Nos encontrábamos parados a mitad de un salón vacío, trataba de eludir sus palabras, de evadirlo, sin embargo ya no podía.
- ¡Y ya se lo que viene! Dirás que no te lo esperabas y que no fue tu intención ¿No es así? Ahórrate tus palabras ¡¡Por que no voy a creerte!!
- Creí que ibas a escucharme - insistió
- ¡No voy a aceptarlo! ¡No lo acepto! – grite cerrando los puños
- Ahora recuerdo por que trataba de evitar el tema – volteo la mirada hacia otro lugar – si no vas a escucharme, me voy – se dio la media vuelta y camino hacia la puerta.
Sin poder remediarlo corrí hasta el, tomándole del brazo para impedir que se marchase de mi lado, me observo fijamente con sus inusitados ojos mientras daba un gran y largo suspiro.
- Entonces dime Matt, ¿Que quieres?
- Quédate conmigo – le insistí casi rogando
- Si es así, hablemos
- ¡No voy a escuchar tus palabras!
- ¿Quieres que te mienta entonces? ¿Quieres que siga diciéndote que te quiero de la misma forma que antes?
Baje la mirada y solté su brazo – ¿Cuando dejaste de sentirlo? ¿Cómo pudiste olvidar ese sentimiento? ¿Cómo?
- No lo sé, solo sucedió – pronuncio evadiendo mi mirada – un día de pronto las cosas no eran como siempre habían sido.
- ¡Me rehúso a creerlo!
- Lo lamento, pero así son las cosas – se acerco y me abrazo – hubiera preferido que esto fuera de otra manera, perdona si te hice daño.
Lagrimas resbalaban por mis mejillas incapaces de controlarse, me aferre a su cuerpo una vez más, tal vez esa sería la última vez que tendría la oportunidad de sentirlo solo para mí.
“No me daré por vencido Mello ¡No lo haré!”
Fueron las últimas palabras que le dediqué antes de que saliera por la puerta de mi habitación. Ese día tan fatídico que seguía recordando cada vez que tenía oportunidad, todas y cada una de sus palabras retumbaban todavía en mis oídos, pero aquellos sentimientos, gradualmente se iban, mientras los segundos, los minutos, las horas y los días transcurrían. Sentía tristeza o ¿Tal vez desesperación? Era imposible haberle reclamado por dejar de lado todo aquello y ahora estar haciendo lo mismo ¡Que tonto! No podía resignarme ¡No podía! Ya sea por egoísmo o por capricho, no quería dejarlo ir, aún no.
- ¿Oye estas bien?
Sentí una mano posarse sobre mi hombro, voltee inmediatamente saliendo de mis pensamientos y encontrándome con aquel rostro tan familiar. Jiro me observaba con cara de duda, esperando mi respuesta mientras me giraba a verle y rechazaba el gesto.
- ¿Ya termino? – pregunte refiriéndome al castigo que se suponía debería estar cumpliendo
- Aún no – sonrió de forma cálida como siempre lo hacía – ¡Pero ya no lo soporto! hoy Mello está muy extraño ¡No se que le sucede! así que me tome un receso y te vi aquí ¿Estás bien?
- ¡Claro que sí!
- Otra vez estas sumido en tus pensamientos, te llame varias veces y no respondías ¡Me asusta cuando haces eso!
- Lo siento
- ¿Qué pasa? – me miro preocupado.
- Estaba... recordando.
Dio un largo suspiro - ¿De nuevo?
No quería hablar del tema, pero el ya había dado en el clavo. Si en algo era bueno, seguramente sería adivinando mis pensamientos, pues nunca se equivocaba, siempre sabia cuando algo me pasaba, y constantemente me observaba con esa calurosa sonrisa, tratando de animarme con cualquier cosa que se le ocurriera hacer.
Teniendo poco tiempo de tratarnos ¿Cómo era posible que me conociera tan bien? Y aunque no conocía a detalle toda la situación, tenía la noción acerca de hacia dónde se dirigía todo.
- ¿Quieres venir conmigo? Necesito a alguien que calme los ánimos.
- Entonces viniste con la persona equivocada.
Me separe de su lado, como si no me importara que estuviera tratando de confortarme o al menos de calmar mis ansias haciéndome ir hacia donde Mello se encontraba. Pero, esto era distinto, antes hubiera respondido “Si” sin pensarlo dos veces, ahora no quería verle, me sentía enfadado sin embargo aun no tenía claro el por qué de sentirme así.
Comencé a caminar, le observe con el rabillo del ojo y continué avanzando hacia ningún sitio en especifico, el se quedo parado y dio la media vuelta para retirarse, caí en la cuenta de que no me seguiría, pero ¿Por qué razón quería que me siguiera? ¿No se suponía que quería estar solo? Corrí hasta él y lo detuve tomándolo del brazo, me observo esperando que dijera algo mientras en mi mente trataba de pensar que decir para excusar aquella acción.
- ¿Qué? – me observaba con gesto de duda al notar mi silencio.
- Nada – le solté la mano – en realidad no tengo nada que hacer, te... te acompaño
Parpadeó tratando de comprender – creí que habías dicho que no.
- ¡No dije que no! es solo que...
- ¿Qué? – no respondí – ¿Seguro que estas bien? – pregunto al notarme silencioso otra vez.
- Estoy bien ¡Vamos!
De nuevo me puse en marcha hacia ningún sitio en específico, la diferencia estaba en que esta vez Jiro me seguía detrás, empezaba a sentirlo como un capricho mío, el que estuviera siempre acompañándome a todos lados y siguiéndome cuando yo quisiera, pero, ¿Que era lo que él pensaba de todo eso? ¿Se limitaba simplemente a cumplir mi gusto? Aminore el paso para que pudiera alcanzarme y caminara a mi lado, ninguno decía nada, solo caminábamos cabizbajos por el pasillo Observaba mis pies y los suyos marchando a mi lado, note que los de él eran un tanto pequeños, como los de una chica.
- ¡Tienes pies de niña! – lo señale riendo.
- ¡Cállate! – me empujo haciéndose el ofendido.
- ¡Oye no empieces con tu violencia! – reclame divertido.
- ¡Ja! Eso no es nada – se cruzo de brazos dándose aires de grandeza.
- ¿Ah sí? Pues que me dices de esto – con mi dedo presione uno de los moretones que tenía en la cara.
- ¡Auch! ¡¡Hey, hey!! ¡Deja las agresiones! – Sobaba su mejilla – eso dolió.
- ¿Aun duele?
- ¡Pues claro que sí!
- Nadie más que tu tiene la culpa, no debiste provocar a Mello.
- ¿Que yo lo provoque?
- ¡Claro que sí! Sabes que no debes acercarte tanto a Near
- ¡Ja! El cree que yo quiero quitarle a Near ¡Suena divertido!
¿Divertido? Acaso Jiro estaba pensando en... parpadee incrédulo ¿Estaba insinuando que iba a hacer algo así a propósito para molestar a Mello?
- Oye, a mi no me suena para nada divertido.
- Solo fue un comentario, no sería capaz de hacer algo así.
Siguió caminando como si nada, mientras yo me quede pensando en sus palabras, realmente no lo conocía bien para afirmar que no sería capaz de hacer algo como eso, y estaba dudando acerca de lo que había dicho.
- Oye Jiro – pose mi mano sobre su hombro para que se detuviera un momento - ¿Lo estás haciendo a propósito? ¿El acercarte a Near para molestar a Mello?
- Debo confesar que algunas veces si lo hago
- ¿Y Near realmente te gusta?
- Matt – me tomo por los hombros – mis intenciones no son malas y no me gusta Near, para mí es un chico admirable y me agrada conversar con él, solo eso ¿De acuerdo?
No vaciló ningún momento en su repuesta, al menos ahora estaba más convencido que antes de que no mentía. Le observe mientras lo tenia de frente, sus ojos parecían más grandes y mas azules de lo que eran, tenia uno que otro rasguño en la cara y sus labios... sus labios
- Bien, de acuerdo.
Sonreí nerviosamente separándolo de mi lado ¿Qué es lo que estaba pasando conmigo?– sacudí mi cabeza ¡No era posible! Debía estar algo desubicado en ese momento ¡Sí! Eso debía ser.
- Oye ¿Qué paso con el castigo?
- ¡Es verdad! – Golpeo su frente – tengo que ir por algo a la bodega, si quieres alcánzame en el salón – comenzó a correr.
Cuando me di cuenta ya se había ido, no me quedo de otra mas que ir hacia allí.
“El salón”
Si no mal recordaba el castigo de Roger, era limpiar el gran salón principal, ahí donde se organizaban reuniones de vez en cuando y donde por vez primera crucé palabra con Mello.
Suspire. Cuantas cosas habían pasado desde ese entonces, ahora todo era totalmente distinto y el ya no estaba a mi lado, después de todo ese tiempo, no hubiera imaginado que algún día estaríamos separados.
Llegue frente a la entrada, la puerta estaba abierta así que no tuve reparo en entrar. Observe enseguida a Mello con trapeador en mano tallando el suelo con frenesí mientras murmuraba no se qué cosas. De pronto se percato de mi presencia, se detuvo y me observo.
- ¡Ah! Hola Matt – miraba hacia la puerta – ¿y tu dama de compañía? – Decía refiriéndose a Jiro
- Dijo que iba a buscar algo a la bodega
- Hace miles de años que fue a buscar algo a la bodega ¿No deberías ir a cuidarlo? No le vaya a pasar algo – comento con tono irónico mientras regresaba a sus tareas.
Mello estaba molesto, eso era seguro, lo que estaba en duda, era el por que. Había muchas opciones, pero en mi mente brillaba una pequeña esperanza, esa que me decía que tal vez estaba enfadado por que Jiro estaba cerca de mi siempre.
- ¿Quieres que te ayude? – Me acerqué
- No, si quieres ayudarme ve y dile a tu mozo que deje de jugar y traiga lo que falta para limpiar.
- El no es mi mozo
- ¿No? ¿Entonces que es tuyo?
- Mi... amigo
- ¡Ah claro! y dime – dejo lo que estaba haciendo y se acerco a mi - ¿Desde cuándo te juntas con personas estúpidas?
El estaba... realmente estaba ¿celoso?
- ¿Que, te molesta?
- ¡Que va! Haz lo que quieras con tu vida – decía dándose la vuelta.
- Si te da igual ¿Por qué estas reclamándome entonces?
Seguía alejándose de mi sin responder, camine hasta él y le tome la mano, provocando que volteara a verme, lentamente me acerque mas y mas hasta que tuve su rostro de frente, le observe detenidamente a los ojos. Mello se sorprendió un poco e intento retroceder.
- ¿Estas celoso?
- ¡Aléjate Matt!
Me empujo con los brazos pero le sostuve, acercándolo más hacia mi hasta sentir su suave aroma a chocolate.
- Sabes, a veces me pregunto...
Enredé mis dedos entre sus cabellos, besando sus labios. Esperaba sentir el rechazo por parte suya, pero en lugar de eso se aferro a mi ropa y correspondió el beso de una manera exquisita como solo el sabia hacerlo. Me llené de pronto con un sentimiento de nostalgia, sus besos definitivamente no me sabían igual ¿Acaso era porque esos labios ya no me pertenecían? Tristeza, llegó a mí de pronto. Lentamente me separe de él tomando su mejilla y observando sus ojos directamente. Por alguna razón sentía que había traicionado a alguien.
Un sonido seco resonó en el gran salón, ambos volteamos la vista hacia la entrada y ahí estaban, Jiro y Near. El primero parecía preocupado y el albino, había dejado caer lo que traía en manos mientras observaba con una expresión neutra. Mello se separo al instante de mi lado.
- Ah... lo lamento – se disculpo el de bufanda – debimos haber llamado antes de entrar, disculpen – dijo como si hubiera pasado cualquier cosa y cerró la puerta.
- ¡Demonios! – Mello me dirigió una mirada frívola mientras corría hacia la salida.
Por alguna razón aquello había sido un tanto familiar, sentí compasión por Near, puesto que yo había pasado por algo similar, solo que ahora los papeles se invertían
Camine hacia la salida mientras me preguntaba ¿Qué escusa pondría Mello ante esto? Seguramente tendría que ser una muy buena para que Near se la tragara. Sonreí para mí mismo, definitivamente eso no iba a ser algo que pudiera arreglar tan fácilmente.