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Nuestro por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

He estado muy ocupada, por eso no he podido responder sus acalorados comentarios, pero los aprecio mucho y prefiero dejarles un capi más.

Lily crecía más y más cada día, algo de su ropita ya había dejado de quedarle y ahora podía seguir con la mirada los animalitos mágicos que flotaban sobre su cuna. Harry había estado nervioso, preparándose para su prueba y luego había enfrentado mucha atención mediática por su regreso a la canchas, así que Draco rápidamente se había acostumbrado a compensar la atención que sentía Harry no le daba, le hablaba todo el tiempo que pasaban juntos y la niña sonreía ahora cuándo reconocía su rostro.

Acostumbrarse a llevarla al trabajo fue un poco más difícil, las pociones podían ser peligrosas y no podía distraerse pensando en Lily cuando había tanto que podía salir mal en segundos. Ian había resultado ser terriblemente útil para ellos desde que volvieron a las pruebas de caldero. Además de manejar la agenda, la correspondencia y tratar con los proveedores, Ian había resultado ser muy servicial y atento, se ofrecía a comprarles comida cuándo estaban muy ocupados, removía las pociones cuando ambos tenían las manos ocupadas y lo mejor de todo es que se llevaba de maravilla con Lily.

Draco no era tonto, Ian pedía 3 días de vacaciones al mes por que era un Omega. Y cómo todos los Omega desprendía un aroma dulce, tranquilizante, un aroma que era, en algo, similar al de Harry y que calmaba a Lily cuándo lloraba sin razón alguna. Ambos se habían acostumbrado rápidamente a la compañía del otro. Si Draco no podía hacerlo Ian le daba de comer, la cambiaba y a ratos la envolvía en el rebozo y cargaba con ella mientras trabajaba. Tendría que darle una botella del mejor vino para agradecerle cuándo llegara su cumpleaños.

Claramente ese instinto Omega de cuidar, una cualidad maternal fuerte, estaba muy viva en el muchacho, según él porque su padre también había sido Omega y había dado a luz una familia muy numerosa, así que estaba acostumbrado a los bebés y niños pequeños

Para sorpresa de nadie llegó un día en él que Harry no fue a recoger a su hija, una semana antes de su primer partido tendrían una entrevista con El Profeta. Dijo que no tardaría, que sería algo rápido y luego iría por Lily, pero Draco no se hizo muchas ilusiones.

—Lily ¿Todavía por aquí? —Preguntó Blaise cuándo el e Ian volvieron de almorzar, Draco les sonrió mientras su hija descansaba en el sillón de la recepción. Ian se inclinó de inmediato sobre ella para besarle una manita regordeta.

—Harry tiene trabajo esta tarde. —No le dio importancia, estaba decidido a no ser un estorbo en la vida de Harry, una vida de éxito. — Estaba pensando, Blaise, que deberíamos probar con 150 ml. de aceite de Medialuna en lugar de 100, le daría más estabilidad.

—No lo sé, la Medialuna en dosis altas puede ser letal para los seres humanos, Draco, no creo que sea viable.

—La poción no es estable de cualquier forma. No vamos a probarla en seres humanos…

—Hombres lobo o seres humanos, son personas, Draco.

—Sus cuerpos no procesan igual, son diferentes… creo que vale la pena tratar…

—Mientras ustedes discuten esas cosas importantes…—Dijo Ian, cargando a Lily. — Nosotros vamos a tomar una siesta, ¿Verdad, Lily? Oír hablar a papá te da sueño, ¿verdad?

—¿Estás seguro? Yo puedo hacerlo…

—Bah, es un placer, me encantan los niños.  Especialmente los que son tan bonitos. —Dijo guiñándole un ojo, Draco agradeció con un gesto y siguió a Blaise de vuelta al laboratorio.

Definitivamente de los miles de Omega en el país Draco encontró al único que no quería tener nada que ver con niños. Cuándo salieron una hora después, para buscar la medialuna y medir la estabilidad de la mezcla como Draco la proponía, Ian estaba mordiendo un lápiz mientras llenaba una orden de pedido. Había transformado la maceta con rosas a su lado en una cunita dónde Lily parecía perdida en el más plácido sueño. No era su hija, o su responsabilidad, pero lo hacía tan fácil y tan desinteresadamente que Draco sintió verdadero alivio por primera vez en semanas.

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Cuándo Harry volvió a casa Draco y Lily ya estaban ahí la pequeña acurrucada contra el pecho de Draco que leía una revista en el sillón, casi saltó sobre ella, besándole las mejillas cuando dejó su maleta y su escoba en la puerta.

—Hola, preciosa… ¿Extrañaste a papi? ¿Sí? Papi te extrañó mucho…—Le dijo, sonriendo con cariño, Lily parecía más entretenida con la costura de su cobija que con él, pero a Harry no pareció importarle. Se sentó en el sillón junto a Draco y compartieron un beso cálido y familiar.

— ¿Cómo te fue?

—Pft, detesto que me tomen fotografías. —Gimió Harry, alzándose de hombros. — Además preguntan puras tonterías, sólo quieren saber los chismes para publicarlos en primera plana. ¿Sabías que Ken se va a divorciar?

—¿Ken Adams? — Preguntó Draco, curioso. Ken era cazador en los Cuervos. — Creí que él y Amanda estaban bien.

—Oh no, es todo un drama, dicen que tenía un romance con una de las Arpías. O con una bruja que conoció en un bar, quién sabe, pero Amanda está destrozada, lo demando por la casa, el dinero, todo. Tendrá suerte si lo dejan volver a jugar luego de tal escándalo.

—No entiendo porque se meten en líos así si saben que están en el ojo público…

—No entiendo porque se meten con alguien más si están casados. —Replicó Harry, acurrucándose contra su Alfa, Draco lo abrazó y recargó su cabeza en la suya, dejando que su aroma llenará sus sentidos. — En fin, ¿Cómo te fue a ti?

—Bien, creo. Estamos atascados, de nuevo… —Harry sintió el cabello alborotársele por el suspiro que Draco dejó salir, y le beso la mano comprensivamente. —Nada interesante, lo resolveremos eventualmente.

—¿Y tú? —Le preguntó a su bebita, levantándola frente a su rostro. — ¿Fuiste una buena niña? ¿Ayudaste a papá en el trabajo?

—Claro que sí, es talentosa, es hija mía después de todo. —Harry se rio antes de ponerse de pie. — ¿A dónde vas?

—Estoy hecho una pena, voy a darme una ducha… — Miró a Lily y luego de pensarlo un segundo agregó. — ¿Vienes?

Draco lo miró casi sorprendido, pero no iba a negarle nada a su precioso Omega.

—Claro que sí.

Se habría conformado con una ducha, o sentarse juntos en la tina rodeados de agua caliente, no iba a decirle que no a las manos de su esposo que tentativamente recorrían su cuerpo con una esponja, que desapareció rápidamente en el olvido cuando sus dedos se encontraron la dura erección de Draco bajo el agua. Era imposible evitarlo, extrañaba a Harry terriblemente y la sola visión de sus formas, firmes pero delicadas, piel suave y su aroma lo excitaban en segundos.

No habían estado bien recientemente, pero sexo caliente en la tina sonaba como una buena forma de empezar a compensarlo, no era una solución definitiva, pero era todo lo que Harry podía ofrecer porque no quería elegir, no sabía cómo hacerlo y huir, por una vez en la vida, se le antojo agradable.

Sus dedos resbalaron de arriba abajo por ese miembro caliente, desde el nudo, sólo ligeramente hinchado, hasta la cabeza enrojecida, sonriendo con picardía mientras crecía en sus manos, el rubio echó la cabeza hacía atrás, disfrutando de la sensación, hasta que sintió algo un poco más caliente y mucho más ajustado rodeándole. Apenas abrió la boca Harry la unió a la suya con un beso apasionado, ahogando sus gemidos mientras lo montaba con entusiasmo, sacudiendo sus caderas y aferrándose a sus hombros para sostenerse.

Había algo obsceno en la forma en que él agua desbordaba la tina y salpicaba el suelo al ritmo de sus cuerpos unidos, algo terriblemente lúdico que junto con el calor del agua a su alrededor los tubo jadeantes y sudorosos en cosa de minutos.

—Creí que estabas agotado.

—No para ti, Alfa… —Susurró jadeante, Draco gruñó con satisfacción, la palabra excitándolo más de lo que debería, Harry sólo lo llamaba así cuando peleaban, disfruto escucharlo mientras su cuerpo, firme y húmedo seguía empalándose en el suyo, su miembro frotándose obscenamente contra el abdomen de Draco mientras continuaban con aquellos besos abrasadores hasta el orgasmo.

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Harry pasaba la mayor parte de su tiempo o entrenando, o en sesiones fotográficas, o en exámenes médicos para las asociaciones de Quidditch. Su horario supuestamente  estable cambiaba en todo momento, especialmente desde el incidente con Ken Adams que tenía al equipo en el ojo público, tratando de resolver lo que había sucedido realmente. Mientras más cosas salían a la luz todo se ponía peor.

Ken no sólo era infiel, además tenía una segunda familia. Harry no podía creerlo.  A Draco no le extrañaba ni un poco, igual que a cualquier Alfa en el mundo mágico. Se había casado con una mujer beta que no quería tener hijos. Eventualmente se había buscado una mujer Omega que había marcado y desposado en secreto y tenía 3 cachorros viviendo del otro lado del país. Lo que Draco no se explicaba era porque no se había divorciado de su primera mujer. Ella era beta, no estaba marcada y si así fuera no significaría nada. Nadie le hubiera reclamado nada. Bueno, ella seguramente sí. Pero no, había encontrado la familia que quería en otra parte y había mentido, ahora su carrera estaba destrozada y su Harry pagaba junto a sus compañeros las consecuencias.

A lo largo de ese mes todos los miembros del equipo fueron investigados, se revisaron sus cuentas bancarias, su historial criminal, médico. No querían otra sorpresa. El caso Adams estaba en boca de todos, incluso más que el regreso del hijo favorito de Inglaterra al Quidditch profesional. Harry apreciaba que la atención se desviara de él para variar, pero no de ese modo.

Así que Draco simplemente se acostumbró a llevarse a Lily a la oficina cada día durante casi todo el día. Podía cuidarla, alimentarla y si bien el laboratorio no era el mejor lugar, Ian había mostrado entusiasmo por cuidar de ella, asegurándoles que no tenía tanto trabajo como para el dinero que le pagaban. Le había transfigurado un corralito. Una especia de cunita mullida dónde Lily se pasaba el día tratando de incorporarse sobre sus diminutos antebrazos y levantando la cabeza a Ian, Draco e incluso Blaise cuando pasaban cerca para charlar con ella.

Harry continuaba dándole pecho, pero parecía muy acostumbrado a sacar la leche y dejarla lista en la nevera para que Draco se la llevará cada día al trabajo, y esa falta de apego no terminaba de gustarle al Alfa, que sin embargo ya se había acostumbrado a guardar un hermético silencio.  Lily había descubierto también sus manitas, y si bien prefería el cabello de su papi sobre cualquier otra cosa, Ian también había salido perjudicado, pues la niña trataba de jalarle el cabello o de la túnica siempre que la tenía en brazos.

Esa mañana Noviembre se antojaba muy frío, probablemente el invierno sería peor. Draco no estaba muy seguro cuánto frío tenía Lily, pero la llevaba cubierta de pies a cabeza y con un gorrito que Narcissa había tejido para ella. Podría comérsela, lucía preciosa.

—Buenos días, Draco.

—Buenos días, Ian.

—Aw, buenos días Lily, ven aquí. —Dijo el Omega abriendo los brazos, Lily sonrió al reconocer su voz y Draco se la dejó de inmediato.

—Creo que Harry no podrá venir por ella hoy tampoco, así que trataré de irme a casa temprano, ¿tenemos citas en la tarde?

—No  te preocupes, yo me ocuparé de eso. — Respondió, sonriéndole. — ¿Café?

—¡Por favor! —Dijo metiendo la maletita de Lily en el gabinete detrás del escritorio de Ian, el Omega le sirvió una taza humeante.  — Gracias, lo necesitaba…

—No hay problema, te ves muy cansado. — Comentó luego de dejar a Lily en su lugar y dándole una sonajita que la niña se llevó a la boca de inmediato. — ¿Todo bien? Escuché lo que paso con el Cazador Adams.

—Tú y todo el mundo mágico. Tiene a todo el equipo al borde de un colapso. — Confesó Draco, saboreando el café, negro con una cucharada de azúcar, justo como le gustaba.

—Espero que su familia este bien, escuché que tiene hijos pequeños.

—Si no tuviera una fiera yo mismo podría fingir más interés, pero no pienso desperdiciar la poca compasión que genero al año en un sujeto como ese.

—Dudo mucho que seas tan cruel como quieres creer.

—Ha, soy Slytherin, somos crueles y desalmados. — Dijo Draco con una exagerada risa macabra que hizo a Lily fruncir el ceño-.

—Ajá, dile eso a alguien que no te vea babeando por esa señorita. — Respondió Ian, señalando a Lily con la cabeza, Draco tronó los labios, como si estuviera decepcionado y ambos rieron. — Traeré los permisos de exportación que debes firmarme hoy, hay pluma en el escritorio y tinta frente a ti, además creo que hoy voy a pedirles pasta para el almuerzo, la túnica de trabajo está en la mesa.

—Gracias. —Tomó la taza y se acercó para firmar los permisos, Ian olía realmente bien, como a lavanda, algo floral, dulce. Agradeció poder llegar directamente a trabajar, el papeleo estaba arreglado e Ian continuaba demostrando ser especialmente eficiente y propositivo. Era agradable sentir que alguien lo cuidaba. No, es decir no necesitaba que nadie lo cuidara. Idiota.

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Harry terminó su entrenamiento justo a tiempo para recoger a Lily. Por primera vez en esa semana podría llegar a casa temprano con su hija. Quería darle un baño, verla divertirse con el agua. Luego tal vez tomar una siesta en la sala y hacer algo (No tenía idea que) de cenar y esperar a Draco para comer juntos. Nada de entrevistas, ni drama ni visitas médicas.

Esperó a que sus compañeros terminaran de asearse para darse una ducha rápida. No le gustaba ser Omega, pero tampoco era idiota como para enseñarle su cuerpo desnudo a un puñado de Alfas mucho más grandes y fuertes que él. Se vistió, seco y a las 12:30 estaba en la chimenea. Sacudió el polvo de sus hombros mientras salía de ahí, el ministerio de magia ajetreado y lleno de gente que iba y venía, se apresuró a salir de la chimenea, para no estorbarle a quienes tenían más prisa que él. Subió en el estrecho y destartalado ascensor y escucho la familiar risa de un bebé apurando el paso cuando llegó al piso dónde Draco trabajaba. . Lily debía estarlo esperando.

Pero Lily no estaba con Draco, como siempre que Harry pasaba por ella. Estaba en brazos de un chico que Harry jamás había visto, supuso que debía ser Ian, el nuevo asistente sobre el que Draco le había hablado hace más de un mes. Fue toda una hazaña recordar su nombre. El hombre cargaba a Lily con soltura mientras le hablaba, haciéndola reír mientras ella estiraba sus regordetas manitas para jalarle el cabello. Lily adoraba jalarle el cabello, supuso que creer que disfrutaba de hacérselo sólo a él había sido una tontería.

 Draco salió de la oficina, preguntando algo sobre una lista. Ian sostuvo a Lily con un brazo mientras se la entregaba y Draco le regalo un besito a su hija. Harry los miró atontado por un segundo, el ambiente tan familiar y agradable, el que su hija estuviera tan cómoda, y que su Alfa, suyo, le permitiera a un Omega extraño hacerse cargo de ella… Le envió una sensación horrible por todo el cuerpo.

Debía querer un Omega así, tranquilo, hogareño. Ian trabajaba pero había elegido una carrera común para su género y la complementaba cuidando un bebé ajeno, Harry sintió nauseas sólo de pensar que pasaba mucho más tiempo con Lily que él. Claro que él estaba ocupado, el mismo se había puesto en esa situación. Vio a Draco presionar su hombro de forma fraternal y algo mucho más peligroso floreció en su pecho. Cuándo había creído que Draco le engañaba con Blaise estaba cegado por las hormonas y la inseguridad de su embarazo, inseguridad física.

Ian era atractivo, claro todos los Omega lo son, pero era muy pequeño y mucho menos firme que él, más redondeado, más suave. No había ninguna razón física para celarlo. Con pleno uso de sus facultades mentales se dio cuenta de que se sentía celoso de que Ian fuera lo que él no sabía si quería ser. Encantado de cuidar niños, incluso de otros. Complaciente y sumiso de un Alfa simplemente por ser su jefe… porque solo era su jefe ¿no?

Claro que sí. Estúpido Harry, pensando tonterías. Se hacía esas ideas y luego no tenía idea como sacárselas de la cabeza. Draco definitivamente no tenía un romance, es decir apenas le había dado un apretón, algo familiar, fraternal, entre chicos. Sí, el recibía apretones así todo el tiempo. Ian termino de hablar con Draco y le dio a Lily justo cuándo Harry salió de la columna tras las que se había ocultado a meditar.

— ¿Harry? — Draco parecía sorprendido de verlo, bueno se merecía eso, no había respetado mucho el horario establecido esos días. — ¿Todo está bien?

—Sí… salí temprano así que vine por Lily. — Explicó.

— ¿Quiere tomar algo? — Ofreció Ian amablemente, Harry lo desprecio un poco más.

—No, sólo vine por ella. — Respondió fríamente y Draco arqueó una ceja mirándole, pero no dijo nada.

—Ian, ¿tienes la bolsa de Lily?

—Sí, Draco, un segundo. — ¿Draco? Además se hablaban por su nombre. Harry abrazó a su bebé y luego tomó la bolsa haciendo el mejor esfuerzo por no tocar a Ian.  — Todo listo, Adiós Lily, diviértete con tu papi.

Lily se rio, estirando sus manitas pero Harry no le dio la oportunidad de nada más mientras caminaba hacia la puerta, Draco lo siguió rápidamente.

—Oye, ¿No hay beso para mí?

—Lo… Lo siento. —Claro, Harry, tienes que saludar a tu esposo… Eso no es ser un mal Omega, es ser un mal esposo. Se dejó envolver por sus brazos y compartieron un beso cariñoso. Cuándo Draco se separó Harry le robó un beso más, dejándole una sonrisa satisfecha en el rostro.

—No tengo nada importante en la tarde, Harry, así que volveré a casa temprano ¿Vale?

—Sí, te estaremos esperando.

—Adiós Lily. — Dijo besándole la cabeza y luego haciendo lo mismo con Harry. — Te veré en un rato, te amo.

—Te amo.

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—Creo que estás haciendo un tornado en un vaso de agua Harry, sinceramente, no todas las personas en la vida de Draco quieren acostarse con él…

—Lo sé, te dije que no estaba siendo racional, Herm, no puedo evitarlo…

—Harry, tienes que asumir que Draco va a estar rodeado de gente, incluso Omegas, ahora que trabaja fuera de casa, igual que él ha asumido que su Omega este rodeado de Alfas todos los días.

—No es lo mismo…

— ¿Por qué no? —Expreso su amiga confundida. — Ambos están en una situación laboral por decisión propia.

—Pero ¿por qué tiene que permitirle a ese hombre cuidar a Lily? Esa era su obligación.

—Por Merlín, Harry, Draco está trabajando, no puedes esperar que este cuidando de Lily todo el día, hace lo que es mejor para ella y una especie de niñera sinceramente no suena tan mal, no hasta que puedan meterla a un grupo de desarrollo infantil, o algo así, y eso no será hasta que tenga uno o dos años.

—¿Y sí no es suficiente?

—Harry, ya decidiste que hacer, decidiste que tener familia no iba a interponerse en tu carrera y sabes bien que te apoyo, pero no puedes quejarte de que tu familia busque formas alternativas para funcionar sin ti.

—No me haces sentir mejor. —Le reclamó. — Mejor vamos a hablar sobre ti, escuché que te ofrecieron la dirección del Departamento de Asuntos Internacionales.

—Sí, pero decidí rechazarlo.

— ¿Qué? Herm, pero eso querías hace años. ¡Trabajaste muy duro!

—Lo sé, lo sé, pero… bueno requiere que pase mucho tiempo fuera ¿sabes? Viajes continuos, eventos internacionales, juntas constantes. Ya viste lo que le pasó a Barty Crouch. Hay otras personas, más jóvenes y sin responsabilidades que pueden tomar esa oportunidad… Además, estoy embarazada de nuevo Harry.

— ¿En serio?... Felicidades…

—Gracias.

—Pero ¿Por qué vas a dejar que otros tomen una oportunidad que era para ti y que siempre quisiste? ¡Ron está contigo, pueden buscar alternativas!

—Está bien, si era para mí estoy segura de que podré buscar una oportunidad así de nuevo, cuando Hugo y esté bebé estén en Hogwarts y yo tenga mucho más tiempo y menos preocupaciones… Mira, Harry, entiendo por qué decidiste hacer lo que haces lo respeto…

— ¿Pero?

—Pero… Hugo tiene dos años, y pronto tendrá un hermanito o hermanita… ellos van a pasar por muchas cosas, muchas primeras experiencias, van a caminar, a hablar. Van a conocer el mar, tener su primera varita, lanzar a su primer gnomo por la valla del jardín… Harry… sí nunca estoy en casa, voy a perderme todo eso.

—Pero perderás la oportunidad de hacerlo si no la tomas ahora que eres joven y… exitosa.

—Oh Harry, eso no es importante para mí. — Dijo sonriéndole con ternura. — Prefiero regresar a casa temprano todos los días y estar con mi familia cada fin de semana, además ahora puedo buscar apoyo para crear el Departamento de Defensa de los Derechos para las Criaturas Mágicas como siempre quise, las puertas nunca se cierran del todo.

—Yo no puedo hacer eso, Hermione… Mis puertas se cerraran para siempre si me aparto ahora…

—Entonces asume las consecuencias Harry, Draco hace todo lo que puede porque su hija este en un ambiente familiar, y de que este con Lucius Malfoy a que la cuide un Omega que dices es tan amable con ella…

—Pero yo soy el Omega de Draco… ¿qué tal si se cansa de mi actitud?

—Por favor, Harry. —Dijo su amiga rodando los ojos. — Haz hecho cosas peores y sigue casado contigo, además están vinculados, es casi imposible romper ese lazo.

—Bien entonces… ¿Qué tal que decide buscar otro Omega?

— ¿Por qué haría eso?

—No lo sé… uno que se quede en casa, que le de muchos cachorros y… — Harry sentía los ojos arderle, pero no iba a llorar. Cerró los puños hasta que se le entumieron contra la suave tela del sofá de su sala de estar. — Y que siempre esté feliz, de humor, en casa…

—Harry…

—Los Alfa pueden hacer eso…

—Harry, realmente dudo que Draco fuera de ese tipo de Alfa, pero… sí eso sucede no puedes hacer nada…  No es ideal, pero ¿No sería ese el precio de tu libertad? Podrías irte sin culpa a todos los partidos y torneos, a todas las fiestas, Draco y Lily siempre estarían al cuidado de alguien.

—Pero no quiero que nadie los cuide, son mí familia.

—Harry, no está mal que decidas ser libre, pero tienes que buscar la forma de ceder…

—No quiero renunciar a todo lo que he logrado para quedarme en casa a cuidar un bebé… No quiero ser un omega más…

—¡Harry Potter, por dios, escucha lo que estás diciendo! ¿Un Omega más? Eres nuestro héroe, eres el salvador del Mundo Mágico. Derrotaste al mago tenebroso más grande los últimos 100 años. Eres uno de los mejores jugadores de Quidditch de los últimos 70 años, has ganado la copa mundial 3 veces y la copa europea 6, esas son 4 veces más que el record anterior. Nunca vas a ser un Omega más. Incluso si mañana te retiras y te dedicas a bordar pañuelos y tener hijos jamás podrás borrar el legado que hay detrás de ti…

Harry  no pudo decirle nada más, sabía que tenía razón, pero admitir que estaba equivocado no era nada agradable. Realmente ¿Qué valía más para él? ¿Su familia o su identidad?


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