—¿En serio tenemos que hacerlo hoy papá Kyu? —Hyun Su se quejó mientras caminaba detrás de Kyuhyun y Sun Hee, el mayor llevando una canasta con ropa sucia mientras la niña llevaba los peluches sucios.
—Sí, solo lo hacemos dos veces al años así que no te quejes bebé —Kyuhyun se rio al escuchar el gruñido de su hijo.
—¡Pero Sun Hee y yo queríamos jugar videojuegos! —Probó de nuevo pero al menos ayudó a su hermana a poner los peluches dentro de la lavadora.
—¡Eso es verdad! Queríamos pasar ese nivel —Sun Hee finalmente se unió a los reclamos, mirando a su padre con un puchero.
—Y lo pasaran cuando terminemos, no hay discusión en esto, no me hagan llamar a Siwon —era gracioso como la amenaza de Siwon nunca fallaba, al parecer estaban tan acostumbrados a verlo feliz y amoroso que el imaginarlo enojado con ellos los hacía querer llorar.
—¡No! No llames a papá Won —Hyun Su se apresuró a decir, casi colgándose de la playera de Kyuhyun—. Te ayudaremos.
—Está bien, no lo llamaré.
Kyuhyun no entendía por qué les resultaba tan difícil, a Siwon y a él les gustaba mantener limpia la pequeña habitación que había alado de la cochera y que usaban para guardar cosas que en algún momento quisieron guardar pero que ahora ya no querían o necesitaban. Las cajas tenían ropa, juguetes, fotografías e incluso algunos de los artículos de revistas y periódicos que hablaban de Super Junior, a sus niños no les agradaba mucho la idea de limpiar, pero normalmente terminaban distrayéndose con las cosas y Kyuhyun acababa haciendo todo.
—Muy bien, vamos —Dijo, tomándole de las manos y caminando con ellos hacia la cochera, encendiendo la luz y arrugando la nariz ante todo el polvo que volaba en la habitación—. Deja la puerta abierta, Hee, necesitamos que el polvo salga.
La niña asintió, abriendo la puerta completamente y agitando las manos por todos lados como si quisiera aventar el polvo hacia afuera mientras Hyun Su se movía hasta una caja y empezaba a revolver su contenido.
A Kyuhyun le encantaba tener a sus hijos con él, los días donde le gustaba mantener la casa en silencio habían quedado en el pasado, ahora él amaba el ruido pues silencio significaba que sus bebés estaban enfermos y odiaba eso.
—Papá Kyu, ¿qué es esto? —Kyuhyun desvió la mirada de la caja que iba a empezar a revisar para mirar a su hijo, encontrándolo con un álbum de fotos en las manos.
—Esas son fotos, de cuando estábamos activos y otras cosas —Sonrió, devolviendo la mirada a la caja.
—¿Podemos ver? —Sun Hee preguntó, caminando hacia su hermano mientras él abría el álbum—. ¿De verdad ese es papá Won?
Kyuhyun tuvo que desviar la mirada nuevamente cuando los escuchó echarse a reír casi incontrolablemente, encontrándolos sentados en el suelo con el álbum frente a ellos. la curiosidad pudo más y pronto dejó la caja y se sentó en medio de ellos, sonriendo cuando recargaron su cuerpo en sus piernas para ver el álbum que había agarrad—. Ah, sí, recuerdo que fue en uno de los conciertos y sí, ese es su padre vestido de caballo.
Los niños se rieron otra vez, apuntando a los distintos y ridículos trajes que sus padres y tíos vestían pero que en realidad guardaban un sinfín de momentos preciados que cada uno guardaba en su memoria. La idea de limpiar fue quedando atrás mientras los niños preguntaban más y más acerca de las fotos que Kyuhyun iba enseñándoles hasta que llegaron a fotos de Kyuhyun, Siwon y los niños, su familia.
—Esta es cuando Hyun Su aprendió a caminar —Kyuhyun dijo mientras apuntaba a la foto del niño de piernas temblorosas.
—¿Quién aprendió primero? —Hyun Su preguntó.
—Sun Hee, pero tú fuiste el primero en hablar —Dijo con una sonrisa al recordar esa ocasión—. El día en que tú dijiste tu primera palabra, ella se puso de pie.
—Estamos empatados —Sun Hee dijo con un puchero que imitaba el de su hermano.
—¿Por qué quisiste tenernos, papá? —Hyun Su preguntó, desviando la mirada del álbum para ver a Kyuhyun.
—Porque Siwon y yo sentíamos que queríamos completar nuestra familia con bebes, ustedes dos fueron nuestros ángeles —dijo, acariciándoles la cabeza cariñosamente—. De hecho guardé ropa de cuando ustedes eran más pequeños.
Kyuhyun se giró para alcanzar una caja que había detrás de él, la acción haciendo que su playera se levantara levemente, lo suficiente como para llamar la atención de su hija.
—¡Papá Kyu estás herido!
Se le escapó un ligero quejido cuando la escuchó, apurándose a bajar la playera, entendiendo perfectamente a qué se refería pero no queriendo hablar de eso.
—Estoy bien, nena, no tienes que preocuparte —Dijo, besándole la frente y abriendo el álbum en un intento por distraerla.
—Papá Won nos enseñó el número de emergencias, ¡tenemos que llamarlos! —Hyun Su dijo y Kyuhyun tuvo que agarrarlo para que no saliera corriendo por el teléfono.
—No tienes por qué llamarlos, cielo, creo que es hora de contarles algo —suspiró, jalándolos para que estuvieran cerca de él—. Cuando era joven tuve un accidente junto con algunos de sus tíos, fue algo grave y es por eso que tengo eta cicatriz.
Los dos lo abrazaron fuertemente, como si tuvieran miedo de que desapareciera en cualquier momento.
—¿Dolió mucho, papá? —Sun Hee preguntó, sus grandes ojos medio llorosos—. ¿Aún te duele?
—Dolió bastante, bebé, pero ahora estoy bien y no tienen nada de qué preocuparse —sonrió, dándole un beso en la frente a cada uno, sintiéndose bien de cierta manera por su preocupación—. Pasó cuando tenía 19 años así que está bien.
Ninguno de movió por varios minutos, Kyuhyun intentando calmarlos haciéndoles cosquillas suavemente para hacerlos reír, sintiendo como le abrazaban la cintura fuertemente, los dos acurrucados a su lado y luciendo como si pudieran quedarse dormidos en esa posición.
—¡Trabajemos! Nosotros te ayudaremos —Hyun Su dijo después de un rato más, jalando una bolsa cerca de él y su hermana y sentándose en las piernas de Kyuhyun para que no se levantara.
Sun Hee se le unió al poco rato y jaló otra caja, empezando a sacar cosas y preguntándole a Kyuhyun qué es lo que deberían hacer con ellos. Kyuhyun no pudo evitar sonreír en todo el rato, se sentía querido y eso le daba la sensación de que él y Siwon los habían criado bien, habían podido crear un vínculo que los unía fuertemente.
—¡Solo nos falta esto! —Sun Hee dijo emocionada después de un rato, jalando una bolsa más pequeña y dejándola entre ella y su hermano para que pudieran revisarla.
—Estoy tan orgulloso de ustedes, —sonrió, poniéndose de pie cuando finalmente Hyun Su se levantó de sus piernas—. Creo que se merecen una rebanada de pastel.
Escuchando sus gritos emocionados, les pidió fueran a la cocina mientras él se quedaba acomodar un par de cosas y cerrar la puerta. El menor del grupo caminó hacia la cocina, encontrándolos sentados frente a la barra, conteniendo a penas su emoción.
—Aquí tienen, dos rebanadas para los niños más perfectos de este mundo —sonrió, dejándole los platos frente a ellos.
—¡Gracias papá Kyu! —Los dos exclamaron, empezando a comer animadamente.
Kyuhyun se mantuvo mirándoles, los dos se habían convertido en el eje de su vida y la de Siwon y actualmente no se imaginaba una vida sin ellos, no quería hacerlo, la sola idea era devastadora.
Cuando terminaron, sorpresivamente tomaron su plato y lo fueron a poner en el lavavajillas, los dos tomando una servilleta y empezando a limpiar de la manara más adorable posible la mesa. Cuando terminaron le preguntaron a Kyuhyun que más podían hacer, pero se distrajeron cuando la puerta se abrió.
—¡Papá Won! —Gritaron al unísono, corriendo hacia Siwon que los esperaba con una sonrisa.
—Bebés, ¿cómo se portaron hoy? —Siwon preguntó mientras se agachaba para quedar a su nivel.
—Como los dos ángeles que son —Kyuhyun dijo, sonriendo mientras se recargaba en la pared—. Limpiaron el garaje ellos solos.
—Estoy sorprendido y orgulloso de ustedes, —Siwon rio levemente, alborotándole el cabello.
—Papá Won, ¿podemos ir a la iglesia el domingo? —Sun Hee preguntó, sorprendiendo a Siwon pues no mostraban un interés real por todo eso.
—Sabes que sí, cielo, ¿por qué quieren ir? —Realmente no pido contener su curiosidad.
—Queremos darle gracias a Dios que papá Kyu está con nosotros —Hyun Su sonrió, haciendo que el corazón de Kyuhyun casi se saliera de su pecho.
Siwon levantó la mirada a Kyuhyun, un tanto confundido por lo que decían; él estaba agradecido de tener a Kyuhyun a su lado cada día de su vida, y le alegraba que sus hijos lo vieran así también, pero no entendía por qué habían salido con esa idea de momento.
—Les dije del accidente, —Kyuhyun le explicó, pasándose los dedos por el abdomen—. Vieron la cicatriz.
Siwon entendió de inmediato y les sonrió lo más ampliamente posible, abrazándolos fuertemente—. Iremos, pero eso hay que agradecerlo todos los días.
—¡Sí! Amamos a papá Kyu.
El resto de la tarde se fue en los gemelos ayudando a Kyuhyun y preguntándole a Siwon cómo podían hacerlo feliz, Siwon sabía que todo ese asunto aún era delicado para Kyuhyun, pero ahora, con sus hijos portándose de aquella manera, le hacían sentir que esas heridas que aún seguían abiertas se iban sanando poco a poco.
—¿Podemos dormir contigo, papá Kyu? —Le preguntaron cuando Siwon les anunció que era hora de dormir, haciéndolo reír.
—¿A caso quieren que duerma en el sillón? —Siwon preguntó, mirándolos con entretenimiento.
—¡No! Durmamos todos juntos —Los dos brincaron.
—Está bien, vayan a prepararse —Kyuhyun sonrió, metiéndose a la cama y recargándose en la cabecera para esperar por ellos.
Los niños salieron corriendo al baño mientras Siwon terminaba de cambiarse y se metía en la cama, dándole un beso suave en sus labios y acariciándole la mejilla, mirándole directamente a los ojos, solo separándose cuando volvieron y brincaron a la cama para acurrucarse entre los dos.
A ellos no les tomo más que unos minutos para quedarse dormidos, de seguro cansados por limpiar todo eso que para su cuerpo de seis años era mucho. Kyuhyun les pasó una mano por la cabeza mientras los veía dormir, sonriendo de solo recordar todo lo que habían hecho por él.
—No hay un día en el que no le agradezco a Dios que te haya salvado ese día —Siwon susurró, poniéndole una mano en la mejilla nuevamente—. Jamás seré capaz de agradecerle lo suficiente.
—Yo tampoco, él me dio a estos bebés —Kyuhyun sonrió, inclinándose para darles un beso en la frente—. No fue tan fácil explicarles, estaban asustados.
—Pero fuiste muy fuerte, estoy orgulloso de ti —le sonrió, dándole otro beso antes de acostarse—. Te quieren mucho.
—Lo sentí... ¿Los criamos bien, no? —Sonrió, recargando la cabeza en el cojín.
—Así es, esta es la mejor prueba —asintió—. El que quisieran que estuvieras feliz todo el día muestra lo amorosos que son.
—Gracias por haberme pedido matrimonio y por pedirme que adoptáramos un bebé, eres un padre excelente.
—Gracias a ti, Kyu y, bueno, lo sé, sé que soy su favorito.
—Olvídalo, eres un idiota.
—También te amo, ¿sabes?