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Debilidad de un Deseo Reprimido por ruru_san

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Notas del capitulo:

¿Alguien lee esto? x'D

Dioses, andaba con el pendiente de que me había atrasado dos semanas... Osea, tengo los capítulos, pero no me había hecho el tiempo para pulirlos. No vi cambios ni en el contador de lecturas y pues ya no me presioné y dejé pasar las semanas :'D y así con la vida~

III. De como NO abrir nuestros corazones

 

Andou desconocía a donde era que su madre vivía… La zona donde se encontraba el asilo era tranquila, llena de árboles, poco movimiento y ¿por qué no decirlo? Bastante elegante para el tipo de barrios que podían encontrarse en Tokio para la clase media en ocasiones. Fue evidente que el jefe de Yuuto deseaba preguntar algo, pero se abstuvo aun cuando se detuvieron frente a una enorme casa de bonita fachada y el letrero que rezaba el nombre de la residencia para personas de la tercera edad.

Yuuto bajó del auto con el bolso de su madre al hombro y más demoró en repasar mentalmente las disculpas que le debía a esta, que lo que tardó en salir de la habitación dejándola a ella… entristecida, pero sonriéndole y alentándole a pesar de todo. El aliento y los ánimos poco le duraron.

-Joven Shinji, espere un momento.

Esa voz a sus espaldas le hizo detenerse justo antes de salir a la calle… Nuevamente debía disculparse por su retraso con los pagos de la mensualidad. Ahora tenía un buen empleo, la casa de su madre debía venderse pronto… no volvería a tener atrasos.

-Hay una gran lista de espera y en verdad hacemos lo posible por ayudarle a usted y su madre, joven. – La señorita, quizás unos años mayor que él sonrió, tal vez en un intento por suavizar sus siguientes palabras: - Pero esto es un negocio al fin y al cabo.

* * *

- ¿Cómo está tu madre?- Preguntó Andou una vez volvió al auto. No estaba seguro de que de verdad le interesara saber, no cuando no despegaba la mirada del teléfono móvil en el que tecleaba con urgencia.

-Bien… tal vez algo triste. – Admitió haciendo lo propio para comenzar a revisar la agenda para el día siguiente en Fukushima. – La próxima semana le haré una visita de verdad.

-¿Nadie más viene a visitarla? – Y entonces si el economista guardó el móvil dentro del bolsillo para cruzarse de brazos dirigiendo su mirada hacia el menor que parecía presionar con fuerza los dedos contra la tableta electrónica. – Parece un lugar caro… - Comentó al notar que no recibiría respuesta a su primera cuestión. - ¿Lo es?

-Un poco… - Yuuto se encogió de hombros.

* * *

Fue una agradable sorpresa el descubrirse disfrutando de la cena y baile en el Tofuya Ukai. Ryosuke Andou era alguien en verdad simpático cuando se lo proponía, todos se acercaban a estrecharle la mano y su jefe se encargó de presentarle a la cantidad suficiente de personas como para que no se aburriese y pudiera entablar conversación casi con cualquiera, le había presentado como su asistente y viejo amigo de escuela. De hecho, fuera de un baile de rigor con la esposa del director de la compañía con la que trabajarían y un cruce de palabras con algunos inversionistas… Andou parecía haberse tomado la noche libre.

-Tenías cosas pendientes para esta noche y aún así me hiciste el favor de acompañarme. – Le dijo su jefe en una ocasión en que se encontraron cerca de la mesa de bebidas. Él tenía un ponche en mano, no era del todo tolerante con el alcohol como Andou parecía serlo al llevar un vaso de algo que creía podía ser whiski con hielo. – Gracias.

-En realidad no esta siendo desagradable.

-Si, tienes razón. – Respondió el mayor dando un largo sorbo que Yuuto casi podía apostar que en su caso le habría desgarrado la garganta. – Tengo que admitir que estaba estresado.

-¿Por qué? Estoy seguro de que podrías haber encontrado un acompañante con tan solo haber llamado a alguno de tus amigos, Andou.

-Me refería al señor Takei, nuestro cliente de hoy. Me estaba preocupando no encontrar alternativas para salvarles de la bancarrota. – Explicó, pero le fue difícil ocultar una sonrisa burlona al notar que Yuuto se había avergonzado por haber malinterpretado su comentario en un inicio. – Aunque no lo creas, de verdad que de vez en cuando pienso en trabajo y no solo en la posibilidad de tener asegurado a alguien para pasar la noche.

-¡Serás! En serio no sé cómo te las arreglas para tener tiempo para todo.

-Me las arreglo tan bien cómo tú por lo que veo. – Los oscuros ojos de su jefe se le quedaron viendo fijamente por encima del borde del vaso del que ahora bebía ese líquido ambarino. Se tomó su tiempo para degustar y entonces agregó: - ¿Cuánto tiempo lleva tu madre en ese lugar?

¿Por qué preguntarlo ahora? En todo el camino no había dado muestras de que en verdad le interesara el tema y ahora… ¿A qué venía esa conversación?

-Un año…

-¿No eres muy joven para tener una madre que requiera de vivir en un… en una residencia? – Ryosuke se corrigió justo a tiempo, llamar “asilo” a ese tipo de lugares era lo más común, pero justo ahora le parecía un poco insultante.

-Mi madre nunca se casó… - Fue su turno para beber ponche y meditar si realmente deseaba hacer esa clase de confesión a alguien con quien tenía una relación meramente laboral. Tragó y entonces lo hizo… - Intentó tener hijos en más de una ocasión, sin querer una relación formal con ninguna de sus parejas… Ella tenía casi cuarenta años cuando por fin le permitieron adoptarme aun siendo soltera.

-Ah… - Ryosuke no dijo más. ¿Qué se podía decir después de todo? Igual Yuuto se negaba a mirarle y sus ojos permanecían clavados en las personas que a unos pasos de ellos bailaban. – Me alegro de que hayas aceptado acompañarme.

Eso último no haría que Yuuto se sintiese mejor luego de haber externado algo que había decidido guardarse para sí mismo. Ni siquiera con sus compañeros y amigos de banda con los que tocaba se atrevía a hablar demasiado respecto a esa parte de su vida y estos le concedían la privacidad suficiente para no tratar esos temas incómodos.

-Si Manji estaba indispuesto… ¿Por qué no invitar a la señorita esta que tenías como amante en curso? – Preguntó el asistente para enfriar un poco las cosas. Ni recordaba el nombre de la susodicha.

-Sencillo: Comenzó a incordiarme con esos asuntos de que quería saber a donde era que conducía lo que ‘teníamos’.

-Y supongo que se molestó cuando le respondiste que…

-Que a ninguna parte por supuesto. Creo que llamarme el “Más maldito de los cínicos” no estuvo tan mal después de todo.

La música cesó y los invitados volvían a sus mesas correspondientes. Yuuto miró la hora en la pantalla táctil de su móvil… Este, al igual que la tableta electrónica, eran parte del equipo de trabajo que en The Andou’s Financiers le habían proporcionado desde su primer día. Pasaba de la media noche.

-Es hora de marcharnos. Pasaré la noche en la oficina. En cinco horas debemos dar los últimos detalles del plan de trabajo que llevaremos a Fukushima. – Le informó su jefe. - ¿Y tú?

* * *

Cuando su jefe hablaba de “Dormir en la oficina” se refería en específico a que pasaría la noche en la preciosa suit que tenía en su mismo lugar de trabajo. Mientras Yuuto bajaba del ascensor en el piso en donde se encontraba su despacho, Andou continuó más arriba… Era precisamente ahí a donde llevaba a la mayoría de sus conquistas y rara vez les permitía conocer su verdadero hogar… Abeshi y el resto de empleados algo así le habían comentado y Andou nunca se ocupó de desmentir aquello.

Por su parte el asistente en su pequeña oficina, al lado del closet, tenía dispuesto un sofá cama que si bien no era tan cómodo como sus aposentos en casa, tampoco era imposible para dormir. Se deshizo del traje sastre con el que probablemente tendría que salir más tarde luego de una ducha express y entonces, en ropa interior y una playera vieja con un estampado de cierto videojuego de Nintendo, Yuuto se metió a la improvisada cama junto con el único cobertor que en el closet tenía por cualquier emergencia. Esta era una situación de emergencia.

-¿Yuuto? – Ahí iba otra vez a desgastarle el nombre su jefe, hablándole por el interfono la voz de Ryosuke se abrió paso en medio de la oscuridad. De hecho ya tenía el contestador a modo automático. - ¿Estas despierto?

-Ajá. – Él siempre le respondía de mala gana, pero lo cierto era que Andou tenía esa costumbre cada vez que ambos debían pasar la noche en la compañía… En esa ocasión en especial se abstuvo de refunfuñar y le pareció que casi tenía un esbozo de sonrisa en el rostro. La fiesta le había dejado buen sabor de boca a pesar de todo.

-¿Puedes decirme qué sentido tiene todo esto?

-Que ganes mucho dinero y nos pagues puntualmente nuestro salario a los empleados.

-Pero ya he hecho suficiente dinero como para pagarles su salario toda la vida.

-Entonces… - Hizo una breve pausa antes de hacerse ovillo con el cobertor cubriéndole hasta la cabeza. - ¿Para que puedas conseguir a la persona que desees en tu cama?

-Ya tengo a cualquier persona en cuanto la deseo.

-Entonces ya déjame dormir, Andou. No tengo ni idea de qué es lo que quieres que te responda.

El silencio volvió a reinar y Yuuto cerró los ojos. Justo ahora era que se arrepentía de su arranque de sinceridad que había tenido con el economista mientras bebía ponche.

-¿Por qué estas aquí?

La voz de Ryosuke volvió a taladrarle los oídos cuando ya pensaba que podría cerrar los ojos con toda tranquilidad.

-¿Por qué trabajas para este jefe inepto que no te da ni una noche libre para que puedas visitar a tu madre?

-Porque la paga es increíblemente buena. – Respondió el menor como supuso que debía responder a una pregunta como esa que no hacía más que meter más el dedo en la llaga.

- No te creo. – La voz del interfono le sonó a reproche y eso casi le hizo reír. – Buenas noches, Yuuto.

-Buenas noches, Andou.

Por un momento el asistente tuvo la imperiosa necesidad de hablarle de sus deudas, de su sueño de dedicarse de lleno a la música, de su talento con la guitarra, su manía de tocar en algunos establecimientos por el mero gusto y sin siquiera recibir paga la mayoría de veces. Deseaba explicarle realmente como era que ese empleo le había ayudado a no ahogarse en sus problemas, que comenzaba a ver algo de estabilidad en su vida y que ese salario sin duda… le ayudaría a estar un poco más cerca de sus metas día con día.

* * *

Ryosuke se quedó mirando la oscuridad que le rodeaba… Esa pequeña llamada al despacho de su asistente personal le había dejado inquieto. No recordaba cuando había sido la última vez en que alguien le provocaba morderse la pieza de su labio inferior con tanta insistencia… aunque hiciera daño. Por todos los cielos, hombres y mujeres, la mayoría de sus asistentes no le duraban más de un mes porque, en situaciones como esa, él terminaba siempre yendo a buscarles para encamarse con ellos… El llevar tanto tiempo reprimiéndose de ir en busca del menor suponía una muestra de que el chico le agradaba bastante.

No tenía nada que ver con las constantes advertencias de Abeshi, su mano izquierda laboralmente hablando, no… No se trataba solo de que Yuuto Shinji no mostrase signos de ser siquiera bisexual. No era solo que lo estuviera viendo como un reto… No sería la primera vez que se llevase a un hetero de bonita cara a la cama y al día siguiente este le hiciera un favor diciendo cosas como “No sé por qué sucedió esto” huyendo del lugar.

Yuuto en verdad le atraía.

El chico le era tan útil en su día a día… Si, su gato le detestaba, pero en más de una ocasión habían visto Law&Order juntos mientras intentaban terminar el trabajo en la oficina. Le rezongaba si algo no le parecía, aún si al siguiente segundo reparaba en su osadía y se quedaba en silencio solo para ahorrarse las disculpas; bromeaban y hacían uso del sarcasmo a menudo. La oficina era bastante más divertida si Yuuto andaba a sus alrededores resoplando por todo y por nada y a pesar de ello… haciendo su trabajo con eficiencia.

Le gustaba.

Y estaba seguro que a Yuuto no le era indiferente.

No sabía realmente de qué se trataba, pero comenzaba a dudar con respecto a demasiadas cosas… Él había visto las miradas del menor en el espejo y, durante una fracción de segundo antes de que él le sorprendiera, había visto en esos ojos algo que no había conseguido descifrar.

Se sentía indeciso.

Se sentía ansioso.

Normalmente se dejaba llevar por sus impulsos, era directo y brutalmente franco con lo que deseaba para poder tomarlo. Dejarse llevar por sus impulsos sería bajar los diez pisos que le separaban del despacho de Yuuto, entablar una absurda conversación con este para estrechar espacios, hacer caso omiso de su improvisada pijama armada con una playera vieja de Mario Bross y los calzoncillos que seguro el menor estaría usando como en otras ocasiones ya había comprobado, y llegado a ese punto… besarle. Tomarle en brazos, descubrir cómo se sentiría beber de la tersura de esos pómulos, de la suavidad que a la distancia presagiaban sus mejillas y constatar de primera mano que ese cabello despedía realmente ese delicioso aroma a vainilla que alcanzaba a percibir cada vez que Yuuto caminaba muy cerca de él.

Era imposible… se sentía excitado con solo tener en mente la imagen de su asistente con el torso desnudo sobre ese viejo sofá cama en el despacho de este.

¿Por qué diablos se reprimía tanto entonces?

Era fácil de responder… Tan fácil como responderle “No vamos a ningún lado” a la chica de esa mañana. Tan fácil como reconocer que dar ese paso con Yuuto era lo mismo a que la situación se prolongaría a lo sumo un par de semanas, quizás meses y después… como todos Yuuto terminaría demandándole más. Así como la antigua dueña de Waccha… no lo negaría ella le había dolido, aún ahora le dolía. Pero jamás nadie le dolería tanto como para dejar atrás su estilo de vida.

-Ni siquiera sé porque les estoy comparando… - Murmuró llevándose el antebrazo a cubrirse los ojos. Bostezó… era aburrido pensar en comparaciones si nunca había besado a Yuuto al menos.

Por segunda vez la idea de ir a buscar a Yuuto cruzó su cabeza, pero el solo imaginar cuánto era que costaba la mensualidad del lugar en donde se encontraba internada la madre de su mano derecha… Le hizo recordar cuan aferrado debía de estar el menor a su salario. De lo miserable que él mismo se sentiría de hacer que en poco tiempo perdiese su empleo por su encaprichamiento de hacerle caer ante sus deseos…

Yuuto necesitaba el trabajo.

Y al menos por ahora… Él dependía de la eficiencia de Yuuto para con la empresa.

Notas finales:

En fin~ ojalá que este capítulo merezca al menos un "¡Ey! Me esta gustando lo que leo" o algo así. De cualquier modo, ya me estarán leyendo un día de estos de nuevo~


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