Nunca se había sentido tan nervioso en toda su vida y mucho menos con tanta emoción. Sabía que sería algo difícil de lograr, pero no se rendiría en este momento, no luego de tantos años de estar enamorado de ese niño, tantos de estar a su lado protegiéndolo aunque no lo necesitara, creciendo juntos aprendiendo tanto uno del otro.
Caminaba por las calles de la bella ciudad Z, quien diría que ese desolado lugar tendría vida nuevamente, aunque si lo pensaba bien no era de extrañar luego de que su pequeño entrara como héroe en la asociación y se encargaba de protege las calles donde se encontraba el preciado apartamento de su familia. Admiraba las pobladas calles, las casas adornadas y el tumulto de gente que iba y venía en todas direcciones, eso le traía recuerdos de la primera vez que visito a Chibi.
Flash Back:
Se veía a un pequeño niño de unos 10 años explorando las calles de ciudad Z, sorprendiéndose de que aquella familia viviera en tan horrible zona. Se veían los edificios destruidos y uno que otro resto de lo que podrían haber sido unos kaijin. Si que era deplorable.
Al fin llego al edificio, se paro frente a la puerta del departamento y antes de llamar dio un hondo suspiro para armarse de valor. Se escucharon unos pasos seguidos de un “Voy” y la puerta al fin se abrió, mostrando a un Genos usando su típico delantal rosa.
Genos por un momento se extraño, realmente no esperaba que el niño apareciera y el que lo hiciera le daba cierta alegría ya que su pequeño no convivía con mas niños. Se hizo a un lado permitiéndole el paso y le indico donde se encontraba Chibi.
El castaño avanzo hasta la sala, no era necesario caminar mucho para encontrarla ya que ese apartamento era muy pequeño. Child Emperor se encontró con una imagen hogareña, un Saitama recostado en el piso leyendo un manga y Chibi a un lado de el jugando con unos pequeños carritos. Antes de decir nada, vio como el rubio menor volteaba hacia él y le dedicaba la sonrisa más hermosa del mundo, el se quedo pasmado sin poder moverse o decir algo y solo vio como el pequeño corría en su dirección y como la primera vez que lo vio, el niño lo abrazo muy alegre. Ese momento para el fue muy penoso ¿Por qué ese niño era tan tierno? Cubrió su rostro con ambas manos para ocultar el sonroso de sus mejillas. Chibi no comprendió nada de lo que ocurría, así que simplemente jalo el brazo del mayor y lo llevo con él para que ambos jugaran.
Estaba tan distraído en ese recuerdo como para darse cuenta que ya estaba a unos pasos de aquel apartamento, se detuvo frente a él y suspiro como la primera vez que fue a visitarlo, quién diría que durante 12 años se esmeraría tanto por estar al lado del rubio. El ya con sus 22 años de edad, dueño de una gran empresa, imponente y exitoso, estaría parado frente a esa puerta con los nervios a mil como aquella primera vez que llego a este lugar, pero no podía restarle importancia a esa preocupación ya que daría un paso importante con Chibi y esperaba que él no lo rechazara. Doce años esperando a que el rubio tuviera una edad adecuada para poder pedirle que fuera su pareja, si no quería morir a manos de Saitama y Genos, vaya que con el tiempo supo tenerle respeto, por no decir miedo a esa pareja que mataría a quien fuera por su bebe.
Se armo de valor y toco la puerta, no tardaron mucho en abrirle y ahí estaba, ese hermoso rubio de ojos dorados, tez clara y unos cuantos centímetros más bajo que el. Tan hermoso como siempre, dedicándole esa tierna sonrisa que tanto lo enamoraba y que gracias al cielo a solo el dedicaba, ya que chibi frente al resto del mundo era un chico serio y frio, sin duda era la viva imagen de Genos. Ahí estaba de nuevo ese tierno abrazo, aquel que le seguía dando esperanza de que su pequeño aceptara estar con él.
Chibi cerró la puerta del apartamento no sin antes gritar un “Vuelvo al rato”, no había necesidad de decir con quien iba, ambos padres sabían de sobra que era el castaño, tantos años de conocerse no pasaban en vano. Child Emperor tomo de la mano a chibi, ya era una costumbre en ellos desde que eran niños y se dirigieron a las calles de ciudad Z a la pequeña “cita” que el castaño había planeado. Fueron al cine a ver una película de horror y suspenso que tanto ansiaban ver, pero al final resulto pésima y solo logro que ambos jóvenes rieran sin parar, al menos el rato no se arruino.
La tarde paso veloz entre risas, abrazos y cariñosas sonrisas, simplemente esa tarde fue perfecta en todo el sentido de la palabra. Llegaron a un bello parque alumbrado por la tenue luz de unas farolas y se sentaron en una de las bancas con vista a la ciudad, ese era el momento de hacer la pregunta.
Child emperor volteo en dirección a chibi y lo tomo suavemente de la mano, el rubio se dio cuenta de que el mayor estaba temblando y lo miro expectante.
-Yo…- sentía el corazón desbocado, demonios sí que era difícil todo eso, pero era la primera vez que hacia está pregunta que soñó durante tantos años. –Me gustaría que me escucharas en este momento…- respiro hondo y dejo que su corazón hablara.- Yo soy muy feliz contigo, me haces sentir tantas cosas y mas aquí- señalo su corazón.-He deseado hacerte esta pregunta desde que me di cuenta que estaba… perdidamente enamorado de ti… ¿Quisieras…?-Hizo una pausa y tomo el delicado rostro del rubio.- ¿Quisieras ser mi novio?- Ya estaba, había lanzado la pregunta y ahora esperaba ansioso la respuesta.
Chibi lo miro por un momento y sonrió con un bello sonrojo en sus mejillas, se acerco despacio al castaño sin separar la mirada de aquellos ojos, levanto ambos brazos para colocarlos alrededor del cuello del mayo para depositar un suave y tierno beso en sus labios.- ¡Sí! Yo siempre he esperado este momento.-
No cabía de emoción, sentía toda la felicidad recorrer su cuerpo. Levanto entre sus brazos al pequeño y deposito varios besos en todo el rostro del rubio. Se encontraba tan emocionado que olvido algo muy importante, no podía celebrar antes de tiempo porque aun no pedía el permiso de ambos héroes y eso no se podía evitar, chibi aun era muy joven.
El rubio pudo notar la repentina seriedad de su novio y de inmediato adivino su preocupación. Coloco ambas manos en las mejillas del castaño y lo miro a los ojos.-No te preocupes, mi familia te ama y sé que nos permitirán ser felices-
Todas esas acciones eran las que lo enamoraban día a día, se tranquilizo y le dedico una sonrisa de tonto enamorado. Tenía razón, no había necesidad de preocuparse, hablaría con ambos padres y pediría formalmente que le permitieran salir con su pequeño.
-De acuerdo, cuando lleguemos a tu casa hablare con ellos. Quiero que vean que lo que siento por ti es real y que lo nuestro es en serio-
Ambos se tomaron de las manos y se dirigieron al departamento de sus padres, aprovecharía el camino para pensar de que manera hablar con ellos. Nunca se imagino que al asistir a esa aburrida fiesta, le daría el regalo más preciado que tenía en este momento.