“El verdadero amor es como los espíritus: todos hablan de ellos, pero pocos los han visto” – La Rochefourcauld
1. SeHun se entretuvo en el trabajo la tarde siguiente. La nieve había finalmente comenzado a caer, contrario a lo que SeHun había pensado, la fila por los Bubble Tea era tan larga como la de hotteok a dos cuadras. Se paró frente a la batidora poniendo un vaso tras otro de todos los colores que el Bubble Tea tenía, lamiendo sus labios, impaciente por tener su descanso así podría hacer uno para sí mismo. A algunas de las órdenes les ponía caras, preguntándose porque cada uno quería un mix particular, o el nuevo sabor que la propietaria pensó intentar vender y que en realidad no valía la pena. La otra empleada se mantenía en la caja registradora, sonriendo ampliamente, y reía a los chicos o hablaba con otras chicas. Había aproximadamente cuatro chicas que trabajaban dentro y fuera con SeHun, dos de ellas estaban ahí ese día, ambas del tipo lindo que SeHun suponía era lo que querían para una tienda de Bubble Tea. Él había casi tenido que rogar para ser contratado. Recordó la entrevista, donde insistió que quería trabajar en una tienda de Bubble Tea porque amaba el Bubble Tea, no porque vio que las otras empleadas eran todas chicas lindas. Probablemente fue el cabello rosado lo que le había dado el empleo de todos modos. Estaba a juego con el color chicle de las paredes, había dicho la gerente. Entonces le habían permitido quedarse porque su cara atraía a más clientes.
—SeHun, ¿puedes mezclar más rápido? Tengo cinco ordenes —le llamó una de las chicas.
La batidora paró de girar y SeHun sacó un vaso y revisó que la tapa de plástico estuviese segura antes de entregárselo a la otra chica. —Krystal, no puedo hacerlo más rápido, la maquina lo hace.
La primera chica hizo una mueca y volvió a tomar las órdenes. —Entonces quizá Sulli debería poner los ingredientes más rápido.
La otra chica tarareó para sí misma. —Estoy poniendo las cosas tan rápido como puedo. Debe saber delicioso.
SeHun solo rodó los ojos y entregó la bebida por sí mismo. El cliente le agradeció y SeHun se tomó un minuto para recuperar el aliento. El ruido de la batidora seguía sonando en sus oídos al igual que las palabras de su hermano la noche anterior. Se había pasado casi toda la noche después de beber todo el té, luego pasó la mayor parte de la noche con su cabeza en la taza del inodoro vomitando. Se había hecho la promesa de nunca más comer nada que Park ChanYeol hubiese tocado, eso era, si alguna vez veía al chico de nuevo. Ciertamente podía ir al apartamento de ChanYeol, recordaba donde quedaba, pero requeriría mucho de sí. Y si el chico no estaba siendo serio sobre obtener la ayuda de SeHun, no tenía sentido castigarse así. SeHun no quería ayudarle en primer lugar; LuHan le hizo hacerlo.
Pero entonces podría tener sexo con quien fuese que le calentara y LuHan no podría fastidiarle con que debía hacerlo únicamente con quien estaba enamorado. Lo cual le hizo tener otro punto. ¿Cómo se suponía que SeHun ayudara al chico a encontrar al amor si nunca había estado enamorado?