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Sol en media noche. por Matsumoto Yuki

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Notas del capitulo:

Tercer OS de la semana.

Por las calles de la ciudad, transitaba en soledad un pequeño joven peliazul, bastante animado.

 

Cualquier persona que le viese solo, preguntaría si se había separado de su madre. Claro, si no supiesen ya quién era.

 

El pequeño caminaba por un conocido barrio acomodado, con una sonrisa, saludando a todos.

 

— ¡Buenos días! —Hasta a los animales saludaba. Entonces se encontró con un rostro familiar, y le sonrió aún más radiante. — ¡Alibaba-kun!

 

El rubio que iba entrando en su casa, se giró levemente, y con sorpresa le devolvió la sonrisa. — ¡Aladdin, buenos días! —Esperó a que el menor se acercara para hacer un apretón de manos. —A la casa de los Ren, ¿Eh? —Preguntó.

 

— ¡Sí! —Asintió Aladdin, reanudando su caminar. —Kouha-kun me invitó a jugar.

 

Alibaba tuvo el impulso de contarle sobre la familia Ren, pero se detuvo, simulando tranquilidad. — ¡Suerte! —Agitó su mano, y entró en su vivienda.

 

— ¡Igual ~!

 

Aladdin aún no se terminaba de maravillar con ese barrio, cuando llegó a la dirección destinada.

 

Todas las casas eran bonitas, con enormes y coloridos patios, estructuras novedosas… Sí. En definitiva, lo decidió. Esas eran mansiones.

 

Al enfrentarse a un portón eléctrico, el peliazul debió hacer un esfuerzo por alcanzar un timbre, tras el cual una voz casi mecanizada respondió.

 

« Mansión Ren, ¿Qué desea? »

 

—Buenas. —Saludó Aladdin. —Vengo  jugar con Kouha-kun, ¿Está?

 

La voz titubeó, desapareciendo por unos segundos. Probablemente para verificar dicha información con el susodicho.

 

Menos de cinco minutos más tarde, el portón se abrió, y Aladdin pudo ver detrás de él a su amigo.

 

— ¡Kouha-kun! —No pudo medirse, fue a abrazarlo. Había esperado muy ansioso dicho día, en el que por fin conocería a la familia del peli rosa.

 

— ¡Aladdin, llegaste! —Le sonrió el joven, acariciando su cabello. —Entra, vamos. —Tampoco se restringió y le tomó de la mano, corriendo camino arriba con tal de llegar a lo que, a los ojos de todos, era una sobria mansión.

 

Entre un par de risas ambos jóvenes llegaron, divirtiéndose bastante. Kouha abrió la puerta y entraron al interior.

 

Los muebles de caoba y escaso color que variara daba la imagen de un hogar muy monótono, serio. Pero Aladdin lo pasó desapercibido, seguía muy excitado por estar por fin en la casa de su amigo.

 

Las risas siguieron más o menos hasta que llegaron al pie de las grandes escaleras, donde se toparon con uno de los familiares de Kouha.

 

Un pelirrojo, de seria expresión iba bajando la escalera con terno y un maletín. Parecía ocupado.

 

r13;Mira, En-Nii, Aladdin vino. r13;Informó Kouha risueño, señalando a su amigo. r13;Vamos a jugar en mi alcoba.

 

Pero el mayor frunció el entrecejo, desentendido. r13;Deberías dejar ese tipo de juegos de niño, Kouha. r13;Posteriormente pasó de largo, dejando a un Kouha algo choqueado ahí.

 

A Aladdin una inseguridad le cubrió, cayendo también en el nerviosismo. Ese mismo se fue cuando el pelirrojo había salido por la puerta principal y se hallaron solos en esa gran sala de acogida.

 

r13; ¿Kouha…?

 

r13;Vamos a ver a Mei-Nii. r13;Contrario a lo que Aladdin pensó, Kouha le estaba sonriendo, y seguía feliz. El menor sólo asintió, y reanudaron su subida por las escaleras. r13;Va a ser rápido, su habitación está al lado de la mía. r13;Informó.

 

Aladdin volvió a asentir, y caminaron recto por el ala derecha del segundo piso de la mansión, hasta llegar a un pasillo que se dividía en dos. Fueron por el camino izquierdo y al cabo de un rato, se pudieron divisar dos puertas, un tanto lejanas.

 

r13;La primera es de Mei-Nii. r13;Rió un poco Kouha, imaginándose la emoción de su hermano tras conocer al famoso Aladdin, del que tanto le había hablado. Entonces avanzó hasta poder tocar dos veces la puerta.

 

Aladdin estaba sumamente nervioso, no sabía cómo actuar, aunque tampoco hubo tiempo. Koumei salió casi como un resorte al escuchar el llamado de la puerta

 

— ¿Sí?

 

— ¡Mei-Nii, Aladdin vino! —Informó, con una sonrisa. El mayor salió por completo de la habitación y evaluó al pequeño de pasada.

 

—Así que él es Aladdin. —Susurró, para sí, masajeando su mentón. El aludido miró a ambos lados, un tanto incómodo. —Bien. Es un gusto, pequeño. —Estiró su mano en dirección al peliazul para estrecharla con la ajena.

 

El menor captó y de inmediato correspondió. —El gusto es mío, señor.

 

—Y cuéntame, ¿Qué es de tu…?

 

— ¡No lo entretengas! —Kouha tomó del brazo a Aladdin y siguió caminando, con un puchero formado en los labios.

 

— ¿Me lo presentas y no me dejas conocerlo? —Cuestionó Koumei, con una gota sudorosa en su sien.

 

— ¡Así es, me vino a ver a mi!

 

Aladdin sólo rió, al no saber qué hacer. Su amigo se estaba comportando de una forma muy infantil, aunque lo reconocía, en algún momento pensó que sería así.

 

Mientras era arrastrado, miró hacia atrás y se despidió con una seña del desconocido. Dicha fue respondida, y hasta ahí quedó su contacto.

 

Antes de que se diera cuenta, Kouha lo había metido en su habitación.

 

— ¿Kouha-kun? —Sí, después de todo, quería una explicación para todo ese suceso.

 

— ¡Le agradaste…!

 

— ¿Eh?

 

— ¡Le agradaste a Mei-Nii! —Soltó Kouha, emocionado, sin poder resistir una sonrisa. Tomó las manos de Aladdin y comenzó a dar pequeños saltitos de la emoción.

 

— ¿Le agradé? —Aladdin intentaba seguirle el ritmo al peli rosa, no entendía cómo sabía que le había agradado.

 

— ¡Sí! —Kouha paró en seco. —Así que por esta vez, te dejaré elegir qué jugaremos primero.

 

—Hohoho, pero eso es muy fácil… —Aladdin sonrió de medio lado.

 

Menos de cinco minutos después se hallaban jugando el juego preferido de Aladdin, de pelea, donde ya tenía bastante experiencia, y sin duda, ganaría.

 

—Esto es traaampa ~ —Se quejó Kouha, a mitades del round. Aladdin negó levemente.

 

—Tú me dejaste elegir.

 

Kouha hizo un mohín, e hizo lo posible por perder con dignidad. Pero fue un 3-0. No había dignidad en eso.

 

¡Hahahá! —Rió Aladdin, al ver que ya había ganado por completo y limpiamente el juego. —Gané. —Se jactó de su logro.

 

Aunque escuchó entonces cómo el plástico del control de mando daba contra la suave alfombra. Kouha reposaba en la cama, y él con su espalda apoyándose en ella, más cerca del televisor que habían posicionado junto a la consola para jugar cómodamente, sin interrupciones.

 

—Soy mejor en otros juegos. —Declaró el peli rosa, restándole importancia al asunto, aunque hace unos pocos minutos estaba que echaba fuego por no poder contra su amigo.

 

— ¿Cómo cuál? —Preguntó con tono dudoso Aladdin, tratando de provocarlo.

 

—No lo entenderías. —Pero terminó siendo el provocado.

 

Sin mucho cuidado, Aladdin se subió de un salto a la cama, quedando sentado frente a su amigo. — ¡Anda, dime! —No le gustaba no saber.

 

Kouha sonrió de medio lado, arreglando su postura. — ¿Realmente quieres saberlo? —Cuestionó.

 

— ¡Sí!

 

—En juegos de adultos.

 

Un tenso silencio se ganó la habitación completa. Aladdin frunció el entrecejo.

 

— ¿Juegos de Adultos? —Kouha asintió. — ¿Cómo cuál?

 

—Como este.

 

Sin previo aviso, o al menos no notorio para Aladdin, Kouha se aventó hacia adelante, haciendo que ambos cayeran y por consecuencia, quedando arriba. Posó ambas manos a los costados de la cabeza del menor, soportando su peso.

 

El pelo que caía hacía confusa la imagen.

 

— ¿Kouha… kun? —Aladdin pasó saliva, con los ojos extremadamente abiertos. Un leve sonroso nervioso se coló en sus mejillas. — ¿Qué haces? —Si entendía las señas directas, explícitas.

 

— ¿Sabes? —La mirada de Kouha se ocultó en su flequillo. Apretó sus labios, sin saber si soltarlo o no ahora. Se tiró al vació. —Desde el principio me interesaste. —Aceptó, y corrió su cabello, sonriendo. —… Pero nunca pensé que se convertiría en un interés romántico.

 

Aladdin enrojeció por completo, alterándose mientras Kouha bajaba sutilmente hasta su cuello.

 

— ¿Ko-Kouha-kun? —No habló si no hasta que sintió el aliento ajeno chocar contra la piel propia.

 

—Déjame poseerte Aladdin. —Susurró Kouha, depositando entonces un suave beso en el blanquecino cuello ajeno. —Déjame ser el primero y único en hacerlo…

 

Una corriente recorrió por completo el cuerpo de Aladdin, haciéndole tiritar. Su corazón latió a mil. Por inercia posó su diestra en el pecho del mayor, deteniéndole.

 

—Kouha, yo… En serio que… —Aladdin estaba confundido. No entendía qué pasaba. Ni esos sentimientos que albergaba.

 

Pero Kouha no lo sabía. Decayó su semblante, pasando saliva a la vez que quedaba cabizbajo.

 

—Entiendo.

 

Tan rápido como se lanzó, se fue. Se sentó correctamente en la cama, cubriendo sus ojos con su flequillo.

 

—Yo… No quiero obligarte a nada.

 

Un impulso en Aladdin le hizo enderezarse de inmediato. Nunca había sentido tanta agitación como en ese mismo momento. La adrenalina le invadió, y se abalanzó hacia Kouha, rodeándole con sus menudos brazos. Tenía una capacidad extraordinaria para saber cuándo estaban mal las personas, y él no había querido causarle ese mal a su amigo. De hecho, le dolía.

 

— ¿Aladdin? —Kouha le observó, sorprendido. Su mirada no mostraba ni una pizca de desaliento, aunque su interior ante un rechazo se desmoronase.

 

—Kouha-kun… Tú… Tú… Yo… —Aladdin enrojeció nuevamente, temblando sus labios. Ahora pasaban factura sus impulsivas acciones. Cerró los ojos, aferrándose lo más posible al mayor. — ¡No es como si…! Me fueses obligar a algo… Yo… Es… La primera vez que me siento así con alguien. Y aunque creí que sólo sentía amistad por Kouha-kun… Se… Se mezcló algo raro, y no lo sé, estoy confundido, ¿Vale?

 

Por unos instantes, no hubo respuesta. Kouha estaba maravillado.

 

Aladdin abrió un ojo, examinando qué había pasado. No vio más que una limpia sonrisa en el rostro de su amigo; Había oportunidad.

 

— ¿Kou…?

 

— ¡Aladdin! —Sin más, volvió a dejarse llevar, y le abrazó, estrujándolo. Aladdin se removió un tanto, quejándose.

 

—Hey… No había terminado. —Soltó, con un puchero. El peli rosa lo dejó frente suyo, enarcando una ceja.

 

— ¿Ah, no?

 

—No.

 

— ¿Entonces?

 

El sonrojo atacó de nuevo. —Bueno… Ese… Ese beso… Se sintió raro, ¿Sabes? Como que… Me dio cosita.

 

Kouha sonrió, de la ternura. — Ese beso… —Pero se le salió lo malicioso. Subió su mano hasta el cuello ajeno, y lo acarició con la yema de sus dedos. Aladdin tembló, sentado en sus piernas. — ¿Acá~?

 

— ¡Ko-Kouha…~! —Se quejó Aladdin, cerrando un ojo.

 

Entonces volvió a la seriedad. O más bien, a su postura jovial.

 

—Aladdin, ¿Te gustaría aprender de juegos de adultos conmigo? —Había tomado su mano, mientras con la otra le sujetaba desde la cintura.

 

El joven abrió de sobremanera los ojos. — ¿E-EEEH? —Al ver la seriedad en el rostro ajeno, no puso hacerse el desentendido. A medida que su presión subía, más se encogía. Luego de un titubeo, logró zafar su mano de la contraria, y abrazó fuerte a Kouha, escondiendo su rostro.

 

Asintió.

 

— ¡…! —A Kouha se le iluminó el rostro, y correspondió el abrazo, dándole un beso en el cabello.

 

Se quedaron en esa posición un rato, hasta que Kouha volvió a moverse. Tomó desde las axilas a Aladdin, separándole un poco, y elevándolo. Sonreía, radiante.

 

— ¡La próxima vez llegaremos al final!

 

— ¿Qué?

 

— ¡Esta vez, sólo te exploraré!

 

— ¿¡QUÉ!?

 

Mientras Aladdin se alteraba, paulatinamente la ropa fue cayendo. 

Notas finales:

One-Shot Kouha x Aladdin, dedicado a RottenPrincess.

 

Lo lamento, realmente intenté hacerlo Lemon pero no me salió, no tengo nah contra el shota. Algún día podré.

 

Hasta la próxima.


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