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El precio de mi deseo por Mokona negra

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Notas del capitulo:


Hello, it’s me…(le tiran un nokia por derechos de autor y la mala broma) cofcofcof, perdón, eso de alucinar por infecciones no deja nada bueno. Como sea, espero que no les moleste el capitulo corto, pero quería darle algo de emoción a esto (según yo) sin más que decir, disfrútenlo! 


Advertencias: Esta vez están seguras XD


Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.


Eran los últimos días de verano y las lluvias no tardarían en llegar. Días despejados y cálidos como esté, eran perfectos para olvidar los problemas y las tareas de la escuela. Arthur lo había aprovechado tomando un poco de té floral de suave y ligero sabor acompañado de los dulces macarrones que guardaba hace tiempo. Sí, era un día tranquilo donde podía respirar el perfume de las rosas y contemplar las nubes pasear perezosamente en un cielo claro, mientras escuchaba el canto ocasional de aves marrones de ojos oscuros y pequeños cuerpos que se tomaban un momento y cantaban para sí.
-Era un buen día, ¿Té? -Ofreció Arthur al imponente ángel de ropas blancas mientras plegaba sus alas al aparecer de la nada frente al ojiverde.
-Con gusto lo acepto. Gracias.
-Por favor, toma asiento.
Día arruinado en un parpadeo. Eso era muy deprimente.
Arthur como buen anfitrión, no tardo en servirle un poco de la bebida caliente a Iván, que le sonreía sin decir palabra.
-¿Crema?
-No gracias.
Tomando de nuevo asiento. Arthur esperó a que Iván diera un sorbito al té.
-Delicioso.
-Gracias.
Otro sorbo.
-Y ¿Puedo peguntar a que se debe la visita tan inesperada de un ser de luz en mi casa?
-Es curioso como aparentas calma-dijo el arcángel sin dejar de sonreír desde que había aparecido.-Pero puedo notar que te eh alterado.
-Lo admito. No me agradas. A pesar de ser un ángel, una aura extraña te rodea. Una peligrosa.
-Je, bueno, en primera soy arcángel, en segundo supongo que a pocos demonio les agrado. Aunque sospecho que a Envidia y a Soberbia sí.-Decía ladeando la cabeza un poco. Como un niño que tramaba una travesura y aparentaba ser inocente.
-Bien, los dos sabemos de nuestras naturaleza, pero, aun no me has dicho tu nombre y que haces aquí.
-Oh, sí. Que modales los míos. Lo siento. Supongo que lo olvide porque yo ya te conozco.-Se aclaró la garganta con una tosecilla fingida.-Soy Iván. Un arcángel de los reinos de luz. Antes, estaba bajo las ordenes de Emily. Un Ángel guerrero que creo ya conoces.
-No la conozco muy bien.-Entrecerró los ojos arrancando los recuerdos de su “yo” antiguó. Emily era el ángel que estaba luchando con Alfred. Tenía información muy ambigua de ella.
-¿No? Oh, esta bien, te explicare con una versión resumida. Ese ángel guerrero, fue quien planeó desde destrozarte cuando eras niño, pasando por el secuestro de tu hermano, hasta la aniquilación de Alfred, a lo que me lleva a tener que intervenir.
Arthur tensó los hombros.
-Como sabrás, Emily y Alfred se enfrentaron.-Bebió de nuevo con calma. Arthur estaba en expectativa.-Y bueno, los resultados no me importan, ya que ese ángel me utilizó. Eso me irrita.-Arthur intentó tranquilizarse y controlar el impulso de hacer aparecer sus alas. Solo por sí era necesario protegerse del Iván. Al hablar, el ángel fluctuaba su energía asiéndolo peligroso. Muy peligroso.-Disculpa, me desvié un poco del tema. Así que iré directo al punto. Emily fue una idiota al final. Para darle fin a Alfred, creó una prisión que le costó la vida. ¡Puf! Polvo de estrellas.-Soltó una risita.-Aah~ pero ese demonio es muy fuerte y poco a poco esta debilitando la jaula que le contiene. Tarde o temprano saldrá. Y vendrá a buscarte.
-Sigues con rodeos.
Iván recargó su cabeza en sus manos, contemplando a Arthur de forma infantil.
-Creo que sabes a lo que vengo. A pesar de mi disgusto por enredarme en este asunto, no puedo dejar que Alfred revoletee por ahí como si nada hubiera pasado. A los jefes no les gustara saber que el sacrificio de uno de sus mejores guerreros fue en vano.
-Los seres de luz son unos quisquillosos.- Soltó restándole importancia cuando en verdad le interesaba. Tomando la asa de la taza de cristal pensó en todos los datos que tenía en cuanto a Emily, todos se los había brindado Alice. Aún así eran pocos.- Unos malditos enfermos.-Dijo con furia.
-Hehehe…Emily fue muy cruel contigo ¿Eh?
Arthur le dedicó una mirada perspicaz al arcángel. Tenía la corazonada que él podía ser como Emily…o peor.
-¿Y? .-Alzó una ceja el ojiverde.-Como Alfred desea verme ¿viniste aquí para matarme o algo por el estilo?
Iván tras otro sorbo de té miró con penetrantes ojos violeta a Arthur, ahora en verdad estaba a punto de liberar sus alas de demonio y pelear con Iván si era necesario. Él, había decidido que jamás sería de nuevo el juguete de nadie.
-¡Aah! ¡Eres muy interesante! -Soltó Iván confundiendo al ojiverde.-Demasiado como para matarte. Y bueno, te equivocas Arthur. No estoy aquí para hacerte daño. Si no por algo que te puede interesar ya que Alfred vendrá a ti directamente.
-¿De que hablas?
-De una propuesta.

Un buen día arruinado.
Arthur se había quedado inmóvil sentado en el jardín. Sus ojos contemplaban sin pestañar la botellita de cristal cortado que estaba al lado de su taza de té, el cual se había enfriado.
“… es un elixir prohibido del jardín del Edén. Contiene un jugo muy especial…”
-Sigh…
Las nubes grises comenzaron a cubrir el cielo. Se avecinaban lluvias y la temperatura descendió con un sopló fresco.
“Si te preguntas porque estoy brindando mi ayuda, es simple y ya lo eh dicho. Después de lo que hizo ese demonio, no puedo dejar que salga airoso…no quiero que pienses que te estoy utilizando, yo, estoy ayudándote. Igual y a pesar de ser un elixir sumamente codiciado e importante. Puedes derramarlo sobre este verde césped y me iré”
-Me pregunto…
Arthur vio de reojo como hadas se refugiaban en los capullos de sus rosas cuando el viento arreció. A la lejanía la lluvia caía como una cortina fresca y solo tardaría segundos en llegar a su hogar.
Estirando el brazo y tomando la botellita de cristal con sumo cuidado, sintió como la primera gota fria caía sobre el dorso de su mano, luego otra mas se perdió entre sus cabellos, otra golpeó su mejilla, sus hombros, y así, la lluvia le abrigó con un abrazo que le hizo bajar la mirada.
-Me pregunto, si tengo la fuerza suficiente para repelerle, si podre enfrentarme a ese demonio.-Ser utilizado por Alfred; como controló su memoria. Saber que peleó contra un guerrero y ahora luchaba por salir de su prisión.
Todo eso, le hacía dudar que tan fuerte era, además…
Fugaz, como un rayo que caía en la lejanía, pudo verse a si mismo cuando era pequeño, usado y atemorizado. Apretó los dientes y acercó la boca de la botella a sus labios. Había decidido no volver a flaquear.
-No volveré a ser tu muñeca.-Dijo brindando con la lluvia y bebió el elixir.

La voz furiosa de Alfred rugía en la cabeza de Arthur junto la lluvia que tenía dos días sin darle un respiro a los habitantes de la cuidad. No había rincón que no estuviera mojado y alma que no saliera de sus hogares si no fuera meramente necesario. En las calles corría agua y no dejaba de saltar de los tejados y las canaletas con chorros que gustaban salpicar. Botas de goma, abrigo y paraguas para repeler el mal clima. Era gracioso como las personas huían de lo que Arthur disfrutaba.
Saliendo de casa después de que los gritos desesperados de Alfred subieran de tonó, dejo de preocuparse por la lluvia, los malos o buenos climas y solo caminó. Empapado de pies a cabeza había caminado hasta una área verde que no conocía, era un lugar solitario en días como este, para Arthur sería perfecto. Entrando, paseó un rato por caminos de asfalto bardeados por arbustos enanos, dejando que sus pies le llevaran a donde creía que sería el sitió adecuado para un encuentro sumamente importante, ese donde vería de nuevo al demonio de ojos azules.
“plop, plop, plop”
La sinfonía de la lluvia calmaba su corazón. Había esperado lo que le habían parecido años a que la jaula de oro de Alfred cediera ante su rabia. Hoy, era el día, lo sabía a ciencia cierta.
-Puedo escucharle…-Dijo al entrar a un camino estrecho. Tomándolo, se alejó de los caminos del parque, de los arbustos podados y de las personas que caminaban apresuradas para llegar bajo techo aún más allá de los céspedes.
Su abrigo siendo una prenda empapada pegada a su piel pasó a segundo plano cuando sintió que estaba en donde debía de estar. Bajó la lluvia que amenorizaba gracias a las gruesas ramas tupidas de hojas verdes en forma lanceada, que de vez en cuando caían junto las gotas que lograban resbalar por sus miles de hojas. Era un hermoso árbol, viejo y acostumbrado a ver tantas cosas inusuales como úsales. Tal vez, no era la primera vez que un corazón tan confundido y herido como el de Arthur fuere ahí, a sus faldas.
-Alfred.
Arthur le llamó con voz natural al tiempo que sus cabellos cambiaron a un tono rojizo.
Su forma de demonio, floreció con la lluvia restante cuando sus alas negras se expandieron, el cielo dejó tranquilo el pueblo. La lluvia cesó. Su figura de cuernos del color de carbón y su cola quieta delgada y larga con lanza afilada pareció maravillada por el coloso que tenía frente a él.
El demonio, aunque no quisiera admitirlo, se sentía pequeño.
-Disculpa, tal vez no te agrade lo que estas a punto de ver.
A modo de respuesta, las nubes grises parecieron huir con el viento, el crujir de las hojas salpicaron las alas oscuras del demonio que era recibido por una mirada lasciva.
Alfred, se quedó clavado donde estaba, contemplando al segundo.
-Por fin.-Le dio la bienvenida Arthur entrecerrando los ojos hundidos por la desagradable vista que tenía, sonriéndole con rostro sombrío.-Que malos modales tienes, has llegado tarde.
Arthur mantuvo la calma, incluso cuando el demonio de cabellos escabeche y ojos zafiro se le acercó con pasos que hacían crujir la tierra, se mantuvo quieto, incluso cuando estuvo tan cerca de quien le hirió, se mantuvo sereno, incluso…cuando Alfred le tocó con la yema de sus dedos largos su mejilla y pasó lento a su sien.
-Arthur…
Dando un paso hacía atrás para alejarse del cosquilleó que le producía Alfred al tocarlo, presumió ante Alfred su nueva apariencia.
-¿Qué te parece Alfred? ¿Te sigo gustando? -Preguntaba burlándose el pelirrojo, ante aquella mirada con una chispa de furia en Alfred.-Pasaron muchas cosas (Por así decirlo) mientras tu salías de done quiera que estuvieras.-Farfulló sin importancia.-Eres un escandaloso ¿Sabes? Fue tedioso tener que escuchar tus lloriqueos cuando esa tal Emily te encerró. Era cansado solo escucharte quejar.-Los pies de Arthur se despegaron del suelo y flotando, el rostro de Arthur se acercó al de un callado Alfred.-Solo repetías “Arthur, Arthur” y que jodidos con eso.
-¿Quién te hizo eso?
-¿Eso? Oh, te refieres a que sea un demonio.-Arthur estaba complacido con la confusión de Alfred.-No es necesario que alguien lo haya hecho. Pero si quieres un responsable, bueno…-El demonio pelirrojo acarició la barbilla e Alfred con su dedo índice, provocándole.-Ese fuiste tú, mi querido idiota.
-…
-¿No me crees? -Levantó una ceja el demonio.-Puedes leer mi mente si lo deseas.-Esperó.-¿No? Entonces…
Arthur puso de nuevo los pies en la tierra y con una sonrisa distorsionada, cubrió su frente echando la cabeza hacía atrás con su mano y tomando aire, contuvo su emoción; por que cada vez que hablaba, podía ver como Alfred parecía perder su control.
-Cuando era niño, me encantaban las luciérnagas ¿Lo recuerdas?
Alfred infló el pecho conteniéndose.
-Tu alguna vez creaste para mi luciérnagas con las llamas azules que controlas. Esas mismas que están desesperadas por salir.-Arthur dejó colgar sus brazos y miró de nuevo a Alfred. Parecía que por fin lo había entendido.-Ey Alfred, déjame mostrarte mis propias luciérnagas.
La llama carmín que danzaba en la palma de la mano de Arthur, se fragmento en cientos de lucecitas que comenzaron a explorar sus alrededores, brillantes estrellas con tinte rojo, como la sangre les rodeaban en este bello día de nubes grises.
-En verdad…-Alfred observó las luciérnagas y relajando sus hombros miró a Arthur.-Eres tú.
-Jaja, claro que soy yo…
-Arthur…
Alfred apagó su fuego, la llama azul se esfumó tal como la confusión del demonio. Su brazos se extendieron tratando de atrapar a su luciérnaga, esa que había cambiado su fulgor a un tono diferente, pero, que estaba ahí de nuevo, iluminando su camino. De nuevo.
Arthur dejó que Alfred le abrazara. Hundiendo sus ojos en su cuello.
<< De nuevo…de nuevo esta tocándome. Puedo sentir lo rápido que su calor derrite mi ser. Y pensar, que primero se veía tan confundido, desecho…pensar que me sentía tan bien viéndole de esa forma tan lamentable…pero ahora, él parece tranquilo, aún sabiendo que soy un demonio…él…él >>
-Alfred.-Susurró Arthur sin corresponderle.-¿Te gustan mis luciérnagas?
El silbido de una hoja zumbó en los oídos de Alfred mientras que su sangre salpicaba como una segunda lluvia carmín bajo la sombra de un frondoso árbol.
-Yo creo…que serían mas bellas si estuvieran acompañadas de tu sangre.

Notas finales:


Lamento dejarle aquí (la verdad no XD ). Eeemh, como han notado, la actitud de Arthur siendo demonio ante Alfred es más hostil aunque sí, sigue un tanto confundido. Por otra parte Alfred simplemente tardo un poco en aceptar la nueva naturaleza de Arthur, pero al final, bueno…ya lo leyeron. 
En el próximo cap prometo mas reclamos entre estos dos, aclaraciones y si…el final. 
¿Qué piensan que va a pasar? ¿Les gustaría una final feliz o…uno no tanto? Bueno, espero que les haya agradado ^3^ saludos!


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