Capítulo No. 6
-¿De qué te ríes tanto?- sin respuesta. Otra risilla. -¿Qué es eso?
-Nada…- respondió distraído en la pantalla. Otra sonrisilla…
-Tetsuya, ¿qué es tan gracioso?
-Nada… es… una tontería….
Hacía rato que Tetsuya jugueteaba con el celular en sus manos y sonreía de manera boba. El aparato comenzó a pillar dándole entrada a un par de mensajes que hicieron que al bajista se le escaparan unas cuantas risillas más.
-¿Mensajes de tu noviecito...?- Hyde utilizó el tono más burlesco que conocía. Pero Tetsuya lo estaba ignorando. -Yo siempre creí que los mensajes de Gacchan te sonrojarían…
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! ¡¿Quién?!- se sorprendió tanto que casi arroja el celular. Se había levantado de golpe del sofá, como si hubiera sido lanzado con un par de resortes.
-¡¿Entonces es cierto? ¿Gacchan y tú están juntos?!- Ahora fue Hyde quien casi se cae de la silla.
-Hyde, ¿cómo te enteraste, quién te lo dijo? Se supone que nadie sabe sobre esto…- preguntó desesperado. -Si tú lo sabes, eso significa que ya todo el mundo se enteró y entonces…
-Tetchan… Tetchan… tranquilízate, no es que lo sepa todo el mundo…- dijo divertido. Había olvidado lo histérico que podía llegar a ser su amigo.
-Pero, ¿Tú cómo te enteraste?
-Bueno, hace unos meses, durante la fiesta que ofreció Morrie-san, alguien los vio…- pensó en la manera más apropiada de decirlo. –Ya sabes, muy… cariñosos…
-¡Dios! Lo sabía, lo sabía, no debí ser tan impulsivo, yo sabía que…
-Tetsu, basta. No te preocupes tanto…
-Hyde, yo no… no fue mi intensión… yo… yo jamás pretendí que algo pasara entre Gacchan y yo… yo…
-¿Gacchan?- no pudo evitar sentirse extrañado, tal vez un poco celoso. Es decir, desde siempre había sido asediado por ambos y ahora ellos… ellos estaban… ¿juntos? Cuando lo escuchó de Ju-ken, aunque le creyó no cayó en cuenta de lo que eso significaba, hasta ahora.
-Hyde, si esto te molesta, si te incomoda de algún modo, te lo juro, terminaré con todo en este preciso momento, yo…
-Tetchan, respira… respira profundamente, ¿sí? Tranquilízate… - si no fuera porque su amigo realmente parecía estar mal, se habría carcajeado de esta escena.
Tetsuya hiperventilaba, respiró profundamente, y se dejó caer de nuevo en el sofá.
-Lo digo enserio, Doiha.
-Pero qué tonterías estás diciendo. Yo me alegro mucho por ti, por ustedes, de veras… es sólo que me sorprende un poco, porque según recuerdo, ustedes no se soportaban, eso es todo…
-Yo…
-¿Hace cuánto que están juntos? ¿Por qué no me habías dicho nada?- Hyde le interrumpió. Le hablaba sonriente, emocionado. Y era verdad, se sentía feliz por ellos. Era sólo que…
-Bueno, supongo que todo empezó ese día, durante la fiesta de Morrie-san.- comenzó Tetsuya un poco más relajado. –La verdad, yo no estaba tan seguro, pero… si te soy sincero, me gusta mucho estar con él… me hace sentir…
-Importante…- terminó Hyde por él. Tetsuya asintió.
-Tengo miedo, Doiha. Todo esto va muy rápido y…
-Sólo déjate llevar, Tetchan. Deja de pensar, y comienza a sentir… que el mundo no te importe, mereces ser feliz, Tetsu…- Hyde bajó la mirada un poco apenado por lo que iba a decir. –Fueron precisamente esos miedos los que acabaron con lo nuestro, Tetchan. No permitas que te roben tu felicidad de nuevo…
-Hyde…
-Fue el miedo al qué dirán lo que te obligó a casarte con Sakai-san. Por el miedo a tu familia embarazaste a tu esposa. Fue el miedo a la disquera lo que hizo que me alejaras de ti…
-¿Tú lo sabías?- preguntó sorprendido y avergonzado. No sabía que Hyde estuviera enterado de todo.
-Ken me lo contó hace tiempo…
-Yo quería decirte, pero…
-No importa. Eso es pasado. Ahora sólo concéntrate en el presente, ¿de acuerdo?
Tetsu asintió. Pero en ese momento sintió la necesidad de hablar, una pequeña espinita que no le dejaba y de la que no había podido hablar con Gackt. -¿Sabes? Ayana se mudó y se llevó a mi hijo…
-No veo el problema, puedes recuperarlo. Sakai-san no es tan mala, vuelve a hablar con ella, lo arreglaran de algún modo, ya verás…
-Pero…
-Que eso no te impida ser feliz… además no es sólo tu felicidad, Tetchan, también es la Gacchan….
Tetsuya asintió. Hyde tenía razón, él había pasado la vida pensando en todos, siempre había hecho todo lo que sus padres dictaban, lo que la empresa quería, lo que la sociedad esperaba de él. Nunca pensó en sí mismo. Y ya era hora…