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Nuestro por Kikyo_Takarai

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Notas del capitulo:

Este cap eran dos, pero la verdad es que me gusta el fluff y no quería mucho drama en sus vidas, quiero perpetua felicidad para ellos porque ya hay mucho drama en mis otros fics hahaha

26 semanas

Seis meses y medio. SEIS MESES Y MEDIO. ¿Cuánto tiempo más pensaba esa niña quedarse dentro? Harry sabía la respuesta. Pero no lo consolaba. Trataba de nadar todos los días y caminaba regularmente, a pesar de que las hormonas le habían se parado los huesos de los pies y ahora cualquier actividad física era un suplicio.

Lily continuaba siendo un bebé pequeño, apenas unos 35 centímetros, y pesaba poco más de un kilo, pero la doctora le había dicho que a partir de ahora engordaría mucho, preparándose para el mundo exterior. Eso también significaba que Harry seguía creciendo y aunque no quiso decirle nada a nadie, especialmente a Draco, su autoestima estaba sufriendo profundamente. En primer lugar, estaba enorme. Enorme, o el así se sentía. La ropa de embarazo le ajustaba bien, pero ahora cada vez que se miraba en el espejo no podía ver más allá de su vientre. Tal vez por eso le era tan fácil ignorar lo sonrosado de su piel,  el brillo de sus ojos, lo sedoso de su cabello y la deliciosa curva de su trasero.

Tal vez no era sólo aquella sensación de gordura lo que evitaba que notara las inapropiadas miradas de deseo que le lanzaban algunos Alfa cuando salía a la calle, siempre acompañadas de una buena olisqueada. En el fondo sabía que el principal culpable de su inseguridad era Draco.

Su nuevo trabajo lo hacía feliz, Harry se daba cuenta. Pero también había significado muchos cambios en sus vidas. Draco ya no trabajaba desde casa, tenía horario de oficina en el ministerio, en un proyecto tan secreto que ni Hermione pudo averiguar de qué se trataba.  Lo que sí sabía es que ahora pasaba todo el día solo en casa y que a veces Draco no volvía hasta muy entrada la noche o luego de varios días. Se quedaba en casa el fin de semana, charlando con su hija y besándole el hinchado vientre durante horas. O disfrutando juntos de leer un libro o ir a cenar a algún bonito restaurante. Pero el trabajo era estresante y el estrés pareció llevarse todo deseo sexual que Draco pudiera tener antes. Ya tenían 3 semanas sin tener nada más que vago y cuidadoso sexo algún fin de semana, más que nada cómo la evolución de una serie de besos perezosos que terminaba dejándolos tan encendidos que tenían que llegar hasta el fin. Pero no fue hasta que llegó a casa ese viernes por la tarde que nació un miedo mucho más real en su interior.

Había ido a comprar un libro sobre recién nacidos, pero los pies lo estaban matando. No esperaba a Draco en casa tan pronto, así que había lanzado sus compras sobre una silla y se había cambiado la ropa para nadar un rato, si bien el ejercicio le parecía poco la realidad es que estar en el agua le ayudaba a aliviar el peso del embarazo y lo hacía sentir ligero y relajado para variar. Evitaba a toda costa estar desnudo cerca de Draco. No podía soportar la idea, infundada, de que su esposo lo mirara y no viera otra cosa que la misma ballena hinchada que él veía cuando se miraba en el espejo.  Se daba cuenta del ciclo vicioso que eso construía: no quería que Draco lo viera, evitaba a Draco, Draco estaba feliz por tu trabajo, regresaba a casa sin desear a Harry que estaba muy inseguro cómo para seducirlo, la falta de sexo lo hacía sentir inseguro y el ciclo comenzaba de nuevo.

Estaba tan ensimismado que no escuchó las voces que reían afuera, abrió la puerta que daba al jardín antes de poder hacer algo por cubrirse. Su vientre, a pesar de sus esfuerzos, tenía un par de gruesas estrías que lo cortaban como cicatrices. Casi olvido que iba a hacer cuando vio a Draco y a Blaise Zabini bebiendo y riendo en el jacuzzi. Era una atmosfera casual, relajada.  Harry consideró seriamente volver y vestirse cuando Draco lo notó.

—Harry, cariño, ven aquí. Tú y Blaise sí que tienen mucho sin verse.

—Luces estupendo, Harry. —Saludo el Beta , Harry no veía a Blaise desde su boda, era amigo de Draco, no suyo y no solía frecuentarlos. — ¿De cuánto estás?

—26 semanas… —La pregunta obligaba, la que todos hacían para fingir interés.

—Eso de hacer bebés luce difícil.

—Lo es…

—Harry, ven a sentarte con nosotros. — Dijo Draco, ofreciéndole la mano. Harry se dio cuenta de que él y Blaise estaban sentados en el mismo banquillo del jacuzzi, negó suavemente con la cabeza.

—Sabes bien que no puedo, el agua caliente es mala para Lily.

—Podrías sólo remojar los pies un rato, cariño. —Respondió Draco de inmediato, Harry suspiro y aceptó su ayuda para sentarse en el borde del Jacuzzi y meter sus pies hinchados al agua caliente, fue un alivio instantáneo que le arrancó un  gemido de satisfacción. Los hombres a su lado retomaron su conversación rápidamente, pero Harry apenas les ponía atención y ellos tampoco intentaron involucrarlo mucho. Se dejó consentir por la burbujeante agua caliente en sus pies y el agradable día de verano, tratando de ignorar el hecho de que lucía horrible. El calor fue subiendo, incluso Harry que sólo tenía sumergidas las piernas hasta la rodilla estaba comenzando a sudar.

—Iré a buscar algo de beber. —Se ofreció, una excusa perfecta para cubrirse. Draco se negó, poniéndose de pie, Harry saboreo las gotas de agua que rodaban brillantes por el delicioso cuerpo de su esposo, o así fue hasta que Blaise se incorporó, ofreciendo su ayuda como agradecimiento por su hospitalidad.

Ese era un cuerpo apetecible, pensó Harry con dolorosa conciencia de sí mismo. Un cuerpo firme, atlético, marcado y pulido hasta la perfección de una obra del renacimiento. Incluso antes de su embarazo Harry se hubiera sentido inseguro frente a Zabini, impresionante lo que el agua burbujeante puede hacer por esconder todo…eso. Harry los miró desaparecer dentro de la casa y decidió que no quería quedarse ahí, quería irse a dormir…

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Desde el incidente de Rita, Harry recibía quincenalmente la revista “Corazón de Bruja”, para enterarse de cualquier chisme relacionado a su persona de primera mano. Así que no se sorprendió cuando ese lunes se encontró con un número tirado debajo de la mesita de la sala. El enorme esfuerzo que hizo para levantarla apenas valió la pena. Dejo la revista a un lado cuando una lechuza gris, Harry la reconocía como una lechuza que Draco usaba para comunicarle mensajes, apareció en la ventana. Sin abrir la nota atada a su pata Harry sabía que debía ser algo malo.

“Querido Harry, me temó que debo quedarme a trabajar tarde el día de hoy y no creo que sea prudente volver a casa a esa hora, si hace falta me quedare con Blaise. No hace falta que me hagas llegar ropa, descansa.
Con amor, Draco”

Harry se mordió el labio y arrojó la nota al cesto de basura con gesto desdeñoso. Otra noche que iba a pasar sólo. A estas alturas Blaise pasaba más tiempo con Draco que con él… La idea nació profana en su mente y le llevó una puñalada de dolor al corazón. No, Draco no le haría eso… Tener un amante. No era algo fuera de lo común, un Omega es fiel a su Alfa hasta la muerte, pero un Alfa podía vincularse con tantos Omega o Beta como quisiera, armar un harén personal si así se le daba la gana… ¿Sería que Draco había decidido que Blaise era un buen candidato para entretenerse ahora que Harry era tan desagradable a la vista?

Se miró en el reflejo de la ventana. Su rostro estaba más redondeado y su cuerpo irreconocible. No quería pasar el resto del día sólo, pero tampoco quería hablar con nadie sobre lo que sentía. Si Draco lo engañaba con Blaise necesitaba pruebas, y si no… no quería mostrarle al mundo lo débil que algo tan tonto como su apariencia física lo hacía sentir.

Se llevó la revista a su habitación y se puso a leerla. Era pura basura. Recortó algunas recetas de cocina  y un consejo sobre cómo limpiar manchas de vino de la alfombra. En las páginas centrales había un artículo que llamó su atención. “¿Lo estás perdiendo? 10 pasos para recuperar al mago de tus sueños.”

¿Lo estaba perdiendo? Nunca lo perdería… aun con un amante, Harry era su Omega y legalmente era su esposo, además de que pronto sería el padre de su hija… Es decir. Claro Draco estaba ocupado. Gran cosa. Tenía trabajo y Harry debería entenderlo. Cuando jugaba podía irse de viaje a torneos todo el tiempo. Draco siempre iba contigo.

Cerró la revista de golpe y bajó a la cocina. Eso es. Simplemente no estaban acostumbrados a estar separados. Eso es todo. Estaba demostrando la forma más baja de inseguridad que cualquiera puede mostrar al dudar así de Draco. Lo mejor sería darle su apoyo. Sí. Busco una canasta de picnic que solían usar y a eso de las 10 de la noche finalmente terminó de preparar una deliciosa cena, un frasco de jugo frío de calabaza y unas galletas. Lo llevaría al ministerio, Draco podría cenar comida casera y recordar que Harry estaba ahí para él. Tomó la red flu y apareció en el atrio del ministerio de magia.

Tenía muchos malos recuerdos de ese lugar, pero los ignoró rápidamente mientras subía al ascensor hasta el piso dónde estaba la oficina de Draco. A esa hora no quedaba casi nadie en las oficinas. Algunos miembros del personal de limpieza, incluso uno que otro Auror que corría en busca de algo urgente. El silencio le taladraba los oídos y sus pasos resonaban en lo pacífico del recinto. La oficina tenía un pequeño recibidor con un escritorio. Harry sabía que Draco tenía una recepcionista, algunas veces había dejado papeles que su esposo había olvidado con ella, ya que le prohibían la entrada más allá de las puertas de roble detrás de su escritorio. Pero la muchacha no estaba ahí. La luz estaba encendida pero no había nadie. Un avioncito de papel flotaba frente a la puerta, golpeándola insistentemente pero sin lograr entrar.

Aquello era muy extraño, Harry camino hasta el escritorio pero no había nada, la recepcionista debió irse hace mucho. Dejó la canasta encima antes de llamar a la puerta. No recibió respuesta. Intentó de nuevo con mucha más fuerza pero no logró nada. Intentó abrirla pero estaba cerrada, eso ya lo sabía, era un proyecto secreto y toda esa mierda. Esperó unos minutos antes de golpear de nuevo, nada. No había nadie ahí, ni Blaise, ni Draco. Harry se habría puesto a golpear algo sí Lily no se hubiera movido dentro de él, recordándole que no estaba solo. Se acarició suavemente, dolido y confundido. Y se fue a casa. Draco no volvió a casa hasta el día siguiente, cuando Harry le preguntó dónde había estado el rubio afirmo que había estado en el ministerio toda la noche. Harry no dijo nada más, simplemente se permitió morderse el labio y contener las lágrimas.

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La revista le coqueteaba, ahí en la mesita de noche, ofreciéndole no una sino 10 soluciones sobre cómo arreglar su situación. Pero ¿quién podía confiar en los consejos de una revista como “Corazón de Bruja” que le permitía a Rita publicar su basura? Harry debería ser la primera persona en rechazarlo, pero cuando los días pasaron se sintió cada vez más confundido.  Bueno… nadie podría culparlo por intentar, y en el peor de los casos nada podría empeorar su vida más que el saber que su Alfa había buscado un beta para compensar sus carencias… ¿Qué jodidas carencias? Harry no era perfecto, pero habían sido felices por 8 años… Lo único diferente en sus vidas era Lily… ¿Cómo es que algo que Draco quería tanto se las había arreglado para arruinarlos? Harry no quiso despreciar a su hija por ello. Cuando Draco decidiera marcar a Blaise y hacer de Harry su pareja reproductiva…no tendría a nadie más que a Lily… Se aseguraría que fuera muy feliz.

—Vale…. No puede ser tan malo… a ver…

“El amor es complicado, a veces hay que sacar las garras para mantener al mago perfecto a tu lado. Cuando sientas que su atención comienza a desviarse date cuenta de que no es todo tu culpa, hay muchas cosas que pueden influir en una relación. Si este no es tu caso, aquí hay 10 formas de corregir los más comunes errores que descuidan una relación:

1.- Tu apariencia.

Algunas veces la vida, la carrera, los hijos dificultan que uno pase tanto tiempo arreglándose o ejercitándose. Algunas veces eso puede provocar en tu pareja la sensación de que no te son ya importantes, y que por eso has decidido que no vale la pena lucir bien para él. Cambiarte el peinado, usar un poco de maquillaje, comprarte ropa bonita aún si no van a salir. ¿Has subido de peso? Hacer ejercicio es saludable, divertido y puede devolver una mirada distraída a dónde pertenece, saber que te esfuerzas haría a cualquier hombre sentir especial.”

El pelinegro suspiró, su vientre hinchado recordándole que no podía lucir como lo hacía antes, tal vez nunca lo haría. Pero… bueno sería comprensible si Draco no lo encontraba atractivo y la horrible aura de maternidad que emanaba de él lo hacía sentir más protector que sexual con relación a él. Debía  existir alguna forma de lucir mejor. Según la doctora Harry había ganado unos 6 kilos desde el inicio de su embarazo. Poco menos de dos kilos eran de Lily, sí podía perder los otros 4 kilos y tal vez un poco más… Tal vez ponerse un poco más firme… claro que no luciría como Blaise… tal vez no tuviera que hacerlo.

 Pensó en lo mucho que le dolían los pies o en el dolor desgarrador que bajaba por sus piernas cuando su vertebra se presionaba contra el peso de su hija… Pero está bien, Harry siempre había sido mejor manejando el dolor físico que el emocional. Encontró algo bueno apenas un día después. Yoga.

Draco pareció aprobar que fuera a una clase siempre y cuando fuera enfocada a personas en estado de embarazo, pero siendo honestos no estaba en casa lo suficiente para cuidar que Harry no hiciera lo que obviamente hizo apenas empezó la clase. Dar el 150%. El yoga era difícil, requería mucho esfuerzo, flexibilidad y fuerza física que Harry no había perdido del todo desde que dejó de jugar. Terminaba cada lección sudoroso, adolorido y satisfecho.  Extrañaba la sensación resultante de una buena sesión de ejercicio, en los músculos, en la mente.

Pero eso no iba a ser suficiente, su mente estaba obsesivamente concentrada en lucir mejor. Se aseaba cuidadosamente, se había cortado un poco el cabello, se había comprado un par de gafas nuevas y se había puesto a dieta. Bueno… no a dieta. No podía ponerse a dieta y arriesgarse a que Lily no recibiera suficientes nutrientes, pero sí podía dejar de comer toda esa comida extra que se zampaba desde que las náuseas habían cedido. Una rebana de pastel en lugar de tres, ensalada en lugar de puré de papa, una galleta él día que tomaba el té con Remus en lugar de una caja… Todo tenía que contar… ¿Pero qué haría si no era suficiente?

No tenía idea cuando se había convertido en una miserable bola de celos… tal vez en el momento en que había perdido todo lo que le hacía sentir poderoso y feliz, su trabajo, su libertad de ir y venir, su éxito y eventualmente la atención de su esposo…

2.- Se sensual

¿Te preocupa que tu pareja no inicie el contacto sexual? Tal vez está esperando que seas tú quien muestre interés. Cualquier cosa puede ayudar a mejorar el ambiente de la habitación. ¿Tiene alguna fantasía? Tal vez es el momento de hacerlo en el viejo almacén de escobas del abuelo, o de ponerte un poco menos de ropa para cenar ese día. A todos nos gusta sentirnos especiales, y demostrar deseo es la mejor forma de hacer a alguien sentirse atractivo y, consecuentemente, atraído.

Si crees que tu pareja está buscando una nueva compañía mostrarle lo mucho que le deseas y admiras podría ser la solución, darle a entender que no hay nadie más a quien ames y admires.

Claro que el ejercicio ayudaba con su confianza, se sentía más firme y relajado, pero de eso a sentirse sexualmente atractivo había un gran paso, mientras llegaba al final de su semana 27 se dio cuenta de que había poco que podía hacer por reducir de tamaño, y por poco se refería a nada. Pero no iba a rendirse… Si tan sólo Draco pasara más tiempo en casa… especialmente por las noches.

A veces ni Harry podía esperarlo despierto, cansado por otro día de cargar con su hija y no enloquecer, pero hacía todo lo posible, así que cuando Draco llegó a casa ese viernes hizo su mejor esfuerzo por sonreírle cuando entró a la habitación. No había más luz que algunas velas en un rincón y no llevaba más ropa que una delicada pieza de lencería de satín negro que dejaba muy poco a la imaginación. Draco lo miró con los ojos muy abiertos, apenas logrando quitarse los zapatos mientras caminaba hacia la cama dónde Harry estaba recostado, sonrojado y avergonzado, esperando no lucir enorme a media luz.

—Harry… ¡Por Merlín! ¿Qué? ¿Y esto?

—Pensé… que podíamos pasar una noche romántica… trabajas tanto, Draco…—Susurró casi como un ronroneo, Draco tragó saliva, sentándose en la orilla de la cama y recibiendo gustoso el beso que Harry le regalo en los labios, al principio sólo un roce, luego un intercambio mucho más salvaje y candente. Harry gimió feliz dentro de su boca, saboreando a su esposo casi tanto como esa sensación de victoria que comenzaba a llenarlo. Draco deslizó sus labios hasta su cuello, besando furiosamente para dejar marcas moradas detrás mientras el moreno luchaba un poco por abrir su pantalón, acariciando su erección sobre la ropa interior, mordiéndose el labio de una forma que hacia al rubio enloquecer.

—Ah, Harry… Luces precioso…

—No… —Susurró, pero no pudo continuar, de la nada una lechuza entró a la habitación y dejó una nota en la cama. Draco se estiró para tomarla pero Harry no iba a permitírselo. — Draco, por favor… es viernes…

—Puede ser una emergencia, sólo será un segundo… —Draco trataba de razonar con él, pero aquella no era la dirección que Harry quería para su noche, no. Presionó la mano de Draco contra su entrepierna, haciéndole sentir lo firme de su erección y luego hizo bajar sus dedos por su extensión, hasta el pequeño cúmulo de humedad, segregada por su entrada ansiosa por un poco de atención. —Harry…

—Por favor, Draco… Me haces mucha falta…

—Mm…so… sólo será un segundo, lo prometo…—Susurró contra su cuello, sus dedos hicieron a un lado el satín y el encaje para tentar suavemente su entrada húmeda, pero su otra mano estaba ya envuelta alrededor del mensaje y lo abrió antes de que Harry pudiera oponer resistencia. Su rostro cambió a una expresión de alarma, Harry podía ver sus orejas enrojecidas, y se alejó de inmediato, besándole los labios pero evitando sus brazos cuando quisieron rodearle para retenerlo.

—Es una emergencia, cariño, volveré. ¿Vale? Espera justo aquí, piensa cosas sensuales.

—No— Chilló Harry parándose frente a la puerta. —  Draco si sales por esa puerta te juró que no volverás a entrar.

— ¿Qué sucede contigo? — Inquirió el rubio, mirándolo sorprendido.

—Entiendo… entiendo que Blaise sea mucho más atractivo que yo y… y que te guste más estar con él, pero no voy a ser el Omega de nadie con un maldito harem detrás Draco, me iré, te lo juro.

—Harry ¿De qué mierda estás hablándome? —Draco estaba muy confundido, y alarmado.

—No te hagas el tonto, sé que tienes un romance con Blaise… Pero no voy a dejar que te vayas con él cada vez que te escribe, Draco…

—Harry, es una cuestión de trabajo. No tengo romance con Blaise. ¿Estás loco?

—No estoy loco. — Dijo Harry, con los ojos húmedos, se cubrió con una bata, Draco lo siguió con la mirada. — Ya nunca estás en casa, llegas tarde, no hemos tenido sexo en semanas… No notaste nada de lo que hice, el ejercicio, mi cabello…

—Harry, yo…

—Y el otro día… cuando fui a buscarte no estabas en la oficina Draco, ¡mentiste!

—Harry… No, estás entendiendo todo mal. — Dijo Draco, sacó una pluma de un cajón y Harry lo miro receloso garabatear una respuesta que la lechuza llevó de prisa. — ¿Cómo mierda llegaste a una conclusión como esa? Blaise y yo sólo somos amigos, Harry.

—Sí, claro…

—Es cierto… Lamento… lamento haberte hecho sentir mal. — Susurró acariciándole la mejilla, Harry lo miró pero no quería ceder. — Tengo meses pensando en lo poco que mereces un Alfa como yo, que mereces un mejor hombre, un hombre que logre grandes cosas… No me di cuenta de que estaba tan ocupado que te estaba descuidando, lo siento.

— ¿Blaise?...

—Sólo somos amigos, lo juro. A veces salimos a comprar comida y dejamos la oficina cerrada, no sucede nada más, Harry, lo juro por nuestra hija. — Harry sentía su honestidad, se sentía muy tonto, pero también muy aliviado. — Lo siento mucho, Harry… No hay manera de que tenga ojos para alguien más que tú, eres el amor de mi vida. Y eres la criatura más hermosa de este mundo, especialmente con nuestro cachorro dentro.

—Eres bueno… no tienes que probárselo a nadie…— Dijo Harry, muy consciente de su tamaño, pero la firme mano de Draco sobre su vientre parecía una confirmación de sus palabras.

—Tengo que… pero no a costa tuya. Todo esto es fácil de evitar cuando me dices las cosas Harry… — Susurró, besándole la frente. Con un suave empujón se sentaron juntos en la cama. — Prometo volver a casa temprano y haremos más cosas juntos…

—Gracias… —Susurró el Omega, sonriéndole agradecido, Draco le beso los labios y escurrió una mano entre los pliegues de la bata.

—No deberíamos desperdiciar este bonito ambiente.

—No… creo que no.


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