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Debilidad de un Deseo Reprimido por ruru_san

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Notas del capitulo:

Actualización rapidita~ <3

V. De como NO hacer lo que no se desea

 

-¿Y alguna vez has ido a Kyoto?

-No. ¿Por qué?

-Porque me parece muy idiota de tu parte negarte cuando tendrías dinero extra, esa familia no te importa en lo más mínimo y la relación con tu jefe ha sido siempre un tira y afloja que bien podrías tener con cualquier otro amigo.

-Tú no quieres acostarte conmigo y Juri tampoco, Aggy.

Yuuto consiguió hacerse con el domingo como día libre fuera de la oficina y lo aprovechó para salir de compras con sus compañeros de banda. Nada como vaguear por las tiendas de música del centro de la ciudad y fantasear con la desorbitante cantidad de equipo que podrían adquirir una vez que los tres pudieran hacerse con el dinero suficiente para probar con el proyecto de dedicarse sola y únicamente a la música. Ya estaban hartos de ser aficionados que en su momento se la vivían repartiendo su repertorio musical gratuitamente en las calles y tocando en establecimientos sin recibir paga tampoco. Algún día Deluhi llegaría a lo más alto.

-Tienes mejores piernas que mi novia, Leda. Pero ella siempre las tendrá más suavecitas. – Se mofó Aggy haciendo uso del seudónimo del asistente de la cabecilla de The Andou’s Financiers. Aggy, el bajista de la agrupación, junto con Juri, el respectivo vocalista… eran lo que Yuuto podía considerar sus amigos más cercanos. Y aun así Aggy se ganó un buen empujón de costado ante su pésima broma.

-¡Yuuto! – Se escandalizó Juri tirando del brazo del bajista para centrarlo más a la acera por la caminaban. – Casi lo arrojas al paso de los autos.

-Se lo tiene bien merecido. Estamos hablando de algo serio.

-Y tú te tendrás bien merecido ir a ese evento con tu jefe y todos los que él quiera si nos dejas sin bajista y sin un futuro prometedor por ello. – Insistía Juri mientras retomaban el camino rumbo a su restaurante de curry favorito para terminar una buena tarde con amigos.

-Le buscaremos un reemplazo. – Espetó el guitarrista encogiéndose de hombros para restar importancia al asunto.

-Estas mintiendo. – Le retó Juri todavía en medio del sermón, pero en realidad no fue este quien le hizo guardar silencio…

- ¿Podrías buscarme un reemplazo? ¿De verdad, Yuuto? – Le picó Aggy, quien parecía no tenerle miedo al miedo ni tener la más mínima gana de cargar con las consecuencias de sus palabras.

El menor de los tres no pudo más que sostenerle la mirada por algunos segundos antes de volver a empujar a su amigo, esta vez con el hombro, para pasar por delante de esos dos y abrirse paso por fin en el establecimiento que buscaban. Aggy sabía perfecto que les sería más fácil encontrar por fin un baterista que se quedase de manera estable en la banda, antes que intentar buscarle un reemplazo a cualquiera de ellos tres… Primero arrojaban a Deluhi por la borda antes de que cualquiera de ellos se fuera. Y bastante le jodía el que le interpretaran con tanta facilidad.

* * *

-Tu hermana insiste en que hables con ella. Lleva toda la mañana llamando y me extraña que no la hayas mandado ya al diablo por el móvil. – Abeshi, aún con la tendinitis con la que lidiaba, había tenido que presentarse ese día domingo para suplir a Yuuto… Si, parte de su plan de convencimiento con su asistente era el permitirle un día completo para él mismo. – Y ahora mismo la tengo en la línea.

-Dile que sigo en una reunión.

Ryosuke Andou era como lo opuesto a lo que eran las personas normales: No dejaba nunca nada de lado por los suyos, por su sangre. Por la familia. La propia Abeshi se pensaba que ella era una de las pocas personas por las que si tenía consideraciones y a pesar de que eso le halagaba en gran medida… Se preguntaba cómo diablos una desconocida podía estar por encima de quienes le habían dado un hogar. Bueno o malo, pero un hogar al fin y al cabo.

Abby salió del despacho de Ryosuke.

-Lo siento, señorita Hana. – Dijo Abby con el teléfono en el oído. – Ahora está realmente ocupado y no se le puede molestar. ¿Será que yo pueda ayudarte?

- ¿Abby? ¿Hoy no está Yuuto apoyándoles? – Le respondieron del otro lado de la línea. -

- Si, claro, soy Abby. No, no, por hoy no esta Yuuto aquí… ¿Es por lo de la fiesta de la próxima semana?

Hubo un prolongado y preocupante silencio que hizo que Abeshi quisiera regresar sobre sus pasos para obligar a su jefe a responder quisiera o no. Lo que a continuación escuchó le reafirmó esa necesidad:

-Puedes preguntarle por qué no ha querido venir a casa, por qué insiste en concederme solo dos horas de su valioso tiempo en un día tan importante para mi… Mi único hermano…

Abeshi casi se asfixió al escuchar la estrangulada voz de Kohana Andou prácticamente suplicándole. Era agotador y sin embargo… tanto a ella como a Yuuto les pagaban más que bien por hacer ese trabajo. Mentalmente colocó las cosas en una balanza y francamente era más sencillo lidiar con Hana que con Ryosuke en esos momentos. Abeshi lo notaba… entre más se acercaba el día de la gran recepción por la graduación de la menor de los Andou… el humor de su jefe iba de mal en peor.

Era casi como tener a un león encerrado en la oficina, uno que podía aparecer en cualquier momento para gritar y protestar, daba órdenes y volvía a encerrarse… Una conducta totalmente atípica en su superior que tendía a ser más bien del tipo de persona relajada. Abby consiguió cortar la llamada con Kohana… Llevaba años trabajando para Ryosuke y la verdad era que muy poco sabía sobre la situación que este tenía con su familia y de las razones exactas por las que no deseaba tener demasiados tratos con ellos.

La mujer sentía un enorme hueco en el estómago cuando decidió ir a recepción a por un sándwich de la máquina de alimentos y algo para beber; de parte de su jefe no había recibido más que un gruñido para indicarle que no deseaba nada de comer y que fuera ella a buscar algo.

-¿De qué son? – Ryosuke tenía siempre esa costumbre de hurtarles sus alimentos a ella y a Yuuto, justo como ahora que recién conseguía volver a su puesto detrás del escritorio exactamente fuera del despacho de Andou. Su jefe le robó el sándwich de queso y mayonesa y ella se alegró de haber pensado rápido como para subir con dos sándwiches en la mano. Ryosuke no demoró en volver a encerrarse mientras masticaba con desgano sus bocados… Abeshi simplemente negaba lentamente mientras veía esa ancha espalda perderse de vista y en automático alargaba el brazo para responder el teléfono que insistentemente reclamaba ser atendido.

En cuanto escuchó la voz del otro lado la asistente personal dejó de sonreír. El bocado se le atragantó al enfrentarse a algo que, a lo largo de los años, nunca había tenido la necesidad de enfrentar… No estaba muy segura de lo que debía de hacer. Esta vez de verdad no lo sabía… quizás habría sido mejor que Yuuto estuviese en su lugar, el muchacho tendía a tener la sangre más fría.

-Ryosuke… tu madre está en la línea.

-Dile que le llamaré más tarde. – Respondió el empresario con sequedad. Por el tono de voz que escuchó a través del interfono, Abby podía jurar que el hombre ni siquiera había despegado la mirada de los documentos que estaba revisando desde del medio día.

Abeshi pasó el recado a Hanako Andou, pero no sirvió de mucho.

-Ryosu…

-¡¿Qué?! – Explotó su jefe interrumpiéndola. – Lo siento, ¿qué sucede? – Al parecer ambos se habían sorprendido… Bajo ninguna circunstancia Ryosuke Andou trataba de malos modos a Abby, a su querida Abby que, si bien era mayor que él… era como una verdadera hermana mayor, esa que en realidad nunca había tenido.

-Tu mamá está llorando. No sé si algo ha sucedido…

Cuando él lanzó una maldición a penas entendible, la asistente no pudo hacer más que contener el aliento… frente a sus ojos la luz roja que indicaba que su jefe había aceptado la llamada, le obligó a exhalar casi dolorosamente. Al mismo tiempo se preguntaba si no habría cometido un error que pudiera poner en riesgo su empleo… el intento de amistad que con Ryosuke Andou mantenía.

La puerta de la oficina de él era de madera maciza y gruesa, poco podría hacer aunque quisiera escuchar entrometidamente… El tiempo en que ese estúpido y minúsculo foco rojo permaneció encendido le pareció eterno. Y entonces… luego de mirar con tal insistencia a la puerta y al teléfono intercaladamente y por tantas ocasiones que podía jurar que pronto comenzaría a dolerle el cuello… La luz roja por fin se apagó. Abby esperó sentada tras su escritorio... ¿El qué? No estaba segura del todo, en ese día de domingo reinaba el silencio en ese piso por completo.

¿Sería buena idea llamar a la puerta? A saber, pero ya lo estaba haciendo.

Volvió a llamar.

Nada, silencio total.

Fue entonces que llenó sus pulmones lo más posible y entró a la oficina de Andou sin permiso. Nada más poner un pie dentro y deseó no haber profanado los terrenos de su jefe nunca en la vida.

* * *

Lágrimas.

Lágrimas y súplicas que a él no le sabían a nada.

¡Eso estaba rayando en lo ridículo! Ryosuke no podía aguantar más. Primero Hana llamando a diario… ahora su madre llorando a lágrima viva.

-Hazlo por la familia, Ryosuke… Es lo único que pido por todo lo que he tenido que sufrir por ti y tu hermana…

Hana ya no era una mocosa y si deseaba formar parte de ese teatro, él no sería quien la obligaría a hacer lo contrario; pero que con tal cinismo su madre le echase en cara aquello… Era más de lo que podía soportar. Su madre continuaba argumentando que había aguantado las palizas de su padre solo para permitirles a ellos el crecer en una familia propiamente formada. Que en alguna ocasión pasó por alto que su padre le rompiese la mandíbula con tal de que ellos no se quedaran sin una figura masculina que les instruyera por el buen camino…

¿El buen camino? ¿Ese era el buen camino?

¿De verdad creían que había algo por lo que ahora él tuviera que devolverles el favor?

¿En serio su madre pensaba que él estaba mínimamente agradecido de haber tenido que presenciar aquel infierno?

Estaba hecho una furia… Por dentro la ira se lo estaba comiendo vivo, algo que no le ocurría desde que hubiese abandonado la casa familiar hacía ya unos diez años. La oficina le parecía demasiado pequeña para dejar salir todo el enojo que llevaba contenido a lo largo de los años… ¡Por toda la mierda del mundo! Era su madre después de todo, ella le había dado la vida… Era por eso que dolía tanta hipocresía. Era por ello que tantas ganas le acometían el romperle la cabeza a su madre contra una pared para tratar de hacerla entender… Lo sabía, los pensamientos peligrosos iban más allá del todo.

Vagamente se dio cuenta de que el móvil vibraba en el bolsillo del saco y no tardó en sacarlo para arrojarlo contra la pared más cercana… El aparato continuó sonando. ¿En qué momento se cortó la comunicación con Kyoto? No lo supo, pero el teléfono del escritorio también terminó estrellado contra el suelo. A un costado la portátil le indicaba que los correos electrónicos estaban comenzando a atiborrar su bandeja de entrada… ¿Serían de parte de los Andou? No lo sabía, pero por si cualquier cosa con ambas manos barrió todo lo que sobre el escritorio había… Todo. Documentos, pisapapeles, bolígrafos, la portátil, el sándwich de queso a medio comer, el café frío de la mañana e incluso la fotografía en donde Waccha y él salían haciéndose carantoñas… Todo terminó en el suelo.

-¡FUERA! – Rugió en cuanto vio entrar a Abeshi con semblante temeroso. - ¡Sal de aquí ya mismo! – Le gritó al verla paralizada en su sitio.

Pero su asistente no se movió ni un poco, con expresión de horror y los ojos enrojecidos se quedó quieta sosteniendo todavía una de las hojas de la puerta de roble. Tuvo que ser él quien saliera del lugar yendo directamente al ascensor… Iría a su suite. Más tarde le explicaría… Debía hacerlo. No le gustaba que precisamente Abby le hubiese visto así.

No llevaba ni dos pisos arriba cuando se dio cuenta de todo… Pero para cuando llegó a lo más alto del edificio, a esa habitación de lujo donde tenía una panorámica preciosa de la ciudad… Se vio incapaz de salir del metálico cubo. Ryosuke se encontraba en un rincón acurrucado, abrazándose a sí mismo y pensando en que… Abby podría haber sido su madre hacía veinticinco años, mirando aterrorizada a su padre. Solo que esta vez… era él quien había causado la conmoción, el desastre… era él quién había reducido a su única amiga a una fragilidad tangible que no demoraría en romperse por esa desgraciada impresión.

Sus demonios internos se escabulleron de sus ojos en forma de lágrimas calientes.

Lo que venía negándose a reconocer se hacía una realidad frente a sus ojos reflejados en una de las metálicas paredes que le devolvía su imagen. Estaba volviéndose como su padre.

* * *

-Abby, no te entiendo. Deja de llorar…

Hacía ya algunos minutos que Yuuto había tenido que interrumpir su plato de curry para ir a atender la insistente llamada de su compañera de trabajo. Le pareció una grosería atender frente a las curiosas miradas de sus amigos, pero ahora estos le miraban confundidos a través del cristal de la ventana que daba a la calle.

-¿Ha ocurrido algo? – Fue Juri quien terminó saliendo en su búsqueda y le colocó una mano sobre el hombro. Con un ligero apretón le dio a entender que tanto él como el comilón que desde dentro les observaba sin dejar de devorar su cena… estarían ahí para él si les necesitaba.

- No lo sé… - Se sincerizó el guitarrista. Pero justo cuando tuvo la intención de volver a preguntarle a la mujer con la que llevaba laborando hombro a hombro por más de cinco meses… Sus siguientes palabras le dejaron marcando ocupado.

-Yuuto… Tienes que acompañar a Ryosuke a ese viaje a Kyoto. Si él te lo ha pedido con tanta urgencia… es por algo. No lo hagas por él, ni por todo el dinero que él pueda ofrecerte. Acompáñalo y hazlo por mí, alguien que de alguna manera ya te tiene en alta estima.

La comunicación se cortó y entonces Yuuto no supo exactamente qué era lo que más le preocupaba de esa extraña llamada. La nerviosa y estrangulada voz de Abeshi o… esa rarísima sensación de que algo realmente malo estaba por ocurrir.

 

Notas finales:

Y hasta aquí queda el capítulo. Esto es curioso... las lecturas crecen y ni un solo comentario aparece por acá. ¿Los lectores de A.Y. se han vuelto realmente perezosos? :')

Nos leemos... yo espero que pronto ;)


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