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El precio de mi deseo por Mokona negra

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Notas del capitulo:

Holo, emh, pues este cap sera más corto que el anterior. Y disculpen que meta personajes nuevos tan de golpe, no se si eso les moleste. Bueno, disfruten -w- b25;


Advertencia: un poquito de incesto.


Nota: los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.

 

A pesar de tener el día libre desde temprano, Arthur ya estaba despierto. El aroma de su té matutino danzaba con el “buenos días” de pequeñas hadas que le hacían compañía. Sus cuerpos menudos carecían de vestimenta, pero la luz que despedían les cubría como si esta fuera sus telas. Las criaturas que venían atraídas por la escancia de Arthur no se daban cuenta de la terrible cara del ojiverde. Sus ojos tenían bolsas oscuras por la falta de sueño y sus constantes bostezos delataban que necesitaba dormir. Pero este no quería volver a la cama, quería ocuparse, quería pensar su mente con quehaceres, tareas, lo que fuera; Inútil. Esas cosas no le ayudarían para nada. Ya había pasado una semana y Alfred no había vuelto a aparecer. 
Si lo quería o no. Su pedido había sido escuchado. El demonio, le había dejado solo.
-Sigh~ 
Dejando media taza de té, Arthur se levantó y buscó que podía hacer para ocupar su mente. Era hora de limpiar a fondo su hogar. Lo malo del asunto es que al vivir solo, no había mucho que hacer. 
Una vez apabullado el polvo de sus muebles, alistada su ropa lavada y planchada y aspirada las alfombras, aún quedaban horas que llenar.
-Termine.
Se dijo viendo su hogar perfectamente limpio. Entonces, apenas cayendo un pálido atardecer, decidió salir a realizar algunas compras. No era malo llenar la alacena de alguna u otra cosa aunque a Arthur no se le diera cocinar. Estaba bien. Tal vez hoy se animaría y cocinaría algo. 
Con todo el tiempo del mundo Arthur salió al supermercado y miró con detenimiento productos que tal vez no necesitaba, pensó en las ofertas y regresó a casa con más de lo necesario. 
-Caminare.
De regreso a casa (Con bolsas pesadas) se obligó a disfrutar de los sonidos de las calles. Veía de vez en cuando a las personas que pasaban a su lado, inconsciente buscaba a alguien y encontrando solo a desconocidos, personas que ni siquiera le miraban, pensó que tal vez, solo tal vez y remotamente, en esta ocasión, se arrepentía de…
-Uhg.
Arthur había chocado con alguien (menuda maña tenía para encontrarse con las personas)
-Lo siento.-Dijo de inmediato buscando con quien había tropezado. Esta vez, no era una pequeña chica, si no, un tipo alto que le miró con desdén.
-Fíjate.
Gruñó con voz grave. 
-Perdón.
Se disculpo por segunda vez Arthur y bajo la mirada. Deseaba que este penosos y molesto descuido pasara pero el hombre no parecía estar muy contento con una simple disculpa. El ojiverde, al darse cuenta que era un zoquete que seguro le gustaba exagerar las cosas, pensó que seguir de largo eh ignorar su mirada y pose amenazadora era lo mejor. Pero antes de decidir que hacer, el tipo pareció recapacitarlo y chasqueando la lengua molesto, siguió caminando.
-Sigh.
Bien, se había ido. Arthur había tenido un poco de suerte esta vez, tenía que ser cuidadoso. El no era distraído. Pero esta semana, por su culpa…la mente de Arthur estaba por las nubes.
-¿Piensas moverte?
Fue un balde de agua helada escuchar su voz. El plástico crujir bajos sus manos que instintivamente se pusieron rígidas resonaron y como si Arthur supiera que al voltear algo o mejor dicho, alguien, que le hacia sentir un hueco en el estomago cada vez que aparecía de la nada, sonrió nervioso. 
<< ¿Querías compañía no? >> se burló de si mismo.
-Ho-hola…hermano.
Dijo Arthur dando media vuelta y encontrando a un chico de cabellos largos y pelirrojos, peinados en un estilo muy formal. Su aroma a tabaco envolvía sus ropas oscuras y un abrigo. La vista de Arthur saltó a la pequeña maleta de mano que llevaba y luego a sus ojos esmeraldas oscuros que compartían como otro rasgo familiar; sus espesas cejas bien peinadas. Tal vez el tipo de hace rato había huido al ver que Allistor estaba detrás de Arthur, como un tipo de sombra de fulgor rojo. Arthur, deseó por un segundo haber huido junto al chico con el que había chocado.
El atardecer pálido se enfrió con colores azulados. El oscuro cielo nocturno se volvió más negro cuando las luces de la cuidad se encendieron empañando los destellos de las joyas del firmamento.
Era una verdadera pena que hoy en la actualidad, las personas, se olvidaran de mirar, solo un momento, tan bello regalo. Es extraño, ya que las personas ya no ven al cielo, si no, hacia el suelo.
Tal vez por eso. Arthur no se dio cuenta que en medio de un silencio incomodo mientras caminaba junto a su hermano Allistor a casa con una bolsa menos que cargar (Allistor se la había arrancado de las manos) en la lejanía, otro de mirada fría le observaba.
-P-preparare algo de té.-Se apresuró a decir Arthur cuando llegaron a casa.-Supongo que debes de estar cansado por el viaje.
Le decía a Allistor que le echaba un vistazo a su hogar. El pelirrojo dejó la maleta en el pasillo y colgó su abrigo en el perchero de la entrada. Sus pasos eran pesados, casi delataban lo tedioso que había sido viajar de su trabajo hasta el lugar donde su hermano menor se encontraba. 
Allistor trabajaba en otra cuidad, las horas de trabajo se alargaban demasiado en la mayoría del tiempo, era por esa razón, que solo rara vez decidía regresar con Arthur. Solo para asegurarse que iban bien las cosas mientras el estaba ausente.
-Nada de eso.- Allistor dejó sobre la mesa de la cocina los víveres y salió directo a la pequeña cantina de la casa.-Lo que necesito es un trago. Uno o tres. Más.
-Umh, esta bien. Yo, preparare algo para la cena.
Arthur no se dio cuenta del gesto de su hermano. Allistor sabía a la perfección que a su enclenque hermano no se le daba cocinar. 
-Puedo pedir comida.-Alzó la voz escuchando el acogedor sonido del doble escoces que se servía. El repiquete del hielo y su aroma activaron su sed de golpe.
-No sera necesario. Preparare algo fácil. Patatas y pescado.
Allistor tomó el baso y de una sola intención bebió. El dulce ardor en su garganta calentó su estomago. Esto era mucho mejor que una taza de té. 
Al servir un segundo trago, escuchaba como Arthur iba y venia por la cocina.
<< ¿En serio cocinará? >> Negó el pelirrojo con una mueca al imaginarse el desastre que se crearía. Tomó su segundo trago y dejó que el enclenque hiciera lo que quisiera. << El lugar, esta muy limpio y ordenado >> Admitió y el rostro de su hermano cansado se vino a su mente << Seguro el idiota se esta esforzando demasiado >>
La imagen se rompió cuando un pequeño quejido acompañado de lo que indicaba que en verdad algo se había estrellado contra el suelo en la cocina, llamó su atención. Con un suspiro largo, Allistor sirvió su tercer trago y le bebió antes de ir a ver que sucedía.
-A-Ah, eh, ten cuidado, hay cristales en el piso.-Decía Arthur nervioso por alguna razón.
-Aun no comienzas y esto es un desas…
<< ¿Qué demonios? >> 
Allistor alzó una ceja confundido. Arthur recogía los trozos de cristal del suelo con descuido, tratando de esconder su rostro.
<< ¿Esta llorando? >>
-Dios. Eres un desastre.- Gruñó Allistor <>
Una línea carmesí delato que Arthur se había lastimado << Esto es una broma, ese idiota… si hubiera sabido que esto iba a pasar… >>
Sin cuidado y con una cien latiente en su frente por tener que lidiar con un lastimoso, descuidado y estúpido hermano menor, tomó a Arthur que seguía recogiendo los trocitos de cristal (Que cayeron de nueva cuenta al suelo ruidosamente al verse cargado como un costal de papas) y arrojándole al sillón de la sala, que aun se encontraba a oscuras, se sentó a su lado.
-¿Qué esta sucediendo? -Preguntó Allistor peinando sus cabellos.- Es evidente que estas distraído, tienes un rostro más desagradable de lo acostumbrado.
-¡Eso no es cie-.
-¡No te atrevas a decir que no es cierto! -Gruñó molesto Allistor alzando la voz.-¡Mírate! Eres un lio, te has cortado. Se nota que no estas descansando como es debido.
-Eso no…no es de tu incumbencia.
Arthur por fin miró a su hermano a la cara. 
-¿Qué no es de mi incumbencia? -Sonrió con ironía Allistor y miró de hito a hito al ojiverde.-Si te molestan en la escuela, si necesitas algo, si enfermas, si te lastimas, si estornudas…¡Si se trata de ti! ¡Es de mi incumbencia!
Soltó Allistor enfadado por tener que hacer de hermano mayor bueno. Era un fastidio, su pequeño hermano siempre lo era. Pero…
-Estoy bien.-Insistió Arthur frunciendo el cejo.-Solo estas exagerando…además…siempre me las eh arreglado so…
Arthur guardó silencio de pronto, mordiendo su labio.
-¿Qué?
-Nada.
-Eso no es “nada” -Insistió Allistor inclinándose un poco más sobre su hermano. Analizando su rostro.
-Solo, tuve una mala semana. Eso es…eso es todo.
Allistor asintió sintiéndose cada vez mas cansado por tener que tratar con el cabeza dura de su hermano. El no le iba a obligar a que le contara sus problemas, no era una niñita que atender y consolar.
Los pensamientos de Allistor se volvieron turbios. Un objeto que no encajaba en la casa llamó su atención y olvido por completo su mal humor por el cansancio que sentía al ver aquel pequeño oso de felpa sobre una mesita de madera. Había pequeños trozos de tela de estampado con flores, hilo y un intento evidente de reparar aquel juguete. 
-¿Qué es eso? -Preguntó Allistor levantándose del sillón para tomar el oso.
-¿Umh? ¡Ha! ¡No, no nada! .-Soltó demasiado tarde Arthur . Allistor llegó al pequeño juguete de felpa y le miró con cuidado.
Aunque alguien (con seguridad Arthur) había intentado remover las partes dañadas, Allistor, pudo identificar el desagradable aroma a quemado en el.
Tensó la mandíbula. Fuego. Destrucción, el dolor…la perdida de lo que era importante. 
Dejando el osito en la mesa, dio media vuelta y con mirada ensombrecida, volvió al lado de Arthur. Necesitaba un cigarrillo, otro trago…otro trago y luego un cigarrillo. 
-Arthur.-Le llamó All frotándose las cienes aparentando que trataba de calmar un dolor de cabeza.-Eres una molestia.
-Nadie te pidió que… ¡Waa!
De un tirón, Allistor se recostó en el sofá atrayendo a su pecho a su molesto hermano menor. Era ruidoso, testarudo…pero…
-No quiero…
Cayó Allistor el deseo de toda su vida. Cuando no hubo palabras Arthur trató de escapar.
-Manchare tu ropa de sangre.-Dijo Arthur buscando una escusa para levantarse.
-Es solo un pequeño corte. No es que puedas morir desangrado.-Decía el pelirrojo cubriendo su rostro con el antebrazo.
-Es raro.
-Estoy ebrio.
-Es raro que estemos así.-Aclaró.
-Cállate. Estoy cansado.
-Esto es vergonzoso.
-Lo sé. 
-Tu no eres así.-Insistía Arthur sin saber a donde quería llegar.
-Ni tu. Así que estamos a mano.
Arthur sintió como el pecho de su hermano se inflaba, el latir de su corazón se aceleró y un brazo protector le rodeó la cadera. Recostado encima del cuerpo del pelirrojo, Arthur guardó silencio como él. Acogidos por su calor, compartiendo un momento incomodo…y agradable.
Arthur percibía el aroma de alcohol en el aliento de su hermano ¿En verdad eso le había impulsado a actuar de esta manera acogedora? ¿Donde estaban los gritos? ¿Los insultos? ¿Ese amor fraternal agresivo protector que hacía resaltar tus errores? ¿Quién era este que le brindaba un doloroso calor? Este que, cuando se fuera, haría solo peor la hora en la que se sitiera solo…
Soledad.
<< Entiendo >> 
Arthur cerro los ojos, pensando que esto era lo que estaba buscando.

-¿No es hermoso el amor?
La sonrisa eterna de aquel halado de dobles alas que se desplegaban con luz plata resultaban chocantes al resaltar la mirada violeta de Iván. 
Había observado aquella escena de familia gracias a un pergamino viejo que le permitía ver a cualquiera que quisiera, siempre y cuando rechazaran a los demonios.
-¿Qué juego es este?
El sonido de pesadas cadenas oscuras que encadenaban a un ser de cuerpo lastimado en el inmaculado sitio donde residía Iván, resonaron.
-Uno del que eres participe.-Dijo con tono inocente Iván guardando sus majestuosas alas y dejando que la imagen de los hermanos Kirkland en la oscuridad, flotara en medio de la habitación de altos pilares y excesiva luz.
Otro repiqueteó de cadenas hicieron eco cuando el prisionero se movió retrocediendo al ver que Iván se le acercaba.
-Ahora, Yao, demonio que encarna la envidia…
Yao rasgó sus ojos en una mirada fiera. Atarlo le había enfurecido y deseaba que Iván se le acercara lo suficiente para atacarle. Aparentaba que le temía pero…no era así.
-¿Por qué me has traído a la luz? 
-Que seas un demonio me basta para hacerlo.-Iván avanzó con paso seguro hacia Yao sin sospechar que Yao esperaba que estuviera lo suficientemente cerca.
Solo un poco más y…
-¡Idiota! -Gritó Yao cuando Iván estuvo lo suficientemente cerca. Abalanzándose a él, su cuerpo cayó sobre él al derribarlo con fuerza, sus alas oscuras se cristalizaron en diamante negro y con puntas afiladas y peligrosas que apuntaban a la cabeza de Iván atacó.
El ataque cesó cuando aquellos diamantes negros estuvieron a centímetros del rostro sonriente de Iván.
-Aah.-Soltó decepcionado el arcángel.-Pensé que serías mas divertido Yao.
-¿Q-que demonios?
Yao sintió que estaba inmovilizado. Sus alas que a la vez eran sus armas estaban paralizadas por diminutas plumas que se clavaban en ellas como astillas con veneno.
-Admito que...-Iván acarició una mejilla pálida de Yao que le miraba con furia.-Me gusta que estés arriba.
-Ugh…-El toque del arcángel quemaba. 
-Yao. Te eh traído aquí porque, quiero hacer un trato contigo ¿Si?
-¿Un trató? ¿Un trato con un arcángel?.-Yao le mostró los dientes.-No sabia que los querubines del señor les gustaba bromear.
-Yao.-Iván siguió recorriendo el rostro del demonio, paseando sus dedos por sus sientes, acariciando un poco su hermoso cabello oscuro que ahora suelto, colgaba al lado de su rostro.-Los “querubines del señor” no son como crees. Por ejemplo, yo no soy piadoso como dicen, yo soy un guerrero, yo…soy el encargado de traer paz.
Las alas de Iván, desplegándose de nuevo en formad de segundos brazos tomaron las alas negras de Yao. Entonces, con horror, sintió como una fuerza comenzaba a presionarlas, amenazando en destrozarlas y reducirlas en añicos. Tenia que guardarlas o las perdería bajo la presión que Iván las sometía.
-Maldito.-Bramó Yao y terriblemente cansado para liberarse de las alas de Iván, cayó sin fuerza sobre su pecho.
-Hahaha, esto me recuerda lo que acabo de ver..-Decía Iván aún con alas extendidas, pero con una forma menos amenazante. Sus alas habían vuelto a poseer su luz plata y sus plumas aparecieron con apariencia suave como las nubes.-Eres adorable. -Reía y Yao gruñía al verse indefenso por el momento.-Yao, calma, no te hare MAS daño. Solo quiero que escuches.-Yao no dijo nada, así que Iván lo interpretó de buena gana.-Te traje aquí, por que quiero que llenes a un demonio con tu pecado. Quiero que tu rama toque y explote dentro de él. Has que sienta envidia.-Señaló el arcángel con mejillas rosadas al pelirrojo que se reflejaba en el pergamino.- Has que la envidia lo cegué. Ese demonio debe sentir envidia de ese humano.
-¿Solo para eso me has..
-Alfred.
El nombre del demonio de llama azul robó el aliento de Yao.
-¿Por qué él? -Preguntó Yao tratando de levantarse .
-Bueno…
Iván se sentó haciendo que Yao hiciera lo mismo (con un poco de ayuda) sus cadenas se arrastraron y el sonido fue acompañado por otra risita del arcángel.
-No tengo ni idea. Solo sé, que ese demonio hizo enfadar a un ser de luz incluso más fuerte que yo. Así que…solo son ordenes. Por mi no hay problema, por mi. Destruiría a todo demonio que quisiera.-Decía Iván peinando el cabello lacio y terso de Yao.-Y probaría a quien eligiera para hacerlo parte de mi, pero…
-Tsk. Eres peor que un…
-Yao ¿Lo harás? Dime…
-¿Qué pasa si me reusó? -Preguntó Yao forzando una sonrisa.
-¿Si te reúsas? -Iván alzó sus cejas sorprendido.-Mm, no lo había pensado pero.- Sus sonrisa se ensanchó y pasando sus manos grandes entre el cabello del demonio le acarició frotando una mejilla contra la suya.-Te tendré aquí un buen rato hasta que accedas. Me gustas por alguna razón. Me harás feliz.-Decía haciendo sentir a Yao un escalofrió que recorrió su espina.
-Ba-basta.. 
-Pero si aceptas, tambien serás recompensado.-Completó Iván.
Yao abrió los ojos atento. Iván lo notó y con un susurró le incitó a acercarse.
Las palabras del arcángel fueron escuchadas por el demonio. Yao, tensó el cuerpo cuando asimiló la propuesta.
-¿Por qué un arcángel haría eso por un demonio? ¿Por qué?
Iván soló siguió sonriendo. Divertido. 
-Agh.
Yao fue empujado por Iván. Sus brazos fuertes se posaron cada uno al lado del demonio acorralándolo en el suelo.
-¿Por qué no lo piensas un poco Yao? Aunque, siendo tu pecado la envidia…
-¡Ja! -Yao se levantó un tanto, devolviendo por fin una pequeña sonrisa.-No me importaría hacerlo, en tanto que tu palabra sea cumplida.
-¡Perfecto! -Cantó feliz Iván.- No esperaba menos de la envidia. Y no te preocupes Yao, yo cumpliré con mi palabra.-Decía el arcángel mostrando sus perfectos ojos de violeta hechizante.-Además, ya quiero ver como termina esto.

Con una cobija humana, Allistor comenzó a sentirse acalorado. Abriendo los ojos despacio recordó que se había quedado dormido en el sofá. Una respiración profunda tambien le recordó que no se había quedado solo. Una mata de cabello rubio sobre el, denotó que era usado como almohada. 
<< Este crio >> Se quejó el pelirrojo sabiendo que él era el culpable de esta escena tan vergonzosa. 
Peinado sus mechones de grueso cabello rubio, pensó que eran muy suaves. Movido por su curiosidad o tal vez por los tragos de más que seguían haciendo de las suyas. Se atrevió a acariciarle. Arthur siguió quieto, respirando profundamente en un mundo de sueños.
-Arthur.-Le llamó Allistor para comprobar que estaba dormido. Espero y siguió acariciándole en secreto.-Arthur… -Le preguntó pensando en como su comportamiento delataba que estaba deprimido.-Tu… ¿Te sientes solo aquí?
Los recuerdos de un pequeño que no dejaba de llorar, hicieron que un fantasma de culpa velara los orbes de Allistor. Había trabajado en cuanto tuvo oportunidad, trabajo para que a su hermano menor no le faltara nada , pero…su ausencia había sido marcado y lo sabía. 
Había sido duro con él toda la vida, pero, eso solo había sido por que le preocupaba que Arthur no pudiera cuidarse por su propia cuenta.
-Arthur…
Él era su familia, él era lo único que tenia, él…
Sin pensarlo, Allistor atrapó el cuerpo dormido de Arthur.
-Perdón.
Sin saberlo, Arthur le había escuchado. 

Notas finales:

¿Ya ven? Les dije que Ivan no era malo. Solo….emh, es él y ya XD (lindo y sádico sin darse cuenta (¿)) cofcofcof…y como ven, las cosas se ponen difíciles para Alfred -Perdón por no escribir de él en este cap- Nuestro tsundere favorito esta un poco confundido. Pero ñe…estará peor después, ya verán -w-
Bien, espero que les haya gustado el capitulo y sigan aguantando mis peripecias, digo, este fic. 
Y antes de despedirme, me gustaría preguntarles ¿Cuál es su pecado capital favorito y que personaje les gusta para representarlo? (curiosidad) 
¡Saludos! ^3^ b25;


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