El Rey y el Príncipe
La azotea
Querido diario:
Esta mañana me desperté más temprano de lo normal. La verdad es que no pude dormir en toda la noche, más que por ratitos. Estaba muy nervioso ¿sabes?
Como me levanté temprano, me vestí para ir a la escuela y desayuné antes: pero mi mamá me echó de casa porque dijo que sólo estaba dando vueltas en la sala como loco y que la desesperaba.
Total, me fui a la escuela. Nunca había ido y encontrado el camino tan solitario. Sólo encontré a algunos alumnos que iban a algún entrenamiento del club por la mañana. Ellos corrían, yo arrastraba los pies y bostezaba. Y es que tenía mucho sueño, pero al mismo tiempo, no me podía dormir. Aun así, me dormí un rato en mi pupitre antes de que llegaran mis compañeros.
Takuma me despertó cuando llegó. Así que no tuve problemas por eso con el maestro. Pero si con la atención. No sé qué vimos hoy, ¡no me enteré de las clases! Mi maestro parecía que sólo decía: “bla, bla, bla”. Por más que me quería concentrar, no podía. Me pasé todo el primer periodo viendo el reloj. Y entre más avanzaba, más nervioso me ponía. Me sudaban las manos y sentía como un hueco en mi estómago.
Cuando al fin sonó el timbre del receso y estaba a punto de correr a la azotea, mi maestro me pidió que le ayudara a llevar unos libros a la sala de maestros. Y es que, ya sabes, soy el jefe de grupo, así que no me pude zafar. Y luego, me preguntó sobre la secundaria a la que quiero ir. Me dieron ganas de decirle que no quería ir a ninguna y que me dejara en paz. Pero no podía y dejaba de hablar.
Y el reloj avanzaba más y más.
Estaba más nervioso entonces, porque pensé que Zero estaría esperándome y yo no llegaba.
“Sensei” le dije a mi tutor “quiero ir a comer”
Mi maestro se disculpó por quitarme tiempo de mi receso. Y entonces, sí, salí de la sala de maestros para correr a la azotea. Casi me caí dos veces, es que los escalones están muy raros. Cuando llegué a la azotea, todo el discurso que había pensado para hablar con Zero, se me olvidó. Así que, cuando lo vi de espaldas a mí, mirando hacia el patio de la escuela con una mano apoyada en la reja que rodeaba la azotea, no supe que hacer para llamar su atención.
Me puse mucho más nervioso. Y mientras pensaba que podía decirle, y como pedirle perdón por llegar tarde, Zero se dio la vuelta. Me miró y yo a él. Creo que él también estaba nervioso porque se quedó callado por un momento.
“Pensé que no iba a venir, senpai” me dijo y desvió la vista, ¿sabes? Creo que se le pusieron rojas las mejillas. Y entonces, agarré valor y le dije: “Claro que iba a venir. Pero ese que sensei me pidió que le ayudara…” y toda la historia que ya te conté.
Zero me escuchó hasta que terminé y luego, me sonrió “Que bueno, senpai, creí que estaba enojado conmigo”
“No podría enojarme contigo, Zero” le dije por su nombre y él pareció sorprendido, de nuevo desvió la vista. “¿Te molesta que te diga por tu nombre” le pregunté y él dijo que no, pero que no lo esperaba. Es que decirle Kiryuu kun, no me gusta mucho, me gusta más su nombre de pila. Es más bonito ¿verdad?
“Es normal ¿no?” le dije y él me preguntó que qué era normal. “Que te diga por tu nombre, si eres mi novio” “¡¿Novio?!” Creo que lo asusté cuando le dije eso pero, ¿no se supone que cuando dos personas se gustan, entonces se vuelven novios? Eso es lo que he visto en los dramas de mi mamá y en las películas.
“Sí, vamos a ser novios ¿verdad, Zero?”
“¿Podemos serlo, senpai?” me preguntó “mi maestra dice que novios son cuando una niña y un niño se gustan”
“Pero me gustas tú. No me importa que no seas niña. ¿A ti te importa que yo no lo sea?”
Zero negó con la cabeza y luego, volvió a sonreírme “Entonces, ¿está bien que me gustes, senpai?”
Le dije que sí, porque él a mí también me gustaba. Y entonces, nos sentamos juntos a comer el almuerzo. Bueno, era la idea, pero a mí se me olvido en el salón. Todo por culpa de sensei. Pero Zero es tan amable y lindo que me dio del suyo. Fue divertido. Él es tan bonito, no podía dejar de verlo y también tiene una voz muy bonita, quería que hablara todo el tiempo así que le hice muchas preguntas.
Me enteré que le gusta el color azul, y el ramen. Que va al club de tiro con arco y que es el mejor de su curso en matématicas. Que tiene un hermano gemelo, que no ha de ser tan bonito como él, y que vive con sus papás a dos estaciones del tren de la escuela. Yo también le conté sobre mí.
Y luego, cuando la estaba pasando mejor, sonó el timbre y tuvimos que volver a nuestros salones.
Le pregunté si nos podíamos ir juntos a la salida, al menos lo podía acompañar a la estación. Pero me dijo que tenía que ir a su club, así que no podía. “Entonces, ¿qué tal si almorzamos mañana también juntos?” le pregunté y él dijo que sí.
Así fue mi encuentro con él. Desde hoy, ¡tengo novio! Recuérdame la fecha, porque siempre se me olvidan los cumpleaños, y no quiero olvidar el cumpleaños del día que empecé a salir con Zero.
¡No se te olvide!
Bueno, me voy, le preguntaré a mi mamá como se hacen las salchichas en forma de pulpo, le diré que me ayude a hacer unas mañana temprano. Me toca darle algo de mi almuerzo a Zero. ¿Crees que mi mamá me ayudará? Espero que sí.
Luego te cuento si pude hacerlas.
¡Adiós!
Kaname.