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El precio de mi deseo por Mokona negra

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Notas del capitulo:

No es que haya desaparecido, pero si mi archivo donde tenia el final de la historia ( ToT se supone que lo había guardado T~T bueno ya). Como dije aquí acaba este enredoso fic.

Les agradezco que hayan leído de todo corazón y hayan aguantado mis locas ideas.

Nota:

Los personajes y la ilustración no me pertenecen, créditos a su respectivos autores.

...

 

"-Tonto, yo no te dejare.-Dijo Arthur con una sonrisa.-Yo te quiero."

"-¿No mientes?"

"-Yo no miento..."

...

Al abrir los ojos, una gentil sonrisa le recibió. Alice acarició su cabello y esperó a que Arthur se desperezara.

-Alice...yo, yo lo escuche.-Trató de decir el ojiverde calmado, pero se notaba que había angustia en su timbre de voz.

-¿Te refieresa a Alfred?

-...

El ojiverde se sentó al lado de Alice. Su pequeño paraíso era el mismo de siempre, solo que esta vez, las luciérnagas carmín estaban en otro lugar.

-¿Crees que soy un idiota? -Preguntó Arthur con la vista clavada en el horizonte.

-No.

El silencio flotaba con las brisas cálidas que les acariciaba con dulzura. Aquí había tanta paz y tranquilidad. Una, que por desgracia le hacia concentrarse en lo que sucedía "afuera".

-Alice, no solo le escucho cuando grita mi nombre. Tambien...puedo escuchar como se lamenta. Sé...que su naturaleza demoniaca le hizo hacer cosas horribles...

-Alto, Arthur.-Intervino Alice tomándole la mano.-Si sigues así, volverá a lastimarte. Tu otro yo y yo misma queremos que eso nunca vuelva a suceder. Por eso, "él" accedió a serle frente a todos tus males y yo, a cuidar lo que queda... de...

-¿Mi mutilada alma? -Preguntó Arthur con una sonrisa triste.-Lo sé y tambien estoy consiente de lo que acepte pero, yo...debe de haber algo en mi. Algo malo ya que, al escuchar a Alfred en la lejanía, recuerdo solo los buenos momentos que estuvo a mi lado. No hay momentos oscuros, ni lagrimas...tal vez, es por este lugar tan agradable.-Bufó divertido al darse cuenta que solo estaba buscando excusas para disculpar a Alfred.-¿Lo vez? Estoy mal de la cabeza. A pesar de todo lo que me hizo, siento pena por él.

-Arthur...¿tú le perdonarías?

Arthur negó.

-No lo creo. Después de todo. Es por eso que mi otro yo esta con él ¿No? Por que decidí...no perdonarlo. Alice. Confiezo, que aún duele cuando pienso en Alfred.

Alice entrecerró sus ojos.

-Tus demonios, puedo escucharlos, Arthur.-El ojiverde le miró extrañado.-Por eso lo eh decidido...déjame contarte los planes que murmuran.

...

Alfred observó como su sangre había salpicado el rostro pálido de Arthur. Ese que ahora presumía una nueva apariencia demoniaca.

<< Arthur >>

Al estaba débil no había podido hacer mucho para defenderse de ese golpe certero y sorpresivo.

<< ¿Por qué? ¿En verdad este demonio de tintes rojos es Arthur? >> pensaba cayendo de rodillas al césped <<Claro que lo es...yo...lo sé. No puede ser otro>>

-Creo que me emocione de más al verte.-Susurró Al sin saber sí Arthur le había escuchado.

El demonio le contemplaba con desdén. Caminando a su alrededor viéndole de hito a hito.

La mancha de sangre en su pecho iba creciendo poco a poco.

-Mm.

Arthur se detuvo frente al ojiazul y poniéndose de cuclillas para estar a su nivel buscó sus ojos.

El cielo se cubría de un gris ceniza y pequeñas gotas que no deseaban ser inoportunas en interrumpir el encuentro entre demonios, comenzó a caer dubitativa. Una ráfaga de viento alteró el baile de las luciérnagas de Arthur que acompañadas de hojas que no paraban de girar al caer, conformaban un complejo escenario. Había tantos elementos llamativos que rodeaban a Arthur pero ninguno hizo que desviara su atención.

El único espectáculo que le interesaba, era el del lastimero y herido demonio de cabellos oscuros. 

-Dime.-Arthur se inclinó un poco mas y con intención de hacer sentir más dolor a Alfred, clavó su dedo índice justo en medio donde la sangre brotaba.

-A-agh.

Alfred tensó el cuerpo al sentir como el dedo alargado de Arthur escarbaba entre su sangre y la carne fresca, aguantando.

-¿Duele? -Preguntó inocente Arthur empujando un poquito mas.-Tu cuerpo dice que sí pero, tus ojos siguen sin expresar mucho.

-¿Por qué haces esto A-Arthur?

-Por fin hablas.-El ojiverde sacó un poco su dedo solo para que un segundo, le acompañara en hacerle daño al demonio de ojos zafiro.-Aguantas bien esto.-Arthur giró sus dedos.

-Aagh, aah...

Alfred hizo un mohín de dolor.

-Ah, hacerte esto...me recuerda aquellas veces que mi cuerpo fue tomado.-Hundió más.-Me recuerda a aquellas sombras lujuriosas que no les importo hacerme daño aunque les rogué que se detuvieran. Ellos, decían cosas como "Tu interior es tan caliente", "Es húmedo" "Se siente taaan bien" .-Repetía fingiendo una voz lasciva.-Pero yo...solo sentía algo parecido a lo que tu sientes ahora, Alfred...

-A-Arthur...tú...

La larga y afilada cola de Arthur se enredó en la garganta de Alfred. La punta en forma de lanza, estaba manchada y con ella acarició el mentón del demonio ensuciándole con su propia sangre.

-No, no pienso matarte, si es lo que piensas. No es como si pudiera.-Dijo adivinando la pregunta de Alfred.- Por alguna razón, se que no puedo hacerte algo como eso. Pero mírate, ahora eres como un cachorrito. No puedes defenderte.

Arthur tenía razón, escapar de la prisión que Emily había creado, había drenado toda su energía. Le tomaría un par de horas recuperarse.

-¿Pi-piensas jugar conmigo? -Alfred reunió suficiente fuerza para tomar el brazo de Arthur. Esté, frunció el cejo curvando la boca cuando le tocó.-Je...no sabía que eras el tipo masoquista Art-

-Silencio.

Sin levantar la voz, el ojiverde detuvo las palabras de Al. El demonio le miró esperando su siguiente golpe.

Pero este nunca llegó. En cambio. El pelirrojo tomó aire y cerrando los ojos, cambio su apariencia al reunir sus luciérnagas sobre su cuerpo. Una cortina ligera de fuego paso sobre su cabello y lo cambio al rubio que Alfred conocía desde siempre. Las alas oscuras, la cola que le sujetaba el cuello y los cuernos desaparecieron.

Alfred entrecerró los ojos contemplando a un Arthur normal, a un simple humano.

<<¿Por qué cambio de apariencia de nuevo? >>

-Al...

Fue cuando escuchó el timbre bajo de su voz que el demonio se dio cuenta. Este Arthur era diferente.

-Tú...

-No te esfuerces en comprender, idiota.-Suspiró Arthur.-En un segundo lo entenderás todo.

Le dijo el ojiverde con una sonrisita y una mirada triste. Entonces, Arthur mordió su labio inferior con fuerza.

-Auch...Agh, esto...es tan vergonzoso...-Decía para si.

-¿Que esta pasando? Arthur, porque estas comportándote así? ¿Por qué tienes una apariencia oscura? ¿Por qué...?

-Shh...-Arthur colocó sus dedos manchados con la sangre de Alfred sobre sus labios.-Ya te dije que lo entenderás todo en un momento, solo.-Sus pequeños dedos tocaron el largo de la boca de Al, pintándole con un color carmín. Era un maquillaje natural que ponía algo de color a sus pálidos labios haciéndole cosquillas.-Ven...

Ordenó Arthur inclinando su rostro al de Alfred, besándole.

Era un beso con sabor a hierro. La sangre de Arthur y Alfred se mezcló con suaves movimientos.

<<Duele mi pecho duele...pero no es por la profunda herida...si no porque...>>

Abriendo los ojos como platos, Alfred sintió como su cuerpo comenzó a arder. 

...

-Arthur, tus demonios han aceptado un elixir.

-¿Un elixir?

Alice asintió.

-Un elixir del jardín del Edén. Un arcángel, ha hablado con tu otro yo y sabiendo que Alfred vendría a buscarte, decidió tomarlo.

-¿Qué significa eso?

-Tus demonios no pueden tomar la vida de Alfred, tal vez porque inconcientemente tú no no se lo permites. Es por eso, que decidió tomar el elixir para envenenar el cuerpo y la mente de Alfred...

-Espera, dijiste que no podía matarlo.

-No. No puede, pero, puede hacer que Alfred intente suicidarse, alejarse, hacer que busque el exilio. 

-E-el elixir...¿le controla? -Preguntó Arthur intentando no perder el hilo de la idea.

-Sí y si tu lado oscuro mezcla su sangre envenenada con la de Alfred, puede pedirle lo que quiera. Puede pedirle que intente entrar a los reinos de luz y que se enfrente a todos los ángeles, puede pedirle que intente arrancar su corazón con sus propias manos. Como dije, él no puede matarle en si...pero puede incitar a que Alfred...

-¿Por qué me dices todo esto ahora Alice? -Preguntó Arthur sobresaltado.

-Porque...eh decidido reunirme con Emily.-Contestó Alice entrelazando sus dedos con los de Arthur.-Decidiste que tus demonios florecieran, las semillas en ti, surgieron como flores pútridas de sentimientos oscuros, del dolor y tu sufrimiento. Pero, yo lo purificare con lo que resta de mi escencia.

-N-no lo entiendo.-Frunció Arthur el entrecejo confundido.

-Arthur. No puedes dejar a tus demonios libres. Lo sabes. Y sabes que ya lastimaron a alguien importante para ti.

Arthur encogió sus hombros. Sabía de quien hablaba Alice.

-Su toxicidad alcanzara a cualquiera si te quedas aquí.

-Yo no puedo...no puedo hacer lo que me pides. No puedo hacerle frente a Alfred, a Allistor...a mi mismo.

-Puedes.

Arthur sintió arder su ojo cuando notó como las alas ausentes de Alice comenzaban a desplegarse tras su espalda. Eran haces de luz blanca que cegaban al ojiverde. Sus cabellos largos comenzaron desvanecerse asiéndose cortos, sus ropas se desintegraban a la vez que ella rodeaba con sus brazos al cuerpo de Arthur. Era muy cálida. 

-Se que puedes hacerlo.-Le alentó.

-No quiero irme de aquí.-Protestó Arthur cuando se dio cuenta que no tenía opciones.-¡No quiero volver a sufrir! ¡Por favor Alice! ¡N-no!

-Mi querido Arthur, mezcla la nueva sangre que te brindare con la de Alfred, se "ese" quien controle a el demonio. Enfréntate a ti mismo y la oscuridad que te hostiga.

-N-no, no...por favor.-Una punzada en su cabeza le hizo lagrimear. El cuerpo de Alice se fundía en el suyo mientras sus alas, sus manos y pies se desvanecían como un copo de nieve al sol.

- Perdóname Arthur, a pesar de ser un ángel, yo tambien te engañe; te jure que estarías bien aquí y no volverías a sufrir...

Arthur por fin le correspondió el abrazo, apretando su cuerpo delgado con fuerza.

-Alice...

El ojiverde entendió que Alice solo espero el momento oportuno para que Arthur volviera a surgir ante Alfred. Sus demonios no estrían muy contentos en convivir con él, pero...no iba a permitir que aquel dolor que le había envenenado, fuera esparcido por el como un flor toxica y dañara a quien se le acercara.

-Tú, solo me curaste al estar a mi lado, por eso...gracias Alice.

Alice sonrió dejando su pureza con Arthur mientras desaparecía. La ultima parte de ella en Arthur se desvaneció y Arthur abrazó solo al aire minutos después. Su paramo y su cielo despejado cambiaron poco a poco. La sombra de un gigante y el gris le abrumaron de golpe. Sintió las gotas frías de la lluvia caer y observó como sus demonios se preparaban para tomar la mente y cuerpo de Alfred. El demonio estaba herido y sangraba. Sus manos, compartían el carmin del demonio de ojos azules. Era hora de intervenir.

...

Terminando el besó, Arthur se levantó y esperó a que el elixir que había bebido surtiera efecto en el demonio que comenzo a rasgar su garganta con desesperación de pronto. Parecía no poder respirar.

-Lo siento Alfred...no permitiré que lastimes a nadie más.-Susrró el ojiverde con una mezcla de lagrimas y dulce lluvia en su rostro.

-Ugh... ¡Argh!

Alfred se colocó en posición fetal sobre el suelo. Su cuerpo comenzó a temblar sin control y sus alas se desplegaron de golpe, retorciéndose frente a un tranquilo Arthur que observaba como su sangre recorría el interior del demonio que luchaba contra lo inevitable.

-¡¡Aaaagh!!

Un alarido demoniaco hizo que la piel de Arthur se erizara. El demonio comenzó a crear llamas alrededor de su cuerpo, cubriéndole aquí y haya. Las llamas azules evaporaban al contacto la lluvia creando espirales y nubecillas blancas de vapor que siseaban agónicas al osar tocarlo.

Alfred parecía estar bajo lluvia acida que le lastimaba y quemaba. Sus alaridos resonaron y Arthur sintió como sus piernas comenzaron a flaquear después de toparse un segundo con la vista desorbitada del demonio.

-A-Alfred...

"frss" "frss"

El demonio arqueó su cuerpo, retorciéndose, chillando, rasgando su ropa, ansioso de deshacerse de ese dolor.

-Yo...-Arthur cayó de rodillas. Solo, ya no pudo más.

<< Calma...ya lo has hecho. Y lo hiciste bien Arthur >>

Le susurró su otro yo en pensamientos.

-Pero...

<< Yo sabía que intentaría algo como esto. Ese estúpido ángel. No soy un idiota Arthur...pero, esta bien...yo, solo esperare a que me necesites...de nuevo.  Solo ten eso en mente >>

-Ar-Arthur...

El demonio clavó sus garras sobre el césped. Arthur le miró sintiendo un nudo en la garganta. Tan solo con mirarlo, sus pensamientos eran un torbellino de sensaciones que no le dejaban respirar.

A pesar de todo el mal que había hecho y le había hecho pasar. Arthur...él... con cuidado, Arthur se acercó a Alfred y le acompañó en su sufrimiento tomandolo en suregazo. El cuerpo del demonio era una braza latiente que comenzó a quemarle la piel de las manos, pero sin importarle, se quedó a su lado, tarareando la conción de un ángel que le había ayudado.

-Arthur.-Le llamó de nuevo el demonio sintiendo como su cuerpo se volvía de plomo entre los brazos del ojiverde.

 Respirar era un suplicio, hablar era una tortura, pero Alfred necesitaba aberiguar porque aquella expresión vacía y la ausencia de brillo en el iris de Arthur al ser un demonio, había cambiado por una nueva luz en su mirar ahora cuando su aspecto había regresado de nuevo a ser la de un humano.

Fue entonces que Alfred lo decidió y se adentró en la mente de Arthur atraído por su nueva luz mientras era arruyado por un lenta y dulce melodía que mitigaba su dolor. Lo comprendio todo.

Sus tormentosos recuerdos, sus tiempos felices, su encuentro con Alice y su demonio tomando el control. Alfred lo vio, rompiendo la única promesa que había mantenido hasta hoy, Alfred, leyó la mente de Arthur por primera vez antes de que el elixir del Edén le atara con cadenas invisibles. 

Despues de ver lo que guardaba Arthur en su interior, Alfed simplemente cedió. Dejó de pelear contra el élixir y sus efectos, aceptando ser encadenado. 

-Arthur, perdoname.

Pidió el demonio cuando le cortaron las alas, pagando por fin el verdadero precio de quedarce al lado de Arthur, su libertad.

...

Otoñó. El dorado de la estación había pintado los jardines con su color y los días se habían vuelto frescos.

Arthur alisó las arrugas del mantel que cubría la pequeña mesita de té que había instalado en su jardín para tener un momento de paz. Colocó la bajilla y apartó un buen libro para leer mientras el crujir de las hojas rodar al caer en el suelo le hacían compañía.

Era un momento agradable solo para él.

-Sigh.-Suspiró guardando su disgusto por ser interrumpido en su hora libre.- ¿Un poco de té?

-Gracias, eres muy amable.

-Por favor, toma asiento.

Era una especie de deja vu.

-Aquí tienes.

Arthur sirvió el té a su invitado inesperado. Iván tomó la taza de porcelana decorada con florecillas lilas en el borde y soplando con cuidado, bebió.

-Frutos rojos.-Soltó Arthur acercándose la bebida caliente para percibir el aroma a frambuesas y bayas rojas. Espero que te agrade.

-Siempre haces un delicioso té.

-Gracias.

Pasaron unos minutos en silencio, hasta que Arthur dejó su taza sin hacer ruido en su platito y mirando con detenimiento al arcángel le interrogó primero con su mirada.

-No creo que esta sea una visita de cortesía.

-Solo quería ver como era.

-¿El que?

-El que una mezcla entre un demonio y un ángel, te dieran una nueva oportunidad con Alfred.-Sintetizó Iván con una sonrisa oscura.-Es la segunda vez que lo veo. Pero no lo puedo creer. Es, una aberración.

Arthur sonrió malicioso.

-Bueno, supongo que esto es tambien gracias a ti. Después e todo, quisieras o no, tus acciones hicieron esto posible.

Iván hizo un mohín de disgusto y luego volvió a sonreír.

-Por desgracia tienes razón. No esperaba a que esa parte de Alice que aún residía en tu interior se le ocurriera esa locura. Además, tu oscuridad lo aceptó.

-Eso es por que yo la acepte a ella.

-Pero aún sigue ahí, esperando a que alguien trate de dañarte...

-Es como una barrera.-Rodó Arthur los ojos ya que no sabía como referirse a su otra parte que dormía donde una vez él lo hizo.

-Eso me preocupa.

-¿Eso? Pensé que lo que te preocuparía era que Alfred estuviera a mi disposición.

El arcángel soltó una risita.

-Ah...tu perro del infierno. Ahora es solo un cachorro dócil y perdido. Es una lastima.

-¿Por qué? ¿Acaso querías que mi oscuridad le guiara a la destrucción de los reinos de la luz?

Iván ensanchó un poco más su sonrisa y sus ojos violetas centellaron peligrosos.

-Eso suena muy dramático y complicado Arthur. Soy un arcángel ¿Por qué quería semejante atrocidad?

Arthur tomó una larga bocanada de aire otoñal y pensó en que no todos los demonios y ángeles eran como uno esperaba.

-Lo siento. Tengo que irme.-Dijo de pronto Arthur.

-Ah, es una lastima. La conversación se estaba poniendo interesante.

-Si. Perdón.

Arthur se levantó y se disculpo de nuevo. Iván le siguió un momento con la mirada pero le retuvo al llamarle.

-Arthur.

El ojiverde se detuvo a medio camino hacia dentro de su casa.

-Esa enfermiza obsesión que el demonio llamado Alfred tiene contigo...¿Cómo le llamas?

Los orbes esmeraldas de Arthur le miraron sobre su hombro. El arcángel se había levantado y extendido sus alas para marcharse. Y antes de escuchar una respuesta, desapareció.

-¿Cómo le llamó?

Arthur sintió frio por primera vez en el día. Observo el cielo y pensó en todo lo que había vivido. Y todo aquello que podría pasar.

-Arthur.

Un calor sorpresivo le tomó de las manos. Alfred con apariencia humana, le estrechó con una sonrisa.

-Estas en casa.

Alfred le brindó una sonrisa y por un segundo, Arthur pudo ver como su aspecto había cambiado solo durante un parpadeo. Su esencia demoniaca seguia en él, latente.

-¿Qué haces afuera? ¿Estabas con alguien?

-No.-Dijo de inmediato el ojiverde.-Solo, leía un poco, pero comenzó a refrescar.

- Arthur...-Alfred tomó la barbilla de Arthur para que le mirara y le plantó un dulce beso. Arthur solo lo aceptó fingiendo que no le molestaba.- ¿Estas bien?-Preguntó después de ese momentaneó arrebato de amantes.

-Sí. Solo, ¿Alfred?

-¿Mh?

-Tú ¿Me amas?

Alfred se mostró un poco confundido por la sorpresiva pregunta del ojiverde. Pero luego, le dedicó una pequeña sonrisa y de nueva cuenta, le dio un beso corto y contestó.

-Te amo. Te amo tanto que te seguiría hasta el final de los tiempos, haria cualquier cosa por estar junto a ti.

Arthur sintió como su estomago se revolvía. Ver el zafiro de Alfred tan claro y brillante le recordó su primera orden bajo las sombras de las ramas inquietas de un árbol anciano. 

"Olvida lo que has hecho y quedate a mi lado"

-Arthur.-Alfred le acarició la mejilla con mirada preocupada.-Vamos a buscar luciernagas.-Dijo de pronto el ojiazul sorprendiendo a su pareja.

-¿Co-cómo?

-Pense que eso te haría feliz ¿Es raro? Solo fue una sensación.

-A-ah, ya veo.-Arthur cerró los ojos y hundio su rostro en el pecho de Alfred.-Suena bien...pero primero, quiero estar a solas contigo. 

<< ¿Cómo es que le llamo a este enfermizo y obsesivo sentimiento?...supongo que... amor >>

Una florecilla negra nació de estos sentimientos, crecía fuerte cada vez que Arthur sentía miedo del amor que Alfred juraba tenerle.

El precio del deseo de Alfred, se había trasmutado al destino que selló de por vida a la persona que juraba amar. Mantener a raya al demonio de llamas azules, de ojos zafiro e inmenso poder, tenía un precio, uno que Arthur había tenido que pagar.

...

...

Sus dedos entrelazados mientras hacían el amor, solo fortalecía las cadenas que el elixir había creado. Atándolos de por vida, en esta y otra.

...

...

FIN.

...

...

...

...

...

 

Notas finales:

Sip, este es el final aunque ustedes no lo crean XD así que les agradezco en verdad sus comentarios, sus votos y que hayan llegado hasta este punto.

OwO b25;b25;b25;b25;

¡MUCHAS GRACIAS POR LEER!

^3^

Nota final:

No lo veo como un final feliz y creo que abierto, ya que Arthur sigue sufriendo, pero gracias a el ultimo sacrificio de Alice puede seguir adelante. Por otro lado Alfred simplemente esta "atontado" gracias al elixir que solo se fortalece con las muestras carnales que afectan al pobre cejon (Soy mala?) Así que, piensen esto, ¿Qué pasara si Arthur decide romper el "hechizo" (por decirlo de alguna manera) y bueno, las intenciones de Iván tambien fueron inciertas, casi, casi lo describo siendo para él como un juego de azar; al final (dejo mucho a la imaginación verdad? XD perdón por eso) y veamos...otra vez deje algunos cabos sueltos así que...mejor -huye despavoridamente-


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