Marvel y Cato, las 2 caras de una misma moneda se podría decir. Aparentemente opuestos en muchos sentidos, quizás tuviesen algo en común pero nadie lo notaría a simple vista.
Cara a cara, intercambiando miradas nerviosas. Cato sin perder su aparente frialdad y sus aires de fortaleza y rebeldía. Marvel se notaba bastante incomodo y dubitativo. Ninguno sabía cómo iniciar la conversación, si es que había oportunidad de articular una palabra y, todavía más importante, intercambiarla entre ellos… pero alguno debía armarse de valor y dar el primer paso.
-Si vas a decirme algo qué sea rápido, tu tiempo se está acabando…- Ser sutil no era una de las virtudes de Cato, pero tenía razón; el tiempo se acababa y realmente sentía curiosidad por saber lo que el chico había venido a decirle.
Se formo el silencio una vez más, Marvel se sentía incapaz de hablar, no encontraba la forma adecuada de decirle lo que pasaba por su cabeza en este momento. El tiempo se esfumaba, los penetrantes ojos azules de Cato lo intimidaban un poco… eso y también toda su presencia. Ahora que lo tenía tan cerca podía recordar porque había cruzado por su mente la frase “Chico monstruoso” cuando lo vio por primera vez. Era más alto que él, por poco más de una cabeza; su complexión era musculosa, no de forma grotesca sino que sus definidos pero armoniosos músculos atestiguaban su vida de entrenamiento; Sus rasgos faciales eran sumamente masculinos… o quizás se notaría algo de inocencia si relajara un poco su cara cambiando su seriedad habitual; Y el pelo rubio y corto, similar al corte que lucían los Agentes de la paz. Era muy atractivo, seguro causaría una gran impresión en el Capitolio, no le faltarían patrocinadores.
Marvel seguía sin saber cómo iniciar la conversación, y por la forma en la que Cato rodaba los ojos y se cruzaba de brazos se notaba que estaba impaciente.
No encontró otra forma, ese acto salió casi inconscientemente, cómo si ahora fuese un androide impulsado a hacer cosas estúpidas, sensatas, pero estúpidas al fin. A último momento, Marvel cayó en cuenta de que le estaba entregando la insignia el Lobo de plata con un zafiro por ojo a Cato. No se arrepentía, es más, ahora pensaba que la insignia valía muy poco comparado con lo que había hecho por él… solo esperaba que aceptara su regalo.
-Dicen que te permiten llevar una cosa de tu distrito en el estadio, algo así como una insignia…- Cato observaba el prendedor con los ojos abiertos como platos, nunca había visto una joya tan hermosa. Viajo con su mirada lentamente hacia el rostro de Marvel, buscando algún atisbo de arrepentimiento. -…Se que no es de este Dístrito, pero tiene un significado muy grande para mi ¿Sabes? Mi padre me lo regalo cuando nací, y doy fe de que trae buena suerte- Dijo con una sonrisa infantil al final.
-No puedo aceptarlo…- Sentenció Cato seriamente, no podía llevarse algo tan valioso en dinero y sentimentalmente para el chico.
-Por favor, me haría muy feliz saber que lo tienes-
-Es un regalo de tu padre, dale algo más de valor niño- Marvel bajo la cabeza con algo de vergüenza ante el comentario.
-Lo valoro mucho, por eso te lo estoy dando… Tú me salvaste la vida…-
-Soy un tributo profesional, mi deber es ir a los juegos. Esta es mi última oportunidad para ir, el próximo año ya no seré cosechable.
A lo que voy es que no lo hice para salvarte ¿Entendiste?- Cato había sido rudo y descortés, no se hubiese arrepentido de ninguno de sus dichos de no ser porque el chico frente a él parecía estar a punto de llorar…
-Sí, ahora entiendo… lamento haberte molestado- La voz de Marvel sonaba cortada y triste, bajó la mano que sostenía la insignia y dio unos pasos hacia atrás. La mano de Cato apretando la suya lo detuvo instantáneamente. Con su fuerza superior lo atrajo haciendo que avanzara los pasos que había retrocedido, esperó a que el chico levantara la cabeza y fijo hipnóticamente sus ojos azules con los verdes que ahora lo miraban con miedo. Rápidamente y con habilidad, tomo el prendedor de plata y se lo puso en la solapa de la camisa.
-Voy a devolvértelo… cuando regrese-
-Cuando regreses…- Repitió Marvel obnubilado por los ojos y la cercanía de Cato, sorprendido por la suavidad con la que ahora hablaba.
-Sí, es un objeto importante para ti… tengo que devolvértelo.-
-…Es lo mínimo que puedo hacer. Tú… salvaste mi vida-
-No lo hice…- Inconscientemente, se acercaron un poco más. –Nunca pienses que fue así…- Su semblante perdía dureza, no quería verse débil pero no podía evitarlo. -…Cuando regrese tendrás tu prendedor nuevamente.- Estaban demasiado cerca el uno del otro y había mucha tensión entre ellos. Sabían que tenían que alejarse pero ninguno quería hacerlo… ninguno era capaz de hacerlo.
-Confío en que volverás…-
-Claro que lo hare- Sonrió como lo había hecho durante la cosecha: media sonrisa de muchos significados y todos se acoplaban perfectamente con su personalidad.
Los pasos del Agente de la paz acercándose a la oficina les indicaban que el tiempo se estaba por agotar. Cato miró a la puerta con recelo, no quería que Marvel se fuera, a pesar de que nunca se lo dijera. Intuía que había algo que no le estaba diciendo y necesitaba saber que es, ya que quizás no tuviese otra oportunidad para hablar con él.
-Antes de irme…- Se sintió aliviado al escuchar esas palabras. -…Quiero que sepas que nada de lo que hice fue por compromiso… Lamento mucho que tengas que irte y de veras quiero que vuelvas… y no solo por el prendedor.- Ambos sonrieron con modestia ante el comentario. –Siempre te estaré agradecido, por más que no te hayas ofrecido como voluntario porque fui yo quien salió cosechado, sino porque es tu deber…- Las palabras hicieron que Cato se sintiera un poco culpable. A pesar de que no conocía a Marvel y no sabía absolutamente nada sobre él, por alguna extraña razón (que le provocaba incomodidad dentro suyo) no quería que este pensara que no le importaba nada de su persona y mucho menos que todo había sido por un compromiso con el Distrito, porque esa no era la verdad… al menos no del todo.-…Pero si pudiera volver el tiempo atrás... me hubiese apresurado a subir al escenario para que no tengas que tomar mi lugar y… eso es porque…-
-Alto, detente…-No quería que continuara con eso. Sentimientos contradictorios se agolpaban en su pecho y realmente no quería saber que seguía después de ese discurso que los hacía sentir a ambos muy culpables. Pero Marvel hizo caso omiso a su pedido y continuó como si no hubiese escuchado nada.
-En caso de que ocurriera… no soportaría verte morir… no sabiendo que yo debería estar muriendo y tú vivo…- Ahora sí que le habían dado un golpe fuerte. Nunca en su vida nadie había mostrado tanta preocupación e interés en él, y jamás se hubiese imaginado que un chico con el que nunca tuvo contacto le hablara con tanto sentimiento y aprecio por su vida. Todo este momento parecía un regalo antes de ir al matadero, y era muy injusto. Es cierto que para Cato había personas importantes como Morgan y Clove, pero ellos le podrían estar diciendo estas palabras ahora mismo y no lograrían causarle el mismo efecto, esto era algo propio de quien tenía enfrente suyo… lo había paralizado solamente usando sus emociones como armas. -…Estaré esperando que regreses…-
-No lo hagas…- Las voces eran susurros. Estando tan cerca, los sentimientos que afloraban en su interior eran encantadoramente extraños e irresistibles.
Un último obsequio de parte de Marvel, un dulce beso en la mejilla de Cato y luego ya no había nada… solo un vacío enorme en el pecho.
El agente de la paz escoltaba a Marvel fuera de la oficina mientras Cato observaba sin poder hacer nada. La puerta se cerró dejándolo en soledad nuevamente, mientras intentaba retener, con la mano en la mejilla, el beso del chico zafiro.-Si estarás esperando… te prometo regresar…-