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You, me and our Stony por Mr Rogers Stark

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Notas del capitulo:

Comentarios: Algo de dulzura para el alma. El próximo no será tan lindo –ya advierte–.

Summary: Porque sin importar el tiempo, el momento o el cansancio, Steve aun desea sacar a bailar a Tony.

XVI. DANCE WITH ME

Era cerca de la media noche cuando Steve llego a casa, cansado y tensionado por la última misión que le había tocado en el día, lamentando el no haber estado para darle las buenas noches a sus hijos, que aunque ya no eran tan pequeños, seguían siendo niños a su consideración. Y no es como que alguien pudiera quejarse de él, cuando Tony seguía tratándolos como sus bebés. La idea al llegar a la casa había sido subir hasta su habitación, tomar un rápido baño para poder acurrucarse contra su pareja y poder conciliar el sueño. Hasta fácilmente podría hacerse la idea del agradable calor que le proveería el cuerpo de su esposo, calor que lo envolvería cuando el castaño se moviera para abrazarlo, murmurándole alguna queja por haber llegado tarde. Que él callaría con un beso antes de que este volviera a dormirse.

Y tal vez por tener esa idea en mente se sorprendió por la luz que llegaba desde la sala, acompañada por una suave melodía que despertó su curiosidad a cada paso que daba. Dentro de la sala solo estaba Tony, quien parecía demasiado distraído leyendo el contenedor de un disco, presumió que el que estaba sonando, como para reparar en su presencia. Aprovechándose de eso, acercándose con pasos silenciosos, rodeo el cuerpo de su pareja desde la espalda, reprimiendo una risa cuando lo sintió tensarse antes de relajarse entre sus brazos. Fue cuando lo tuvo entre sus brazos que pudo notar, o confirmar, el leve movimiento de su cuerpo al ritmo de la música.

—¿Qué haces despierto tan tarde?— murmuro sobre la piel de su mejilla, dejando un beso que fungía de ser un saludo. Tony sonrió aún más, sin despegar la mirada de la lista de canciones que seguía leyendo, o al menos eso pretendía.

—No me di cuenta de la hora— se excusó —. Encontré este disco, no me resistí a escucharlo y recordé el tocadiscos del taller— se encogió de hombros, dejando a un lado lo que leía, recargándose en el pecho del rubio.

—Deberías estar durmiendo— murmuro, con sus labios besando la piel que llegaba a tener a su alcance.

—No tengo sueño—

Y por segundos, el silencio los abordo, sin llegar a ser incomodo, moviéndose tan lentamente al ritmo de la música, meciendo sus cuerpos sobre sus pies. Steve no había soltado el agarre sobre el cuerpo de Tony, estrechándolo entre sus brazos, más cerca de si, algo que Tony aprovecho para girar sobre su eje, quedando de frente al soldado. El traje de Capitán América pareció relucir en la tenue iluminación de la sala, vestimenta que Tony recorrió con la mirada y la yema de sus dedos.

—¿Y los niños?—

—Duermen— y la respuesta salió en un susurro, recargando su cabeza en el pecho del rubio, dejándose mover únicamente por el sonido de la música —. ¿Me sacaras a bailar como en nuestra boda?—

Steve no pudo evitar reír, besando su coronilla: —No te saque a bailar en nuestra boda— admitió en un tono bajo, casi vergonzoso —. Solo— dudo —, nos movimos de un lado a otro e intente no pisarte—

—Tanto— completo su frase, riendo al separarse para poder verlo —. No lo hiciste tan mal— ánimo, provocando una mueca incrédula en las facciones de su esposo —. Dije no tan mal, no que hayas estado bien—

—Claro, eso me anima bastante— ironizo, rodando los ojos.

—Se te pegan muchas reacciones mías— murmuro con burla, estirándose sobre sus pies para poder alcanzar y besar su mejilla.

—Como a ti las mías— agrego, inclinándose para besarlo nuevamente —. No creas que no noto cuando intentas ponerte firme con los niños— le molesto.

—Oh, cállate—

Y las risas volvieron entre los dos, que apenas seguían moviéndose en su lugar, disfrutando de la compañía del otro. Como si el tiempo no pasara, sin siquiera recordar que alguno estuviera cansado, sin pensar en si el día fue agotador, si era demasiado tarde o demasiado temprano. Solo estaban bien uno al lado del otro, disfrutando del momento, del silencio, de las sonrisas traviesas, de los besos y los murmullos que solo ellos podían escuchar.

—Baila conmigo— pidió Steve, en un murmullo, como si el valor que había juntado para pedirlo se esfumara con cada palabra dicha.

—¿No lo estábamos haciendo ya?— pregunto con fingida incredulidad, moviendo sus manos para dejarlas en los lugares correctos de la posición de baile.

Los movimientos que en un inicio solo era un simple vaivén de sus cuerpos, comenzó a moverse en pasos a su alrededor, lentos, suaves, casi naturales, como si caminaran al ritmo de la música. Steve, por segundos, olvido lo mal que se le daba el baile, concentrándose en su pareja, en sus facciones, en la sonrisa que le dio al momento de evitar pisarse mutuamente. Rieron, compartiendo besos que parecían no querer terminar nunca, suspirando entre sus labios, abrazándose al moverse con la música perdiéndose en algún momento, algo que ni siquiera los detuvo de esa burbuja que los envolvía completamente.

Un llanto los hizo separarse lentamente, casi suspirando entre la resignación y la diversión. Tony fue el primero en dar un paso atrás, tomándose unos segundos en poder recordar donde estaba, reconocer el llanto que llegaba desde una habitación en el segundo piso.

—Alguien tiene el mismo problema para dormir que mamá, ¿eh?— se burló el rubio, apagando el tocadiscos mientras el castaño le daba una mueca de fingida molestia.

—Muy gracioso— le dio un pequeño golpe mientras caminaba a la salida de la sala —. Iré a ver que tiene. Ve a bañarte, no te quiero oloroso en la cama—

Steve rio, solo asintiendo mientras su pareja se iba, soltando un suspiro con una sonrisa que no pudo borrar de sus labios.


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