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El precio de mi deseo por Mokona negra

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Notas del capitulo:


Holo! A quienes han aguantado y gustado de este raro fic -w- jeje, no puedo evitar escribir lo que se me ocurre sin pensar mucho en como quiero que termine (perdón, no lo volveré hacer ñwñU) solo digo ¿Y si escribo una historia donde Arthur sea un espíritu que ame la tierra y al ver como los humanos destruyen la tierra este empieza a eliminarlos? Y hago de él un hermoso monstruo que es cazado por, sip, Alfred. O, ¿Qué tal si Alfred sea medio psicótico-acosador-romántico y aseche a un lindo Arthur? ¿Y creo un tormentoso amor enfermo entre los dos? O la más sencilla, ¿una historia linda de dos chicos de escuela? Seee creo que soy algo…yo.


Advertencias: Lemon XD


Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.


Nota 2: Perdón por la nota tan larga ñwñU gracias por leer y comentar ^3^

 Arthur, estaba en un sueño, uno que vivía despierto. Donde la soledad que cargaba y el silencio que le acompañaba era el menor de sus problemas. Su cabeza dolía y sus ojos giraban haciendo que el suelo y el alrededor se moviera aunque en realidad estaba quieto. Su vida pasada llegó de golpe, sus recuerdos llenaron sus lagunas mentales con aguas turbias y solo le dieron tregua por el instante que Alfred había aparecido atravesando el pecho del ser de luz.

La sangre de Iván era como cualquier otra, roja, brillante y cálida. Brotaba de la grave herida y adornaban por completo los largos dedos del demonio que estaban en llamas. El golpe había manchado el rostro atónito de Arthur ante el brutal acto. Hubo un sonido extraño como si Alfred sumergiera su mano en algo con partes blandas y otras no, abriéndose paso sin importar que.
Entonces las cosas se movieron con mas agilidad. El demonio lanzó lejos el cuerpo de Iván, ahora era una muñeca de brazos y piernas colgantes que aterrizaban con un golpe seco a unos dos metros.
Enseguida vio a Alfred abalanzarse sobre él. Por un segundo, Arthur creyó que en un momento, vería tambien sus entrañas de fuera gracias a las manchadas garras del demonio, pero no fue de esa forma. Protegiéndole, Alfred le rodeó con los brazos y sus alas negras a los dos, resguardados en un capullo escabeche de polilla. Su estomago sintió un vuelco y sintiendo calor, rechazó el tacto con el demonio y lucho con él. No fue necearía mucha fuerza para salir del capullo. Pero, se dio cuenta que ya no estaba el cuerpo de Iván, ni el césped. En un segundo, Arthur y Alfred se encontraban en otro lugar.
Arthur miró su alrededor confuso.
-Escapamos.-Aclaró Alfred presumiendo aún una terrorífica imagen. Sus rasgos demoniacos estaban en todo su resplandor, solo las llamas azules estaban contenidas.-Iván se iba a recuperar pronto y yo necesitaba sacarte de ahí. Él, es peligroso.
-¿Donde esta Allistor?
Arthur esperó respuesta pero Alfred se limitó a mirarlo y Arthur a él por unos segundos. Arboles de eucalipto rechinaron con el viento y sus sombras alertaron a Arthur.
Miedo.
Arthur se había olvidado de el, pero el miedo jamás se olvidaría del ojiverde.
-Él esta bien.-Dijo Alfred suavizando su aspecto, sus garras volvieron a ser humanas y su semblante se mostró ya no furioso, solo serio.
Al verlo, Arthur comenzó a adentrarse en un remolino caótico de sentimientos. Sus memorias dolorosas eran ya como pedazos de sueños irreales y demasiado horripilantes como para creer que en verdad habían pasado, dolía y le causaban un malestar general que le revolvían el estomago y hacían punzar su cabeza. Además, estaba el echo que se había convertido en el objetivo de esos seres desquiciados que aparentemente seguían a Alfred por alguna razón.
-Arthur. Lo siento.
Las palabras golpearon el estomago de Arthur. En verdad vomitaría de nuevo. Él no quería estar ahí, no quería respuestas, les temía, pero pronto las necesitaría sin importar lo doloroso que fuera.
Dando media vuelta, atontado y desorientado. Arthur comenzó a caminar sin seguir ningún camino.
<< No mires atrás >> Se advirtió. Si miraba a Alfred, no podría hablar.
-Tu borraste mis memorias porque yo te lo pedí ¿No?…
-Si.
-Pero había otro motivo para hacerlo ¿No es verdad?
Los pasos de Arthur eran seguidos por los de Alfred.
-No quería que sufrieras.
Arthur paró. Luego siguió.
-¿Sufrir eh?
-Me sentía culpable porque esos “emplumados” osaron hacerte daño solo para hacérmelo a mi. Me odian y quieres destruirme, pero no antes de torturarme, usándote. Ellos saben que yo te a-
-Enloqueciste. Siempre lo haces.-intervino con la boca seca.-Con ese pequeño oso, con mi hermano…deseabas destruirlos.
-Si.
Un escalofrió y un burbujeo incomodo en la garganta del ojiverde hizo que se cerrara y tensara sus puños mientras andaba. Sentía que el rostro se le acartonaba por la sangre que no le pertenecía comenzaba a secarse.
Siguió caminando.
El silencio entre los dos volvió a los dos. Alfred solo le seguía sin decir nada. Arthur seguía perdido.
Cansado, sediento, dolido. Arthur siguió caminado solo por impulso, detrás de él, cerca, el demonio le pisaba los talones en silencio como una sombra.
Había mucho que preguntar, pero el miedo que por fin había venido a él, le impedía abrir la boca.
-Arthur.
Adentrándose o alejándose, Arthur solo siguió, cubierto de sangre seca y camino.
-Debes escucharme…Arthur…
Los pasos de Arthur aceleraron. Quería paz, silencio, un momento para pensar.
-Arthur…
El ojiverde paró de nuevo. Pero cuando sintió sus piernas temblar y pensó que se desvanecería se echó a correr.
-¡Arthur!
Corrió, corrió, sin rumbo, entre sombras, entre risas que emergían de su pasado. Entre la confusión.
-¡Arthur!
¿Estaba huyendo? Eso parecía sin duda ¿Qué más podía hacer?
-¡Dije que tienes fue escucharme!
Oyó la voz de Alfred resonar tras él y entonces su cuerpo fue tomado por Alfred que volaba a poca distancia del suelo. Sus alas aletearon tomándolo como una presa que corría de las garras de un ave de caza.
-¡Suéltame!
Se sacudió Arthur sintiendo el viento golpearle y despeinarle el cabello ¿Tan rápido iban?
-¡No!
-¡Hazlo!
Vociferó, pero Alfred le ignoro. Esto hizo enfadar al ojiverde que impulso su puño y golpeó al demonio en la mejilla.
-¡Suéltame! -Ordenó de nueva cuenta Arthur pataleando y tomando impulso para un segundo golpe.
Pero antes de que eso ocurriera Alfred gruñó y le soltó deteniéndose.
-¡Waa!
Arthur chocó con algunas piedras pero tambien contra la fria agua de un lago que amortiguó un poco el golpe. El agua salpicó y le empapó por completo.
-¡Eres un maldito idiota! ¡Estúpido! -Vociferaba Arthur tratando de levantarse, pero solo lograba resbalar por el suelo mohoso del fondo.
-Eso te pasa por..
Arthur se lanzó a Alfred y otra hola con chapoteos perturbo el agua del lago. Forcejeos y gruñidos, acompañados de golpes y puños, mancharon con sangre fresca el rostro de Arthur.
Su frustración era liberada por la paliza que le estaba brindando al demonio que tardo en responder. La vieja sangre seca se iba poco a poco con el agua.
-¡Basta! -Gritó Alfred lanzando a Arthur.
-¡Agh!
Arthur no escuchó y volvió a levantarse para taclearlo. La sangre de Iván se había ido de su cara, su ropa se rasgó por el forcejeo y sus puños estaban rojos, dolidos por golpear a Alfred.
Un golpe, lagrimas, un golpe, gotas sucias de agua, un golpe…un lloriqueó.
Cuando Arthur ya no pudo más, dejó en paz a Alfred, arrastrando sus pies fuera del agua y cayendo de rodillas en la orilla. Gritó lleno de frustración porque no sabía que sentir. Que hacer, como continuar.
Su rostro empapado con mugre y lagrimas, miraron con furia y dolor la luna. Gritó y luego…un calor le abrazó tomándole desde atrás.
-Perdóname Arthur.-La voz de Alfred era un susurró arrepentido con voz suave.-Pero…hay cosas que no puedo controlar. Mi ira estalla por la envidia que siento cada vez que hay una amenaza, cada vez que hay la posibilidad de que te alejen de mi. Yo…
Girándose Arthur tomó la ropa de Alfred arrugando su frente, con lagrimas en los ojos.
-¡Cállate! ¡Cierra la maldita boca!-Fue un alarido rabioso lleno de dolor y frustración.- ¡Por tu culpa sufrí un infierno! ¡Jugaste con mis recuerdos! ¡No te importaba otra cosa! Eres egoísta, ruin, un idiota al que odio…-Los puños de Arthur se aflojaron.-Y ¿Sabes lo gracioso de todo esto? Que… que a pesar de todas las cosas malas que eh pasado, esta confusión, estas sensaciones delirantes que no me dejan estar firme ante ti y hacen que pierda el suelo…yo, estoy mas angustiado por saber ¿Porque esos seres te persiguen con tanto odio y ahínco? ¿Por qué quieren hacerte daño? Me preocupas…yo te amo.
Olvidando respirar, olvidando que no debía tocarlo, Alfred acarició un mechón de cabello de Arthur, una de sus mejillas estaba cortada debido a la pelea en el agua, sus ojos esmeraldas a pesar de estar hinchados, eran hermosos para el demonio. Siempre lo habían sido. Y siempre lo serian.
-Perdóname Arthur.
El fruto prohibido estaba en sus manos y listo para ser devorado.
Una larga y afilada lengua lamió las lagrimas saldas de Arthur pasando suavemente por su corte. El sabor del hierro y la sal, era excitante, el dolor de Arthur y su tristeza, eran maravillosos.
Un quejido bajo hizo que sus orbes zafiros se rasgaran y sus manos buscaron su cuello pasando sus dedos por los cabellos de su nuca, tomándole, tiró de ellos obligando a Arthur a mostrarle sus labios.
Estaban sedientos, uno del otro, era hora de saciar su sed.
Inquieto Arthur dejó que los besos agresivos le devoraran mientras que sus manos curiosas buscaban su cuerpo. No hubo cuidado, solo lujuria.
Arthur logró abrirle la camisa a Alfred, su cuerpo esculpido se pavoneaba sin enterarse con el subir y bajar apresurado de su respiración, los dedos de sus yemas le acariciaron y luego sus uñas le rasguñaron intercalando besos.
El calor de sus cuerpos frotándose en un vaivén de roces placenteros les arrastraba simplemente a actuar.
Alfred con impaciencia expulsó los muslos de Arthur, su cuerpo mojado dejaba una hermosa trasparencia en su camisa de color claro, permitiendo deleitarse las pupilas con el cuerpo que tanto había soñado poseer por completo.
Todos los detalles que podía apreciar, lo que le enloquecían, estaban servidos.
-Alfred, no me mires tanto y date prisa.
Arthur se colgó de su cuello y llevándolo al suelo para quedar enzima de él acarició sus hombros y probó de nuevo su lengua. Sintiéndose arder por la impaciencia del ojiverde, Alfred se separó un poco de sus labios húmedos y mojó sus dedos. Luego, volviendo a besarle comenzó a acariciar su entrepierna, llegando poco a poco a el punto blando y vulnerable de un Arthur que temblaba, tal vez de placer, tal vez por que estaba nervioso o tal vez, ni el sabía muy bien el por qué. Mordiéndole con rudeza, Arthur levantó las caderas para que un primer dedo entrará a su ano, dalia, por eso Alfred permitía que desquitara su dolor con su boca al morderle. Otro gritó y Arthur mordió el cuello de Alfred sujetándolo mientras él se divertía con si interior blando. Era increíble que estuviera ahí, mojado, con ganas de seguir escuchando para siempre los gritos de su amado. Estrecho. Otro dedo. Más dolor. Otro mordisco en el hombro.
Amargo néctar goteaba de sus miembros que se rosaban cuando Arthur movía las caderas en contra de los dedos de Alfred, entonces Arthur escondió su rostro en el cuello del demonio y comenzó a frotar sus miembros con sus manos. Eran tan diferentes y la sorpresa del ojiverde al sentirlos en sus manos eran las de un niño que descubre algo que le absorbe por completo. Sus mejillas encendidas y sus ojos cristalinos miraban el bamboleo de sus manos y entre sus dedos la piel rosada y suave que por primera vez tocaba. Arthur gruñía por el placer recibido y con deseo introdujo un tercer dedo en Arthur moviéndose con brusquedad. Su cuerpo se arqueó con un grito y Alfred le contempló maravillado ¿Qué tan adentrada estaba la noche? Esta noche que deseaba nunca acabar.
-Lo siento Arthur.-Dijo Alfred sacando sus dedos penosamente del interior de Arthur.-Pero así te lastimare menos. Dicho eso, tomó a Arthur de las caderas y con sus movimientos, le obligó a colocarse de rodillas exponiendo su trasero.
-Aaagh…
Balbuceó Arthur algo como << Este estúpido>> Pero Alfred se apresuró y lamiendo sus labios dejó caer su saliva fria al esfínter enrojecido del ojiverde.
-Ahora ven aquí.
Las manos de Arthur le tomaron de los muslos y con un brazo rodeando su cadera hizo que el ojiverde se sentara sobre su entrepierna, empujando su miembro al interior de su ano y haciéndose paso entre los quejidos del demonio y los gritos bajos contenidos por Arthur.
-D-duele, maldición.
Arthur cerró los ojos cuando Alfred le tomaba con movimientos lentos.
-Ha..haa…como desearía moverme más rápido.-Confesó Alfred al oído de Arthur.- Quisiera que me pidieras que me detuviera que me rogaras que no te lastimara mientras me vengo dentro de ti. Tan solo pensarlo.
-Ca-calla…maldito sádico.
Alfred rio bajo y cubrió la espalda de Arthur con su pecho, moviéndose con envestidas más veloces.
-Tu interior es mejor de lo que me imagine. Tenerte así, es mucho mejor que lo que eh soñado. Arthur…¿Sabes que deseaba esto desde que eras un pequeño?
Confesiones vergonzosas, palabras que molestaban a Arthur. Deseaba que parara. Pero no podía hablar, sus palabras eran ahogadas por sus gruñidos. Si habría la boca gemiría y no quería darle la satisdación a Alfred de escucharlo de forma tan vergonzosa.
Le callaría.
Moviéndose repentinamente, Arthur se retiró lo suficiente del agarre de Alfred quien solo observó como Arthur se acomodaba frente a él y con sus piernas lo rodeó.
-Cierra la maldita boca de una vez-Dijo colocando de nuevo el miembro de Alfred dentro ahora con mas facilodad.
Y con un gesto provocador, Arthur besó de nuevo a Alfred mientras sus manos jugaban a tironear de sus cabellos negros. Ahora Arthur por la posición en la que se encontraban era él quien se movía. Cuando lo hacia lento hacía sufrir al demonio sin duda, era terriblemente placentero y la desesperación de obtener más de ese placer embriagante le había demostrar su ganas contenidas en gemidos.
-¿Ahora quien esta sufriendo? -Se burló Arthur al estar cerca de su oído y luego marcó su lóbulo con apresuro.
Alfred recorrió la espalda de Arthur dejando marcas de sus uñas recorrerle de arriba abajo y aspiró hondamente su perfume. Su cuello estaba sudando, sus piernas tambien. Su pecho latía apresurado y cayendo en cuenta que estaba en su limite frotó su miembro con una sonrisa juguetona miró fijamente al demonio.
-Alfred…
El demonio de ojos zafiro sintió una holeada de energía cuando Arthur, llamándole expuso su manchada alma a través de sus ojos de Alfred, era lo mas bello que había presenciado, era un manto celestial dentro del ojiverde, la oscuridad y la luz maclado en su interior, lo hacían aún mejor que antes.
-Arthur.
Alfred lo rodeó con su brazos fuertes y con brusquedad, le envistió para marcarlo con su esencia.
Fusionarse, que se hicieran solo uno demostrándose el amor retorcido que se tenían y experimentar por primera vez el placer de sus cuerpos, entrelazó la alama de Arthur al demonio, para siempre.

-Mira que desastre Iván.
-Perdón, es solo que estaba enfadado. Yo solo quería saber quien jalaba mis hilos. No me gusta ser marioneta, prefiero ser el titiritero.
-¿Es por eso que dejaste ir a ese mal nacido?
Iván miró al demonio de alas destrozadas que temblaba a sus pies, Francis luchaba por volver a mantenerse en pie.
-Basta.
Un fulgor amatista hizo crujir la madera bajo los pies de Matthew. El demonio de llamas purpuras hablaba con calma, pero su rostro reflejaba su gran ira contra el arcángel que había lastimado a Francis en la ausencia de su hermano.
-Matthew…
El sonido de alas agitarse dentro de las ruinas donde los demonios se habían refugiado después de que Iván hubiera secuestrado a Arthur y Alfred se hubiera marchado tras él, las ordenes habían sido cuidar a Allistor. Pero, ni Matthew ni Francis pensaron que todo había sido un plan de Iván para que la verdadera cabecilla de todo este alboroto se mostrara. Su impecable traje blanco hacia juego con alas doradas que brillaban como hojas afiladas de metal. Sus ojos celestes eran la prueba de que los ángeles eran bellos, su rostro y cuerpo perfecto eran adornados por su corta cabellera dorada.
-Entrégame a Allistor antes que mi paciencia se agote.-Decía el bello ángel de cuerpo voluptuoso que descendía colocando un pie sobre la cabeza del demonio de la lujuria.
-Y pensar que estaba siendo controlado por ti.-Suspiró Iván enfadado, fingiendo tristeza asiéndose a un lado.-Un ángel que ayudo a desterrar al mismísimo rey de los demonios, se comporta como toda una…
-¡Cierra la boca! -Vociferó Emily.-No dejare que un demonio como ese se salga con la suya. Jamás.
-Sigh. Yo ya hice lo que me pediste (No me quejo de haber conocido a Envidia, es muy lindo) pero no hare más, sabiendo que tú estas detrás de este estúpido plan. -El arcángel desplegó sus dos pares de alas y mirando con una amable sonrisa al demonio de la pereza agregó.-Discúlpame por haber lastimado a tu amigo.
Matthew miró a Francis y luego al furioso ángel de alas doradas.
-Por favor…dime porque ese ángel quiere hacer desaparecer a mi hermano.
Iván parpadeó sorprendido que un demonio le pidiera una explicación tan amablemente.
-¡Aún soy más fuerte que tu Iván.-Rugió Emily.-¡Aun soy tu superior! ¡Así que te ordeno cerrar la boca! ¡Ya no te necesito aquí! ¡Lárgate!
-Lo sé.-contestó Iván con una sombra en su sonrisa.-Lo siento pequeño, pero esta vez, somos enemigos. Tal vez…otro día.
Alzando vuelo, Iván desapareció con un destello de luz blanca antes de que su cabeza tocara el techo de las ruinas.
-Ese maldito, seguro planea algo.-Rechinó los dientes Emily diciéndolo para si misma.
-Es molesto pelear.-Habló Matt para recordarle al ángel que aún estaba ahí.-No quiero hacerlo. Pero…si es necesario lo hare. No quiero que le hagas más daño a ese demonio sadomasoquista.
Señaló el demonio a Francis que sonreía de forma estúpida bajo la suela del ángel.
-Sigh.- Emily cruzó los brazos sobre su pecho generoso y con sonrisa confiada se preparó para hacer el trabajo ella misma.-je, bueno, al final me divertiré un poco. Oye, dime demonio ¿Crees que realmente le importas?
Matthew suspiró agotado.
-Si te refieres a Alfred…-La llama purpura que se había calmado creció de golpe iluminando los rincones dañados y oscuros, las alas blancas demoniacas de Matt se estiraron listas para enfrentarse al ángel.
-¿En serio pelearas contra mi? ¿Por un humano?
-Ese humano es importante para Arthur, Arthur es importante para Alfred y Alfred es importante para mí aunque sea una molestia…Además, te lo dije, no quiero que le hagas más daño a Francis.
El ángel suspiró de nuevo con aires de confianza.
-Bueno, no te eliminare solo porque podre usarte de mensajero.
El bello ángel estiró sus alas doradas que se habían afilado peligrosamente como hojas de acero precioso.
Era hora terminar esto, de una vez por todas.
...

Notas finales:


Bueeeeeno, pensé, ¿Quien más podría hacer frente y ser digno enemigo de Alfred si no él mismo? (Por decirlo de alguna manera) XD ya solo falta descubrir porque Emily ah echo sufrir tanto al pobre cejon solo para atormentar al demonio (Que malota) y algunas cosillas que dejare en claro el próximo cap. Y sip, esto esta por terminar (Creo) 
¿Opiniones? ¿Comentarios? ¿Dónde la regué? No duden en decírmelo -w-
¡Saludos!


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