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El precio de mi deseo por Mokona negra

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Notas del capitulo:


Holo!, si creían que esto era raro, pues dejen que lean lo que sigue y lo que viene XD -Se oculta entre las sombras- 
Advertencias: shota, un poco de tortura y eeemh…sean discretos. 
Notas: Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.
Nota 2: espero que no me odien por lo que van a leer. -alza su bandera blanca-

 

Era una noche sin luz artificial. Una tormenta había dejado a la zona sin electricidad y Arthur había aprovechado la ocasión para pasarlo en el patio. El aroma de la tierra mojada y el fresco del verano se sentían tan bien cuando respirabas hondo. Purificaba y calmaba junto el “cri-cri” de los grillos cantores. Y, como si fuera poco, millones de destellos salpicaban el manto oscuro del infinito que velaba por la cuidad.
-¿Por qué sonríes?
La vista del joven Arthur fue invadida por el rostro conocido de Alfred.
-¿Sonreía?
-Sí.-Decía Alfred asiéndose a un lado cuando Arthur se sentó sobre el césped.-Lo hacías.
-Mm, no lo había notado.
-¿Y porque lo hacías?
-Amh…supongo que, es por que me agrada.-Dijo el ojiverde sin ser claro, extendiendo de nuevo sus brazos y piernas para volver a tumbarse donde estaba.
-¿La oscuridad? -Preguntó Alfred curioso.-A la mayoría de los humanos les desagrada, le teme.
-En primera, yo no soy como la mayoría, en segundo.-Arthur le ofreció su mano al demonio que interpretando su gesto, tomó su mano y se recostó a su lado.-Me gustan tus cabellos que son oscuros, me gustan tus alas negras, tu cola inquieta y hasta ese par de cuernos retorcidos que tienes en la cabeza. Todo eso tiene la obscuridad en el color que posee.-Arthur ladeó la cabeza y sonriéndole continuó.-Eres como esta noche sin luz Alfred. Me gusta. Me gustas, porque posees una belleza que solo yo puedo disfrutar.
Alfred contempló un poco más al chico que había dicho todas esas cosas. Arthur había crecido un poco, pero seguía siendo sincero y, seguía torturando al demonio con el deseo de tenerlo solo para él. Cuidarlo, amarlo, pasar la eternidad junto a él no eran suficientes para el demonio.
No podían llenarle esas cosas que pensaba eran inferiores a lo que deseaba. Ya que, Arthur, seguía siendo su fruto prohibido.
-Arthur, cierra los ojos.
-¿Mm? ¿Por qué?
-Solo hazlo por unos segundos.-Pidió Alfred.
Arthur gesticuló confundido pero hizo lo que le había pedido Alfred.
-Listo.-Anunció.
El sonido del césped cesar ante el peso de Alfred al moverse fue mínimo. Arthur trató de agudizar el oído para averiguar que estaba haciendo el ojiazul pero no lo sabía muy bien.
-No te muevas.-Pidió Alfred y Arthur pudo sentir que el viento veraniego que osaba a acariciarle las mejillas había cesado.
¿Estaba Alfred frente a él? ¿Que hacia? Arthur se comenzó a sentir un poco inquieto por la curiosidad que le picaba.
-¿Alfred? -Probó Arthur llamándole.
-Solo un poco más.
Arthur arrugó la frente esperando.
<< Eres tan buen niño >> Pensó el ojiazul haciendo nacer una de sus alas de demonio, la cual se dobló y haciendo de cortina entre Alfred y Arthur, se posó con sumo cuidado sobre los labios de Arthur, rozándole. Entonces, Alfred se inclinó y a través de esta, besó con cuidado a Arthur, creando un beso indirecto.
Despacio, Alfred se retiró y su ala demoniaca se fue.
-Ya puedes abrir los ojos.-Dijo Alfred viendo como Arthur tenía un bonito color rosado en las mejillas y en sus orejas.
-¿Que fue eso? -Preguntó sentándose sobre sus piernas.-Se ha sentido…
-¿Raro? -Complemento Alfred con una sonrisita divertida.-¿Fue desagradable?
El color rosado de Arthur pasó a un rojo en todo su rostro. Negando, se quedó un momento cayado y con rostro pensativo por fin dijo.
-No fue desagradable, pero…me hizo sentir extraño, como…como si algo caliente y dulce se derritiera sobre mi boca. No sé como explicarlo.
Alfred al ver tan confundido al pequeño le llenó de emoción y extrañamente, hizo latir su corazón, agitándolo.
-¿Ahora tu porque sonríes? -Preguntó Arthur frunciendo el cejo al pensar que Alfred se estaba burlando de él.
-¿Estoy sonriendo?
-¡Claro que sí! -Gritó Arthur apenado.
-Yo, no me había dado cuenta.
Arthur gruñó y Alfred sostuvo la mirada del pequeño de iris esmeralda. Sin evitarlo, Alfred comenzó a reír, sorprendiendo primero a Arthur, luego, él pequeño se unió a sus risas.
Su alegría adornaba una buena y hermosa noche.

Una noche, confusión, su mirada y…oscuridad.
Arthur apartó a su hermano cuando Alfred, en las sombras entrecerró los ojos y chisteó la lengua molesto.
Arthur no sabía que decir solo bajó la mirada un segundo y volvió a mirar donde estaba parado Alfred. Él, ya no estaba ahí.
Entonces en medio de un caos silencioso Arthur sintió como la mirada penetrante de Allistor se clavaba en él.
-No…-Dijo simplemente Arthur y trató de alejarse, pero, la mano firme de su hermano le detuvo.-S-somos hermanos…
Decía Arthur con voz apenas audible. Su negativa y esa excusa eran solo la punta del iceberg de emociones y palabras que tenía que decirle a su hermano, pero, que no podía expresar.
-Yo, te-tengo que irme.
-¿Por qué?-Dijo al fin Allistor con su voz firme.-¿Te eh molestado? ¿Piensas que soy asqueroso?
Arthur mordió su labio inferior desesperado por salir de ahí. No quería dañar a su hermano, pero esto que estaba sucediendo, era una locura. Una de sabor amargo. Además, tenía que buscar a Alfred, tenía que explicarle que…
<< ¿Qué? ¿Qué no debía de estar celoso de lo que acababa de ver? Esperen, si Alfred esta enfadado por esto…¿Eso quiere decir que entonces…él, siente algo por mi? >> un hueco creció en medio del pecho de Arthur al pensarlo << ¿Y si estoy equivocado? ¿Y si... Solo estoy fantaseando con que Alfred…Me ame? >>
-Hermano…por favor…Déjame ir.-Intentó de nuevo Arthur.
-No.
La negativa de Allistor le hizo doler. Su respiración se estaba haciendo irregular. No deseaba estar ahí, Arthur no estaba preparado para…
Alas blancas aparecieron en la habitación, Arthur vio con horror como ojos amatistas y perezosos contemplaban el espectáculo; al chocar con su mirada, pensó en lo familiar que le resultaba ese demonio de cornamenta y alas albinas.
-¿Q-Que pas…
La voz del pelirrojo se apagó y su cuerpo pesado cayó sobre el de Arthur. Sus ojos como los de su hermano se cerraban. Había arena en ellos.
<< Tengo sueño >>
Dejándose llevar por el cansancio repentino sostuvo a penas el cuerpo inconsciente de su hermano mayor. Dormir como él era muy tentador ¿Qué importaba si caía al suelo de lleno? El solo quería dormir y olvidar.
Arthur creía que soñaba antes de dormir, porque, esto debía tratarse de un sueño, entonces, ¿Cómo podía explicar que esas tres figuras estuvieran ahí?
-¡Upa! Te tengo mi desafortunado amigo.
Ya no podía con Allistor, pero alguien le había apartado de su lado, alguien que se hacia llamar cupido, si no se equivocaba. Su hermano estaba seguro de caer, pero ahora él no.
-Este es tuyo.-Dijo Francis cuando sus piernas fallaron y su mejilla chocó con alguien.-No hay nada mejor que compartir con los amigos.-Bromeaba el demonio con traje blanco y corbata negra.
-Hermano ¿Por qué me trajiste aquí? -Se quejaba un hombre rubio…no, un demonio de cuernos blancos y cabellos largos y rubios que sostenía al ojiverde. Era el mismo que había aparecido cuando Allistor se había desplomado en los brazos de Arthur y él cuando sintió ese sueño tan pesado que estaba luchando para noquearlo.
-No lo sé.
La tercera voz que resonó frían y distante le hizo respirar un helado exterior.
-¡Hahaha! ¡Dios! Estas taaan perdido que eres divertido Alfred.-Rió Francis.-Debiste dejar que este bombón se dejara llevar. Tal vez así hubiéramos presenciado una buena película de amor incestuosa.
-Nunca dejaría que toquen de nuevo a Arthur.-Gruñó el demonio que Arthur no lograba ver. Estaba atrapado en los brazos de el tercer demonio y su pecho le cubría.
-¿Qué dices? -Siguió Francis con sus mofas.-Este humano ya lo hizo y…
-Entonces lo destrozare. No le perdonare.-Subió el tono de su voz.-Yo…
-Espera…hermano.
-Francis, entrégamelo.-Ordenó amenazante Alfred.
-Aa-ah s-solo estaba bromeando Alfred… si tu le das fin…Arthur jamás te perdonara.
-¡No me importa!
Rugió Alfred haciendo temblar incluso las paredes. Arthur sintió como su corazón comenzaba a agitarse preocupado. Su mente maquilo lo que Alfred podría llegar a hacerle a su hermano recordando un osito atrapado en sus manos. Él…¿En verdad era capaz de eso?
-Hermano…no…todo lo que has trabajado se ira al averno.-Trató de tranquilizarle el demonio que le sostenía.
-No. NO ¡No me importa! ¡He esperado mucho! ¡Estoy harto! .-Alfred estaba perdiendo el control.- ¡Arrancare las extremidades de ese infeliz y beberé su sangre! ¡No me importa! No dejare que Arthur me olvide por él ¡No voy a permitir que me cambie por un gusano! ¡No me importa tener que borrar su mente de nuevo y destrozar cada recuerdo que Arthur tenga de esa mierda! ¡Es mío! ¡¡¡MIO!!!
-Matthew, tu hermano esta cegado por los celos.-Dijo deprisa Francis.-Tenemos que salir de aquí o nos aniquilara tambien.
-Alfred.-Arthur estaba helado por lo que ocurría a su alrededor, confundido por el tamborileo de su corazón al entender esas palabras o, tal vez era el corazón de Matthew que marchaba de esa forma. No lo sabía a ciencia cierta.-No puedes tocar a Arthur…si lo haces, volverás a resquebrajar su alma…
-¡¡¡Basta!!!
El alarido de Alfred acompaño a un temblor que oscureció el lugar. Confundido, Arthur luchó por comprender o entender una pizca de todo lo que giraba a su alrededor. Pero solo pudo percibir la nada.
Todo desapareció y fue tragado por la oscuridad.

<< ¡Despierta! ¡Vamos! >>
Se decía Arthur creyéndose dormido. Las sensaciones y el sonido habían desaparecido. Flotaba en ningún lado. Estaba en medio de la oscuridad infinita << ¡Por favor! ¡Despierta! >> el horror y la impotencia comenzaban a jugar con Arthur ¿Qué había pasado? ¿Qué sucedió? ¿Dónde? ¿Dónde estaba su hermano? << ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Ayúdenme! >> envolviéndose con hilos de desesperación, intentó sentir algo que espantara la idea de… << ¿Eh muerto? >> Si ni siquiera podía sentir dolor…entonces…
-Por fin despiertas.
Palabras mágicas que le hicieron respirara. Sus ojos se abrieron de golpe y absorbiendo la poca luz en su alrededor, entendió que estaba en el exterior. En campo abierto. La brisa era cálida y peinaba bajo un manto estelar el césped. El aliento de Arthur se llenó de esa pureza y le hizo toser sin control. Era como volver a respirar cuando estas a punto de ahogarte.
-Tranquilo. No te esfuerces mucho.-Decía con vehemencia esa voz. Arthur trató de levantarse, pero solo logró poner una rodilla en el suelo. Su pecho dolía al respirar y su orientación estaba echa un lio; por lo menos, sabía que no había muerto.
-¿Dónde…donde esta mi hermano? -Fue lo primero que preguntó.
-Él esta bien. Solo hirieron su orgullo.
Arthur no entendió. Entonces por fin cuando sus ojos se acostumbraron a su entorno, enfocó la vista en la persona con la que hablaba.
Una larga gabardina blanca le cubría junto una bufanda lisa de color rosa o lila muy pálido para descubrirlo con esta luz nocturna. Su cabellos crema eran casi blancos como sus ropas y su rostro redondo y amistoso no cuadraban con su figura grande e imponente. Era enorme.
-¡Ha! Perdón por traerte aquí cuando estabas inconsciente, pero, odio el aroma de dominio y tu hogar, por desagracia esta impregnado a ese aroma. No me gusta el regaliz.-Decía con tranquilidad.-Y déjame presentarme. Mi nombre, es Iván. Un arcángel del reino de la luz.
-¿Un arcángel?
La idea de estar frente a un arcángel parecía una broma, pero su razonamiento y la poca información que tenía le llevo a formar un simple razonamiento. “Si los demonios existen ¿Por qué los ángeles no deberían?” Arthur, tratando de aclara su garganta, pasó saliva y sintió su boca seca al hablar.
-¿Que hago aquí? ¿Qué sucedió con mi hermano y…Alfred?
Iván fingía pensarlo, luego de unos segundos se encogió de hombros y sin perder su sonrisa se acercó a Arthur un par de pasos.
-¿Sabes lo desafortunado que eres por conocer a ese dominio? -Soltó Iván haciendo que Arthur no pudiera esconder su reacción de desconcierto al escucharlo.-Es decir, por su culpa tu familia murió, por su culpa no tienes pasado, por su culpa estas siendo manipulado como un muñeco. No tienes opciones, no tienes salida. Solo espera a que tu, siendo todo un idiota, imbécil y débil, le necesites por completo para poseerte.-Para el arcángel era tan satisfactorio decir todo aquello.-Te diría que no pusieras esa cara, pero estas en todo tu derecho.
-¿Q-Que…dices? Yo no…no entiendo.
-Lo sé. Sé que no entiendes nada de lo que pasa…
Iván dio un par de pasos más y colocándose frente a Arthur, este se colocó a su nivel posando una rodilla en el suelo y llevando sus manos pesadas a sus hombros, le mostro sus dos pares de alas extenderse de forma sigilosa. Sus ojos violeta buscaron los suyos y comunicándole un odio inmenso atreves de su profundo iris, le sonrió ampliamente .
-Por eso, déjame refrescarte la memoria. Déjame mostrarte que es lo que Alfred te hizo pasar durante tu tierna infancia por culpa de su pecado. Déjame hacer que le odies como yo le odio. Y ayúdame a borrar del mapa a ese maldito mal nacido de una vez por todas.

<< Mi cuerpo duele. Respirar duele. Mi interior duele. >>
El cuerpo pequeño de Arthur esta atado por los tobillos a un larga barra de metal roja que le obliga a tener las piernas abiertas. Su cuerpo esta pegajoso pero no puede limpiarse ya que sus manos igual que sus pies están atados por seda negra detrás de su espalda. Esta incomodo pero no puede decirlo por la mordaza que le ha dañado las comisuras de sus labios. Pero duda que, aún si pudiera decir algo, ese monstruo haría algo para ayudarlo. Eso, por que el había sido el responsable de convertirlo en su juguete, su muñeca que deseaba vaciar de pensamientos, de esperanza, de su humanidad.
¿Cuanto tiempo había pasado mallugando su carne? ¿Por qué nadie venia a buscarle? ¿Dónde estaban sus padres? ¿Sus hermanos? ¿Donde estaba…?
De nuevo pensar esas cosas, llenaron de lagrimas los ojos hinchados de Arthur. Cuando el creía que ya no podía llorar más, las lagrimas corrían de nuevo por sus mejillas hinchadas y encendidas.
<< Ya no quiero…no quiero sentir esto…yo…>>
Las vaporosas cortinas de la iluminada habitación flotaban con las corrientes de aire que se colaban por la ventana abierta. Ahí adentro solo estaba la cama y los muebles para las fiestas de té que le gustaba montar a su captor. Había tambien un ropero lleno de las vestimentas que le obligaba a vestir llena de holanes, moños y telas de colores pasteles, de igual forma sus “herramientas” que usaba para arrancar los gritos de Arthur cada vez que quería.
En el silencio, en esa paz de mentiras, Arthur sabía que se encontraba en el infierno.
<<Yo…quiero morir >>
Cerrando sus ojos, pudo escuchar sus pasos tras la puerta. Su estomago se revolvió. Tensando su cuerpo comenzó a temblar, al escuchar el picaporte girar el miedo se apodero una vez más de él. Un nuevo infierno daría inicio.
Cuando Arthur volvió a abrir los ojos, se dio cuenta que la noche había llegado. No tenía ni idea cuando había perdido el conocimiento. Pero se aliviaba de haberlo echo, porque, el ardor en sus entrañas, ya no lo podía soportar.
<< La luna brilla hoy >>
Sin poder mover ni un musculo a pesar de estar sin ataduras, su cuerpo desnudo cubierto solo por el violeta y rojo de carne molida era balado por el resplandor de la luna.
<< ¿Qué color es ese? ¿Gris…plata? Nunca lo había pensado… >>
La respiración de Arthur se volvió pesada. En su garganta un nudo doloroso no le dejaba tragar saliva. Sus ultimas lagrimas recorrieron en silencio el rabillo de su ojo y perdiéndose en la baldosa fria en la que estaba olvidado. Deseo que la muerte le llegara.
“Pat, pat, pat”
De nuevo, sus pisadas, de nuevo, venia. El rechinido de la puerta era el primer gritó ahogado que sus oídos escuchaban, el único que sabía no le pertenecía.
Pero…eso cambio.
Cuando la puerta se abrió un calor ajeno comenzó a emanar en la habitación, los destellos de la luna fueron opacados por un fulgor azul y el silencio se convirtió en desgarradores alaridos.
-¡NOOO! ¡POR FAVOR!
Esas no eran las suplicas de Arthur.
-¡NOOO!
Con los aullidos de ese desconocido el aroma a té y dulce se opacó con el de azufre y carne quemada.
<< ¿Qué es eso? >> Se preguntaba Arthur sin despegar sus pequeños ojos lastimados de la luna que le sonreía de forma consoladora.
-¡ME OBLIGARON! ¡LOS ALTOS! .-algo más había gritado pero un alarido ahogo sus palabras.
Entonces comenzó a nevar. O eso aparentaba mientras sombras que bailaban al compas de manchas rojas que salpicaban las paredes eran acompañadas de gritos desgarradores y aullidos que pedían misericordia, esto, adornado con la lluvia de copos alargados que bailaban lento. Cada uno a un ritmo diferente.
<< Plumas >> Se dio cuenta Arthur cuando una cayó frente a él. No era nieve. Eran miles de plumas blancas, luego con manchitas rojas, después con tintes negros.
El espectáculo de terror y venganza había llegado al final de su primer acto. Rugiendo, escupiendo veneno y humo ponzoñoso, Arthur pudo escuchar por fin un llanto.
<< No sabia que los demonios tambien lloraban >>
Destrozado, Alfred no se atrevió a tocar el cuerpo lastimado de Arthur.
Su verdadera apariencia demoniaca relucía mientras sus llamas se extendían en la habitación, el fuego sin control comenzaba a devorar esas paredes que habían tenido encerrado a Arthur.
Las llamas le rodaban, las cenizas flotaron, la luna brillaba.
-Lo siento…lo siento…todo esto es mi culpa…ellos te lastimaron por mu culpa…mi culpa, mi culpa…mía…
Era un canto lleno de dolor.
Arthur reunió todas sus fuerzas y sentándose, alzó el cuello y su odio y dolor fue expuesto ante el orbe celeste que le miraba.
<< Yo no puedo vivir con esto…yo… >>
-Quiero olvidar.-Dijo con voz débil.

Arthur no pudo contenerlo. Sus memorias habían regresado y era demasiado para él. Sintiendo náuseas, vomitó y el aire le falto. Cayó de rodillas y sus manos se lastimaron. Sus ojos se cristalizaron y la vista se le volvió borrosa.
-¿Demasiado? -Decía Iván ignorando como Arthur se ahogaba a arcadas dolorosas.- Bueno, tal vez si. Pero…tenía que hacerlo ¿Sabes? Después de que el numerito aquel hecho por Alfred, mis alarmas se encendieron, tuve que aparecer antes de tiempo o si no, ese demonio hubiera destrozado de nuevo los alrededores. Creo que Envidia se sobre paso, además Ira mezclo sus narices y lujuria…sigh~.-Suspiró.-Todo un lio. Por eso…
Arthur jadeaba escuchándole.
-Decidí que serían más entretenido, destrozar tu mente con los recuerdos que Alfred suprimió y esperar a que ese demonio volviera a sufrir al verte…bueno…-Soltó una risita haciéndolo obvio.-A ti.
-Están en-enfermos…-Gruñó Arthur escupiendo agriamente.
-No, no, no…no enfermos. Solo es una estrategia. Una que se le ocurrió a mi ¿Cómo decirlo? Supervisora, sí, eso.
-Quieren hacer sufrir a Alfred ¿Al destrozarme?
-¡Bingo!
Cantó feliz Iván.
-Entiendo…
Entonces el filo oscuro de garras en llamas, atravesó el pecho del arcángel de una sola intención.
Frente al rostro manchado de sangre fresca y tibia que salpicó a Arthur, un demonio había atravesado el cuerpo de un arcángel.
Alfred con apariencia demoniaca había aparecido, arrebatándole luz al ser celestial.

Notas finales:


Eeemh…-entre las sombras- aaamh…eeeh ¿Ya dije “emh”? ¿Confuso?, prometo que en el próximo cap aclaró la mayor parte de…”¿que demonios ocurre aquí?” ñwñU 
Y pues, se que es un fic un poco loco y diferente a sus hermanos que eh escrito, pero si no me deshago de mis ideas no fluyen las nuevas XD asi que, los que siguen leyendo, solo espero que les guste :B 
-alejándose un poco más- aah…si…disculpen lo de Iván, juro que no le odio ni nada de eso, es solo que…tenía que pasar -huye como loca- PASTAAAA!!!


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