Había pasado casi una semana y media, no quería admitirlo pero estaba comenzando a desesperarme. Tratando de huir de ti no solucionaba nada, pero tampoco quería acercarme. No pretendía hacerme ilusiones, pero en verdad que me estaba desesperando.
Sabía que si te acercabas a mí seguramente volvería a caer en tus garras, dejándome llevar por tus palabras, tus besos y tus caricias de nuevo. No quería que nada, absolutamente nada de eso pasara, si no me habías buscado es por que una de dos: o no habías arreglado el problema con Matt, o realmente la teoría que me había planteado acerca de ser una distracción para ti era cierta.
Comenzaba a sentir un vacío en mi estomago, me ponía un tanto triste pensar que de verdad me hubieses mentido, prometí creer en ti, pero estaba comenzando a dudar.
Todos los días, por las mañanas salías de tu habitación con Matt, por obvias razones me mantenía alejado de ambos.
Algunas veces te observaba por la ventana jugar con los demás en el patio, tan tranquilo, realmente parecía que todo hubiese regresado a la normalidad, como si para ti nada hubiera ocurrido.
Seguías haciendo lo de siempre, junto a Matt. Los observaba reír desde lo lejos. Por tonto, cruel, o difícil de creer que resultara me sentía celoso.
Trataba de resignarme pero por alguna razón no podía. Tenía aun esa pequeña ilusión de que muy en el fondo no me mentías
Pero era tonto, viéndote de esa manera sentía tanta rabia ¿Cómo es posible que me engañaras así? Y más ¿Cómo es posible que yo cayera en tu juego?
Sabias exactamente lo que sentía por ti y jugaste con ello.
Desde un principio era imposible que hubiera algo entre tú y yo, lo sabía, lo comprendía perfectamente. Aun cuando empezaba a sentir todo esto desde antes, fije mis limites y evite acercarme a ti, además conocía a la perfección todo ese odio que sentías hacia mí y que no dudabas en demostrarme cada que podías.
Todo era un desastre, tantas cosas daban vueltas en mi cabeza, una y otra vez. No podía concentrarme en nada, no podía pensar en otra cosa, te habías metido tanto en mis pensamientos ¿Cómo lo lograste?
De nuevo estaba suspirando frente a esa ventana, en aquel salón. Prácticamente se había convertido en algo como mi sitio para pensar. Desde ahí podía ver todo el patio, inclusive el lugar donde me llevaste aquella vez, y sobre todo, podía observarte correr libremente por doquier.
Estaba cansado, cansado de pensar, de mirar por esa ventana, ya no podía seguir así, aquello tenía que terminar.
Necesitaba concentrarme de nuevo en lo que realmente me interesaba, mi título a *sucesor de L*. Mi desempeño académico estaba empezando a flaquear, y eso no era común tratándose de mí. Inclusive Roger me llamo a su oficina un par de veces para preguntarme que pasaba conmigo.
¡Era increíble!, las personas esperaban tanto de mí, se fijaban en cada detalle, si por un momento cometía un error, comenzaban a llamarme la atención.
Por ser quien soy no puedo cometer errores, ni uno solo ¿Que pensaría L si le contase todo lo que a sucedido? Seguramente me reprendería.
¡Claro! tal vez eso necesitaba ¡Una reprimenda! Que alguien me llamara la atención y me hiciera ver que estoy mal, pero Roger siempre se limitaba a decir *se que harás lo correcto Near, confío en ti* ¿De que me servia eso?
Suspire de nuevo Ya era suficiente, de ese momento en adelante imaginaria que nada sucedió, después de todo así parecía y así seria como lo tomaría. Ya estaba cansado de todo aquello, era hora de olvidar.
Me separe de la ventana, todo estaba tan silencioso, por ese día me había saltado las clases, seguramente todos se estarían preguntando donde estaba.
Me dirigí hacia la puerta, abriendo despacio para no hacer tanto ruido. Apenas salir, Roger venia hacia donde me encontraba.
“¡Grandioso!” pensé mientras lo veía acercarse hacia mi caminando.
- ¡Near! – dijo mirándome sorprendido -¿Qué estas haciendo aquí? Las clases empezaron desde hace horas.
- Lo sé Roger
- ¿Y entonces?
- Lo siento, no tengo ninguna escusa que inventar.
- ¿Qué esta sucediendo contigo Near? – suspiro – no prestas atención en el salón, no haces tus deberes, has faltado varias veces a la hora de la comida, ¿Y ahora también te saltas las clases?
- ¿Voy a recibir un castigo?
- Me temo… que si Near, lo lamento mucho.
- No deberías, la culpa es enteramente mía.
- Muy bien, entonces ven conmigo.
Y comenzó a caminar. Me limite simplemente a seguirlo en silencio ¿Qué clase de castigo recibiría?
Al llegar a su oficina, se dirijio hasta su escritorio, saco unos papeles, escribió algo y me miro seriamente.
- Bien Near – dijo suspirando y entrelazando las manos – ya que es la primera vez que…- fue interrumpido, alguien llamaba a la puerta – adelante.
Una pequeña niña con coletas se asomo por la puerta
- Eh… con permiso
-¿Qué se te ofrece pequeña?
- Es que alguien esta peleando en los pasillos
Roger suspiro con fastidio -parece que tendrás un compañero de castigos – me observo mientras se levantaba de su escritorio y salía de su oficina.
Había visitado antes ese lugar, pero nunca por esos motivos. Un castigo… ¿Realmente iba a ser castigado? Me preguntaba si Roger tardaría demasiado, además ¿Quién podría ser capaz de pelearse en…? “Mello”
¡Vaya compañero de castigo! no estaba completamente seguro de ello pero, si había alguien lo suficientemente impulsivo como para andar echando bronca por cualquier lugar ese eras tu.
¿Mi compañero de castigo? definitivamente de eso no resultaría nada bueno. No podía quedarme ahí a esperar que aparecieras en cualquier momento. Me dirigí hacia la salida deteniéndome justo frente a la puerta, dudando unos minutos, tenia que salir de ahí, aunque después tuviera que ser castigado dos veces.
“Cualquier cosa menos…”
La puerta se abrió de golpe obligándome a retroceder unos pasos, mientras entrabas murmurando no se que cosas, deteniéndote al instante en cuanto notaste mi presencia. Me miraste desconcertado.
- Mello pasa por favor – dijo Roger, tomándote del hombro para que terminaras de entrar – bien, ya que están los dos, les asignare un castigo en el que tendrán que trabajar en equipo, así que no quiero nada de discusiones.
- ¿Near también esta castigado? – preguntaste volteando la mirada hacia mi, mientras me limite a voltear hacia otro lugar.
- Así es – afirmo con gesto serio – bueno pues, les tocara lavar los platos y limpiar la cocina en todo lo que resta del día.
- ¿Qué? Pero si apenas es medio día – rezongaste.
- Y eso significa que tienen mucho trabajo por hacer, así que mas vale que se apresuren a limpiar antes de la hora de la comida – observo a Mello directamente - y nada de peleas - se levanto de la silla y abrió la puerta – ya pueden retirarse.
Di la vuelta para salir y enseguida me tomaste por el brazo y me jalaste, comenzando a correr hacia la cocina. Detuve mis pasos en seguida y de un tirón me solté de tu mano.
Te diste la vuelta hacia mí, mirándome con gesto de enojo.
- Puedo caminar solo y se donde esta la cocina– y comencé a caminar.
Me ignoraste por completo y comenzaste a avanzar delante de mí. El ambiente estaba pesado, el silencio era incómodo. Me sentía mal, quería que me hablaras, que me dieras alguna escusa, pero a la vez no lo quería, era tan confuso.
Caminábamos a paso lento, de vez en vez miraba tu espalda, como deseaba que voltearas y me abrazaras.
“¿Pero que estoy pensando?”
¡Me estaba volviendo loco! ¿Cómo podía estar pensando eso?
Me adelante para llegar a la cocina antes que tu y enseguida sentí de nuevo tu mano apretando fuertemente mi brazo, me gire hacia ti.
- Agradecería que me soltaras – dije tratando de zafarme - me lastimas
- ¡No me rechaces, escúchame por favor! – soltaste mi brazo
El tono en el que me hablaste, fue suave, pero decidido. Me mirabas directamente a los ojos y algo revoloteo dentro de mi, otra vez.
- Puedes hablar
- Near… yo…
Te acercaste acariciando mi mejilla y tomando mi barbilla, al instante me separe empujándote.
- Deja de hacer eso y dime de una vez ¿Que es lo que quieres?
- Has estado huyendo de mi estos días.
- No tengo razones para huir.
- Pues, a mi me pareció que huías.
- ya he dicho que no – comencé a caminar – si es todo lo que ibas a decir…
- No es todo – me detuve – te estuve buscando estos días, por que... ya tome mi decisión.
- No necesitas decirme la decisión que tomaste, ya me he percatado de ello, así que no te preocupes.
- Near, ¿De que estas hablando?
- Las cosas con Matt se tranquilizaron, así que supongo que esta bien, solo olvidemos lo que paso.
- Near – corriste para detenerme, te paraste frente a mí y me abrazaste – estas equivocado, muy equivocado.
- Agradecería si pudieras soltarme
- ¡No voy a soltarte!
- Mello, es que Matt…
Matt había aparecido de un momento a otro, ni siquiera pude notar su presencia hasta ese momento ¿Cuánto tiempo llevaba mirando?
Posaste un dedo sobre mi boca, acariciando mis labios.
- Mello… - pronuncio Matt totalmente confundido
Enseguida me soltaste, te giraste a verle y caminaste hacia el, fingiendo que nada había pasado.
- Solo le estaba haciendo una broma – te escuche decirle.
“Una broma” ¿Todo ese tiempo se trataba de una broma? ¿Todo aquello no tenia significado? Dolía, dolían terriblemente esas palabras.
Giraron hacia otro pasillo, ni siquiera quería saber a donde iban. Era mejor así, si se saltaba el castigo no tendría que pasar por lo mismo de hace un momento, no tendría que estar con el todo el día.
Aunque realmente lo hubiera deseado, aunque fuera una sola vez.
Una ultima vez.