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Nuestro por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Ay ese Harry, no se puede vivir con él, no se puede vivir con él. Bueno eso le pasa por casarse con un Alfa Malfoy, disfruten, y gracias a Bell por rondar entre mis fics :D

Gracias por leer, y disculpenme si no siempre tengo tiempo de responder a cada comentario, los leo y significan muchísimo para mí!

Harry podía ser necio, rebelde, independiente y perfectamente funcional con o sin Draco alrededor. En general no se sentía como todos los Omega, claro que le gustaba que lo consintieran, acurrucarse bajo el sol, estar encima de su Alfa cada momento posible. Pero no era dependiente, no era delicado y definitivamente no era sumiso.

Nunca había planeado tener hijos, así que no tenía motivo para pensar que al tener uno las cosas le vendrían fáciles, esperaba estar siempre aterrado y confundido, pero sorprendentemente no fue así. A l parecer todos los Omega nacen con un instinto paternal tan fuerte que se apodera de ellos en cuanto sus crías nacen. Tal vez Harry sólo tenía a su pequeña Lily, pero en cosa de semanas ya estaba más que acostumbrado a ella y a todo lo que necesitaba.

Se levantaba en cuanto la escuchaba llorar, estaba listo cada 4 horas para darle comer, incluso sin un reloj. Había aprendido a manipularla para bañarla y vestirla rápidamente, sabía que significaba cada tipo de llanto que la niña dejaba salir, estaba con ella cada minuto del día sin descuidar sus actividades.

Se sentía orgulloso de sí mismo. Definitivamente Lily no iba a morir por que él era un mal padre. Y Lily era un bebé muy poco demandante, mantenía horarios muy específicos, dormía bien varias horas al día,  en la noche y sólo había sentido un pequeño reflujo cuando Harry empezó a amamantarla, ambos claramente no acostumbrados a eso.

Pero en general era el bebé perfecto para alguien con una meta. Y Harry tenía una muy clara. Tenía mes y medio para ponerse en forma. Mes y medio para bajar los 9 kilos que había ganado con el embarazo, para retomar fuerza muscular y reactivar sus instintos. Por suerte no había dejado de ejercitarse, así que volver a su rutina diaria de 6 horas de ejercicio no sería algo complicado. No podía volar, después de todo no podía dejar a Lily sola, así que se concentró en la natación, el levantamiento de pesas y salir a correr con su hija flotando tranquilamente en una canastita frente a él.

Se sentía algo cansado, claro, pero el dolor era parte del proceso, demostraba que estaba dando resultado, y como atleta profesional Harry adoraba ese ardor en los músculos cuando terminaba. Tal vez descuidaba un poco la casa, no le preocupaba, para eso tenían elfos domésticos ¿no?, pero cuando recuperará su lugar como buscador de los Cuervos todo estaría de nuevo en orden, su vida volvería a su cauce normal pero con el precioso regalo que era su hija.

Salió ese día de la alberca, disfrutando de un último estiramiento antes de secarse y caminar hasta su hija. La había instalado en una pequeña tienda sobre el césped. Acurrucada entre cojines para que no se diera la vuelta y protegida del sol. Se sentó a su lado, disfrutando de su tierna expresión mientras dormía. Tal vez sólo un par de vueltas más. No, sería mejor llevarla a dentro antes de su próxima comida. Levantó la tienda con la varita y cargo a su hija contra su pecho mientras entraba a la casa al mismo tiempo que su esposo.

—Harry, estoy en casa. ¿Harry?

—Shh, Draco, Lily está dormida.

—Lo siento. ¿Qué estabas haciendo?

—Nadando. — Dijo sonriente. Draco le besó los labios mientras lo seguía escaleras arriba hasta dejar a Lily en su camita. Salieron de la habitación en silencio.

—Estas nadando mucho, Harry. —Mencionó el rubio.

—Bueno, no se baja de peso haciendo limpieza Draco.

—Oh, Harry, por Merlín, luces hermoso, no tienes que bajar de peso. — Desestimó su Alfa con una sonrisa, al contrario, este Harry un poco más rellenito le encantaba, mucho más hogareño, algo en esa versión de Harry realmente le traía paz.

—Aunque aprecio los cumplidos, Draco, no estoy haciendo esto por ti. Tengo que pesar menos para ser buscador, tengo que ser el más rápido y ligero en el campo. —Dijo Harry, la expresión de Draco se endureció de inmediato.

— ¿De qué hablas?

—Pues, tengo prueba para el equipo en mes y medio, te lo había dicho Draco.

—Sí, bueno me lo dijiste cuando supimos de Lily, no sabía que aún querías hacer eso.

—Esa ha sido mi intención desde que me obligaron a salir del equipo. — Ahora era Harry quien estaba muy serio. — ¿Pensabas que iba a quedarme en casa a cuidar al bebé?

—Pues, sí, si te soy honesto, eso es justo lo que esperaba. —Confesó Draco, contrariado y bastante confundido, quería reclamarle a su Omega por no quedarse en casa como debía, pero al mismo tiempo quería respetar las libertades de Harry como siempre había hecho-

—¡Estás de broma! —Murmuró Harry. — No voy a quedarme en casa toda la vida corriendo atrás de Lily y lavando tu ropa, Draco.

—Es lo que has hecho los últimos 8 meses.

—Es lo único que podía hacer estos 8 meses. — Corrigió Harry. — Voy a volver al campo, Draco.

—Harry, esto ya no es sobre ti. Trabajo turno completo en el ministerio, ¿qué va a pasar con Lily?

—Sirius y Remus pueden cuidarla, entreno de seis a 12 del día, Draco, volveré a casa a medio día y estaré con Lily hasta el día siguiente.

—Ambos sabemos que eso no es cierto. — Espetó Draco, Harry frunció el ceño. — ¿Qué vamos a hacer cuando tengas que irte a las copas en el extranjero? ¿Quién va a cuidar a Lily si tu estas fuera del país?

—Es un bebé Draco, puedes hacerte cargo de ella, eres su padre.

—No puedo llevarla a la oficina, es peligroso. Creí que…

— ¿Creíste qué? ¿Qué porque lograste dejarme preñado iba a olvidarme de mi empleo y quedarme en casa a cuidar a Lily hasta que mi celo regresara y lograras preñarme de nuevo?

—Por Merlín, Harry. —Murmuró desviando la mirada.

—Eso pensabas, que ibas a distraerme de mi trabajo con niños. —Señaló Harry, ofendido. — ¿Eres idiota?

—Lily necesita que estés aquí, los primeros 6 meses son los más importantes, Harry.

—No voy a ser tu esposa mantenida, Draco. —Reclamó el moreno, subiendo la voz. Draco soltó un gruñido instintivo que hizo retroceder al Omega, pero su expresión no se relajó. — Si no regreso ahora mi carrera estará terminada, y aún tengo unos buenos 10 años jugando si me muevo bien, así que no me vengas ahora con estas tonterías de Alfa.

—Tonterías de Alfa que deberías obedecer, maldita sea Harry, ¿No puedes ser como todos los Omega por el bien de tu hija?

— ¿Discúlpame? Si quieres un Omega sumiso que te espere en casa con las piernas abiertas, listo para que le jodas otro hijo, ahí está la puerta, Draco. —Dijo señalando en dirección a la entrada de la casa. — Lárgate y búscate un Omega de esos, porqué yo no soy así.

—No puedes seguir viviendo de esta forma, Harry, te guste o no eres un Omega, y tienes responsabilidades con tu hija. Tienes responsabilidades conmigo.  —Gruño, señalando la habitación de Lily, Harry rodó los ojos. — Vas a quedarte en casa a cuidarla, como se supone que hacen los buenos Omega, es una orden.

— ¿Te caíste y te golpeaste la cabeza con un caldero? Porque estás idiota si crees que puedes ponerte todo Alfa conmigo y que voy a hacerte caso.

—Se razonable por una vez en tu vida, Harry. Hiciste muchas cosas, pero ahora tenemos una familia.

—No vas a detenerme, Draco, así que mejor bájale a tu teatro o dormirás en el sillón toda la semana.

—No me digas, ¿Y a qué hora el té con la Reina?

—Bien, sí a eso quieres jugar, jugaremos. —Harry entró a la habitación que compartían hecho una furia. Salió antes de que Draco pudiera alcanzarlo con una almohada y una cobija. — Espero le guste el sillón, Alfa. Y dile a Pinky que te haga de cenar, yo no voy a acompañarte.

—Harry. ¡Harry! ¡Ven acá! —Gritó Draco enojado, arrojando las cosas al sillón y siguiendo al Omega que caminaba en dirección a la chimenea — No hemos terminado de hablar ¿A dónde crees que vas?

—A dónde sea.

—No vas a ir a ninguna parte. Accio Polvo Flú. —Encantó y la macetita llena de polvo que tenían junto a la chimenea salió volando hasta su mano, Harry lo miró furioso. Pero Draco era su Alfa, y la presión de su enojo sobre la marca lo hizo dudar. — Vete a tu habitación, no tienes permitido salir.

—No puedes decirme que hacer.

—Puedo, y lo haré.

—No eres mi padre, Draco. —Reclamó, pero un gruñido del Alfa logro amedrentarlo.

—Soy tu Alfa, tú mismo decidiste darme ese poder sobre ti, así que haz lo que te digo, Harry.

—Bien… si me necesitas estaré con Lily. — Murmuró.

—Sube eso a la habitación. — Dijo señalando la cobija en el suelo, Harry la miró una décima de segundo antes de pasarle de largo.

—Súbelo tú, Alfa.

Draco quiso golpear algo, gritarle algo más. Pero Harry ya no estaba ahí.

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—No creo estar pidiendo algo poco razonable. — Le dijo a Blaise al día siguiente, ambos trabajaban frente a un inmenso caldero con un líquido burbujeante de color azul. Blaise agregó unas gotas de un aceite con olor a mantequilla y cambió a purpura claro. Anotaron en una libreta antes de continuar su charla.

—Draco, no sé qué quieres que te diga. No entiendo que te enoja tanto. Ya sabías como era Harry, ya sabías que lo suyo es rebelarse y jugar. Lo dejaste hacerlo por años, no vas a convencerlo de dejarlo…

—Ya lo había dejado, la situación no es igual. Yo estoy trabajando aquí, no puedo traer a Lily, y no puedo dejársela a su padrino el día completo cuando Harry se vaya a campeonatos tres meses al año. No es viable, ni es correcto.

—Muchos niños crecen con padres que trabajan, Lily va a estar bien sin Harry.

—No quiero que este bien sin él, quiero que este con él, que le enseñe, que la cuide.

—Lo que te molesta es que si Harry regresa a jugar, volverás a sentir que se te escapa de los dedos.  —Dijo Blaise y Draco se quedó muy quieto, mirando la poción fijamente. — Ah, di en el blanco.

—Harry es mío, no se va a ninguna parte. —Dijo Draco monótonamente, cómo un mantra.

—No, claro que no, lleva tus dientes en el cuello, es tuyo hasta que mueran, pero tú no te sientes así. Eres un Malfoy, eres Slytherin, a nosotros nos enseñaron que los Omega se quedan en casa a preparar la cena, que cuidan a los cachorros y no tienen otro propósito que él de parir todas las crías que su Alfa quiera y estar siempre de humor para chupársela cuando llegue del trabajo. Pero Harry nunca ha sido así, y no te importaba.

—Pero las cosas no son iguales, Blaise… Harry ya no es tan joven, y ese trabajo es peligroso. Si algo le sucede me quedaré solo con Lily… El perdió a sus padres, debería entenderlo, no quiero que Lily lo pierda por su propia necedad, no quiero perderlo por su propia necedad… no soy tan fuerte como para vivir sin él.

—Harry sabe lo que hace, lo ha hecho por años, y es bueno, Draco, muy bueno.

—El año antes de este embarazo sufrió 4 fracturas de fémur, dos costillas rotas, tuvimos que hacerle crecer un diente y curarle quemaduras por la fricción de la escoba, sin contar los golpes que otros jugadores le dan. — Contó Draco. Zabini sabía que los jugadores se lastimaban, pero normalmente la gente no se enteraba de ello salvo cuando desaparecían durante días, había alguna bludger loca o partidos de varios días.

—No puedes prohibirle algo que permitías antes, Draco. Son muy jóvenes para darle tensión como esta a su matrimonio.

—Quiero lo que es mejor para él, como cualquier Alfa. Quiero que deje de batallar…

—Harry es un guerrero, siempre lo ha sido, y no se va a dejar amedrentar por ti. Va a seguir luchando hasta que consiga lo que quiere y tú se lo vas a dar, Draco, eso hacen los Alfa.

—Quiero que sea feliz… pero quisiera que por una vez consideren que los Alfa también necesitamos un poco de felicidad. —Dijo luego de pensar un momento. — Estamos tan ocupados dándosela a otros, que nadie piensa en lo que nosotros sentimos o deseamos.

—Eso, amigo, deberías hablarlo con él, no conmigo. —Concluyó arrojando dos semillas de belladona y observando el patrón del humo que soltó la poción. Ambos lo miraron elevarse sobre sus cabezas y desaparecer.

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Cuando Draco volvió a casa esa noche Harry estaba en la sala, acurrucado en un montón de mantas, con Lily recostada sobre su pecho mientras ambos dormían plácidamente. El rubio no pudo evitar sonreír pero la sombra del conflicto permanecía sobre él. ¿Por qué Harry no podía vivir así? ¿Por qué insistía en salir al mundo, exponerse a peligros, ofrecerse al afecto de otras personas, cuando en casa Draco lo amaba con locura? Lily hizo un gesto que Draco reconoció de inmediato, despertándose, pero Draco no quería molestar a Harry, así que la tomó rápidamente entre sus brazos y la subió a su habitación para cambiarle el pañal.

—Hola, cariño. —Saludo Draco a su hija, que lo miraba durante unos segundos por vez mientras manipulaba su diminuto cuerpo, la limpiaba y le ponía un pañal nuevo. Volvió a meterla en su bonito mameluco, besándole la pancita antes de cerrarlo. — Listo, ahora estás limpia y fresca, corazón. Anda, vendrás conmigo mientras papi duerme.

Si Draco aún trabajara en casa podría cuidar de Lily todo el día, pero su trabajo le gustaba y tenía un contrato que tenía que respetar para evitar problemas legales. No se metería en problemas con la ley, no después de dejarlos atrás. No se trataba de eso. No era sólo que Harry no estuviera con Lily lo sabía pero lo avergonzaba admitirlo. En algo tenía razón Blaise, hubiera sido mucho más fácil buscarse un Omega mucho menos rebelde, uno de los bonitos chicos que sus padres habían elegido. Sumisos y gentiles, educados para criar cachorros, complacer a su Alfa y sentirse orgullosos de sus inmensas familias. Luego de 8 años de matrimonio con uno de ellos tendría unos 4  o 5 cachorros, no habría tenido que esperar tanto por la preciosa criatura que acurrucaba en un rebozo alrededor de su cuerpo en ese momento.

Claro que aquello era atractivo, pero Draco había mandado todo eso a la borda cuando se enamoró de un Gryffindor rebelde y que apenas sabía lo que era un Omega, mucho menos lo que la sociedad mágica esperaba de él. Amaba a Harry a pesar de su terquedad y de lo poco convencional de sus actitudes. Eso no había cambiado. Pero algo lo había hecho y se sentía frustrado. Quería un Harry más dispuesto a ceder, pero Harry jamás cedía. Es decir, cedió al llevar a Lily a término, pero en los años que llevaban juntos siempre era Draco quien cambiaba.

 Aceptó comprar la casa menos lujosa para hacerlo sentir cómodo, aceptó que Harry siguiera sus sueños, aceptó quedarse sólo cuando Harry celebraba las victorias o cuando lo invitaban a eventos en que nadie lo consideraba. Harry estaba siempre rodeado de gente que era mucho más que él, ser un Malfoy no era señal de nada realmente bueno, ya no. Su familia estaba re construyendo el respeto perdido. Y Harry, marcado como estaba, se rodeaba de toda clase de personas interesantes, poderosas, que sin duda podrían darle mucho más. Y Draco aceptaba eso también. Había dado todo porque Harry fuera feliz, eso hacen los Alfa, y si bien de cierta forma había pedido a Lily a cambio se le antojaba que Harry usaría a su hija como moneda de cambio eternamente, probablemente no accedería a darle más cachorros en el futuro, no si recuperaba su carrera, y Draco también había aceptado eso.

Lily gimió suavemente y Draco le echó un vistazo, la nena se acomodó y se quedó rápidamente dormida contra el pecho de su papá, Draco le acaricio cariñosamente la cabeza antes de sentarse en la biblioteca a pensar. No iba a esperar nada, ya no. Él había decidido, él había elegido. Tendría que asumir que Harry nunca le pertenecería por completo mientras tuviera edad para volar. Al menos, pensó con una sonrisa tensa, ahora tenía a su hermosa princesa con él. Harry podría ir y venir, pero él no estaría solo, no volvería a sentirse incompleto como Alfa mientras pudiera cuidar a su hija. Para cuando ella fuera lo bastante mayor para irse a Hogwarts tal vez Harry ya se hubiera retirado. Tal vez no. Y los vería a ambos una vez cada varios meses.


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