propósito en el apocalipsis.

Ambos se refugiaron en un edificio a tan solo unas cuadras adelante, ahora había demasiados zombies en las calles como para volver al departamento. La herida no dejaba de sangrar, Bilbo no despertaba y mucho menos se convertía. Su pecho se movía de arriba hacia abajo, cada vez más agitado.

 

 

 

Al menos para este punto Thorin había podido detener la hemorragia de la herida ubicada casi debajo del cuello del híbrido. Anteriormente pudo presenciar como una persona se convertía en zombie, en menos de media hora, en cuestión de minutos. Desde la mordida hasta ahora, 34 minutos habían transcurrido.

 

 

 

En este instante el estado de Bilbo no se veía como el de antes, estaba mejorando, el ritmo de su respiración se recuperaba al igual que su ritmo cardiaco. Thorin murmuraba maldiciones esperando a que el híbrido despertara no siendo un zombie, claramente.

 

 

 

(…)

 

 

 

Hora de salida: 4:12 pm. Mes: noviembre. Día: jueves.

 

John tenía listas varias provisiones detrás de su automóvil, pero varias de las cosas que en verdad necesitaba las cargaba en la mochila que siempre llevaba con él. Sabía que salir tan tarde para la misión no era muy inteligente con tantos zombies, pero conocía un dato que muchos otros no. Sherlock le rebeló un detalle muy interesante sobre los devoradores, que rápidamente pudo encontrar que era verdad; los zombies no toleraban, odiaban las temperaturas bajas, el frío. Más tarde logró ver que era cierto y así supo que la noche era una aliada ya que cuando caía la temperatura bajaba y más ahora que el invierno se aproximaba.

 

 

 

Quería cuestionarle a Sherlock sobre por qué conocía ese dato tan importante pero por el momento no deseaba presionarlo tanto, no llenarlo de preguntas porque sabía que aún se estaba acostumbrando al mundo. En otro momento sería lo mejor.

 

 

 

Su destino por ahora era un pequeño lugar de Londres en donde sabía que varios Jets y aviones de menor tamaño realizaban vuelos. Si no encontraba a alguien que pudiera llevarlo, la segunda opción luego de encontrar el transporte era buscar a una persona capacitada para pilotear.

 

 

 

Ciertamente llevaba algo de ventaja por poseer un vehículo por el cual desplazarse por la ciudad. El camino era casi de unos veinte minutos y a pie con las calles infestadas de zombies era un suicidio atreverse a caminar por ahí.

 

 

 

Así fue como ambos trazaron su camino hasta ese lugar con la esperanza de encontrar a alguien que los ayudara.

 

 

 

Sherlock miraba curioso y con algo de miedo por la ventana, ahora siempre cargaba consigo el arma que John le había otorgado, para él era importante ya que John, en un día de entrenamiento y en anteriores, le había salvado la vida con ella. Confiaba plenamente en John.

 

 

 

Entre tanto, John conducía con la mayor calma que podía conservar en su semblante, de vez en cuando observando al híbrido sentado a su lado izquierdo. Sintiéndose mucho mejor con su avance haciendo usar al chico una bufanda de color azul, inclusive al híbrido parecía haberle gustado el detalle.

 

 

 

(…)

 

 

 

Cuatro horas de espera y Bilbo no parecía despertar, Thorin no podía irse y dejarlo ahí sin saber si aún no era zombie. Solo yacía en el suelo, lucía como si simplemente durmiera o estuviera inconsciente, su piel, sus rasgos, todo su cuerpo no parecía cambiar y podrirse como el de los devoradores. Continuaba normal.

 

 

 

De repente sucedió, el híbrido abrió sus ojos de golpe respirando profundamente  con una expresión de terror en sus ojos. Su vista se dirigió a todos lados y al mismo tiempo a ninguno.  Luego dejó caer su cabeza de nuevo en donde descansaba, más tranquilo pero su respiración agitada y sus manos aferradas a la tela debajo de él.

 

 

 

—Está bien, todo está bien. Tranquilo. —Thorin se acercó hasta el híbrido tomándolo por el brazo tranquilizadoramente. Lucía demasiado aterrado.

 

 

 

Bilbo logró estar de nuevo en la realidad mientras observaba la sangre debajo de su pecho y le herida que había ahí. Se llevó una mano tocándola ligeramente con un semblante de dolor en el rostro, dolía, pero no demasiado.

 

 

 

Vio la sangre ahora en dos de sus dedos y luego posó su mirada en Thorin a su lado derecho, sosteniendo su brazo. El humano trataba de disimular su asombro e incredulidad por el híbrido; estaba vivo, normal, no se había convertido.

 

 

 

El híbrido pareció relajarse por igual tomando la mano de Thorin en un intento para sentirse seguro. Fueron varios minutos los que se mantuvo en silencio acostumbrándose de nuevo a todo, acostado en el suelo desviando su vista de la del humano todo el tiempo.

 

 

 

—¿Me mordieron? —preguntó al final Bilbo con un tono ronco en su voz.

 

 

 

Thorin asintió.

 

 

 

—Sí, así fue.

 

 

 

En un movimiento Bilbo llevó su mano hasta su cabeza mientras en su rostro se formaba una expresión de dolor. Le dolía un tanto la cabeza.

 

 

 

—Tú no… —Thorin no sabía cómo empezar. —No te convertiste, solamente tienes la herida, nada sucedió ¿Te sientes bien?

 

 

 

—Sí, bien, solo me duele un poco.

 

 

 

Una media hora después de analizar la situación, ambos se prepararon de nuevo para ir a la camioneta. Bilbo podía caminar, normal, su ritmo cardiaco y respiración eran normales y su piel seguía como siempre. En perfecto estado pero a Thorin aún le quedaba duda.

 

 

 

—¿Estás seguro de que no te sientes extraño?

 

 

 

—Sí, te lo aseguro Thorin.

 

 

 

—Luego hablaremos de esto. Iremos a algún lugar para descansar.

 

 

 

—¿Al lugar en donde vivías?

 

 

 

—No, hay demasiados zombies por ese lugar.

 

 

 

Luego de tomar sus cosas, salieron del edificio, era de tarde y desde que habían salido habían transcurrido cuatro horas. Ahora Thorin procuró ir detrás de Bilbo pero evitar otro accidente más. A su nariz llegó el olor de varios devoradores a lo lejos y le indicó a Bilbo que se apresurara a llegar al vehículo.

 

 

 

Subieron, dejando a los devoradores atrás y Thorin arrancó la camioneta. Bilbo se había puesto otra camiseta y no lucía diferente de como antes, estaba bastante tranquilo aunque intentaba no mover demasiado su brazo para que no doliera.

 

 

 

Thorin manejó intranquilo, más o menos un par de kilómetros para que luego la necesidad de saber, la curiosidad, le invadiera completamente. Quería saber por qué el híbrido no se había convertido, hasta donde sabía, los animales también se convertían al igual que los humanos, no había factor de diferencia, Bilbo era ambos. A menos que por la combinación de ambos cambiara, pero para saber debía preguntarle.

 

 

 

—No lo entiendo. ¿Sabes por qué no te convertiste? —Thorin apartó unos segundos la vista del camino desolado para luego regresarla.

 

 

 

—No… ¿Tenía que hacerlo? —El aire inocente de Bilbo siempre estaba presente en su tono de voz.

 

 

 

—S-Sí, normalmente todo humano lo hace e incluso los animales, no entiendo por qué tú no, a menos de que el efecto se retrase pero lo dudo porque te ves muy sano en todos los sentidos. No hay nada que delate que el virus este en ti.

 

 

 

—¿No me convertiré? Soy algo así como… anti-devoradores.

 

 

 

—Si quieres decirle así —apretó el volante sintiendo que sus manos sudaban sin importar la presencia del aire frio. —Esto es muy importante Bilbo, eres la única persona que al ser mordido no se transformó.

 

 

 

—¿Eso es bueno? —Bilbo miró a Thorin y luego devolvió la vista al camino.

 

 

 

—Más que eso, pero aun debemos saber si es verdad que no te convertirás. Será un día de prueba. Luego veremos qué hacer. —Thorin finalizó y Bilbo asintió ante sus palabras.

 

 

 

(…)

 

 

 

Hora del completamiento de la misión: 5: 34 pm. Mes: noviembre. Día: jueves.

 

John estaba completamente complacido con lo que había encontrado. Era un Jet privado con una capacidad máxima de 10 pasajeros, de los dos vehículos aéreos que había ahí, ese era el que lucía más apto para poder viajar. El viaje de su casa hasta casi el centro de la ciudad había sido bastante afectivo y había valido la pena el hacerlo. Ahora, lo único que hacía falta era un piloto. No podría ser tan difícil, debía pensar positivo.

 

 

 

Luego de revisar por unos diez minutos el lugar y de matar casi a ochos devoradores en la sala principal, John y Sherlock se encontraban de nuevo en la entrada del lugar, ambos sosteniendo sus armas mirando y esperando la aproximación de algún zombie.

 

 

 

Lograron llegar a su vehículo a salvo, la calle por el momento parecía bastante vacía. El humano le sonrió a Sherlock para hacerlo sentir seguro, ya una vez estando el vehículo en marcha, la noche estaba cayendo y todo se veía más tenebroso y obviamente, más oscuro, casi eran las siete de la noche. El híbrido no debería estar tan acostumbrado a la noche.

 

 

 

—Tengo que buscar combustible para el auto —dijo John más para sí mismo que para el híbrido.

 

 

 

Sherlock no supo que contestar con exactitud, solo se quedó con el ceño fruncido mirando a John, entre tanto este arrancaba el automóvil.  Conocía una  gasolinera cerca, solo unas cuantas calle adelante, esperaba que aún tuviera gasolina o que no hubiera demasiados zombies alrededor.

 

 

 

—John sabe usar muy bien las armas —Le susurró Sherlock acabando con el silencio, sus manos jugando con su bufanda.

 

 

 

John lo miró por unos segundos para entender a qué se refería Sherlock.

 

 

 

—Am, veamos, como podría explicártelo —pensó por un momento — Yo, estaba en lugar en donde me enseñaron a utilizar las armas.

 

 

 

—Ah, ¿Solo a utilizar armas? —cuestionó Sherlock.

 

 

 

—No, es un lugar en donde aprendes distintas cosas. Se llama academia. Academia militar.

 

 

 

—Academia militar… —repitió Sherlock en voz baja sin mirar a John. — Militar…

 

 

 

A John se le hizo algo extraño que Sherlock se hubiera quedado tanto tiempo mirando tan vacíamente a la nada después de eso.

 

 

 

—¿Pasa algo?

 

 

 

Sherlock negó violentamente moviendo su cabeza. John se preguntó varias cosas referentes a su comportamiento pero no dijo nada.

 

 

 

Eso fue todo lo que hablaron el resto del camino, lo bueno era que había sido corto el tiempo en llegar a la gasolinera, John no creía poder soportar más el silencio extraño del híbrido.

 

 

 

Hacía frío, era soportable pero perceptible, pequeñas nubes de humo salían de la boca y nariz de John y del híbrido, cada vez que respiraban. John aseguró el perímetro, era cierto, los devoradores eran pocos, debido al frio, no le costó demasiado trabajo acabar con tres de ellos cerca del surtidor de gasolina. Vaya que sentía horrible el silencio, todo lucía como si fueran las últimas personas en el mundo.

 

 

 

Dejó a Sherlock adentro del auto, solo bajaría y cargaría la gasolina necesaria. Nada más que eso. Pero luego pensó que sería mucho mejor tener un poco de gasolina extra, nunca estaba de más el prevenir. No tenía donde guardarla, tendría que buscar un recipiente cerca de la tienda de la gasolinera. Había pocos devoradores, no sería problema por ahora, Sherlock parecía mejorar en sus disparos.

 

 

 

John le indicó a Sherlock que saliera del auto, cualquiera que lo viera le sorprendería lo bien que interactuaba con el híbrido, bien, era casi humano, no era tan difícil.  Sherlock salió del auto con su arma en la mano, mirando a todos lados en busca de zombies, a la distancia no era visible ni uno.

 

Había unas cuantas luces alrededor suyo, una en el techo del surtidor de gasolina y otra cerca de la tienda, igual la tienda estaba iluminada. Quizás habría humanos o solamente se habían quedado prendidas desde el comienzo de la expansión del virus.

 

 

 

Caminaron hasta que estuvieron cerca de la entrada a la tienda, ningún recipiente se alcanzaba a ver, tan solo piezas de autos y algos neumáticos, John optó por entrar a la tienda, era pequeña, debía haber unos cuantos devoradores ahí, siempre los había.

 

 

 

El humano iría primero para proteger al híbrido de cualquier peligro que estuviera adentro, jaló la puerta e hizo ese típico sonido que avisaba a la persona adentro que un cliente estaba entrando. A John le llegó el olor fétido de pudrición hasta la nariz y la arrugó al instante, a su derecha se encontraba un gran devorador comiendo la carne podrida de su víctima. John suspiró dispuesto a disparar.

 

 

 

Sin embargo, antes de que John alzara su brazo para apuntar, Sherlock lo había hecho, sin fallar. El humano observó hacia atrás algo impactado, Sherlock había dado justamente en la cabeza, aprendía bastante rápido. La sangre  estaba esparcida por la mayoría del suelo y olor aun estando lejos era perceptible.

 

 

 

Siguieron juntos porque tal vez quedaría algún zombie dentro de la tienda. No se equivocaron, esta vez John tomó por el brazo a Sherlock y lo mandó detrás de él y disparó a una mujer que se había convertido, justo a unos dos metros de distancia.

 

 

 

John quiso estar seguro de que no quedaba ni uno más, así que con ayuda de Sherlock se subió a uno de los estantes para tener visión de toda la tienda, paseó su vista y en efecto no quedaba nadie más, solo ellos dos. Bajó para poder buscar el recipiente en donde pondría la gasolina.

 

 

 

El humano fue a donde la caja registradora buscó detrás de ella encontrando algunos envases y cosas tiradas. Un sonido de algo cayendo lo alarmó apuntando su arma de inmediato hacia uno de los pasillos, con los ojos bien abiertos.

 

 

 

—¡Sherlock lo siente! —dijo Sherlock alzando sus manos, al parecer había tirado varias cosas de uno de los estantes.

 

 

 

El otro suspiró, el híbrido debía tener curiosidad, había olvidado que toda su vida la vivió en una jaula en laboratorios. John tan solo asintió a lo que dijo Sherlock y continuó buscando.

 

 

 

Sherlock siguió viendo las cosas en los estantes, algunos productos de belleza y en algunos pasillos comida en envolturas o en latas. Después de unos momentos llegó a uno de los últimos pasillos cerca de la caja en donde estaba John.

 

 

 

John saltó saliendo del lugar en donde estaba la caja y empezó a buscar por otro lado. Tan solo llevaban lo que se diría unos 5 minutos buscando, el híbrido aún seguía curioso mirando todo lo que podía.

 

 

 

John dio un salto y puso en posición su arma cuando escuchó una puerta abrirse, no era la puerta principal era la de mantenimiento, pudo ver que había un hombre, humano, no devorador, saliendo de ahí. Mantuvo apuntando la pistola aunque el otro tenía las manos arriba en señal de que no haría nada.

 

 

 

—Ayúdame por favor —habló el otro hombre de cabello negro.

 

 

 

John dudó un momento, tenía que llevar a Sherlock consigo y eso implicaba que el otro hombre lo vería, antes que nada debía asegurarse de algo.

 

 

 

—Espera un momento —John fue rápido donde Sherlock, que por buena suerte estaba bastante lejos de la vista del otro humano.

 

 

 

Se acercó a Sherlock y sacó varias cosas de su mochila.

 

 

 

—¿Qué haces? —preguntó Sherlock mientras John se quitaba los zapatos  y los guantes que llevaba puestos.

 

 

 

—Nadie debe saber que no eres humano, ponte esto. No espera, primero esto —sacó unos pantalones de su mochila para luego tomar una caja mediana  de detrás suyo —No sé si te queden pero espero que al menos te cubra lo suficiente.

 

 

 

Sherlock primero se puso el pantalón con algo de esfuerzo y luego los zapatos, John agradecía que habían sido unas pequeñas botas las que se había puesto en la mañana, así no tendría problema ocultando los pies de Sherlock.

 

 

 

Al final solo quedaba una cosa por ocultar, y eran sus pequeñas astas en la cabeza. John tomó la caja de hacía unos momentos y le hizo una pequeña apertura para que Sherlock pudiera ver, al híbrido no le agradaba la idea del todo.

 

 

 

—Está muy oscuro John, Sherlock no ve bien —El híbrido movió la caja de su cabeza encontrándose con la expresión de comprensión de John. —Podemos usar la bufanda de Sherlock.

 

 

 

—Es una buena idea, sí, la amarrare en tu cabeza —John se apresuró en colocar la bufanda. Lucía bien, las astas no sobresalían, no parecía híbrido. —Vamos.

 

 

 

Caminaron hasta donde John había encontrado al hombre y aún seguía ahí, no habían tardado tanto después de todo. Sherlock apuntó con su arma al ver a la otra persona pero John le dijo que podía bajarla.

 

 

 

El hombre le dijo que lo siguieran hasta detrás, en los almacenes de la tienda, John y Sherlock lo siguieron. Solos unos pasos y se encontraron con otra persona, de menor estatura que el otro hombre. Estaba sentado sobre una de las mesas, parecía llorar.

 

 

 

—¿Qué le sucedió? —preguntó John al otro hombre mientras Sherlock escuchaba.

 

 

 

—Está infectado —respondió el otro hablando en voz baja.

 

 

 

—¿Es tu pariente? —volvió a preguntar Watson, sabiendo lo que le pediría el hombre.

 

 

 

—No, es un amigo —susurró el hombre — Me llamo Thorin.

 

 

 

—Yo soy John, él es Sherlock —Le extendió la mano y otro correspondió el gesto — ¿Cuál es su nombre?

 

 

 

—Bilbo… —Thorin suspiró pesadamente — Lo habríamos hecho antes pero no tenemos armas. Además, yo no puedo hacerlo.

 

 

 

—Entiendo.

 

 

 

John asintió acercándose a Sherlock que miraba interesante lo que sucedía.

 

 

 

—Quédate aquí, no te acerques… mejor… voltea hacia otro lado, no mires ¿Entiendes? —Sherlock dijo sí moviendo la cabeza y se quedó en su lugar mientras John se acercaba al otro chico junto con Thorin.

 

 

 

Cargó su arma y la preparó.

 

 

 

—Hola… —saludó John mientras el chico le observaba. —Todo estará bien, no te preocupes.

 

 

 

—Entiendo que pasará, hazlo y ya —contestó Bilbo.

 

 

 

Watson miró a Thorin con una mirada llena de una pregunta que significaba que si podía continuar. El otro hombre asintió.

 

 

 

Apuntó el arma, directo a la cabeza, respirando profundo. Sus manos temblaron un tanto pero su compuso y miró con convicción. Estaba a punto de disparar hasta que Thorin lo detuvo.

 

 

 

—Aún no lo hagas… —John le miró bajando el arma —Tengo que hacer algo antes.

 

 

 

—Hazlo, habla con él si quieres. —el otro se acercó más.

 

 

 

Fue un silencio corto pero luego Thorin se acercó a Bilbo y le susurró algo, John tan solo miró hacia otro lado esperando.

 

 

 

—Bien —dijo Thorin. —Bilbo, dice que prefiere que yo lo haga.

 

 

 

—Claro, puedes hacerlo si quieres —John le entregó su pistola a Thorin y este la sostuvo. Suspiró profundo preparándose para disparar — ¿       Necesitas algo?

 

 

 

—De hecho… —Thorin susurró lentamente — Su vehículo estaría bien —Rápidamente Thorin apuntó el arma a John y Bilbo sacó una pistola de sus pantalones bajándose de la mesa igual apuntándola pero él hacia Sherlock.

 

 

 

—¿Qué? —exclamó John en confusión. Sherlock sacó su arma apuntándola a Thorin.

 

 

 

—Tu vehículo, escuchaste bien, llévanos a donde esta —repitió Thorin. John suspiró fastidiado subiendo las manos, los habían engañado.

 

 

 

Sherlock seguía apuntando el arma pero no disparaba, John tampoco quería que lo hiciera.

 

 

 

—Baja el arma, Sherlock —señaló John y el híbrido bajó el arma un poco molesto.

 

 

 

—John... —susurró Sherlock pero John alcanzó a escucharlo.

 

 

 

—Sherlock ahora no, vamos, camina junto a mí —John se iba a mover pero Sherlock negó con la cabeza rápidamente.

 

 

 

Thorin les miró algo fastidiado aun apuntando la pistola hacia John y Bilbo hacia Sherlock. El de cabello negro tomó a John por el hombro para apresurarlo.

 

 

 

—Él… —dijo Sherlock lentamente —Es diferente… —apuntó hacia Bilbo con su mano.

 

 

 

Thorin y Bilbo se miraron algo preocupados y luego Oakenshield hizo que Bilbo se pusiera a un lado de él. John observó a Bilbo repasando las palabras de Sherlock. Los otros dos comenzaban a comportarse extraño.

 

 

 

—Thorin… su olor —Bilbo le llamó agarrando su brazo izquierdo — Quítale lo que tiene en la cabeza —señaló a Sherlock. Ahora era él el que sospechaba de Sherlock. Había percibido ese olor no tan humano apenas Sherlock había entrado a la habitación.

 

 

 

Sherlock no era tan bueno con eso del olfato pero desde que entró con John pudo ver que el chico se comportaba extraño, con ese gorro en la cabeza y algo de incomodidad ante los extraños. Luego estaba su nombre, creía haberlo escuchado antes, lo conocía pero nunca había sabido a quién le pertenecía.

 

 

 

Oakenshield iba a hacer lo que Bilbo decía pero de pronto John lo tomó con fuerza de su otro brazo, deteniéndolo.

 

 

 

—Por favor, no lo hagas —John lo miró seguro y con preocupación en sus ojos.

 

 

 

—¿Por qué? —preguntó Thorin algo sarcástico y a la vez intrigado, Bilbo tenía razón con que algo escondían.

 

 

 

—Porque entonces… si lo haces… tú igual tendrás que quitarle el gorro a tu compañero. —Esta vez John lucía menos seguro de lo que hubiese querido parecer.

 

 

 

Al principio Thorin dudo de su decisión, mantenía la pistola arriba, apuntándola justamente a la cabeza de John, Bilbo estaba detrás expectante por igual apuntando su arma a Sherlock.

 

 

 

—Quítale la bufanda, Bilbo —dijo Thorin sin quitar la vista de encima de John.

 

 

 

Bilbo no dijo nada, se limitó a caminar hasta Sherlock, cada vez sintiendo el olor que no era de un humano más fuerte, era conocido, su olfato era bastante bueno y no podría olvidar varios de los olores que tuvo que conocer a lo largo de su vida en el laboratorio.

 

 

 

El otro chico se puso tensó más de lo que ya estaba, sosteniendo su arma nervioso, alternando su mirada en entre John y Bilbo.

 

 

 

Una vez llegó Bilbo hasta donde Sherlock, este no bajó el arma, fue hasta que John le indicó que lo hiciera que fue bajándola poco a poco. Ambos, Sherlock y John, estaban nerviosos de ver cuál sería la reacción de los otros dos ante las astas de Sherlock.

 

 

 

Fue así como Sherlock cerró los ojos y Bilbo fue desenvolviendo lentamente la bufanda de tamaño mediano que llevaba en la cabeza.

 

 

 

La bufanda cayó al suelo.

 

 

 

John cerró los ojos fuertemente esperando la respuesta del hombre que apuntaba ahora a su cabeza.

 

 

 

Fueron bastantes los segundos de silencio.

 

 

 

Hasta que Thorin fue el único que habló.

 

 

 

—No puede ser posible.

Notas finales:

Perdonen por no actualizar, estaba ocupada terminando mis traducciones, pero aún así, este capítulo recompensa bastante dado que tiene el doble de contenido de lo que tendría un capítulo normal. Tiene casi 4000 palabras.

Portada del capítulo.

¡Gracias por leer!


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