II
A los minutos salió Lucas, con su camiseta a rayas rojas y amarillas, sus pantaloncillos azules –que Toon Link aseguraba le pertenecían a Ness– y su cabello rubio peinado como de costumbre.
— “Ahora sí, vamos a desayunar” —suspiró Toon Link y salió sin esperar respuesta de sus amigos. Aún podía escuchar las risas de Ness y Popo tras él y a Lucas tratando de hacer que pararan.
Al llegar al comedor, para su sorpresa se encontraban casi todos, a excepción de algunos que habían decidido no levantarse de la cama antes del mediodía.
Algunos aún cabeceaban debido al sueño, como Link, que parecía que en cualquier momento caería dormido sobre su desayuno, que de no ser por la plática que mantenía –o intentaba mantener– con Pit, ya habría caído en el mundo de los sueños. El ángel hablaba animadamente con él, con la esperanza de así espantarle el sueño.
Otros como Marth o Luigi no habían podido resistir, por lo que ahora se encontraban roncando sobre sus respectivos platos de comida.
Fuera de eso, el comedor se veía como todos los días.
Los cuatro chicos fueron a sentarse a la “mesa de los niños”, que había sido denominada así debido a que ahí siempre se sentaban los dos psíquicos, los ice climbers, el Initio, el entrenador pokemón y Jigglypuff, Kirby, Pikachu y Yoshi; los smashers más pequeños.
Sólo por molestar, Toon Link se sentó entre Ness y Lucas e inició una conversación en voz baja con este último. Popo –que quería sentarse junto al Initio– al verlo tan animado conversando de quien sabe qué con el otro rubio, se resignó a sentarse frente a Ness, que balbuceaba algo molesto.
— “¿Qué dices? ¿Le devuelvo su gorro?” —preguntó Popo en voz baja para no llamar la atención de los otros dos chicos, intentando iniciar una conversación en lo que llegaban los demás.
— “Dáselo si quieres” —murmuró el psíquico— “Pero yo creo que mejor se lo das después… a cambio de que él te dé algo” —levantó las cejas varias veces, avergonzando un poco al esquimal— “Sólo piénsalo, no tienes oportunidades como esta todos los días” —se inclinó sobre la mesa para acercarse a Popo y susurrar un: — “Puedes pedirle un beso a cambio de su gorro”
El castaño aún no parecía del todo convencido. ¿Pedirle un beso a cambio de devolverle el gorro? Sonaba bien, pero… de seguro eso le costará después, Toon Link podría matarlo con solo proponerle eso.
— “No estoy muy seguro de eso, Ness. Antes me mataría primero y luego recuperaría su gorro de mi cadáver.” —suspiró apoyando los brazos sobre la mesa y su cabeza sobre estos.
— “Yo sé por qué te digo las cosas, Popo. Verás que va a funcionar.” —le guiñó un ojo y sonrió.
El psíquico de Onett aún se encontraba sobre la mesa, cerca –demasiado cerca– de Popo, según Lucas y Toon.
Ambas pláticas habían cesado y un incómodo silencio se apoderó de la mesa. Ness volvió a sentarse bien, y desvió la mirada hacia la puerta, en espera que sus amigos faltantes aparecieran para así acabar con ese incómodo ambiente; Popo había cerrado los ojos y parecía estar durmiendo; Toon Link intentaba peinar sus rebeldes cabellos y Lucas jugaba con sus dedos sin saber qué hacer.
— “¿Y ese milagro que estén tan callados?” —todos voltearon a ver al dueño de aquella voz.
Pit venía arrastrando con él a Link, que ahora refunfuñaba por quien sabe qué. Los dos jóvenes se sentaron en los asientos que se encontraban a lado de Popo, quedando así: el ice climber frente al héroe de Onett; el héroe de Hyrule frente al Initio y el ángel frente al chico de Tazmily.
Link soltó una sonora carcajada al ver como el pequeño Toon intentaba cubrir su cabeza con las manos a falta de su gorro.
— “¿Y tu gorro, Toony~?” —le preguntó el héroe de Hyrule a lo que el pequeño frunció el ceño y miró de mala manera a Popo, que le sonreía tranquilo. — “Tu cabello es un desastre”
— “Toony~” —murmuró Ness, reprimiendo las ganas de reírse que tenía por la forma en que llamaron a su compañero.
Link, Ness y Popo no paraban de reírse; los dos últimos por la forma en que su amigo fue llamado y el primero por los intentos del pequeño en ocultar su rebelde melena.
Lucas y Pit se miraban entre ellos, ideando algo para que el pequeño Initio dejara de ser el motivo de las risas de sus amigos. Ambos asintieron y se levantaron despacio para no llamar la atención.
Lucas le quitó su gorra a Ness, mientras Pit tomaba el gorro de Link y le daba un pequeño golpe en la cabeza a Popo.
— “No deberían estarse burlando de Toon, Nesu~” —dijo Lucas, usando el apelativo con el que la madre de Ness sabía llamarlo.
— “Y tampoco si tu cabello es un desastre igual que el suyo” —habló Pit, volviendo a sentarse junto al ahora molesto hyliano.
Popo y Toon Link estallaron en risas al ver a los avergonzados chicos desviar las miradas a un lado.
— “Nesu~” —articuló el Initio entre risas— “¿Qué paso hermano?” —se burlaba de ambos; más aún al verlos avergonzados y con cara de mala leche.
Incluso el ángel se había unido a las risas. El único que no estaba burlándose de los dos chicos era el rubio de Tazmily.
Lucas ahora se arrepentía de haber hecho que el otro psíquico sea el motivo de las risas, no le gustaba verlo ni enojado ni triste. Se acercó al oído de Toon y le susurró un: “Si sigues burlándote de Ness le diré a Popo que estás enamorado de él”. Un inútil intento de chantaje de su parte.
El Initio alzó una ceja, divertido por la situación, respondiéndole con un: “Si tú le dices eso, yo se lo diré a Ness”.
“Además le diré a Popo que aprovechas cuando está dormido para abrazarlo o besarlo” susurró el psíquico rubio, sonriendo al saber que aquello le daría la victoria.
Toon lo miró algo molesto y paró de molestar al chico de Onett. Ahora el único blanco era el hyliano, que por poco y no se iba encima de Pit para quitarle su gorro.
Lucas apretó con algo de fuerza la gorra que tenía en las manos. Se levantó y fue a sentarse en el asiento libre que se encontraba a lado de Ness. Con cuidado le puso la gorra, tal y como lo había hecho cuando estaban en su habitación.
— “Gracias Luke” —sonrió el pequeño psíquico, sonrojando al rubio.
— “Vamos, vamos, ¡ya bésense de una vez!” —Toon Link había dicho eso a propósito para llamar la atención de todos los de la mesa y centrarla en los pequeños psíquicos.
Esa sería su venganza hacia Lucas por haberle impedido el seguirse burlando de Ness. Este último siempre lo molestaba, pero casi no tenía oportunidades de molestarlo; y justo cuando tenía la oportunidad de hacerlo, Lucas se lo impedía.
— “Así que… ¿ustedes se gustan?” —preguntó Pit con una sonrisa, devolviéndole el gorro a Link para que dejara de molestarlo; apoyando sus codos sobre la mesa y sosteniendo su mentón con las manos.
Los dos aludidos se sonrojaron furiosamente y desviaron la mirada a un lado, evitando hacer contacto visual con alguno de sus amigos, que los veían con cierto interés y diversión.
Pero al desviar su mirada a alguna otra mesa o lugar, se dieron cuenta que los demás smashers también estaban mirándolo.
“Maldito Toon Link, ¿por qué tenías que gritar?” —pensaba Ness, ideando en ese momento mil y una formas de molestar, torturar y avergonzar al Initio.
— “¿No van a contestar? Es de mala educación no dar un respuesta ¿cierto, Lucas?” —Toon no iba a parar en un buen rato.
El chico de Tazmily, avergonzado, balbuceaba cosas sin sentido mientras jugaba con sus dedos y mantenía la mirada fija en el suelo.
— “Habla más fuerte, Lucas, no podemos escucharte” —continuaba el Initio. Ness jaló un mechón de cabello de Toon, haciéndolo soltar un quejido por el dolor. — “Auch, ¿por qué me jalas el cabello, Ness?”
— “No molestes a Luke” —le dijo con una seriedad que normalmente solo tenía cuando estaba en batalla.
Abrazó con cuidado a su mejor amigo, sin apartar su mirada del despeinado chico de verde, mandándole una amenaza visual en caso de que quisiera volver a molestarlo.
Lo que había dicho Toon hizo que Lucas se sintiera traicionado. Las lágrimas se agolpaban en sus ojos azules, peleando por salir. Pero cuando Ness le dijo aquello al Initio y lo rodeo suavemente con sus brazos, toda la vergüenza y tristeza que había sentido fue reemplazada por una sensación de tranquilidad y algo de felicidad.
Su corazón golpeaba como loco contra su pecho, como queriendo salírsele. Apoyó su cabeza en el pecho del otro psíquico y se sorprendió al escuchar como el corazón de Ness estaba igual o más acelerado que el suyo.
“Debe ser porque está alterado… y también debe sentirse avergonzado por todo esto” pensaba el pequeño rubio. No quería darse a sí mismo falsas esperanzas.