Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cómo evitar que se roben a tu Seme por MikaShier

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Kisumi tenía un problema enorme.

 

Él siempre era desplazado. Esos a quienes llamaba “mejores amigos” siempre terminaban haciéndolo a un lado. Eran ellos y los otros, pero todo sin incluirlo a él. Simplemente no lo entendían, él veía todo desde arriba y debía mantenerse callado, porque el rechazo de Haruka le era notable y dudaba mucho que hubiese cabida para él en el mundo de Rin y Sousuke. Makoto… él simplemente nunca lo miraba más que por amabilidad. Y ahí estaba su mayor problema.  Él era siempre un entrometido, pero ¿qué remedio le dejaban? ¡No podía simplemente quedarse observando! Era injusto, lo viesen por donde lo viesen. ¡El problema eran Sousuke y Makoto!

 

Tan estúpidos y tan cegados por sus costumbres tan idiotas.

 

Makoto debería abrir la boca de una maldita vez y reclamar lo que era suyo. Y Sousuke… ¡Por los dioses! ¡Sousuke debería de una vez dejar la idea de que amaba a Rin! ¡Rin era su mejor amigo! Ese imbécil tan grandote estaba tan claramente confundido… Entendía, claro que entendía. Rin “siempre fue su todo”. Pero Rin no era más un bebé llorón a quien debía proteger. La muerte de su padre ya no era reciente. Había madurado. Había abierto sus estúpidas alas… Y las piernas también, a nadie iba a engañar. Sousuke, ¡Rin nunca sería la princesa de su cuento!

 

¿Qué qué podía gustarle de una persona?

 

Sousuke decía las cursilerías que Rin le había enseñado. ¿Cuál era el amor en realidad? ¿No se suponía que no dañabas a quien amabas? Por supuesto que no. ¡Si amabas a alguien le harías muchísimo daño! ¡Pero era parte del jodido y miserable amor!  

 

Palabrerías y acciones sin sentido. Eso era el amor.

 

Y la manera en que Sousuke miraba a Rin no se comparaba con la manera en que miraba a Makoto. Makoto era la ruta de Sousuke, pero él no conocía más allá de Rin. Ese era el problema.

 

Y él… Bueno, esa era su humilde opinión.

 

Eso era lo único que pensaba mientras daba vueltas en el parque cercano al departamento de Rin. Una solución. Todo se reducía a una simple y sencilla solución. Se desencadenaría un efecto dominó. Abrirían sus estúpidos ojos.

 

Y las personas a quienes más amaba serían felices otra vez. Porque eso era lo que a Kisumi le importaba. No era relevante si volvía a ser llamado de una forma vulgar.

 

—Kisumi —Makoto alzó la mano y la agitó suavemente, a forma de saludo. El pelirrosa le sonrió de esa manera burlona que le caracterizaba— ¿Para qué me llamaste hasta aquí?

 

SSSSSSSSSSSSSSSSS

 

— ¿Estás seguro de que te irás ya? Sabes que no me molesta si quieres quedarte más días —repitió Rin por enésima vez, recargado en el marco de la puerta en la habitación, donde Sousuke terminaba de arreglar sus cosas en una maletita deportiva.

 

Sousuke había decidido que era hora de regresar a su departamento y, aunque Rin lo entendía, no quería que se marchase. Era su apoyo para todo, su mejor amigo. Obviamente, quería tenerlo cerca de él, porque así debía haber sido siempre.

 

Pero las cartas de Rin dejaron de llegar en un pasado. Y ahora el mismo Rin había dejado de llegarle. El pelirrojo por fin había abandonado la habitación del extraño sueño de Sousuke, porque él había abierto los ojos. Se lo había preguntado muchas veces y se había dado cuenta de que no resistiría perder a Makoto.

 

—Estoy seguro, Rin —murmuró, cerrando por fin la maletita. El aludido le sonrió levemente y asintió—. Puedes venir a visitarme si quieres. Pero, de todas formas…

 

—Iré a comer en donde harás de mesero, de vez en cuando —afirmó. Se sentía muy raro, como si eso fuese más que una despedida. Sentía que estaba perdiendo una parte de sí. Pero era la parte de sí que ya no le pertenecía.

 

—No vayas a llorar —se burló. Rin entrecerró los ojos y bufó.

 

—No me jodas, ya vete.

 

—No me estoy yendo al otro lado del mundo, solo viviré en la zona este de Tokio, no seas dramático.

 

— ¡El único que está siendo dramático eres tú! ¡Ya vete de aquí o tendrás que esperar el tren dentro de tres horas!

 

Sousuke lo miró con diversión y asintió. Rin tenía razón, el tren que le levaba a la zona que quería estaba por salir, pero no tendría que esperar tres horas si lo perdía. Tendría que esperar toda una noche, pues era el último del día en esa zona. Chocaron los puños a forma de despedida y Sousuke por fin se marchó, dispuesto a tomar las riendas de su vida en un camino diferente al que había tomado Rin. Porque el mundo de Rin estaba cerrado para él. Así que, decidido, se dirigió a la estación más cercana con la única intención de llegar a su departamento apenas estrenado y descansar un buen rato.

 

Sousuke no llegó a su casa esa noche.

 

SSSSSSSSSSSSSSS

 

Rin había abandonado por completo las reglas que había comenzado a imponer en cuanto llegó a Japón e incluso desde Australia, pero eso no significaba que no podía hacer uso de su “enorme” cerebro para crear una estrategia de conquista.

 

O recuperación, más bien.

 

Aki Yazaki era una potente rival, Haru parecía estar fijado en ella a pesar de que todos dijeran lo contrario. Si a Rin le parecía, debía ser así. Por ello, se pasó la mitad de la noche anotando ideas en un pequeño bloc de notas, desechando cada una de ellas conforme aparecía una nueva, aunque al final cayó en cuenta de que todo se resumía a lo mismo y prefirió dormir.

 

Pero la idea general estaba ahí e iba a ponerla en marcha.

, pro

Iba a enamorar a Haruka como diese lugar. Repetiría cada acción, haría todo lo que pudiese hacer, porque su error debía ser enmendado. Ese día, el mundo de Rin se iluminó. Una carta se había deslizado por la rendija de su puerta. Y, al abrirla, la felicidad lo invadió.

 

¡Lo habían aceptado en el equipo donde Haru tenía la beca!

 

Cumpliría todos sus sueños porque él había nacido para luchar. Para vencer.

 

La mañana del día siguiente, Rin pudo ver la mañana más brillante. Todo relucía, era radiante. Caminó por las calles de Tokio hasta tomar el tren que lo dejaría cerca de la universidad, donde se encontraba esperándolo con Aki a un lado.

 

Rin casi sintió la furia correr por su cuerpo entero, pero algo en la cara de ambos le decía que no debía preocuparse. Aki parecía triste mientras hablaba con Naoko, que estaba claramente rechazándola. Le pedía un tiempo separados, para aclararse. Rin no quiso intervenir y, saludando brevemente, entró a las instalaciones, encontrándose a Haruka sentado bajo uno de los árboles mientras leía un recetario. Quizá estaba aprendiendo una nueva manera de preparar la caballa y la pondría en práctica ese día.

 

Sin dudarlo y nervioso, se sentó a su lado, provocando que el contrario bajase el libro para mirarlo y rotar los ojos.

 

—Rin —saludó por mera educación. El pelirrojo se apoyó en sus manos, inclinándose hacia atrás.

 

—Vamos a ser amigos —sentenció antes de volver a poner la mirada sobre el pelinegro, que ahora estaba viéndolo también.

 

—Rin, no creo que…

 

—Voy a dejarte en claro que soy el único que puede mostrarte vistas nuevas —declaró. Haru sonrió en su interior, desviando la mirada con fingido desinterés.

 

— ¿De verdad? —Rin se levantó y estiró la mano.

 

—Ven conmigo. Voy a mostrarte un mundo diferente a cualquiera que hayas conocido.

 

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

 

Sousuke no supo qué sentir en ese momento. Había salido del departamento de Rin y había caminado tranquilamente hacia la estación, imaginando que pronto podría ver a Makoto de nuevo y, así, intentaría hacer las paces.

 

Pero su decisión fue desechada y pisoteada. No iba a descansar ese día.

 

La ira recorrió cada fibra de su cuerpo. No entendía por qué venía a toparse con una escena tan odiosa. Irritante. Imposible. Asquerosa. Antes de darse cuenta, ya se encontraba caminando hacia el lugar, con paso firme y una mirada que mataría al mismísimo soberano del infierno. ¡Pero tenía razón para estar así!

 

Kisumi y Makoto estaban besándose. ¡Estaban besando a su Makoto! ¡Y eso no lo iba a permitir!

 

Nada más lejos de la realidad.

 

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

 

—Entonces, ¿estás diciendo que me llamaste para abrir mis ojos? —Kisumi asintió, provocando que Makoto soltara una risa suave— No lo comprendo.

 

— ¡Es que no te das cuenta!  De seguro crees que todos quieren a Rin, pero no es así —intentó explicar. Makoto suspiró. Rin, siempre Rin—. Sousuke te ama. A ti.

 

—Kisumi, me alegra que me hayas llamado, pero no quiero escuchar esa clase de…

 

— ¡De eso estoy hablando! ¡Le sacas la vuelta! ¡Deberías pedirle a Sousuke que decida de una vez! ¿Por qué aguantas esto si sientes que está jugando contigo? ¡El amor no es suficiente! Piensa en ti mismo y no en tus pollitos.

 

— ¿Pollitos? —Kisumi rotó los ojos y fue a darle un golpecito en la frente, pero terminó dándole más fuerte de lo deseado— ¡Ouch! —se quejó el castaño. Kisumi lo tomó rápidamente de las mejillas.

 

— ¡Lo siento! No quería, yo solo…. Perdón, pensé que…

 

—Kisumi, vete de aquí antes de que te golpeé.

 

La voz de Sousuke heló a Makoto por completo, haciéndole sentir un escalofrío. Kisumi se marchó, pues quizá y ese encuentro había sido el destino. Makoto miró al pelinegro con cierto reproche y suspiró cansinamente antes de mirar a otra parte.

 

— ¿Qué estás haciendo aquí, Makoto?

 

—Me pregunto lo mismo, Sousuke. ¿Qué haces aquí? —Sabía que la pregunta no era tan simple, así que el aludido se encogió de hombros.

 

—Pasaba el rato con Rin.

 

Makoto no había esperado una respuesta diferente, pero aún así aquello le dolió. Apretó los puños y soltó el aire, asintiendo levemente y dándose la vuelta con la intención de dirigirse a casa, pero inconscientemente sabía que Sousuke lo iba a seguir. Había algo de lo que debían hablar.

 

Subieron al tren y se sentaron en unos de los muchos asientos libres, en completo silencio. Solo habían unas cuantas personas además de ellos, pero no por ello hablarían ahí. El silencio duró lo mismo que la trayectoria duró. Ambos chicos bajaron en la estación cercana a donde Makoto vivía y, una vez adentro, aquella falta de sonido se volvió completamente incómoda.

 

—Tienes que decírmelo claramente —exigió Makoto de pronto. Sousuke analizó las palabras del contrario y asintió brevemente.

 

—Tienes que preguntarlo claramente —contestó. El castaño se relamió los labios y talló la parte trasera de su cuello antes de asentir.

 

—Elige. Yo o Rin. No vas a tenernos a los dos y posiblemente nunca recuperes a Rin, pero yo no soy un reemplazo. Ya no voy a aceptar que estés conmigo amándolo a él —sentenció. Sousuke le miró fijamente.

 

—Comprendo.

 

—Sousuke… —Makoto apretó los labios y se acercó un poco, aunque aún se sentía muy lejos del más alto— Elígeme a mí —y Sousuke sonrió.

 

—Eso estoy haciendo —respondió, acercándose al castaño. Pero Makoto negó y retrocedió.

 

—No, no me elijas porque yo te lo pido…

 

—No estoy eligiéndote porque me lo pidas.

 

Las manos del pelinegro capturaron las del castaño, entrelazando sus dedos mientras se inclinaba, juntando su frente con la contraria y mirándolo desde ahí, apreciando la vista que se había perdido por tanto tiempo. Acarició la nariz contraria con la propia.

 

—Tú debiste ser siempre mi elección.

 

Notas finales:

¡Hola! Pasó mucho tiempo, ya lo sé. Pero bueno, no tenía ánimos c: En fin…. La historia de SouMako no acaba aquí. Solo para que no vayan a pensar que las cosas terminan así de fácil c:

No tengo más que decir, espero actualizar mis otras historias. ¡Nos leemos!

-MikaShier.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).