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Cómo evitar que se roben a tu Seme por MikaShier

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Capítulo 20.

 

Naoko soltó el aire con suavidad, picando las verduras salteadas con sus palillos. Aki sorbía con del popote en silencio, mirándole con una pizca de resentimiento casi extinto. Estaba claro que ambos habían sido partícipes en una historia que a ninguno debía incumbir, y ciertamente habían presenciado hechos diferentes.

 

—No debería afectarnos —insistió Aki, quizá por enésima vez en la noche. Naoko la miró con cierto reproche.

 

—Pero ya lo hizo, ¿no? —ella asintió antes de recargar la mejilla en la mano.

 

—Ya, pero lo podemos arreglar, ¿no? —él volvió a mirarla, con una sonrisa casi inexistente naciendo de sus labios.

 

—Bueno, por eso estamos aquí, ¿no?

 

—Vale —murmuró, alargando la “a” mientras sonreía— ¿Ya te conté sobre la serie que vi el otro día? ¡La terminé en una sola noche! ¿Lo puedes creer?

 

Naoko dejó de picar las verduras y se concentró en Aki, quien parloteaba con emoción acerca de la dichosa serie. Viéndola así, con las mejillas sonrosadas y la mirada llena de brillo, le resultaba imposible no recordar el pasado, cuando eran novios y las salidas como esa eran frecuentes. Se preguntó por un segundo si Haru y Rin eran lo que llamaban “relación tóxica”, pero las preguntas de Aki y la forma en que mordisqueaba la pajilla mientras esperaba por la respuesta lo sacaron de esos pensamientos.

 

Esa noche, y quizá los días en delante, solo eran Naoko y Aki. Otra vez. Finalmente.

 

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

 

Haru dejó caer la mochila en el recibidor del pequeño apartamento de Rin.  Sacó de ella una hoja al tiempo en que se sacaba los zapatos para después dejarlos acomodados. Se dirigió a la habitación con una sonrisa que a todas luces parecía feliz. Rin estaba echado sobre la cama, con el control remoto de su pequeña tele en la mano, cambiando los canales tras verlos unos segundos. Saludó al azabache con un leve murmullo, sin abandonar la pantalla. Haru atravesó la hoja en su visión.

 

—Em… ¿Ochenta y uno? —cuestionó con desinterés. Haru agitó la hoja nuevamente. Rin apagó el televisor y prestó un poco más de atención. Abrió los ojos con sorpresa y tomó la hoja, mirándola de arriba abajo— ¡Ochenta y uno! ¡Pasaste el examen! —el chico asintió con orgullo mientras el pelirrojo lo jalaba hacia él, soltando risas tontas— ¡No van a sacarte del equipo!

 

—No estoy en el equipo por mis calificaciones —murmuró Haru, acomodándose a horcajadas en el regazo de su… Lo que sea—. Pero, bueno, no paso un examen de inglés todos los días.

 

—Entonces hay que celebrarlo, como no todos los días hacemos —Rin acarició las mejillas del contrario, haciéndole inclinarse en busca de sus labios. Lo besó con suavidad y ternura, paseando sus manos hacia la cintura ajena.

 

Haru le pasó las manos por el cuello y correspondió el beso. Estaba feliz, estaba tranquilo. Tras ese día en el que hablaron, habían comenzado a reconciliarse. Era cierto que el recelo no los abandonaba, pero de eso a nada… Bueno, poco era mejor. Continuaron besándose por largo rato, dándose mordidas y sonriendo entre besos. Luego, Haru salió del regazo de Rin y tomó su examen.

 

—Bien, voy a casa —murmuró. Rin rotó los ojos y se dejó caer en la cama.

 

—Venir aquí es casi una hora de desvío, Haru —se quejó. El azabache se encogió de hombros y alisó la hoja de su examen.

 

—Valía la pena, pero tengo hambre.

 

—Hay comida en la nevera.

 

—También en mi nevera —Rin se alzó, con reproche. Haru suspiró—. Caballa.

 

—En tu nevera a casi una hora de aquí.

 

—Casi cuarenta minutos, no una hora —el pelirrojo achicó los ojos.

 

—Anda, quédate.

 

Haru tampoco iba a hacerse del rogar. Tras asentir brevemente, dejó la hoja con cuidado sobre el pulcro escritorio de su no-novio y se dirigió a la pequeña cocina, comenzando a esculcar en el refrigerador para hallar qué preparar. Rin se levantó perezosamente y lo siguió, sirviéndose un vaso de agua. Se sentó ante la mesita y observó a Haru desde ahí, mientras este se preparaba cabaña y se servía un poco de la ensalada con la que él había acompañado su comida un par de horas antes. La ventaja de salir antes que Haru los jueves.

 

Se preguntó si debía continuar el silencio cómodo o hablar sobre algo, como de la universidad, sus mascotas o algo así. Aunque, bueno, Rin no sabía qué tal estaba Winnie y estaba seguro de que Haru no tenía mascota. Antes de que él lograra romper el silencio, Haru ya había servido su caballa y se había sentado frente a él.

 

— ¿Y qué tal todo con Aki? —atinó a preguntar. Haru se encogió de hombros, restándole importancia— ¿Se pelearon?

 

—No —respondió. Se limpió la comisura de los labios y miró a Rin—. Desde que se mudó, nos hemos visto solo en la universidad y un par de veces quedamos para comer. Ya sabes.

 

—Bueno… ¿Y con Makoto?

 

— ¿Qué hay con él? —Haru cortó con sus palillos un trozo de caballa y la masticó.

 

—Exactamente, ¿qué hay con Makoto? Sé que te has distanciado de todos y que básicamente todo por culpa mía, pero ya llevamos más o menos un mes completamente bien. ¿Qué hay de los demás?

 

—Con Nagisa, Rei y Kou todo va bien —se encogió de hombros—. Respondo sus llamadas y mensajes.

 

—Pregunté por Makoto —Rin ladeó la cabeza, evaluándolo con la mirada. Haru alzó la ceja brevemente.

 

— ¿Qué hay con Sousuke? —la mirada ajena se enfrió…

 

—Vale, no hablar de Makoto ni Sousuke.

 

—Es diferente.

 

—No.

 

—Lo es. Yo no fui novio de Makoto.

 

—No digo que no es diferente. Digo… Exactamente por eso. No puedes comparar mi relación con Sousuke con la tuya y de Makoto. Sou es mi ex novio. No es algo que se pueda recuperar. Sin embargo, tú y Makoto… Están sacando un orgullo que no les conocía. Digo, para los chicos “la amistad lo es todo”, me sorprende…

 

Dio un trago a su agua antes de levantarse. Dolía. A veces le parecía imposible lo jodidamente bueno que era cagándola. Soltó el aire con suavidad y miró el techo antes de resoplar. Lavó el vaso y tomó uno seco para servirle agua a Haru y dejarlo junto a su plato.

 

—Hablaré con Makoto —murmuró el azabache luego de un rato. Rin se sentó junto a él y sonrió.

 

—Bien, bien. Eso es lo que alguien con un ochenta en inglés haría —alentó. Haru lo miró de reojo.

 

—Ochenta y uno.

 

Rin besó su mejilla y esperó pacientemente a que terminara de comer, mientras hablaban de asuntos que no tenían tanta importancia, luego Haru se marchó a trabajar.

 

El pelirrojo miró la puerta cerrada del recibidor y dejó salir el aire. Se mordió el labio y se sentó en el escaloncito, sintiendo sus ojos arder. Recordó la frívola mirada de quien había sido su mejor amigo, ¿tantos años se habían reducido a eso?

 

Era incómodo y estúpido. Los esfuerzos, las risas de una vida reducidas a una actitud indiferente. Pasaron por tanto… tantas fases y ahora no había nada. Abrazó sus rodillas y escondió entre ellas su rostro, dejándose ir por fin.

 

Sousuke lo hirió tanto como Rin a él, ¿no estaban técnicamente a mano? Y, aun así, ¿por qué había pensado que lo mejor era dejar estar la indiferencia y dejarlo pasar? Cerró los ojos con fuerza y suspiró antes de levantarse. Si para Sousuke no valía la pena, para él tampoco. Se limpió las mejillas y se levantó. Cedería a ese impulso.

 

Por ahora.

 

SSSSSSSSSSSSSSSS

 

Sousuke miró la puerta del recibidor de Makoto por algunos segundos antes de negar brevemente y continuar caminando. Le tendió a su novio una soda y se sentó junto a él frente a la mesita, tomando el libro que el castaño leía para dejarlo a un lado. Makoto sonrió, tomando la soda.

 

— ¿Qué? —cuestionó ante la mirada insistente de Sousuke. El azabache suspiró.

 

—En la mañana estabas quejándote de Nanase, quiero saber qué harás.

 

—Dimos el tema por zanjado, ¿no? —abrió la lata de soda y le dio un sorbo. Sousuke lo imitó, encogiéndose de hombros.

 

—No me parece que ignorarlo sea algo estilo Makoto.

 

—No creo que haya algo estilo Makoto —frunció el ceño. Agitó la cabeza y volvió a sonreír—. Mejor dime, ¿aplicarás para la beca? —Sou apretó los labios ligeramente.

 

—Lo haré. Pero administración no era la carrera de mis sueños. Me gustaría —calló abruptamente y negó—. No lo sé, otra cosa.

 

—Está bien si ibas a decir que te gustaría nadar con Rin. Rin no es un tabú, ¿sabes? Ese ha sido tu sueño desde pequeño. Competir con él en las nacionales, ¿no? —Sousuke lo miró con recelo y asintió una sola vez— Anda y reconcíliate con él, no eches al caño la oportunidad.

 

—No eres el adecuado para decirme sobre echar oportunidades al caño —le dio otro trago a la soda y miró el libro que Makoto leía—. Pedagogía es una buena carrera, si es así como se llama eso que quieres hacer tú. Pero, ¿de verdad quieres eso?

 

—No soy tan bueno como Haru ni tan competitivo como tú o Rin. Enseñar a niños me gusta, me gusta quitarles el miedo al agua —sonrió levemente—. No estoy desperdiciando ninguna oportunidad, porque esa no es una oportunidad para mí. En cambio, tú…

 

—Tampoco es algo para mí, Makoto. Y esto de administración… Puedo atender el negocio de la familia. Me gusta eso. Aunque también he pensado estudiar fisioterapia o algo así. Medicina deportiva, para desgraciados como yo —Makoto soltó una carcajada y negó.

 

—Bueno, supongo que incluso los males por un bien pasan. Deberías estar estudiando.

 

—Mmh… No, falta mucho para el examen —dejó caer la cabeza en el hombro del castaño, alcanzando el control de la consola y encendiéndola. La televisión se encendió en automático.

 

—Por eso mismo, deberías comenzar—le quitó el mando y lo devolvió a la mesa— a estudiar —le puso uno de los libros de la mesa en el regazo— un poco.

 

Sousuke rotó los ojos y abrió el libro con desinterés. Fuese cual fuese la carrera que al final escogiese, Makoto tenía razón, no debía olvidarse de estudiar. Un escalofrío le recorrió la espina y volvió la mirada a la puerta de la entrada. Se preguntó, por un instante, si estaba haciendo lo correcto.

 

Dentro de un ámbito más general.

 

SSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

 

Cuando Haru salió del trabajo, no hizo falta que volviese a su apartamento. Fue, en cambio, al de Makoto, que estaba a unas cuantas estaciones del de Rin. Tocó la puerta quedamente y guardó las manos en los bolsillos, mirando alrededor con desinterés. Era de noche y se alcanzaban a oír varios insectos zumbando. Alzó la vista en cuanto la puerta se abrió.

 

Definitivamente, Makoto no esperaba verlo ahí. Lo dejó pasar sin más demoras y, sin añadir nada relevante, le sirvió un poco del té que había preparado. Ambos se sentaron en el sofá y bebieron en silencio, hasta que Haru preguntó por Sousuke.

 

—Se fue hace cuarenta minutos, más o menos —respondió. Dio un trago a su té y miró a Haru—. ¿Cómo está Rin?

 

—Bien —sonrió un poco y observó la ventana—. Me hizo abrir los ojos… Perdón.

 

Makoto lo miró fijamente por otros instantes, sin comprenderlo del todo. ¿Se disculpaba por abrir los ojos? ¿Eso qué demonios significaba? Por la expresión del moreno, no parecía ser algo bueno. Desvió la mirada hacia la mesa y tamborileó los dedos en la taza. Haru suspiró, comprendiendo que Makoto no lo había captado.

 

—Hizo que me diera cuenta que la había… cagado contigo. Con todos… Los involucramos en algo que no les incumbía y todo se… dispersó.

 

Makoto no creí que “dispersar” fuera la palabra correcta. Pensaba que “jodió” estaba más que bien dicho. Pero no por ello diría aquella palabra tan a la ligera.

 

— ¿Y quieres recuperarlo? Mira, no me molesta que seas amigo de Aki-chan, eso es muy comprensible. No tienes porqué contármelo todo, pero sí me sentí… Echo a un lado —miró el reflejo en su té y suspiró.

 

—Lo siento… Solo… No quería involucrarlos, pero terminé involucrándolos de más.

 

—Lo noté.

 

—Quiero que seamos amigos de nuevo —Haru lo miró ahora, fijamente. La determinación brillando en sus ojos. Makoto sonrió y terminó de beber su té. Se volvió a la ventana.

 

— ¿Crees que alcanzarás el último tren? Podrías quedarte a dormir…  —Haru lo miró con insistencia.

 

—Makoto…

 

—Haru… —sonrió— Haru-chan. ¿Cuándo dejamos de ser amigos?

 

El azabache sonrió y reprimió el impulso de abrazarlo. Conversó con Rin por móvil brevemente antes de ir a sacar a ayudar a Makoto a extender los futones frente al televisor, moviendo a un lado la mesa de café, con la intención de jugar un rato a la consola antes de ir a dormir.

 

Era cierto, las amistades verdaderas prevalecían por siempre.

Notas finales:

N/A: Perdonen la tardanza, aquí está mi pequeña aportación. Mhhh. Mi televisor sí hace eso de la consola, así que no quiero quejas sobre eso >:v Eeeeeeen fin. Creo que ganó Makoto uke (encuesta de wattpad), ahorita hago bien el recuento. Sin embaaaaargo… Como que sí me metieron la espina. Serán sukes y haré un cap extra que se publicará en los extras de CRUU, poniendo al que sea el uke en este fic como seme en el extra. Nos vemos, champions.

 


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