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Cómo evitar que se roben a tu Seme por MikaShier

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Notas del capitulo:

En el último apartado del capítulo, pueden saltarse el rollo si no es el tipo de lectura que les gusta. Los últimos tres párrafos son el cierre del capítulo. Solo advierto. Ah, porque es limón. Y pues escribo limón del asco.

 

 

Capítulo 17

 

La decisión que Rin había tomado ese día en Japón había perdurado y dado frutos, tal y como él mismo esperaba de su propio esfuerzo. No se sentía presumido al decir que, en verdad, las cosas podían haber sido de otro modo. Vale, le estaba imponiendo sus sentimientos a Haruka nuevamente, pero, al menos, podía sentir que rozaba con los dedos un nuevo romance con él. Podía ver en los ojos del azabache que cada vez más lo aceptaba nuevamente en su vida. Rin se sentía excepcionalmente feliz.

 

Una semana había pasado de aquél encuentro en los jardines de la universidad, donde Rin había prácticamente arrastrado a Haru hacia un lugar más privado y le había dicho con palabras claras que se planteara la idea de que serían amigos, porque no iba a aceptar un “vete” como respuesta. No de nuevo.

 

Haru, con un suspiro y fingiendo hacer un gran sacrificio, había murmurado que esa tarde se reuniría con Makoto y, por supuesto, Rin podía asistir a dicha reunión.

 

El pelirrojo se había encantado. Y Haru disfrutó ver ese brillo triunfante en sus ojos y la sonrisa que intentaba ocultar. Ah, Rin. ¿Por qué se convertía en su debilidad nuevamente?

 

Los principios de Rin Matsuoka eran realmente cuestionables. Haru se encontraba preguntándose en muchas ocasiones el porqué de las acciones del pelirrojo y, en cada ocasión, se había respondido a sí mismo que Rin se amaba lo suficiente como para conseguir absolutamente todo lo que quería. Se amaba lo suficiente como para que sus propios principios cambiasen a su entera conveniencia. Y él lo amaba lo suficiente como para doblegarse de vez en cuando.

 

Lo cierto era que Rin no había hecho ninguna insinuación amorosa, cosa que sorprendió al azabache. Bien era dicho y repetido en innumerables ocasiones que cada poro del ojicarmín expulsaba romanticismo. Pero, tal y como Rin había declarado en aquella ocasión, serían solo amigos.

 

Rin, a decir verdad, estaba conteniéndose. Ganas no le faltaban de comentarle a Haruka lo atractivo que se veía cada mañana y lo mucho que le enojaba los atrevimientos de Aki Yazaki. Aunque en realidad era consciente de que no eran “atrevimientos” en toda la palabra.

 

Comenzaron a sentarse juntos en las horas libres. Naoko se pegaba a Rin y Haru tenía que aguantarse la molestia que eso le causaba a Aki y aguantarse la molestia que causaban en su propia persona. Haru estaba experimentando un sentimiento… Algo posesivo. Pero el único indicio de ello era la manera en que miraba a Rin.

 

—Sí, sí —respondió Naoko mientras reía. A Haru le parecía que estaba convulsionándose. Era tan poco… elegante. Aunque Haru tampoco podía llamarse a sí mismo de esa manera—. E-Entonces… No puedo decirlo —carcajeó. Rin soltó una risa y negó varias veces antes de voltearse hacia Haru.

 

— ¡Es que se le cayó la crepa en la fuente del centro! —continuó Rin. Haru quiso rotar los ojos. Habían estado así todo el rato, pues Naoko intentaba contar algo que había sucedido el día anterior, cuando fueron a hacer quién-sabía-qué juntos. Pero, dado a que la risa histérica del odioso ex novio de su amiga le impedía hablar, Rin había comenzado a contar por partes lo que había sucedido cuando se encontraron con Kisumi— ¡Es que…! ¡Su cara! ¡De verdad parecía que iba a echarse a llorar!

 

—Baja la voz —pidió Aki con una mirada de fastidio—. Está bien que nos cuenten, pero sean un poco discretos, varias personas nos están mirando extraño.

 

— ¡Pues yo no creo que sea molesto! —Debatió Naoko, pasándole un brazo por los hombros a Rin— De hecho, quizá así podamos conocer a alguien que compre a este idiota —musitó con una sonrisa inocente. Rin le dio un codazo, apartándolo.

 

—No estoy en venta. Además, si alguien me quisiera… ¡No tengo tiempo para eso! Estoy muy ocupado.

 

—Ah, sí. Haruka dijo que habías entrado al equipo donde está él —musitó la chica, abriendo su cartoncito de leche y poniéndole una pajilla—. Casualmente.

 

—Sí —Rin sintió un escalofrío recorriéndole la espina ante la mirada acusadora que Yazaki le regalaba. Pero no iba a dejar que eso le afectase. Se había planteado la idea de no volver a echarse atrás. Ganar a toda costa—. Bueno, busqué muchos equipos, pero me han dicho que es el mejor de la zona. Además de que está cerca de donde vivo.

 

Era mentira. Rin no había escuchado tales cosas en ningún lugar, pero… Ya que Haruka había optado por ese equipo, él deducía que malo no podía ser. Otra mentira era el hecho de dónde vivía. Tenía la suerte de que Haruka no hubiese nunca propuesto ir a su apartamento, porque el lugar donde Rin estaba rentando estaba a varias estaciones de donde el equipo entrenaba. Estaba mintiendo porque no quería que Haru pensase que había mutado en un acosador.

 

—Nanase, ¿cómo te va en esa cafetería? —cuestionó Naoko, interrumpiendo la presión que Aki estaba a nada de ejercer sobre Rin. El azabache le dedicó una mirada rápida al contrario y se encogió de hombros.

 

—Bien… Me aumentaron la paga —comentó como si nada. Aki se mostró emocionada de inmediato y, antes de que Rin pudiese decir nada al respecto, habló.

 

— ¡Vamos de compras! ¡Dijiste que querías un nuevo bañador! Es tiempo. Iba a pedírtelo antes, de todas formas. Incluso si no compras nada, quiero que me acompañes. Tienes un ojo crítico en vestuario —señaló con una amplia sonrisa, perdiéndose en sus pensamientos—. Y… Y… No iba a decírtelo, pero… ¡Ya salió el nuevo volumen del manga que te comenté!

 

—Haru casi escupe su leche. Tosió un poco y miró a la chica con irritación— ¡Te lo prestaré en cuanto lo termine de leer! Así quizá aprendas nuevas maniobras para...

 

La conversación de Aki hizo que tanto Rin como Haruka adquirieran un suave sonrojo. Naoko la miró con una sonrisa disimulada. Esa era la chica de la que se había enamorado. Hablando hasta por los codos del género que más le gustaba. La sonrisa que mostraba era genuina y sus ojos brillaban, producto de la emoción. En ese momento, no quedaba rastro de la Aki que Rin odiaba. La Aki que él mismo odiaba.

 

— ¡Vale! Te acompañaré, pero cálmate —aceptó entre dientes. La chica emitió un gritito de emoción y se terminó la comida, levantándose.

 

—Bueno, yo me voy a clases primero… ¡Hasta luego! —agitó la mano rápidamente y tomó su bolso junto a la bandeja, dejando esta última arriba de la caja del bote de basura antes de salir corriendo de la cafetería.

 

— ¿No entras a clase con ella? —cuestionó Rin, llevándose un pedacito de fruta a la boca. Haru negó.

 

—Ella toma clases de francés. Yo tomo la de inglés, pero no importa si llego tarde. De todas formas, dudo que apruebe esa materia.

 

Y Naoko lo supo desde el momento en que la sonrisa de Rin se transformó en malicia pura.

 

Haruka tenía un nuevo tutor.

 

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

 

Eran las seis de la tarde cuando Makoto se sentó en el sofá de su salita, mirando a Sousuke de reojo mientras este preparaba unos emparedados en sobre la barra que separaba la cocina de los sofás y el televisor. Cuando sus miradas se encontraron, el castaño la desvió con rapidez, fingiendo demencia.

 

Se sentía sumamente irreal. Sousuke y él… No eran novios, pero no eran exactamente amigos. Ni una ni otra palabra encajaba bien en su relación. Quizá solo eran… ¿Conocidos con derechos? ¿Los mejores amigos de sus mejores amigos… con derecho?

 

Makoto no lo sabía y le daba algo de vergüenza preguntárselo. A Sousuke no le parecía necesario aclarárselo por sí mismo. Si bien Makoto había sido el elegido por el azabache, todavía se encontraba inseguro y con muchísimas dudas.

 

“Sí, me eliges a mí, pero… ¿Eso qué significa?”

 

Intentó perderse en las páginas de su libro, pero no daba resultado. Menos aun cuando Sousuke se sentó a su lado y colocó el plato con emparedados en su regazo.

 

—Ya hice de comer —anunció.

 

Y Makoto rió, porque lo que a Sousuke le parecía un logro y un buen detalle, a él le parecía adorable. Vale, Sousuke no sabía cocinar nada. Bueno, sí. Hacía un arroz y un curry ex-qui-si-to, pero esas comidas estaban vetadas de su relación, porque a Rin le encantaba que Sousuke le cocinara curry y Sousuke lo había aprendido cuando niños solamente para complacerlo. Pero ese tema era tabú, simplemente nadie lo decía, pero ambos lo sabían.

 

—Hubieras dejado que cocinara yo —tomó uno de los sándwiches y le dio una mordida, no sin antes dejar el libro en la mesita de café. Sousuke se encogió de hombros y asintió.

 

—Alguien olvidó llenar la despensa, no es mi culpa —el ceño de Makoto se frunció levemente y estuvo a punto de levantarse cuando el pelinegro lo detuvo—. Era broma, era broma.

 

Ninguno de los dos rió, pues había sido una pésima broma y una fallida forma de disipar la tensión. Sousuke comió en silencio junto al castaño.

 

Estaba claro que aún había muchos baches en su relación, pero ambos estaban dispuestos a rellenarlos juntos.

 

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

 

La puerta emitió un fuerte sonido al ser azotada sin cuidado alguno mientras Rin se pegaba a la pared, enredando los brazos en el cuello contrario mientras este le alzaba una pierna, poniéndola en su cintura.

 

Ambos se besaban con frenesí, como si hubiesen pasado siglos desde el último encuentro. La temperatura de la habitación parecía lo suficientemente caliente como para que, de pronto, la ropa de ambos comenzase a estorbar.

 

Los dedos curiosos de Rin exploraron los músculos de la espalda de Haru mientras su lengua se enredaba con la contraria. Podía sentir el bulto en la entrepierna contraria empujar contra la propia. Estaba sumamente excitado. Desabrochó con algo de desesperación el cinturón del pelinegro y pronto le bajó el pantalón lo suficiente para colar la mano en su bóxer. Un gemido chocó contra los labios de Rin mientras, haciéndolo sonreír. Le encantaban los gemidos roncos de Nanase. Le encantaba la forma en que este ponía la mano en su trasero y lo apretaba.

 

Los besos del azabache bajaron al cuello del pelirrojo, mordiéndole y succionándole de vez en cuando. Estaba dejando marcas que, más tarde, se notarían en esa pálida piel. Pero no importaba, porque Rin había comenzado a moverse, restregándose contra el miembro contrario.

 

Haru no tenía tiempo para ser cuidadoso, a Rin le quedó en claro ese detalle cuando cayó en la cama de pronto, rebotando levemente antes de volver a ser devorado por los labios enrojecidos del contrario. Pero no le importaba si Haru quería demostrarle algo. Ya no importaba nada.

 

Atrapó uno de los pezones de Rin entre los labios y lo lamió lentamente mientras sus manos inquietas recorrían ese cuerpo que tanto habían anhelado desde su partida. Rin enredó los dedos en el cabello del azabache y arqueó un poco la espalda, gimiendo suavemente. Entreabrió los ojos para ver al ojiazul y volvió a cerrarlo, reuniendo toda su fuerza de voluntad.

 

—Haru… Creo que…

 

—No —sentenció.

 

La cordura de Rin terminó por perderse cuando Haru, sin previo aviso, introdujo un dedo en su interior. No, no iba a detenerse y Rin no quería que así fuese. Abrió un poco las piernas y estiró uno de los brazos, aferrándose a una almohada mientras Haru comenzaba a dilatarlo.

 

Sus labios volvieron a encontrarse mientras Haru metía otro dedo, comenzando a abrirlos y cerrarlos mientras succionaba el labio inferior del pelirrojo, que gemía contra sus labios, casi suplicante.

 

—Estira la mano al cajón, queda más cerca de ti —ordenó Haruka. Rin obedeció sin chistar y tomó el único botecito que había ahí—. También… saca los condones.

 

El cuerpo del pelirrojo se estremeció y Haru fue consciente de que Rin perdía su erección. No iba a explicarle por qué tenía esas cosas ahí y tampoco iba a detenerse. Antes de que el pelirrojo dijera algo, Haru ya lo masturbaba, arrancándole gemidos mientras volvía a hacerlo perderse en el éxtasis. El deseo volvió a nublar esos hermosos ojos carmín que a Haru tanto le gustaban y pronto el mismo Rin estaba poniéndole el condón y restregando lubricante sobre el plástico del mismo. Haru no esperó mucho más y tomó ambas piernas del contrario, doblándolas hasta que Rin las sostuvo, mostrándole la vista que Haru había visto el mismo día en que Rin lo abandonó.

 

Y le molestó.

 

La posesividad terminó de despertar en él y la ira lo hizo excitarse aún más. Penetró al pelirrojo de una sola vez, haciendo que este largara un gemido de dolor mientras se arqueaba. Le vio cerrar los párpados con fuerza mientras unas pequeñas lágrimas escapaban por la comisura de sus ojos.

 

A Rin no le molestó la brusquedad que Haru mostró esa noche. Le había hecho gemir como nunca y disfrutar hasta el último segundo. Le había besado al terminar y lo había abrazado toda la noche,  murmurándole cosas que Rin sabía Haru pensaba que no había escuchado. “No te vuelvas a ir”.

 

Y esas simples palabras le hicieron ver que su progreso había descendido por completo. Había retrocedido todos los pasos que había dado. Haru volvía a estar lejos. Se habían dejado llevar por el momento.

 

Al menos eso fue lo que pensó.

Notas finales:

 

N/A: ¿Cosas que lamento? ¡haber tardado tanto! He estado hasta el tope con la universidad. Yo pensé que iba a ser fácil pero ellos no se detienen. Me han llenado la semana con tareas, exámenes y cálculo integral. Ha sido difícil, pero lo superé c: Y pude volver a escribir. Bueno, bueno, espero poder actualizar otra historia mañana. Incluso ya tengo en mente el capítulo:3 ¡gracias a las personitas que siguen leyéndome! Y muchas gracias por todos los comentarios.

 

Como pueden ver, la verdadera Aki Yazaki está saliendo a la luz, y pronto explicaré su forma de actuar c:

 

Ah, y otra cosa… ¡GRACIAS POR LOS 400 SEGUIDORES! Si es que aún son 400 xD Si no… Bueno, en un momento lo fueron:3


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