Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sol en media noche. por Matsumoto Yuki

[Reviews - 45]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Segundo One-Shot de la semana, disfrútenlo ~

Él es una persona muy ocupada, tanto de día como de noche. Pero aún así puede con todas sus obligaciones.

 

Alza al pueblo con su voz, y es un hombre digno de admirar, gallardo, valiente, incapaz de dejar que alguien le doblegue. Recto en su mayor expresión. Fuerte como el Rey de la naturaleza.

 

Ese es sin duda, mi hermano mayor. A quien he admirado desde hace mucho, y no me he molestado en ocultarlo.

 

Aunque obviamente con los años dejé de decirlo tan seguido.

 

Adquirí mis propias responsabilidades, cargos, y hasta Djinn. Poco a poco comencé a ocuparme, y de alguna u otra forma, ganar seguidores también.

 

Mis habilidades de estrategas fueron reconocidas y formé parte de la mesa de conferencias oficial.

 

Lastimosamente eso no era lo que quería.

 

El poco y nada de tiempo que pasaba con mi hermano, se me fue arrebatado sin consideración alguna. Conmigo y él ocupados, no había tiempo para saludos, para mimos, para tiempo juntos. Ni siquiera se nos permitía comer juntos.

 

Sin duda, arruinó toda mi organización para pasar tiempo con él.

 

Aunque, en los tiempos de guerra, general y estratega tenían que trabajar codo a codo para tener un expandir sublime. Esos tiempos se volvieron mis favoritos. No por la emoción de la guerra, o por la satisfacción de ganarle a nuestros oponentes. Fue tan simple mi favoritismo ante los tiempos de guerra, como su explicación; Estar con mi hermano.

 

Fue así como nuestras reuniones en la noche comenzaron.

 

 

El día había sido atareado. Todos en el palacio habían tenido una jornada movida, sirvientes, príncipes, corte real. Hasta el Emperador. Sin duda, se avecinaba un gran golpe.

 

Aunque, después de todo, no era motivo para no tener una noche calmada y con menos movimiento, serena, ideal para poder descansar en paz y recuperar las fuerzas para el día siguiente, que como la mayoría infería, sería igual o peor que el actual.

 

El Palacio poco a poco fue callando y calmándose a medida que la noche avanzaba.

 

Y no fue hasta que escasa servidumbre quedaba en pie, que el Segundo príncipe Imperial salió de sus aposentos, con un par de pergaminos en sus brazos.

 

Su caminar fue tranquilo, como siempre. Aunque había algo distinto, específicamente en su expresión.

 

A pesar de las altas horas de la noche, no se veía una pizca de sueño en el príncipe. Su normal expresión jocosa estaba ahora llena de emoción, llegando incluso a verse risueño.

 

Había ritmo en su caminar, y cualquiera que le hubiese visto, hubiese pensado que algo extremadamente bueno había acontecido. Aunque no era así, no había sido así. En todo su trayecto, ni una sola alma se le había cruzado.

 

Aquello sólo lo tranquilizó, comprendiendo que había escogido de manera correcta la hora.

 

Minutos más tarde, había llegado a su destino.

 

Ni siquiera tocó la puerta. Simplemente entró, cerrando tras de sí.

 

Estaba en la habitación de Kouen.

 

Observó bien todo. Al parecer, él aún no volvía a su aposento.

 

—Bien… —Eso era mejor para él, daría una grata sorpresa.

 

Encendió debidamente cada lámpara de la habitación, y dejó los pergaminos en la mesa.

 

Abrió el más grueso, buscando la parte donde habían quedado, y lo dejó desplegado en la madera, con fijadores para que no se perdiera de vista el contenido.

 

Posteriormente fue a la cama, reprobándola.

 

Si la suya estaba mal hecha y desordenada, esta estaba hecha un asco. Sonrió para sí, recordando lo que su propio hermano le había dicho en otra de esas juntas nocturnas.

 

«Nadie más que tú tiene permiso para entrar en mi habitación. » Esas palabras, a su momento, le habían hecho sentir una enorme felicidad. Aunque ahora mismo le daba risa. Tan ocupado estaba Kouen… Ni siquiera alcanzaba a hacer su cama de manera correcta. Pero para eso estaba él ahí.

 

Estiró las sábanas hacia atrás, sacudiéndolas y comenzando a armar esa capa de frazadas.

 

Que no hiciera las cosas bien, no quería decir que no las supiese hacer. De hecho, lograba hacerlo de maravilla, sólo cuando se lo proponía. Y este era un caso.

 

No importaba que luego volviese a desordenarse.

 

Cuando el lecho tuvo una imagen digna a su criterio, fue cuando la dejó de lado, y vio que no había nada más que arreglar u ordenar.

 

Kouen mantenía en perfecto orden, siempre, sus pergaminos. Su ropa de igual forma, y entonces ahora sólo le quedaba esperar.

 

Se fue entonces a recargar contra la mesa, leyendo la sección que tocaba ese día.

 

Mientras más avanzaba, más expresiva se hacía su expresión. Entre sorpresa y gusto. Realmente le gustaba esa lectura nocturna, y lo mejor, era que no leía solo.

 

Pronto comenzó a tararear una canción, y a seguir el ritmo con su pie.

 

Poco le faltaba para avanzar a la siguiente sección, cuando pasos se escucharon por el pasillo. Koumei no los escuchó, estaba sumido en la lectura. Llegó al punto de quitar el fijador, y desplegar más texto del pergamino, pero sintió un cuerpo fornido pegándose a él, desde atrás.

 

Al instante siguiente, una gran mano detenía el avanzar del pergamino, tapando el nuevo texto que Koumei estaba dispuesto a avanzar.

 

Sus ojos se abrieron de sobremanera, quedando sorprendido.

 

—Tramposo. —Escuchó, detrás de sí.

 

Resopló, sonriendo quedamente. —No es mi culpa que demoraras tanto, Kouen. —Entonces se enderezó, parándose bien, y dejando nuevamente el fijador en su lugar.

 

Sintió cómo dos brazos le rodeaban la cintura, y cierta presión en su hombro. Kouen se estaba recargando en él.

 

—Ya sabes, trabajo.

 

—Lo sé. —Aceptó Koumei. —Lo sé, perfectamente… —Susurró.

 

Kouen frunció un tanto el entrecejo.

 

Koumei giró en su propio eje, dando de lleno con fornido pecho de su hermano, y le dio una leve caricia. Entonces se colgó del cuello ajeno, y un beso dio comienzo a la sección de lectura.

 

La mirada del mayor recayó en el pergamino, y decidió desviar el tema, centrándose en su contenido — ¿Qué toca hoy?

 

—La posición del perrito.

Notas finales:

EnMei dedicado a Flor de Occidente. Espero le gustara.

 

Hasta la próxima ~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).