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Debilidad de un Deseo Reprimido por ruru_san

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Notas del capitulo:

Creo que volví a demorarme un poco... Lo curioso es que ya solo debo pulir capítulos y la pereza me gana ó_o

IV. De como NO hacer una invitación

-¿Podrías decirme con puntos y comas por qué es que aparezco en la lista de invitados a la graduación de tu hermana? Acabo de echarle un último vistazo y estoy seguro de que no estaba así anoche.

-Porque yo te invité.

-¿Tú me invitaste? – Yuuto se obligó a entrecerrar los ojos mientras apoyaba ambas manos sobre el escritorio de su jefe, reclinando el cuerpo al frente para intentar parecer mínimamente amenazador para ese hombre que nuevamente se sumergía en cifras y más cifras en su portátil. - ¿Y en qué momento ocurrió eso que ni siquiera me he enterado?

Eran casi las ocho de la noche y, como asistente personal que era, Yuuto tuvo que pasarse casi todo el día organizando los últimos detalles de la celebración de la menor de los Andou. Kohana Andou; ‘Hana’ para los más cercanos, se graduaba en la licenciatura de Administración… y el joven asistente de verdad que no recordaba haber sido invitado por el hermano mayor de esta. Lo curioso fue que cuando llamó al hotel en el que se llevaría acabo la recepción en Kyoto no pudo más que irse para atrás… Las habitaciones estaban llenas y en todo caso eran carísimas ahí y en los alrededores.

-Sabes que no puedo darme el lujo de gastar en un pasaje de avión y mucho menos el hospedaje en el Granvia, Andou. – Replicó refiriéndose al hotel que él mismo había tenido que que reservar semanas atrás para los invitados. Debía hacerlo entrar en razón. – Esto es una locura.

-No lo es si te quedas en casa conmigo.

Yuuto no recordaba haberse sorprendido tanto desde que Andou en su nombre le dejó a cargo de la elección del hotel, de las invitaciones y el respectivo envío de estas, del pastel, la comida y bocadillos… La organización del evento al completo. Incluso en más de una ocasión tuvo que verse las caras con la futura graduada y la madre de esta…

-Decididamente no. Esta vez no. Esto ni siquiera es algo relacionado con mi trabajo.

-Necesito ayuda este fin de semana. Es complicado de explicar…

Yuuto frunció los labios y se dejó caer por fin en la silla frente al escritorio. Estaba claro que así le diera la media noche… requería una explicación. Se cruzó de brazos sobre el pecho.

-No puedo ayudarte. Sé que mi trabajo es hacer un poco de todo, pero estarás de acuerdo en que organizar directamente ese evento y encima quedarme en tu casa… - Sus manos terminaron revolviéndole el cabello con ansiedad. – Imposible…

-El día del evento habrá personal encargado de todo. – Fue hasta ese momento que Ryosuke levantó el rostro de la pantalla y por fin cerró la portátil. Parecía ser que la cosa iba en serio.

-¿Entonces para qué soy requerido?

-Todo sería más sencillo si alguien me acompaña.

El economista cruzó ambas manos debajo de la barbilla y los codos los apoyó en el borde del escritorio. El que le mirase con tanta intensidad y que su boca formase una perfecta línea recta hizo que Yuuto se sintiese extrañamente más estresado que cuando le avisaban de último momento que debía contactar y movilizar a más de diez inversores para una junta para esa misma tarde.

-¿Alguien? – El menor hizo su mejor esfuerzo para que aquella palabra fuera pronunciada exactamente con la misma entonación que el otro había utilizado. Pronto se dio cuenta de lo que hablaban y sacudió la cabeza de lado a lado a modo de negación… un gesto un tanto aniñado, pero ya sus rasgos de por si infantiles no ayudaban demasiado. – Ni hablar. Sé a lo que te refieres y aún así podrías pedírselo a cualquier chico. Siempre vas acompañado de mujeres, no sé qué es lo que ahora buscas demostrar con tus padres, pero no… No puedes obligarme, esa clase de cosas no están en el contrato y…

-A ti no se te ocurriría hacerte ilusiones. – Esas pocas palabras hicieron que por fin Yuuto guardase silencio y dejara de soltar palabras a diestra y siniestra. Sus manos se aferraron con fuerza a los posabrazos de la elegante silla donde normalmente tomaban asiento los clientes importantes de la cartera del jefe. – Tú me entiendes… - Andou suspiró esta vez recostándose perfectamente en el respaldo de su silla.- Mi familia sabe de mis aventuras, se regocijan cada vez que es una mujer la que llega a las puertas de su casa y todas ellas lo han arruinado en cuanto hemos salido de ahí. – El mayor terminó llevándose ambas manos a cubrir sus cansados ojos. – Yo ni siquiera se si quiero terminar mis días al lado de un hombre o una mujer. O si tan siquiera seré capaz de dejar de ser tan egoísta como para ocuparme de pensar en ello…

-Ya tienes treinta y dos años… - Probó el asistente. La familia Andou era por demás tradicionalista y en su mayoría jodían bastante a Ryosuke para que tomase con más seriedad algunas cosas… El matrimonio, por ejemplo.

-No puedo soportar la idea de estar ahí por un par de días y tratar de sobrevivir en el intento. – Era claro que Ryosuke no deseaba hablar de los escabrosos temas de su edad, con Yuuto ya había aprendido a irse de rama en rama con los diálogos… pero pensar que el chico de verdad caía en ese juego de palabras era subestimarlo. Ryosuke volvió a mirarle, ahora con una media sonrisa en el rostro… Yuuto prefería darle por su lado cuando se percataba de ciertos temas que le incomodaban.

Ryosuke le miraba fijo y en silencio. No pudo evitar fijarse en esos lacios cabellos de un castaño claro que podía jurar era producto de algún buen tratamiento de tintura que parecía no le maltrataba el cabello. ¿Para qué lo teñiría? Se le veía bien, pero le inquietaba que no lo dejase en ese castaño más oscuro que pocas veces había podido apreciar cuando comenzaban a notarse las raíces oscuras en su asistente. Hacía tiempo que había empezado a reparar en minúsculos detalles de Yuuto que en realidad no debían tener importancia… Y hacía ya tres meses de que el otro le hubiese confiado tanta información sobre su origen biológico, su madre en la residencia…

Su sonrisa se ensanchó al pensar en que se encontraba frente a la única persona que podría hacer más llevadera su pequeña excursión al infierno que era visitar a su familia… Estaba consciente de que eso solo podía significar que tendría que dejarle pronto.

-¿En serio dabas por sentado que te acompañaría sin replicar? – Preguntó Yuuto sacándole de su ensimismamiento. – Ya lo creo que si, porque sino mi nombre no estaría en todas partes.

-Planeaba comentártelo hoy…

-¿A una semana del gran evento? – El joven no esperó respuesta: - Igual habría dicho que no.

-Estás haciendo una tormenta en un vaso de agua.

-Básicamente para mí lo es. – Protestó Yuuto y Ryosuke no podía creerse que en realidad prácticamente le estaba rogando para que no le dejase ir solo. ¿Cuántas personas no estarían encantadas de la vida yendo con él a casa? – Pídeselo a cualquier otro u otra…

- Mi padre está enfermo, Yuuto. - ¡Carajo! Cómo le enervaba que su superior desgastara su nombre con ese tono cada vez que intentaba de convencerle de algo que en verdad no deseaba hacer.

-Mi madre también está enferma y cansada. Y no por ello te pido que compartas cama conmigo.

Los ojos de Ryosuke se abrieron desmesuradamente ante la repentina respuesta del menor… Podía ser evidente que compartirían cama para interpretar el teatro que deseaba mostrarle a su familia, pero de eso a que Yuuto hablase abiertamente de ello… había un gran trecho.

-Mi padre está a unos meses de morir. – Argumentó el mayor con las manos cruzadas sobre su regazo. Una posición relajada para que su empleado no se sintiera aún más amenazado. – Y no es que lo lamente realmente, Yuuto. Mi madre me ha estado presionando para que guardemos las apariencias una última vez, por lo menos en este evento familiar… Solo… - Ya, ¿qué más podía decirle que sonase convincente? – Tú entiendes…

- ¿El qué entiendo?

- Entiendes que difícilmente sentaré cabeza. – Por primera vez desde que lo conocía, Ryosuke Andou le pareció derrotado, en verdad sin saber en donde carajos era que estaba parado.- De alguna manera entiendes que esto es cuestión de negocios también.

-¿Negocios? – Yuuto elevó una ceja. No parecía comprenderle.

-Puedo remunerarte si te haces pasar por mi pareja. Ni siquiera estoy pidiéndote sexo y ellos dejarían de fastidiarme con el asunto de que les lleve una buena mujer a casa.

-Ni siquiera me atraen los hombres sexualmente. – Refutó el asistente casi instantáneamente. Eran esa clase de negativas las que espoleaban siempre los instintos de Ryosuke, esos instintos que le llevaban a desear hacer que el menor se tragase sus palabras. – Entiendo perfectamente que no tengas ningún ánimo en sentar cabeza, que veas a las personas como un pasatiempo y que casi nunca duermes solo y…

- Deja de poner excusas, que a mi me parece una idea genial para ambas partes…

Yuuto se puso en pie, quizás un poco indignado de que su jefe estuviera opinando por él… Frunció el entrecejo y no le quitó los ojos de encima al tiempo que rodeaba la silla en la que antes estuviera sentado. Por un momento se imaginó al lado de Ryosuke Andou, interpretando el papel de pareja homosexual con la familia de este y su rostro fue el retrato de la vergüenza… ¿Tendrían que ir de la mano? ¿De verdad le llevaría por la cintura como acostumbraba a hacer con las chicas? Nunca había visto a Andou en plan romántico con un hombre puesto que el jefe tendía a ser más reservado en esa clase de encuentros, pero… ¡Joder! Por alguna extraña razón la idea no le causaba repulsión, sino pánico. De sexo ni hablar… bien podía dormir en el suelo con tal de no compartir lecho con otro hombre y lo que era más importante: ¿Hacía cuánto que el complacerse de esa manera con alguien no le pasaba por la cabeza? Estaba más cerca de los treinta que de los veinte y no estaba seguro de haber podido complacer a ninguna chica, ni mucho menos de haber salido beneficiado durante alguno de esos encuentros. Las deudas y la cantidad de problemas que tenía encima le hacían prescindir de ese tipo de pensamientos sin problemas.

-¿Al menos puedo pedirte que lo pienses? – Insistió Andou.

-Ya lo he pensado y te he dado mi respuesta. – Respondió el chico acercándose a la puerta y llevándose consigo las esperanzas del empresario. – Me gusta trabajar contigo, Andou. Pero me gusta más que nos limitemos a los asuntos estrictamente laborales, no quiero meterme en tus problemas familiares ni mucho menos.

Y luego de ese pequeño discurso… Yuuto salió de la oficina.

Por primera vez en la vida Ryosuke sentía la frustración de ser rechazado y las uñas se le encarnaban en sus piernas perfectamente vestidas con pantalones de elegante corte sastre. No era la primera vez que Yuuto le rechazaba, pero en esta ocasión había sido más que directo… nada de irse con dobles sentidos. Si, se trataba de una invitación honesta, disfrazada de trabajo… una invitación que seriamente se pensó en utilizar a su favor más tarde. Pero Yuuto le frustraba los planes, se negaba y le ponía en su lugar sin importar si eso ponía en riesgo su puesto de trabajo… Tal atrevimiento le disgustó como nunca antes hubiera hecho desde que conoció al joven Shinji.

¡Podía asistir con el chico que quisiera! Y con esa idea fue que tomó el teléfono móvil de encima del escritorio y comenzó a chequear su larga agenda moviéndose rápidamente sobre la pantalla táctil… Diversos rostros masculinos aparecieron después de un gran repertorio de agraciadas chicas. Podía recurrir a cualquiera de ellos… pero ninguno llamaba su atención lo suficiente como para llevar acabo su plan…

Yuuto si.

Ryosuke se quedó pensando mientras fuera terminaba de caer la noche sobre la ciudad.

Yuuto podría estar ahí durante la graduación de ‘Hana’, haría menos dramático el asunto del fallecimiento de su padre… Podría pasar el mal trago mirando más Law&Order juntos en la oficina mientras terminaban el trabajo pendiente. Después de una primera noche podría sonzacarle otra y otra más y todas las que quisiera… Tal vez Yuuto ni siquiera le llegaría a demandar lo que los demás amantes que hubiese tenido. Yuuto no parecía el tipo de persona que deseaba depender de nadie y, por el contrario, a veces pensaba que le molestaba el contacto con otras personas… No le conocía del todo, pero le atraía tanto el comenzar a hacerlo. Se llevaban bien pese a las continuas protestas del menor. Quizás podría no terminar tan pronto…

¿Y si al final, después de cumplir su objetivo, su asistente ni siquiera le gustaba tanto?

Esa noche se quedó pensando en que por lo menos ya le había dejado sus cartas sobre la mesa a Yuuto. No podía ser más obvio.

Notas finales:

¿Alguien aquí que lea esto? 😝 ¿Alguien? En fin... Nueva entrega.

Nos estamos leyendo...


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