Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Would you like to be my Valentine? por BombayLove

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tadayoshi le confiesa a Ryo lo sucedido en la pastelería. Ahí mismo se da cuenta porqué hizo lo que hizo, y por qué llevó a Ryo hasta ese lugar rodeados de estrellas.

Mientras esperaba por su pastel, tocando con sus dedos una melodía parecida a la que salía de la radio, una voz familiar lo hizo girarse.

— ¿Okura-san?

Tadayoshi se quedó más que sorprendido al ver a su antigua musa, justo a su lado, esperando a ser atendida.

— Ho… Hola.

— Buenas noches. ¡Tanto tiempo! ¿Cómo está?

— Muy,… bien, ¿y tú?

— Aquí tiene su pedido — Le dijo una de las encargadas del negocio, extendiéndole un paquete decorado a la muchacha.

— Muchas gracias.

— ¿Viniste a comprar…?

— Para mi pareja, sí — Respondió la muchacha, tímidamente.

— Señor, el suyo — Dijo la misma persona que había hecho la entrega a su acompañante de mostrador, acomodando sobre el mismo, su correspondiente caja.

— Muchas gracias.

— Es extraño que Okura-san sea el que esté comprando chocolate…

— Digamos que no ha tenido tiempo para hacerlo.

— Ya veo — Se sonrió la muchacha —. Bueno… Debo irme.

— Sí, claro.

— Espero que nos volvamos a encontrar algún día.

— Yo también lo espero.

Tadayoshi se quedó unos instantes  en su lugar, sólo girando su cuerpo para poder apoyarlo sobre el mostrador. Desde allí pudo ver a quien antes había compartido una milésima parte de su vida besando unos labios ajenos a los suyos. Sacudió su cabeza de un lado a otro y, cuando ya no los vio a través de la ventana, optó por tener el coraje para salir del lugar y enfrentarse una vez más al gélido clima invernal. Llegó hasta la esquina, pero no encontró allí a Ryo.

— Te tardaste…

Al mirar hacia abajo, encontró a su acompañante arrodillado, esperándolo hecho un bollo con su sobre todo.

— Lo siento — Respondió Tadayoshi, extendiéndole luego su mano para ayudarlo a levantarse.

— Gracias — Le dijo Ryo, pero como un vehículo pasaba frente a ambos, se dio cuenta que no había logrado oírlo.

 

Llegaron a la casa de Tadayoshi que no era nada más que el último piso de un antiguo edificio. Las luces se encendieron para mostrarle el lugar de trabajo de aquel desconocido. El dueño del lugar se metió en una de las puertas del lugar y salió de allí a los pocos minutos, acercándose a Ryo, que aún mantenía su sobretodo encima de sus espaldas.

— Vas a sacarte eso, ¿no? Ya encendí la calefacción, y no vas a tardar mucho en empezar a sudar.

— Ah, lo siento. Toma — Le dijo, extendiéndole su ropa —. Muchas gracias por prestármelo.

— No hay de qué.

Ryo se quedó mirándolo volviendo sus pasos a un sillón un poco alejado de lo que parecía ser su lugar del trabajo. 

Se acercó a otro sillón ubicado contra la pared del mismo y se sentó, terminando acostado de lado.

— Oye, ¿Okura? — El aludido, que se había quedado mirando algo más allá de la ventana, lo miró —. ¿Me pintas como a tus modelos francesas?

El aludido se sonrió, y se acercó a él.

— Nunca he pintado a hombres…

— Bueno… Siempre hay una primera vez para todo — El aludido le sonrió de lado —. ¿Sucedió algo malo?

— ¿Mh?

— Estás… raro… No lo sé…

— ¿Tú crees?

— Es verdad que te conozco desde hace apenas unas horas, pero…

Sus palabras hicieron voltear su cabeza para mirarlo, con una expresión de sorpresa.

— Ven conmigo — Le pidió, levantándose y extendiéndole su mano, sobre la cual Ryo posó su mirada, y lo hizo luego con sus ojos.

— ¿Ya no vas a llevarme a la rastra? — Le preguntó Ryo, robándole una sonrisa. Seguido a eso, Tadayoshi lo levantó de un salto, estrechando su mano lo más fuerte que pudo —. Gracias — Le dijo Ryo, sonriendo.

Siguiendo los pasos del dueño del lugar, saliendo del departamento, llegaron al frío pasillo, sobre el cual, a oscuras, subieron unas escaleras hasta que Tadayoshi se detuvo para sacar algo de lo que parecía ser un simple hueco sobre la pared que iba desde el techo al suelo, combinando su base con los escalones. Recién cuando salieron a la azotea y unas débiles luces los iluminaron, se dio cuenta que Tadayoshi llevaba una manta consigo, la cual extendió en medio de aquel frío cemento.

— Ven. ¿Qué esperas? — Le dijo al darse cuenta que desde que habían salido, Ryo no había despegado los pies del suelo.

— Ah… Sí — Dijo el aludido, acercándose a él y sentándose luego a su lado. Segundos más tarde, Tadayoshi se lanzó de espaldas sobre la frazada y miró las estrellas. Bajó la brillante luz de la luna, Ryo no podía decir dónde terminaba el cabello de Tadayoshi y dónde empezaba la penumbra  del lugar.  Imitándolo, se acostó a su lado, y se dispuso a mirar las estrellas.

— Hoy la encontré — Susurró Tadayoshi.

-- ¿A quién? — Le preguntó Ryo, mirándolo.

— A la muchacha que te dije que era mi modelo.

— Ah. ¿Y?

— Estaba en la pastelería, comprando algo para su… pareja…

— Todavía te duele, ¿no es así?

— Esto no iba a ser de esta forma, te lo juro — Soltó, minutos más tarde, sentándose y dejando su cabeza entre sus piernas. Ryo se sentó y acarició su espalda con ternura.

— No tienes que pedirme perdón.

— Iba a ser diferente — Repitió Tadayoshi, sin atreverse a mirarlo.

— ¿Qué sentiste cuando la viste? — El aludido lo miró —. Es obvio que te afectó.

— No fue por ella — Dijo, ocasionando que Ryo arqueara una ceja —… Fue por ti.

— ¿Qué? — Susurró Ryo, sin comprender del todo lo que estaba sucediendo.

— Podrás decirme que estoy loco, y es probable que tengas razón, pero… ¿Te gustaría ser mi Valentín?

— ¿Tu Valentín?

— Pedí que escribieran eso en el pastel…

— ¿Por qué?

— No lo sé. Sólo… tuve la necesidad de hacerlo… Tú fuiste la primera persona que se me cruzó por la cabeza. La persona a quien quise regalarle eso…

— ¿Aún cuando nos conocimos hace un par de horas?

— ¿No crees en el destino? — Le preguntó Tadayoshi al cabo de unos segundos.

— No.

— Pues, yo sí — Le dijo, incorporándose para besar los labios del sujeto que estaba sentado a su lado, sin darle oportunidad alguna de zafarse de él. Aún mantenía el adictivo sabor de la cerveza, fundiéndose con el embriagante pero a la vez ácido aroma a champagne que permanecía sobre los suyos. Se separaron sonoramente. Tadayoshi abrió apenas los ojos para encontrarse con los de Ryo, esperando una respuesta a lo que quería hacer: seguir conociéndolo en una forma más profunda y, hasta más íntima. Sus labios volvieron a chocarse, pero al sentir el roce de sus narices dándole cosquillas, Tadayoshi optó por girar la cabeza y encontrar el ángulo perfecto para volver a besarlo, pero Ryo lo detuvo, alzando ambas manos y posándolas sobre su pecho.

— Entonces…, ¿eres gay? — Le preguntó. Sin soltarlo, Tadayoshi lo miró y se alejó unos cuantos centímetros.

— No.

— ¿Por qué…?

— Quería hacerlo.

— ¿Es por esto que crees en el destino? — Susurró.

— Porque estás aquí…, sí.

— Pero te encontraste con tu antigua novia y…

— Nunca lo fuimos.

— Y sentiste algo por ella.

— Quizás en aquel entonces, dos palabras podrían haber solucionado el asunto, pero… Digamos que nunca hubo un momento exacto para decirlo.

— ¿Qué palabras? ¿Te amo?

— Exacto…

— Y ahora vas a venir a decírmelas a mí porque a ella no pudiste decírselas…

— No. No es eso. No te considero un reemplazo ni mucho menos. Mira, empezamos a hablar siendo un par de desconocidos, y te invito a mi casa a preguntarte si quieres pasar conmigo la noche y hasta San Valentín, ¿no crees que es algo más que un reemplazo? Junto con el hecho de que pude haberte dicho que te amo, y no me dejas hacerlo — Viendo cómo la mirada de Tadayoshi se volvía cada vez más esquiva gracias a la vergüenza y el nerviosismo, Ryo se acercó más a él y lo estrechó entre sus brazos, encontrándose sus manos enredadas entre su cabello azabache.

— Dilo.

— ¿Quieres ser mi Valentín? — Le preguntó, con la cabeza apoyada sobre el hombro de Ryo.

— Eso, no — Dijo el aludido, sonriendo.

— Entonces, ¿qué?

— Lo que ibas a decirme…

Tadayoshi deshizo aquel cálido contacto para mirar a Ryo a los ojos y sostener su rostro con ambas manos.

— Aunque suene ilógico, completamente un sin sentido…, te amo.

— ¿Aunque no sepas absolutamente nada de mí?

— ¿No crees que estamos en igualdad de condiciones?

— Yo podría hablar con tu primo y preguntarle qué tipo de sujeto eres…

— Y yo puedo hacer exactamente lo mismo.

Ryo sonrió y se abalanzó sobre Tadayoshi, lanzándolo sobre la frazada. Acto seguido besó sus labios con ternura.

— ¿Y si mejor lo hacemos entre nosotros?

— ¿Qué cosa?

— Conocernos.

— De acuerdo. ¿Qué es lo que quieres saber de mí?

— Todo…

El repentino sonido de las entrañas de Ryo, lo hizo sonreír ampliamente.

— ¿Tienes hambre?

— Sí — Reconoció el aludido, con una expresión de completa y total vergüenza.

— Entonces, vayamos a buscar el pastel — Le dijo Tadayoshi, incorporándose.

— ¿No tienes frío? — Le preguntó, imitándolo.

— Claro que no — Respondió el aludido, extendiendo su mano para que Ryo la tomara entre las suyas —. El calor que Ryo-chan me da es lo máximo que puedo pedir…

— Qué idiota…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).