Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Nuestro por Kikyo_Takarai

[Reviews - 170]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¿Qué tendrán Draco y Harry? Niño o niña¿

—Luces un poco tenso Harry. ¿Estás bien? —Le preguntó amablemente Remus  en la sala de espera para su visita médica. Harry había tenido un mes bastante tenso, con Draco haciendo pedazos a Rita Skeeter,el anuncio formal de su embarazo y el silencio en que su esposo se había sumido, al parecer reflexionando sobre su vida y sobre su propio valor.

No Harry no estaba del todo bien, Draco había decidido buscar un nuevo empleo, y ya que él había básicamente perdido el suyo se sentía un poco tenso, claro que su bóveda en Gringots tenía suficiente dinero para que vivieran durante años, pero ahora que tendrían un hijo la inestabilidad lo ponía un poco nervioso. Le había costado entender el afán de Draco por hacer algo de su vida, algo nuevo, algo que cambiara el mundo, que dejará su nombre en los libros de historia como algo más que el esposo del Salvador del Mundo Mágico, como un ex mortífago redimido por su matrimonio. El pensamiento consumía su mente, a tal punto que una entrevista de trabajo para un importante proyecto había sido motivo suficiente para que Draco no asistiera a la revisión con Harry. Algo sin precedentes y que tenía al bastante sensible e inflado omega al borde de las lágrimas. Draco pasaba tanto tiempo fuera buscando algo que él no podía darle, si se sentía amenazado Harry no entendía porque, lo que si entendía era lo solo que se sentía sin su alfa. Trató de calmarse y sonrió.

—Estoy un poco nervioso… es la primera vez que Draco no viene conmigo. Y… Bueno no estaba muy seguro si tu querrías venir y…

—Harry —Habló Remus, muy serio. — No te preocupes por mí. Mi situación es lamentable, pero es lo que es…

—No necesito exponerte a esto, pudiste decirme que no y yo habría venido por mi cuenta.

—Tonterías. —Ladró Sirius a su lado. — Remus es mucho más fuerte de lo que crees.

—Algo debe poderse hacer, Remus… Sirius y tú merecen un bebé mucho más que Draco y yo…

—No digas tonterías. —Dijo el mayor, girando los ojos. — ¿Tienes idea cuantas clínicas cómo esta he visitado? No funciona, Harry. No hay nada de malo en ello.

—No lo entiendo… —Confesó Harry. — Eres un Omega y Sirius tu Alfa, ¿Cómo puede no ser suficiente?

—Soy un Hombre Lobo, Harry. La maldición muto mi ADN, no soy un ser humano. —Dijo Remus, mecánicamente, sin emoción alguna, probablemente era algo que tenía bien ensayado, un discurso que se repetía a si mismo cada día. — Mis genes y los de Sirius no son compatibles, es como intentar cruzar un león con un elefante. En cuanto un feto se forma su propia naturaleza lo destruye, es una abominación, igual que yo.

—Eres un hombre maravilloso… —Debatió Harry, Sirius estaba sumido en un silencio poco usual en él, mirando al infinito, un punto en él que no tenían que pasar por eso.

—Soy un hombre a medias y un Omega incapaz de procrear con un alfa humano algo que pueda sobrevivir…

— ¿Lo lograron? Alguna vez. —Preguntó Harry sorprendido. Esta vez fue Remus quien se sumió en un silencio sepulcral.

—4 veces en realidad. —Dijo Sirius, su voz un susurro grave que escondía detrás mucho dolor. Harry se sintió horrible, arrepentido de haberles pedido su compañía en la revisión de su engendro perfectamente sano, vivo, feliz y que, a pesar de la reciente calma de Harry, había sido no planeado…  — No pasamos de las 8 semanas… Pero así es la vida. A la larga dejamos de intentar. Era menos doloroso.

—Lo siento muchísimo, no tenía idea…

—No es tu culpa, no es culpa de nadie. —Dijo Remus, sonriendo de nuevo, cómo si ese dolor no existiera y su vida no fuera un recordatorio constante de lo que la maldición lupina provocaba en él.

—Señor Malfoy, adelante.

Harry agradeció no tener que disculparse aún más, se sentía obligado a hacerlo. Sirius le ayudó a ponerse de pie y aprovecho la oportunidad para atesorar el silencio. Sirius y Remus se acomodaron en la banquita que solía ocupar Draco, mirándose el uno al otro como si pudieran leerse el pensamiento. Harry respondió las preguntas de la Doctora tan lentamente como pudo.

—Estamos en 5 meses y medio Harry, te estas poniendo grande.

—No lo diga, me siento como una ballena cada minuto del día, no soporto la espalda, y las piernas eso es lo peor.

—Tu nueva postura está diseñada para acomodar al bebé, así que es normal que tu cuerpo reaccione mal a ella. Te aseguro que el dolor será pasajero. ¿Tienes algún malestar?

—No realmente, sólo mucha hambre. — Dijo tras pensarlo un momento. — ¿Es normal que se mueva tanto?

—Es perfectamente normal, los bebés se estiran y se acomodan.

—Yo creo que este engendro más bien se pone a nadar. — La Doctora se rio y Remus finalmente dejó salir una sonrisa.

—A estas alturas ya debe poder oír muy bien lo que sucede a su alrededor, no te sorprendas si algún ruido fuerte lo sorprende y se sacude más de lo normal. Ahora, quítate la camisa y veamos cómo está todo.

Midió su vientre con una cinta que salió de la punta de su varita y realizó algunas notas. Harry fue cuidadosamente pesado y medido. Luego venía la parte desagradable, Harry detestaba la sensación de frío que la varita dejaba a su paso por su piel, era tan anti natural como ver ese pequeño bebé, con parpados y pestañitas, en el pensadero junto a la mesa.

— ¡Por Merlín Harry! ¡Es precioso, míralo Sirius! — Chilló Remus a su lado, era la primera vez que veían al bebé después de todo. Harry se encontró extrañando mucho a Draco, a pesar de que su esposo solía lagrimear en cada visita. Harry meditó sobre sus propias emociones. Decidió que estaba acostumbrado, acostumbrado a esa vida que crecía en su vientre. No sabía si lo amaba, se sentía tan irreal, tan surrealista. Harry se dio cuenta de que no tenía idea como amar a su hijo, pero no dijo nada.

—Veamos. Tiene un ritmo cardiaco saludable, es un bebé muy sano… mide unos 27 centímetros, es un poco pequeño pero nada de qué preocuparse. —Harry no se sorprendió, después de todo él no era muy alto. — No veo ninguna deformidad, pero… si quieres podríamos saber si es un niño o una niña.

El tono de voz de la mujer era sugerente, como si le ofreciera un trozo de pastel de chocolate a un niño castigado, Harry no estaba realmente interesado en el sexo de su bebé, así como no tenía interés en el bebé en general, pero tal vez saberlo aliviaría un poco del estrés que parecía afectar a su esposo esos días.

—Vale, me gustaría saberlo.

—Veamos… —La mujer presiono la punta de su varita aún más fuerte contra su vientre y Harry emitió un suave quejido, Sirius le agarró de la mano, sonriéndole para tranquilizarlo mientras la Doctora rebuscaba entre las extrañas sombras que conformaban el cuerpo de su hijo. — No tiene las piernas muy abiertas, pero ya que no hay presencia de testículos o nudo, es perfectamente seguro asumir que es una niña. Sí, es una niña.

—Lo sabía. ¡Lo sabía! —Celebró Sirius a su lado. — Pequeña Lily, acabas de hacer a tu abuelo  400 galeones más rico.

— ¿Apostaron sobre el engendro? La engendra… ¿sobre ella?

—Bueno, la mayoría de nosotros creímos que sería un pequeño Alfa Malfoy. —Confesó Remus avergonzado, pero sin poder despegar sus ojos de la criaturita en la pantalla de agua hasta que esta se apagó.

—No puedo creerlo… Bueno, al menos no se llamará Lucius Severus…

—Jamás te dejaría ponerle ese nombre. —Respondió Sirius de inmediato.

— ¿Cómo vas a decirle a Draco?

Esa era una buena pregunta.

-----------------------------------------------------------------------------------

Para cuando llegó la noche Harry aún no sabía cómo decirle a Draco sobre su hija, tal vez sólo lo soltaría de pronto, como si fuera algo sin importancia. No, aquello era algo muy importante, algo que pondría a Draco feliz, no podía tomarlo a la ligera. No. Necesitaba algo espectacular, algo un poco más llamativo, un gesto.  Harry se estiró como pudo en la salita, no quería irse a dormir, quería esperar a Draco, pero cada vez era más tarde y  estaba muy cansado como para quedarse despierto. Cuando dieron las 10 de la noche decidió irse a la cama, no sintió a su esposo cuando unas horas después se escurrió a su lado en la cama, ni cuando se levantó por la mañana hasta que bajó a la cocina por algo de beber.

—Buenos días, Harry.

—Buenos días, ¿Cómo te fue ayer?

—Creo que bien, creo que muy bien, no quiero celebrar nada aún. —Dijo simplemente, pero Harry podía sentir la emoción en su voz y sonrió. — Te contaré todo luego, ¿cómo está el bebé?

—Le salió una segunda cabeza y tendremos que vendérselo a un circo de fenómenos cuando nazca, dicen que su segunda cabeza se parece a la Dama Gorda. —Bromeó Harry, sentándose a su lado en la isla de la cocina, se rio a carcajadas ante la expresión de perplejidad y horror de Draco. — Es una broma, el engendro está bien, un poco bajo de peso y le falta crecer, pero no parece ser nada preocupante.

— ¿Te falta comer algo? —Pregunto Draco, preocupado. — ¿Por qué es pequeño?

—No te preocupes, la Doctora dice que empezara a engordar de verdad a partir de ahora, en un par de semanas recuperara ese peso y yo seré una ballena azul en vez de una orca. —Dijo Harry suspirando, Pinky le sirvió un plato de huevos y pan tostado que se terminó en un par de mordiscos, Draco lo miró asombrado antes de mirar su reloj y ponerse de pie.

—Eso es estupendo cariño, oye tengo que salir, pero en la noche hablaremos bien sobre esto. Te amo

—Te amo… —Murmuró Harry, pero Draco no lo escuchó entre el bramido de la chimenea. Suspiró y se puso de pie, malhumorado. Su cuerpo se echaba hacia adelante para acomodar a su hija, así que la espalda lo mataba, decidió darse un buen baño antes de ponerse a trabajar.

Draco continuó saliendo casi diario, sin decir a dónde iba ni comentarle el estatus de sus entrevistas de trabajo, Harry sólo sabía que estaba emocionado y su esposo le prometía contarle pronto. Había decidido decorar la habitación de Lily para darle la noticia a Draco, los muebles y juguetes que les habían, y continuaban, enviándoles estaban ya acomodados en la bonita habitación, pero Harry se había esforzado mucho en hacerla lucir más femenina. Había cubierto el colchoncito con una mantita blanco con rosa con un hermoso patrón de rosas y una almohada con un bordado dorado que decía “Princesa de Papá”. Era de mal gusto, un poco obvio, pero funcionaría. Hermione le regalo una acuarela de mariposas que colgó sobre la cómoda y Harry compró el primer atuendo no neutral para su bebé. Un vestidito gris con florecitas y moños, con mallitas a juego y una diademita diminuta de color rosa pálido.

Era una monada, incluso si Harry había pasado 2 horas decidiéndose porque toda la ropa de bebé era o muy cursi o muy fea.  Cuando decidió que el cuarto tenía las suficientes pistas sutiles para dar a entender que era el cuarto de una niña, el timbre de la puerta principal sonó. Draco se había llevado a los Elfos para ayudarle sabrá Merlín con que, así que Harry bajo, lento y torpe las escaleras mientras su visitante insistía.

— ¡Ya voy! Que impaciencia… —Levantó el seguro y abrió la puerta, sorprendiéndose de ver a su viejo maestro de pociones en el umbral. — ¡Severus, que milagro!

—Espero no importunarte. —Dijo Snape, llevaba en los brazos una gran caja y Harry se hizo a un lado para dejarle pasar. — Draco me pidió algunas cosas y pensé venir a visitarlos y dejárselas.

—Draco no ha vuelto a casa. —Explicó Harry. — ¿Quieres dejarlas en su oficina?

—No es necesario que bajes, yo puedo llevarlo.

—Tonterías, no voy a dejar que algo tan simple como un bebé me detenga. —Desestimó el menor, sin embargo tardaron 10 minutos en subir y bajar una caja que Harry ni tocó. — ¿Quieres beber algo?

—No, no quiero molestarte, veo que estas sólo.

—Bah, me aburro aquí todo el día…

Severus lo miraba fijamente, le recordaba mucho a su madre, sus mismos ojos verdes como esmeraldas, su piel palida y mejillas sonrojadas. Recordaba bien la belleza de Lily durante su embarazo, y era muy similar al de su hijo, sonrosado, brillante, cómo un pequeño sol. Lo que no irradiaba era el amor que Lily había sentido por Harry desde el primer día.

— ¿Puedo? —Preguntó cautelosamente, señalando el hinchado vientre del Omega. Harry lo miró extrañado pero sonrió, guiándole al sillón. Se sentaron cerca y Severus puso sus manos, expectantes, sobre la redondez ajena. — ¿De cuánto estas?

—5 meses y medio. Un poco menos. —Dijo Harry, nervioso de aquél íntimo contacto, pero Sirius y Remus lo tocaban así todo el tiempo, Severus era prácticamente familia. — No creí que nuestro bebé te importara tanto.

—Draco es mi ahijado, me hace feliz verlo feliz por esto… —Dijo Snape sin darle importancia. — Se volverá loco cuando lo tenga entre sus brazos. Espero no le ponga mi nombre…

—No lo hará, es una niña. ¿Verdad Lily? —Susurró y la pequeña se movió, estirando dolorosamente la piel de su padre y haciendo jadear sorprendido a Snape que retiró las manos de inmediato, sorprendido y luego bastante afectado.

— ¿Lily?

—Creo que se merece el nombre de una gran bruja. —Dijo Harry sonriendo, pero sin estar del todo feliz.

—Ella estaría orgullosa de ti. Teniendo tu propia familia…

—No lo creo… Yo no quería esta familia, debe estar avergonzada.

—Seguramente estás pensándolo demasiado, cómo suelen hacer las personas tontas.

—Antes de que sigas insultándome, piensa un momento… Lo único que me obliga a estar emocionado sobre Lily es que está dentro de mí, pensé que con el nombre de mi madre podría amarla finalmente… pero no siento nada.

—Draco ¿Draco sabe algo de esto?

—No, y agradeceré que no se lo digas.

—Estoy seguro de que debes amarla, de lo contrario no seguiríamos todos aquí fingiendo que no nos tenemos aversión, señor Potter… Ustedes Gryffindors siempre aman demasiado.

—No me digas lo que siento, Snape. Draco llora cada vez que la ve, cada vez que escucha el latido de su corazón. Yo sólo puedo pensar en lo gordo que me voy a ver cuándo dé a luz o en lo mucho que quisiera sentarme luego de caminar un rato…

—Tonterías.  ¿Qué clase de persona no ama a sus hijos?

Harry meditó un segundo, mordiéndose el labio.

—Una que tiene miedo de no amarlos nunca…

— ¿Potter?

— ¿Qué tal si Lily nace y yo aún no siento nada? —Dijo con la garganta seca, lágrimas llenando sus ojos, Snape se removió incomodo en su lugar. — ¿Qué tal si no sé  jugar a la familia feliz cómo Draco?

—No digas tonterías. ¿Por qué no sabrías?

—Ah, no sé…—Dijo Harry, frunciendo el ceño, sin poder evitar las lágrimas que caían. — Tal vez porque mis padres murieron cuando era un bebé y nunca en 11 años hubo alguien que me diera un beso de buenas noches, o celebrara mi cumpleaños o me enseñara a leer.

Snape parecía sorprendido pero Harry aún más, le había tomado 5 meses entender el motivo de su repudio por tener una familia.

—No sé lo que es tener una familia… No sé lo que significa que alguien te ame, que te cuiden y te protejan. Mis tíos me encerraban en gabinetes y armarios, me dejaban sin comer durante días, me golpeaban si hacía algo malo y nunca, ni una sola vez me dijeron que me amaban… ¿Qué clase de niño puede criar alguien como yo? ¿Cómo mierda voy a querer a alguien si fui el indeseable número uno toda mi vida….?

—No le dijiste nada a Draco ¿Por qué?

—Draco no lo entendería, sus padres pueden ser malos conmigo, pero lo aman, lo amaban antes y lo hacen ahora. Le escribían cada semana, le enviaban regalos. Draco ha vivido cosas oscuras, pero siempre ha tenido a alguien en casa que le ofrezca cariño y comprensión.

—Hay mucha gente que te ama.

—Y pasé muchos años sin ellos… La gente como yo… dañada y herida, no debería tener hijos.

—Es un poco tarde para eso.

—Eso parece… Te acompañare hasta la puerta. — Se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y se puso de pie, ya no quería charlar, quería estar solo. Snape no discutió. Pero Harry no llegó a la puerta. Algo, las piernas sobre todo, le enviaron un dolor terrible, chilló y se habría venido abajo si Snape no lo hubiera atrapado y regresado al sillón, jadeante. ¿Qué mierda había sido eso? El cambio de posición libero el dolor pero la expresión de Snape no se suavizó cuando notaron que le sangraba la nariz. Hizo aparecer un pañuelo y Harry le agradeció, quedándose quieto en el sillón.

—Mierda… Estoy bien, no te preocupes. —Dijo sonriéndole. Una manchita de sangre en el espacio entre su labio y su nariz. La limpió rápidamente. — Es algo normal.

—Esto no puede ser normal.

—Te sorprendería lo que le hace a tu cuerpo un engendro adentro, no te preocupes. Está bien, mira.

Tomó sus manos de nuevo, poniéndolas sobre su vientre, sin dejarlo apartarse cuando Lily se removió dentro, seguramente agitada por la voz de su padre. Severus se relajó de inmediato, acariciándole suavemente, disfrutando de la sensación de la vida bajo sus dedos. Harry aún no lograba acostumbrarse a una criatura de casi 30 centímetros moviéndose libremente dentro de su piel.

— ¿Tiene sus ojos?

—No lo sé, espero que sí…

—Se siente hermosa…

Harry le sonrió con ternura, pero una toz irritada los distrajo de inmediato. Draco estaba  de pie en la puerta, mirándolos son una expresión extraña.

— ¡Draco!

—Severus, ¿te importaría dejar de manosear a mi Omega?

—En lo absoluto. —Dijo este de inmediato, retirándose. — De cualquier modo, tengo que irme. Hasta luego, Potter.

—Severus. —Se despidió Harry con un movimiento de la cabeza. — ¿A ti que te pasa? ¡Es tu padrino!

—No me gusta que te toque ningún otro Alfa. —Dijo Draco con un puchero, arrojando su abrigo sobre una silla y acurrucándose contra su esposo, besándole la pancita inflamada y saboreando el dulce aroma de su cría en su interior.

—Sirius me toca todo el tiempo, es su nieto, están emocionados, eso es todo…

—No es lo mismo… Sirius tiene un Omega vinculado… Snape no.

— ¡Por Merlín Draco, no es cómo si Snape fuera a hacerme suyo ahora que estoy embarazado de otro Alfa, déjate de tonterías.

—No son tonterías… Eres mío, este cachorrito es mío…

—Sí, Draco, es tuyo, tú lo pusiste ahí. Mejor dime dónde estabas.

—Oh, Harry. — Dijo emocionado. —Tengo muy buenas noticias. Luego de muchos trámites he encontrado un trabajo perfecto. ¿Recuerdas a mi amigo Blaise?

—Sí, claro.

—Bueno, está trabajando para el Departamento de Salud Mágica, en un proyecto que necesitaba un pocionista con experiencia, así que ¿Quién mejor que yo? No ha sido fácil pero creo que es justo lo que estaba buscando.

—Draco, eso es maravilloso. —Al fin podrían volver a su vida normal, Harry necesitaba desesperadamente la estabilidad. — ¿De qué va?

—Es clasificado, no puedo decirte nada en caso de que no funcione. — Dijo Draco de inmediato. — Oye, muero de hambre, vamos a cenar.

— ¿Qué? — Clasificados sus huevos. — ¿ No vas a decirme nada?

—Nope.

— ¿Ah sí? Bien, entonces no te diré el sexo del bebé. —Dijo Harry sacándole la lengua, Draco se puso rígido.

— ¿Cuándo te enteraste?

—El otro día, cuando Sirius y Remus me llevaron al médico.

—Por todos los cielos, Harry, dímelo.

—Nope

—Eso no es justo, es mi hijo.

—Creo que también tengo bastante hambre, voy a cambiarme de ropa para cenar. —Dijo Harry indiferente, Draco subió las escaleras tras él, balbuceando sobre su inmadurez. Harry suspiró. — ¿Podrías traerme una manta del cuarto del bebé?

Draco lo miró enojado antes de desaparecer por el pasillo. Harry se recargó en la pared, y contó 5 segundos antes de que Draco apareciera de vuelta en el corredor, jadeando y con la ropita entre sus manos, balbuceando sonrojado.

—Harry, ¡Harry!

—Sí, Draco, es una niña.

— ¡Por Merlín! —Chilló sonriéndole, besándole los labios y luego casi gritando. — Una niña. ¡Una brujita! Tengo que decirle a mi madre, y a mi padre, le diré a todo el mundo. ¡Una niña!

Harry estaba muy complacido con su esposo, que saltaba emocionado abrazando el vestidito cómo si ya tuviera a su hija entre sus brazos.

—Habrá que pensar en nombres, y comprarle ropa y pensar en quienes serán sus amigas cuando crezca, ni loco dejaré que se case, nunca, será toda mía… ¡Mi hija!

—Pobrecita…— Dijo Harry, en tono de broma. En realidad, la felicidad de Draco se le contagiaba y se acarició suavemente, disfrutando de saber que algo dentro de él hacía a Draco el hombre más feliz del mundo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).