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Cómo evitar que se roben a tu Seme por MikaShier

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La mano de Rin se movía con rapidez mientras las quejas de Andrew se escuchaban en la habitación. El calor comenzaba a ser sofocante y respirar les hacía falta a ambos. Hannah observaba todo mientras se mordía en el labio con suavidad. No entendía como aquello podía encenderlos. Quería entenderlo, pero simplemente parecía que ella sobraba ahí.

 

─ ¡Gané! ─gritó Rin, dejando la mesa de futbol en paz. Andrew soltó el aire y se quitó el sudor de la frente.

 

─Demonios… Nunca habías jugado futbolito y aún así…

 

─Es el poder Matsuoka, idiota ─el pelirrojo se mofó con alegría. Hannah suspiró fuertemente.

 

─ ¿Por qué se emocionan tanto con semejante tontería? Si quieren jugar soccer, solo vayan a la cancha pública y ya.

 

─ ¿Perdón? ─Andrew atrajo a Rin hacia sí, pasándole un brazo por los hombros. El japonés se abrazó a su cintura y le guiñó un ojo a Hannah─ Personas tan sensuales como nosotros, ¿en una cancha pública?

 

─Hannah, no queremos llamar mucho la atención. Además, juegan en canchas públicas para que les vean, nosotros no necesitamos eso, ¿cierto? ─el castaño asintió, luego fue a abrazar a su hermana.

 

─Pero entiendo que tú necesites que te miren, porque eres tan fea… Así que iremos a jugar, por ti ─la chica rotó los ojos mientras Rin secaba su sudor con una toallita.

 

─ ¡Ya sé! ─musitó atándose el cabello con una liguita tras haber tirado el papel─ ¿Saben nadar? ¡Vamos a la playa!

 

─ ¡Sí! ─Hannah saltó en su lugar, separándose de la piel sudorosa de su hermano.

 

─ ¿Eres idiota? Estamos en el mismo equipo de natación… Enserio, ese bastardo de Nanase te consume las neuronas.

 

─Tampoco tienes que mencionarlo ─Hannah rió falsamente, golpeando a su hermano─. Tienes talento para arruinar situaciones, ¿no?

 

─Vale, no importa ─el pelirrojo tomó su mochila del piso y se la colgó.

 

─En verdad creo que es hora de hablar de eso ─murmuró la chica mientras salían de la tienda de videojuegos. Rin negó.

 

─En realidad no pasó nada, así que creo que estamos bien.

 

─Pero si… le dio un ataque de celos. Eso significa que aún te quiere, ¿no? ─codeó a Andrew, pero este parecía molesto.

 

─No entiendo cómo puede gustarte ese imbécil. Es decir, es bastante simplecito. Tú eres más… ─la ceja de Rin se elevó, atento─ Pues… Ya sabes, tienes ese aspecto atractivo y podrías tener a cualquiera ante tus pies, solo recuerda como tenías a mi hermana.

 

─ ¡Andrew! ─Hannah se sonrojó─ Dios, no tienes que recordarle eso.

 

─El punto es que no tienes que limitarte a él, Rin. Supéralo y busca… ─las palabras se ahogaron en su garganta. Su hermana sonrió y se colgó del brazo de Rin.

 

─Busca un lindo australiano.

 

─Surfista, de preferencia.

 

─Chicos… ─el suspiró del pelirrojo calló la risita que Hannah había soltado. Parecía afligido. Andrew no había querido causar eso en él. Había sido más bien un intento de subirle el ánimo, sin embargo, parecía haber causado el efecto contrario─ Haru siempre lo ha sido todo para mí. Sacarlo de mi vida… Olvidarlo… No se siente correcto. Lo amo y es por mi idiotez que está apartándose. Él tiene razón al actuar así, después de lo que hice ─se detuvo en la esquina de la calle, esperando a que fuese su turno de pasar.

 

─Bueno, si hubiera hecho eso al principio, claro que le hubiese dado la razón ─Hannah se acomodó el cabello antes de entrelazar su mano con la de Rin y sonreír levemente─. Pero él ya te había perdonado. No puede ser porque te fuiste el motivo por el que se ha puesto así. Si la tal Aki enserio te reemplazó… No te queda más que superar.

 

─Hannah es bastante estúpida, pero esta vez tiene razón, Rin. No hay nadie mejor para las decepciones amorosas que ella ─el pelirrojo rió, sacándole una sonrisa al castaño─ ¿Ves? No tienes que estar afligido todo el tiempo, puedes seguir adelante.

 

─Supongo ─continuaron caminando llegando así a la playa. Sin embargo, Rin se detuvo antes de pisar la arena─. O quizá puedan ayudarme a evitar que me roben a Haru.

 

─Eso es…

 

─ ¡Eres tan tierno! ─Hannah se colgó de su cuello y asintió─ ¡Olvida todo mi monólogo, deprimido! ¡Vamos a ayudarte a reconquistar a ese pelinegro inútil!

 

─ ¿No dijiste que era molesto ser motivo de unas cuantas reglas? Eso de cómo robar un pasivo te había molestado, ¿le harás lo mismo? ─Rin observó a Andrew y se encogió de hombros.

 

─Me molestaba que los demás lo supieran, que soy el de abajo ─el mellizo suspiró fuertemente, pero terminó por asentir.

 

─Bien, pero si no vale la pena, iré a Japón y mataré a ese pececito.

 

La sonrisa de Rin prometía tormenta y sus amigos australianos estarían ahí para crear la tempestad. No sabían el plan de Rin, pero lo apoyarían sin importar qué, porque aunque su amistad era reciente, se querían. Si había que investigar a la tal Aki, entonces lo harían. Buscarían su punto débil y la alejarían del amor de la vida del pelirrojo.

 

Después, no habría nada que se interpusiera.

 

Ese día nadaron a gusto entre las olas del mar, se divirtieron como si fuese la última vez que lo harían. Al día siguiente el plan comenzaría a marchar, así que debían aprovechar la briza antes de la guerra. Rin merecía ser feliz pese a los errores cometidos.

 

Y Haru pagaría el precio si después de tanto terminaba marchándose con la tal Aki.

 

SSSSS

 

─Entonces… ¿Cómo te va?

 

Su voz sonaba extraña por el teléfono. Como si estuviese cortada, o algo parecido. Quizá tapada. Sin embargo, seguía siendo la voz que lo había salvado del desastre, y por eso no importaba si la llamada se cortaba y debía pagar más dólares de lo normal para volver a llamar, valía la pena, aún si no estaba seguro de sus sentimientos. Mientras pudiera escucharle, estaba bien.

 

─Bien, el tratamiento durará un mes más y tendré otro mes de rehabilitación, luego podré volver a Japón ─un pitido resonó en su oreja. Sacó algunas monedas más y alimentó a la maquina con ella─ ¿Cómo estás, Makoto?

 

─Ya me lo has preguntado ─Sousuke sonrió ante la risa nerviosa del contrario─. Y estoy bien.

 

─ ¿Las cosas con Haru se arreglaron? ─El castaño negó con la cabeza, luego recordó que él no podía verlo.

 

─No exactamente, él se ha ido por completo con Aki-chan. Antes al menos me visitaba, ¿sabes? Pero ahora ella consume su tiempo por completo. Solo lo podemos atrapar los fines de semana, aunque ella también estará con él esos días.

 

─Entonces, oficialmente la relación con Rin ha llegado a su fin, ¿no?

 

Makoto apretó el aparato en sus manos, ¿por qué tenía que preguntar por su ex novio cada vez que le llamaba? ¿No era mejor colgarle de una jodida vez y llamarlo él mismo? Le dolía, porque sabía que el tiempo no se había deshecho de lo que Sousuke sentía por el pelirrojo, aunque también entendía que más que un ex novio, Rin era y seguiría siendo su mejor amigo.

 

─Supongo que no van a regresar… Hace unos días hemos tenido una charla con Rin. Nos presentó a sus nuevos amigos, son un par de mellizos. Parecen bastante divertidos y me cayeron bien. Es solo que cuando se han enterado de que Haru estaba en la llamada, se pusieron muy extraños. Fue como si estuvieran marcando territorio, ¿sabes? Como si quisieran decir que Rin les pertenece. En especial el chico, que se ha puesto a buscarle pelea a Haru y creo que quería ponerle celoso.

 

─ ¿Lo logró?

 

─Supongo, porque Haru cerró la portátil y llamó a Aki-chan para después irse con ella. He hablado muy poco con él…

 

─Bueno, en teoría Rin se merece eso. Actuó mal al abandonar a Nanase de esa manera. Supongo que está bien que…

 

─Yamazaki-kun, no quiero hablar de ellos, si te soy sincero. Si tanto quieres saber de la historia, llama a Rin, no me molesta si cuelgas y lo haces.

 

─Vale, vale. Entonces cuéntame, ¿cómo está Ran? Seguro ha de extrañarme ─Makoto sonrió.

 

─No, no creo que alguien te extrañe.

 

La risa de Sousuke inundó sus oídos, sacándole una pequeña sonrisa. Se dejó caer sobre el respaldo de su sofá y acomodó el teléfono entre su hombro y su oreja para acomodar el libro que mantenía en su regazo. Podía vivir así, escuchando la risa gruesa del chico que le había robado el corazón. Solo ansiaba el regreso de Sousuke, para emendar su camino.

 

Para enamorarlo.

 

SSSSS

 

El día en Tokio era bastante fresco. El sol se ocultaba tras las nubes y la briza corría por las calles. Esa era la definición de un día relativamente perfecto. Aunque claro, el hecho de que el amor de su vida estuviese a miles o millones de kilómetros lejos de él le restaban la mitad de los puntos. Aún así, Haru no se veía incapaz de disfrutar el día.

 

Llevaba dos semanas sin hablar con Rin en privado. No lo había llamado, ni enviado mensaje alguno, ni respondido los correos electrónicos que éste había enviado tras rendirse con el teléfono. Podía decirse que estaba perdiendo la paciencia.

 

Cuando llegó a la universidad, una chica de su estatura y cabello largo, negro, le esperaba en la puerta. Sonrió amablemente mientras se acomodaba a su lado y lo seguía a clase.

 

Aki Yazaki había sido su amiga, o algo parecido, en la primaria. Su actitud siempre había sido amable, aunque a Haru le parecía algo pesada. Hacía años que no se veían, pero el destino los había unido en la universidad, pues la chica se había decidido por la misma carrera que él.

 

Ella siempre había sido confiable, fue por ello que no tardó en volverse cercana a Haru y averiguar lo sucedido los últimos años. El pelinegro suspiró, resignado a la promesa que le había hecho un día, hacía tres semanas, cuando la chica lo visitó después de que éste terminara una video llamada con Rin.

 

─ ¿Eres gay? ─había preguntado tranquilamente tras observar el semblante agobiado del pelinegro, mientras éste observaba la conversación cortada con Rin. Haru se lo había pensado un rato antes de afirmárselo. La chica observó la foto en el chat y amplió los ojos─ Espera, espera… ¡Sales con Matsuoka-kun! ¡Eso es tan perfecto! Por los dioses, Nanase-kun… Matsuoka-kun y tú… Cuando estaba en la primaria, mis amigas y yo apostábamos a que ambos se gustaban… ¡Esto es tan perfecto! Tan lindos…

 

─No salgo con él, Yazaki, lo hacía. Y no te emociones por una relación que siquiera es tuya ─Aki asintió enérgicamente, respirando profundo antes de soltar una leve risa.

 

─Es que… Enserio, puedo imaginármelos juntos. No sé cómo es Matsuoka-kun ahora, pero aseguro a que no me decepcionaría, siempre ha sido muy amigable. Él siempre ha tenido ese aire de… No lo sé, pero… Un segundo, ¿ya no salen? ¿Por qué? ─Haru no había dicho cosa alguna acerca de la desilusión presentada por la chica. Con un suspiro, se dejó caer en el sofá.

 

─Terminó conmigo cuando se marchó a Australia. O bien, se marchó a Australia y terminó conmigo ─y, guiándolo con preguntas, Aki sacó toda la información necesaria. Suficiente para escoger un lado, el de Haru, pues ella sentía que lo que Rin había hecho debía doler aún al pelinegro.

 

─Tengo una idea… ─su tono de voz era dulce, Haru esperó lo peor mientras ella cruzaba una pierna sobre la otra y se arreglaba la coleta. No era que le importase mucho su opinión, pero en verdad necesitaba el apoyo de una mente más calculadora que la propia y una chica era perfecta en cosas… calculadoras─ Rin siempre ha sido un cerebrito, ¿no?

 

─Supongo.

 

─Bien… Hay que hacerle darse cuenta de lo que se está perdiendo por tomar decisiones precipitadas ─una sonrisa invadió su rostro, Haru se preguntó si Aki siempre había sido así o la adolescencia la había cambiado─. Deja de hablarle por un tiempo. Ya has luchado por él, ahora deja que él luche por ti.

 

─No creo que logre algo con eso ─murmuró. Aki sacudió la mano.

 

─Matsuoka-kun siempre quiere ser el primero en todo… Si siente que ya no es el primero para ti, entonces va a entenderlo. Es muy listo, suponiendo que no cambió. Y si su romanticismo sigue intacto, entonces los celos habrán crecido. Ya sabes, más grande, más terco.

 

─Rin no es terco ─la chica rió tiernamente.

 

─Es caprichoso.

 

─No lo conoces ahora, cambió mucho.

 

─Pero sigue siendo él, ¿no? Por eso te sigue gustando. Y lo deduje por lo que me has dicho.

 

Haru no pudo debatir aquella afirmación, se limitó a pensarlo por un rato para después aceptar la propuesta de Aki. Si Rin le quería enserio, entraría en razón. La distancia dejaría de importar, porque el amor suprimía eso, ¿cierto?

 

Sin embargo, había un par de chicos idénticos que estaban poniéndole los nervios de punta.

 

El día en la universidad, junto a Aki, no salió de su ciclo normal. Ella habló, él escuchó. Le obligó a contarle todo sobre Rin, desde lo que más le gustaba hasta las cosas que no le terminaban a agradar sobre el pelirrojo. Haru se desenvolvió perfectamente, dando a entender a Aki que Rin era partícipe en la lista de cosas que realmente le apasionaban. Estaba tan cómodo con ella que, el tercer día en el que ignoró las llamadas de Rin, ya no se sentía solo.

 

Estar sin él, ya no dolía. Pero aún así no podía evitar estar celoso de ese par de mellizos.


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