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El precio de mi deseo por Mokona negra

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Notas del capitulo:

Hola! Eeemh…no sé que decir, solo que espero les guste este capitulo final en el que hago todo más…complicado (¿) por favor díganme si ya me aleje de la idea principal (porque según yo, no lo eh hecho) en fin, disfruten XD
Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.
Advertencia: Un poco de violencia XD 


-Arthur…despierta…
Allistor insistió con su hermano. No había muerto, solo había perdido el conocimiento. No había tiempo para hacerle reacciona debían alejarse. All le tomó con dificultad cargándole sobre su espalda y buscó por donde salir de las ruinas.
Era peligroso permanecer un minuto más cerca del demonio y el ángel, que no dejaba de dispararle, el rugir seco y hueco de cada disparo era ensordecedor, uno tras otro, ráfagas de casquillos era escupidos cayendo suelo. El demonio se había hartado y moviéndose con una velocidad asombrosa deicidio que era hora de contratacar.
-Uhg…
Emily batió las alas y decenas de plumas se trasformaron en su segunda arma, afiladas y pulcras hojas que podían cortarlo todo. Pero eso no intimido al demonio. Su mirada vacía clavada en el ángel fue acompañada por un rostro frio que recibió el golpe certero de las plumas que se insertaron en su cuerpo cuando esté saltó hacia Emily y la tomó del cuello. La sangre del demonio brotaba de las heridas, que le cubrían las piernas y los brazos, una hoja afilada en el pecho, otra más, en el abdomen, dos certeras en el hombro, esparcidas como espinas, se manchaban sobre su cuerpo que comenzaba a brotar sangre fresca. Gotas suicidas caían desde los puentes dorados que se habían convertido las plumas en el cuerpo de Alfred, pero eso no le inmutó. El dolor no era nada para Alfred.
-Bastardo-Logró articular Emily luchando contras las garras del demonio que se cernían cerrándose con fuerza.
-Decepcionante. Solo eres basura.
Alfred agitó su cola y alzándose, la convirtió en una punta de lanza negra que fue directo contra el vientre de Emily.
-¡Agh! ¡AH!
La lanza salió arrebatando el color carmín del cuerpo del ángel que sangraba, no conforme, Alfred volvió a atravesarle, una, dos, tres, cuatro, cinco veces con movimientos lentos para que el dolor se multiplicara. Las alas de Emily se agitaron tratando de escapar, al no lograrlo otra tanda de cuchillas doradas fue lanzada.
Se escuchaba la mezcla de sonidos en las ruinas, los alaridos de Emily, sus plumas silbantes que chocaban y destrozaban su alrededor, clavándose en paredes y muebles rotos, desgarrando carne y las alas del demonio que seguía cerrando sus dedos largos alrededor de su delgado cuello, luchando para romperlo. Alfred estaba siendo herido mientras sujetaba a Emily, pero era su presa y aunque perdiera sus alas que empezaban a convertirse en girones oscuros que colgaban de su espalda por culpa de las plumas del ángel, no soltaría a su presa.
“flip” un corte en su mejilla apareció por una pluma, “Crak” los lentes de Alfred cayeron al suelo destrozados cuando media pluma atravesó uno de sus ojos.
Alfred dio un paso atrás por la fuerza que llevaba la pluma pero volvió a pararse firme y sus llamas aparecieron en su manos y la punta de su cola.
-¡HAAG!
Las llamas quemaban la piel de Emily que chilló de nuevo por el dolor y por aquella lanza que se perdió en medio de su estomago.
-Te abriré como a un cerdo.-Sonrió Alfred con locura y furia impresa en sus facciones.-Expondré tus viseras mientras mi lanza penetra tu sucio cuerpo…
Emily no podía más. Sus ojos salían de sus cuencas y el dolor quemaba. Sus alas que habían estado agitándose y sacudiéndose lanzando cuchillas comenzaron a caer como pétalos marchitos. Estaba muriendo en las garras del demonio mientras sentía la lanza jugar dentro de su cuerpo, abriéndose paso, entre sus órganos, rasgándole mientras se bañaba con su preciosa sangre.
Entonces todo ese dolor llegó a su clímax y tras una visión borrosa, pudo verla.
Era Alice. Su ángel había venido desde las estrellas apagadas para llevarla consigo. Ella le sonreía. Ella…
Emily cerró los ojos por un segundo y al abrirlos ya no vio a su pequeño ángel, solo un rostro manchado casi por completo por la sangre que no dejaba de brotar de un demonio lastimado, aguerrido y decidido a matarla.
Eso…no iba a suceder así como así.
Las alas de Emily volvieron a levantarse y sus manos se aferraron a las de Alfred para hacer su ultima jugada. Ella ahora le sujetaba a él.
El agarre de Alfred disminuyó cuando se dio cuenta que las alas de Emily le estaban encerrando con ella en un capullo de oro.
-Si muero, te llevare conmigo…-Dijo Emily cuando Alfred se dio cuenta que estaba atrapado.-Yo gane.
Dichas esas palabras, las alas se unieron mientras nuevas plumas cerraban cualquier hueco mientras las llamas de Alfred se fueron apagando.
Emily sonrió en su ultimo momento << ¿Me pregunto sí, estarás enfadada por todo lo que hice para llegar hasta este punto?...Seguro que sí…solo espero…que me perdone y vuelva a sonreír para mi >>
Emily al final, tambien pensó en como había cobrado venganza, arrepintiéndose vagamente de haber echo daño a un humano. Haciendo que este se enamorara de un demonio para luego hacer más profundo el dolor cuando rechazara al demonio al poner al descubierto su sádica naturaleza.
Emily respiró profundamente recordando el perfume fresco y dulce de Alice.
-Lo siento Arthur…-Se disculpó con su ultimó aliento.-Alice...
<< Pronto volveremos a vernos >>
Esto era malo para el demonio. No sabía que pasaba, pero sabía que si no salía del capullo de plumas, tal vez él…
-¡Maldita perra!
Rugió Alfred y sus garras soltaron el cuello de Emily cuando las ultimas plumas los encerraron por completo. Solo por una pequeña abertura que se selló el final, dejó ver lo que había pasado al mismo tiempo que se cerró.
Con sus propios dedos, con las garras del demonio, Alfred cortó la garganta de Emily. Pero eso ya no importaba. El ángel se había sacrificado, encerrando en una prisión dorada al demonio.

<< ¿Qué es ese sonido? ¿lluvia?… >>
“Él…sera mío y…tú, ni su hermano ni nadie me lo quitara…no me importa que tenga que destrozar su alma, borrar de nuevo sus recuerdos…¡No importa!”
<< No se trata de la lluvia, es el recuerdo de la voz de Alfred acompañada de sus llamas crepitantes que la imitan… ese sonido, yo lo conozco. Hace tiempo, cuando le pedí olvidar lo que me habían hecho…estaba rodeado de ese sonido. Era música azul que consumía mi hogar >>
-Arthur…hey idiota, tenemos que salir de aquí, responde…por favor, despierta.
<< Ese es Allistor. De nuevo preocupándose por mi con su siempre particular forma de ser. Este hermano mayor que tengo, esta siendo muy descuidado. Esta apretándome con fuerza ¿Por qué? ¿Por qué se aferra a mi? ¿Por el fuego que se escucha? ¿Por qué hay estallidos que resuenan en mi cabeza? Truenos, lluvia…>>
“Si el precio de mi deseo es convertir a Arthur en un cascaron vacío o manchar por completo su alma por amarle toda la eternidad…que así sea…”
<< ¿Qué esta diciendo Alfred? Sus palabras…duelen mucho más que los golpes, mucho más que ser usado. Yo…me estoy ahogando en su mar de oscuros cabellos. Alfred me ha lastimado y no lo puedo negar…él es tóxico…y yo estoy tomando su veneno a cucharadas con sus besos ponzoñosos, con sus caricias envolviéndome como hiedra. Yo…me siento vació, estúpido por creer que Alfred…>> Arthur no puede evitar pensar en su ropa mojada, en como fue despojado de ella y ahí mismo en medio de la nada, su todo fue entregado a un demonio << Dolía tanto que el alivio que me brindo Alfred con su cuerpo se convirtió en una droga que prometió curarlo. Pero, solo fue un placebo >>
La garganta de Arthur comenzó a arder y se cerró con sus pensamientos oscuros. Desde lo más profundo de su ser. Se apagó. No quería respirar, no deseaba volver a sentirse un juguete por quien pensaba amar.
Simplemente ya no podía más. Sin darse cuenta del inicio de su final entregó su cuerpo usado y herido a la nada.

-Arthur.
Abriendo los ojos, una puesta de sol con aroma a canela y flores le recibe ¿Un sueño? Se ve sentado en un columpio y reconoce el lugar en donde esta. Hay un árbol y césped a su alrededor, infinito con cabezas de diente de león esponjadas y listas para soltar sus semillas. Ve una figura que le mira a un par de metros de distancia. La luz naranja esconde su rostro, pero nota como sus cabellos son largos y flotan con una brisa que no siente, que no nota; la figura tiene un par de alas pequeñas que se mostraban un poco, son temerosas y se ocultaban tras su espalda.
No parecía ser un sueño cuando Arthur comenzó a despertar sus sentidos. Sentía por primera vez la cadena metálica del columpio que montaba, era fria, sentía una caricia del atardecer, el aroma del campo le golpeó con un poco más de insistencia y su cuerpo, estaba adolorido. Todo esto era real.
-Arthur.
Le volvió a llamar. Pero Arthur no quería hablar, se resistía a la gentileza de la voz.
-Oye…
-¿Umh?
Entonces Arthur cedió sin querer ante la segunda voz que le llamó. Alzando la vista vio cabellos encendidos y una mirada esmeralda que asemeja a la de un gato, pensó en Allistor por un segundo pero este sujeto…tiene el mismo rostro que él. Abriendo bien los ojos, el ojiverde se sorprendió de verse así mismo y perdiendo el equilibrio cayó de espaldas al césped de lleno con los pies que le colgaban del columpio.
-Ah…bien…consiente y todo. Y estúpido tambien.
-¿qui-qui-quien eres?
-¿Quién soy? -Preguntó alzando una ceja impaciente.-¿No tienes cerebro? Soy tu demonio.-Soltó sin mucha importancia.
-¿Mi demonio?
-Idiota y retrasado. Si, tu demonio.-Le insultó y reafirmó el pelirrojo a Arthur ante su incredulidad.-¿Qué nunca has escuchado que los humanos tienen demonios y ángeles afines?
-…
-Ah…
El pelirrojo dejó caer sus manos decepcionado y luego tomando las pantorrillas de Arthur le arrastró por el césped entre quejidos del aludido levantando algunas motas blancas de los dientes de león mientras le alejaba del columpio. Soltándole, el demonio esperó a que Arthur se levantara, pero este sentía sus piernas temblorosas y solo logró sentarse.
-Si que estas echo un desastre. Es tan vergonzoso estar ligado a ti.-Dijo con fastidio.-Pero no tengo de otra…aunque no quiera, has llegado a un punto en que deseas morir sin remedio y ese deseo junto a todas esas experiencias negativas me han hecho aparecer.-Explicó ante el silencio de Arthur.
El ojiverde observó a su otro yo. Llevaba ropas oscuras y tal como Alfred tenía alas de murciélago, pequeñas, que parecían estáticas a diferencia de su cola larga que terminaba en una punta de lanza que se movía de un lado para otro, como la cola de un perro, gustosa. Además, un par de protuberancias cortas hacían de cuernos pequeños en su frente a diferencia del otro demonio que los lucía a los costados de su cabeza.
-No entiendo…¿Se supone que estoy muerto? -Arthur entrecerró los ojos tratando de recordar lo último que sucedió después de sentir un dolor enorme en todo el cuerpo que le apabulló cuando Alfred trató de golpear a su hermano.-¿Morí?
-¿Tanto te preocupa? -Inquirió el demonio pelirrojo.-¿Qué importa si estas muerto? ¿Qué no pensabas hace poco que querías dejar de sufrir por culpa de Alfred?
Arthur rechinó los dientes cuando el demonio le nombró.
-Él…él dijo que me amaba…pero…pero su deseo de estar conmigo a hecho que me lastimen, a lastimado a otros…
-¿En serio te ama? -Chasqueó la lengua- ¿Y que esperabas? -Decía rascándose la nuca un poco fastidiado por los lamentos del ojiverde.-Es un demonio. Alfred solo le interesa satisfacer sus anhelos. El único, tú. Sus oscuros deseos relucieron como debían de hacer, tarde o temprano tenía que suceder.
Arthur estaba devastado con la verdad aplastante. Era verdad ¿Que esperaba de un demonio? ¿Que cambiara? ¿Qué de repente su naturaleza fuera aceptable para él? Eso solo eran fantasías, sueños. Vivir al lado de ese ser que pensaba amar era su deseo. Uno infantil.
-¿Ahora que? -Preguntó el pequeño Arthur aceptando por fin esa verdad abrazando sus piernas tal como un niño perdido haria y hundió su rostro en ellas.
-No quiero dejar a Allistor solo, soy su única familia, no quiero morir pero…tengo miedo de ser lastimado de nuevo ¿Qué pasaría si Alfred solo me desea con lujuria, con posesión enfermiza? Eso…eso no puede ser amor.-Dijo recordando con una punzada el encuentro “amoroso” con el demonio.
Sus palabras apenas y podían describir que pensaba; sus movimientos apenas y demostraban lo que sentía. Tras sus parpados podía recordar como su cuerpo anhelaba ese calor lujurioso que le incitaba a mover su cuerpo junto al de Alfred. Recordaba sus ojos azules brillantes de pupila dilatada fijos en él cuando sus gemidos le hacían contener la respiración a la par, sus labios besándole con furia sedientos de su boca…placer, morboso y lascivo que le había convertido en otro. Arthur jaló sus ropas, enterrando sus dedos congelados en la tela. De nuevo, iba a llorar estúpidamente sin saber que más podía hacer.
-Arthur, te diré algo…regresa. Regresa ahí y enfréntate a todo…
-Y-yo no puedo…-Balbuceó.
El silencio en el jardín era arrullado con los juguetones vientos que peinaban el césped y columpiaban los tallos de diente de león, unas cuantas motas más levantaron vuelo.
-Entonces, si no puedes hacerle frente…-El demonio mostró una larga hilera de dientes cuando su boca ansiosa se acercó al oído de Arthur para susurrarle.-Déjame tomar tu lugar…
Pasando saliva con dificultad, Arthur se volvió pequeño al abrazar con fuerza sus piernas.
-¿Por qué quieres tomar mi lugar?
-Arthur. Soy tu lado obscuro, ese que toda persona tiene, esa parte que rozamos cuando estamos a punto de cruzar la “línea”. Si salgo de tu interior y florezco en tu cuerpo, te ayudare a que nadie se aproveche de ti. Eso jamás volverá a suceder…además, si aceptas, ya no tendrás que preocuparte por nada. Lo que piensas y sientes, quedaran tras una cortina y tu…
-N-no puedo.-Vaciló Arthur por un segundo pero luego agregó.-Si regresó haya, mi hermano notara que eh cambiado, que soy débil, lo decepcionare. Él sabrá que han tomado mi lugar y se preocupara.
-¿Allistor? Ese tipo que siente algo tan repugnante por su propia sangre? -Alzó la voz.
-¿Qué quieres decir?
- ¡Escucha! Yo sé que ese con que compartes la misma sangre, esta cegado al igual que el demonio por sus mundanos deseos carnales. Solo desea poseerte como un trofeo “Arthi” ¡Y no te atrevas a defenderlo! ¡Tú lo sabes a ala perfección! Lo has visto reflejado en sus ojos. La indecencia en como te observa.
-Basta…-Lloriqueó Arthur.
¿Por qué aquí tenía que sufrir tambien? Las palabras del demonio se abrían paso como finas agujas a través de sus oídos. Cada una le pinchaba y bajaba a su pecho rasgando su interior con ardor y dolor agudo.
-¡Solo digo la verdad! ¡Tú mismo lo has presenciado pero te has negado a ver! -Bufó y sin que Arthur se diera cuenta sus alas comenzaban a crecer rodeándole. Disfrutando torturar al ojiverde, le tomó por detrás con cuidado, casi con un abrazo consolador, pasando sus largos dedos y uñas oscuras bajo los brazos de Arthur rodeándole el pecho.-Mi querido Arthur, siento ser rudo contigo, con “nosotros”, pero no importa si endulzó la verdad con palabras bonitas o si cubro tus bellos ojos para que la verdad quede oculta tras la oscuridad de la negación. La verdad, sera siempre esa. Tú, no vales nada ya como persona. Tú, lo has dicho… eres una muñeca que un caprichoso demonio le puso el ojo y ahora desea con recelo para jugar con ella. Eres solo algo que un humano cree que le pertenece aunque sea prohibido. Todos, quieren jugar contigo…mi pobre, pobre Arthur…por eso, quiero que me dejes a mi tomar tu lugar, dame tu manchada alma para oscurecerla con mi esencia para cambiar de roles y de esa forma, liberarte.
-Li-be-rarme…-Recitó Arthur sin dar la cara.
-Vamos mi querido Arthur, piénsalo...Si te quedas aquí…ya no tendrás de que preocuparte, jamás. Déjame llevar tu carga, déjame ayudarte…
La sombra de las enormes alas del demonio sumergieron a Arthur en oscuridad. Amenazadoras, robaban luz y calor. Pero a pesar de su peligrosa forma, unas alas pequeñas, incluso dañadas, no le temieron y con pies descalzos, se acercaron a Arthur.
Una mano pequeña y gentil acarició su cabeza.
-Arthur…-Era el ángel que le llamaba desde un principio.-Mi pequeño niño. Esta bien que esos deseos te tienten, pero, no debes de pensar que estas solo para soportarlo.
El demonio entrecerró los ojos molesto al ver como Arthur daba por fin la cara ante las palabras del ángel. Su nariz goteaba y sus lagrimas le inundaban el rostro. Frente a él, un ángel de bello rostro le sonrió amigablemente. Sus ojos eran del mismo color que los del demonio y los de Arthur << Sus ojos >> Arthur apenas tocó el parpado de su ojo y recordó la historia de Matthew.
-No te preocupes Arthur.-Continuó el ángel atinando los pensamientos de esté.-Gracias a esa joya, es que estoy aquí, tal vez no completamente, pero si una pequeña parte de mi que no quiere dejarte solo con esta carga.
-D-dis…-Arthur se mordió la lengua.-Perdón…por mi culpa…tú…
-Ssh.-El ángel tomó con delicadeza la cabeza de Arthur y atrayéndola a su pecho le tranquilizo.-No es tu culpa. No debes disculparte con nadie. Tú eres quien a sufrido más que ninguno.
-Pero has muerto…
-Descanso. Morir no es lo mismo que sufrir Arthur. Además ¿Recuerdas que soy un ser de luz? No debes de preocuparte por mi. Solo por ti. Je ¿Pero no puedes evitarlo verdad? Tu prioridad es amar sin recibir nada a cambio, ayudar sin que nadie te tienda la mano. Escogiste un camino sin rencor. Por eso, eres maravilloso.
-Yo…
Arthur pensó que se secaría por tanto que había llorado, pensó que se quedaría mudo por las cosas que había gritado y a la vez callado.
-Arthur. Sí te quedas aquí...veré que tu hermano este bien. Yo…me ocupare de eso. No dejare que tus demonios se liberen por completo. Pero no te mentiré, él se hará cargo la mayoría del tiempo. Un pequeño precio a pagar por tu deseo.
En brazos maternales, Arthur vio como el ángel le acogía en su seno con protección. Era un trato agridulce. Adormecido, aceptó. Entonces sus dudas y miedos se diluyeron como sal en agua.
-¿En verdad? -Insistió con voz infantil.
-Sí. Te juro, que todo estará bien. Confía en mi…
Cerrando los ojos, Arthur dejó que le acunaran. Dormiría en un sueño. Uno que le mantendría a salvo. Por siempre.

La noche llegó al sueño de Arthur quien dormía en brazos de Alice. Ella le susurraba palabras mágicas que le hacían respirar tranquilo, que le mimaban su corazón confundido y herido.
El demonio pensativo, se limitaba a crear a su alrededor pequeños destellos rojizos que flotaban a su alrededor como pompas de jabón.
-Son hermosas.-Soltó Alice sin mirar al demonio, el ángel se dedicaba a peinar el cabello de Arthur.
El demonio le miró de reojo.
-A los tres nos gustan esos insectos ¿no? Como brillan por su propia cuenta en la oscuridad, sin miedo a perderse o ser engullidos por la noche, por eso…pensé que estas le gustarían si despierta.
Alice sonrió con tristeza.
-Seguro le gustaran.
Alice volvió a cantar y el demonio a crear luciérnagas carmín.
-Bien…es hora.

Allistor había logrado salir llevando a cuestas a Arthur en la espalda. Había pasado un rato desde que el único sonido que escuchaba era el del campo donde se encontraba.
-Maldición.-Gruñó tratando de ubicarse.
No tenía ni idea donde se encontraba.
-He-hermano…
-¿Arthur?-El pelirrojo tubo cuidado de bajar a Arthur de su espalda cuando le escuchó hablar.-¡Hey! ¡Despierta!
Zarandeándolo por los hombros, Allistor se alivió un poco cuando por fin Arthur despertó.
-¿Qu-que pasó? -Preguntó llevándose la mano a su cabeza y luego haciendo una mueca por el dolor que sentía en el hombro.-ugh…
-Tranquilo. Solo estas mallugado por culpa de ese demonio.
Arthur parpadeó confundido, miró intercaladamente a su hermano y luego a las ruinas que se levantaban lejos a sus espaldas.
-Tuve que sacarte de ahí, esos dos…estaban fuera de control y…
Arthur se tambaleó y se sujetó de Allistor que le miró extrañado.
-Hermano…vámonos…no quiero…no quiero saber nada mas de ángeles y demonios. No quiero saber nada de eso.
Entre los brazos familiares de su hermano. Allistor solo se limito a asentir.
Allistor Kirkland no pudo ver que, su hermano, ya no era el mismo ¿Cómo podría saberlo? ¿Cómo podría saber que, el que había regresado del limbo era otro?
-Busquemos como regresar…
Allistor colocó su mano pesada en la cabeza de Arthur mientras miraba las ruinas. Solo había silencio. Tal vez, el ángel había acabado con el demonio y así cumplido su misión. Él, solo esperaba que así fuera, ya estaba hasta la coronilla de esas cosas de fantasía.


Notas finales:

Tururu tururu…nuuu, pues no es el capitulo final, bromeaba con eso (no me maten XD) bien, pequeña explicación de lo que paso con Arthur, por si lo complique demasiado. 
Bueno, digamos que, trate que Arthur se “encontrara” con su demonios internos, aceptándolos de una buena vez para ya no ser el juguete de nadie XD entonces su parte “linda” se quedo con Alice y bueno…ya no sera tan ”dejado” kolkolkol~
Ahora el problema es que pasa con el posesivo Alfred y él. Muaja muaja muaja~ 
¿preguntas? ¿Comentarios, criticas o scones duros por arrojarme? XD pues los espero! 
Nos vemos en el próximo cap 
Saluditos! ^3^


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