Mientras pruebo el nuevo videojuegos en la consola, se me hace imposible no escuchar los gemidos que provienen de la habitación de al lado.
-Hoseok eres un maestro- Rio para mí mismo.
Pocos minutos después los veo entrar a ambos bastantes sonrojados al living.
-Jimin, puedes sentarte por ahí- Le dice mi hermano al otro chico, apuntándole un pequeño sillón al lado mío.
El muchacho asiente y se sienta junto a mí.
Él parece estar muy tenso. Yo lo miro de reojo. En realidad es bastante lindo y tiene una cara de ¿Qué-mierda-estoy-haciendo-aquí?
-Hey, hey- Le susurro por lo bajo.
Él voltea a mirarme y yo le hago unas señas con los dedos como diciéndole que tiene sucio los bordes de los labios.
El chico me mira horrorizado y con la manga de su chaleco, rápidamente se limpia.
Yo comienzo a reír a carcajadas.
-No tenías nada, sólo quería confirmar que tuvieron sexo oral.
-¡JUNGKOOK!- Hoseok me grita enojado. Se me había olvidado que él seguía ahí.
-Lo siento hermano- Pronuncio con fingido arrepentimiento, ganándome unas miradas despectivas de Jimin.
-Oh! Jungkook mira la hora que es- Dice Hoseok alarmado, mientras sale del living.
-¡Hermano! Es muy tarde- Le contesto mirando el reloj de pared- Eso es por andar…
No alcanzo a terminar cuando unos hombros golpean mis brazos.
-¡HEY! ¡Duele!- Le grito al chico a mi lado, quien sigue golpeándome con sus hombros por todo mi cuerpo- ¡Baboso, me hiciste perder el juego!- Le recrimino golpeándolo del mismo modo que él.
-No peleen- Indica mi hermano, entrando nuevamente al living con un gran bolso entre sus manos.
Se acerca a nosotros y deposita un breve beso en mis labios.
De reojo puedo notar como Jimin se queda sin aliento.
De seguro debe estar pensando lo peor de nosotros.
Casi al instante Hoseok se acerca a Jimin y baja su rostro a la altura de la cara del otro.
-Sean buenos amigos- Le dice acariciando su cabello. Luego baja sus manos y toma sus mejillas, acercándolo a su rostro y dándole un suave pero profundo beso.
Se aleja y puedo notar como Jimin baja la mirada avergonzado.
-Jungkook estaré de vuelta como a las 10- Pronuncia Hoseok dirigiéndose a mí y el otro chico levanta su rostro rápidamente.
-¿T-Te vas… Hoseok?
Mi hermano asiente.
-Sí, lo siento, nos vemos otro día- Le responde culposamente, mientras se dirige hasta la salida.
Abre suavemente y cierra del mismo modo, dejándonos solos en el interior del apartamento.
-Okey, me voy- Dice Jimin levantándose de su lugar y dirigiéndose hacia la puerta.
-Se nota que no sabes nada de Hoseok- Le digo abruptamente haciendo que se detenga en el acto.
Él se voltea y me mira con una confusión total.
-¿A qué te refieres?
-Si lo conocieras, no preguntarías si se va. Es más. Ni siquiera sabes a donde va.
Jimin vuelve a mi lado, apagando la televisión y la consola. Me sorprendo, pero decido no detenerlo.
-Entonces dime, ¿A dónde fue Hoseok?
-A trabajar- Le contesto vagamente mirando hacia otro lado.
-¿Hoseok trabaja?- Me responde notablemente sorprendido.
-¿Cómo crees que se mantiene entonces?
-Pensé que lo mantenían…
-Menuda mierda de novio se gasta- Digo esto último casi sin pensarlo, pero me arrepiento al instante.
-No soy su novio…- Dice bajamente, mientras desciende su rostro.
-Lo siento- Me disculpo, sintiéndome realmente culpable- A veces se me olvida que debo cerrar la boca, no todos nacemos con las cualidades de Hoseok.
-No importa- Pronuncia suavemente mientras me toma de las manos- Yo realmente no sé nada de Hoseok, ¿Podrías, por favor, hablarme de él?
Me asombro ante sus acciones, pero decido darle una oportunidad. Se nota a leguas que es un buen chico.
-¿Qué quieres saber?- Le pregunto presionando yo esta vez sobre sus manos.
-¿En que trabaja? Y ¿Por qué trabaja?
Suspiro pesadamente. Hoseok me mataría si sabe que estoy contándole estas cosas.
-Trabaja bailando…
-¡Es un vedette!- Grita sorprendido y un sonrojo se apodera de sus mejillas- Bueno, tiene un cuerpo espectacular, así que no sería raro.
Me rio como loco.
-No…- Vuelvo a reírme- Trabaja bailando en la calle, es así como, un artista callejero.
-¿Y gana dinero así? Debe ser muy poco.
-No te creas, Hoseok baila genial, es todo un espectáculo. Otra de las cualidades de mi querido hermanito, que por desgracia, tampoco heredé.
Él parece sorprenderse nuevamente.
-Y trabaja porque…- Decido continuar respondiendo sus preguntas- Trabaja porque es la única manera que tiene para sobrevivir. Nuestro padre murió cuando éramos pequeños y sólo nos quedó nuestra madre y ella…- Me detengo un poco. Hablar de mi mamá siempre me pone al borde de las lágrimas- Ella es una borracha de mierda, que nunca se ha hecho cargo de nosotros, yo he dependido de Hoseok desde que tengo memoria. Así que sólo imagínatelo. Y eso que Hoseok es sólo tres años mayor que yo…
Sin poder evitarlo las lágrimas comienzan a correr por mi rostro con desespero.
-A veces ella se emborrachaba o se iba de parranda dejando el cuartucho en donde vivíamos, cerrado. Y yo quien acompañaba a Hoseok, él, que se desgastaba bailando en las calles para ganar algo de dinero, nos quedábamos fuera y debíamos pasar la noche en las paradas de autobuses.
Jimin entonces, suavemente agarra mi espalda desnuda y me abraza a su cuerpo.
-¿Qué edad tenían?- Me pregunta dulcemente al oído.
-Yo seis y Hoseok nueve años.
-Eran unos niños…
-Hoseok no… Él siempre ha sido un hombre. Él tuvo que crecer tan rápido. A veces siento lástima por mi hermano, pero me retracto al instante sabiendo que él odia, que sientan lástima de su persona. Hoseok nunca llora.
-¿Nunca llora?, ¿Cómo puede ser verdad?
-Aunque no lo creas, sólo recuerdo vagamente en mi mente, una sola escena de Hoseok llorando. Fue cuando él iba en su último año de primaria, unos chicos siempre se burlaban de sus dientes. Él a menudo se siente a disgusto sobre su cuerpo, se siente débil, ya que se cansa con facilidad.
Jimin me suelta de su agarre y observo como aprieta los puños con rabia.
-¿Cómo puta madre es eso posible? Hoseok es hermoso…
-Lo sé, pero el resto del mundo parece nunca darse cuenta. Nadie se enamoraba de Hoseok por su apariencia. Ahora que es tan guapo, no acepta a mucha gente en su vida, por todas esas malas experiencias, él aprendió a vivir lleno de caparazones que cubren su frágil y verdadero yo.
Él chico que está en frente de mí, se ve sumamente emocionado. Parece que quiere decir algo, pero su boca se abre y cierra constantemente, no dejando salir una palabra.
-Es por eso que me sorprende que te trate con tanto afecto.
Sonríe ante mi frase y la curva de sus labios tiembla, indicando que en cualquier momento se pondrá a llorar.
Haciendo un gran esfuerzo, finalmente habla.
-Quisiera ver cómo trabaja…
Yo asiento, sonriendo feliz de que alguien esté interesado en mi hermano.
-Lo cierto, es que sólo llegué hoy a Seúl, no conozco nada de nada. Pero él me dijo que estaría trabajando cerca del mercado central, en frente, ¿Sabes dónde queda eso?
Él asiente fervientemente.
-Si lo sé, vamos a verlo.
Me paro dirigiéndome a la habitación de Hoseok, donde saco algo decente que ponerme de las maletas que he traído.
Cuando ya estoy listo, paso por el living haciéndole unas señas a Jimin, quien sigue ahí.
-Vamos. Si queremos verlo, tenemos que apurarnos.
POV Jimin
Estamos a pocas cuadras de llegar al lugar donde “supuestamente” se encuentra Hoseok.
No me gustaba mentir, pero antes había pasado a casa para decirle a mamá que iría con un compañero de clase a comprar unos materiales para la clase de artes al mercado. Ella casi no me deja ir, argumentando que pronto se pondría a llover. Finalmente y con mucho esmero, logré convencerla.
-¿Queda poco?- Oigo como me pregunta el hermano de Hoseok a mi lado.
-Sólo hay que doblar en esa esquina.
Mi corazón palpita con fuerza y la verdad, es que no se la razón.
Entonces doblamos y…
Hoseok está ahí.
Un montón de gente está reunida en torno a él. Las personas se abrazan a sí mismas, tiritando de frío, pero no les importa. El chico guapo que baila al ritmo de “Chris Brown” ha capturado toda su atención.
Él luce un atuendo brillante, que hace resaltar más aun su esbelta figura.
Tiene un sombrero delante de él, el cual en un tiempo mínimo se llena con una abundante cantidad de billetes y monedas.
De vez en cuando se detiene un poco, tomando el sombrero y vaciándolo en su bolso que tiene a un costado.
La gente aplaude como loca.
Termina una canción y unas colegialas aprovechando la oportunidad, se acercan a Hoseok y le piden una foto.
Él gustoso acepta y sonríe, mientras abraza a la chica más cercana.
Los celos recorren mis venas y Jungkook parece notarlo.
-Tranquilo… A él no le gustan las chicas.
Una nueva canción y Hoseok vuelve a bailar.
Sus caderas moviéndose al ritmo de la música que fluye a través de un menudo parlante, mientras sus manos delinean la forma de sus abdominales.
De repente me siento en trance.
Y es que Hoseok parece un sueño, un sueño del que quisiera no despertar.
Sonríe tan hermosamente, que me pregunto, si su hermano me mintió diciéndome cosas tan tristes de su vida, siendo que se veía como la persona más feliz del mundo. Hoy me ha mostrado tantas facetas de él, que sinceramente jamás me imaginé ver.
Estoy como en un ensueño, viéndolo embobado, cuando de repente la magia se rompe.
Comienza a llover.
Las personas reunidas, rápidamente se dispersan y corren gritando.
Hoseok mira hacia el cielo y tarda mucho tiempo en asimilar la situación. Cuando lo hace, corre a recoger el sombrero con dinero y su bolso. Su parlante se ha mojado demasiado.
Las tiendas que estaban por cerrar, finalmente lo hacen.
Hoseok se refugia debajo de un pedazo de techo sobresaliente, el cual apenas lo cubre de mojarse. Ya no hay nadie en la calle. Hoseok se encuentra solo.
Lo veo sentarse en el suelo y esconder su rostro entre sus rodillas. Su espalda se agita levemente.
-Hoseok está llorando…- Digo queriendo dirigirme a él, pero sólo avanzo unos centímetros, ya que Jungkook me detiene.
-No sientas lástima por él… No le gusta.
Jungkook me mira tan fríamente que me dan ganas de golpearlo. Me arrastra fuera de ahí y lo último que veo de Hoseok es su cuerpo agitándose entre la lluvia.
Puedes gustarme sólo por hoy… Hoseok.