Pasaron las semanas y la amistad entre Kazuno y Mizuki se volvió más fuerte, los temas de conversación variaban y ambos sentían un profundo afecto por el otro. Kazuno siempre acompañaba a Mizuki a su casa, hasta que un día, este lo invitó a pasar por primera vez después de bastante tiempo.
-¿S-Seguro?
-Claro que sí, ya sería bastante grosero de mi parte no hacerlo ¿no crees? Además, hace bastante tiempo que quiero invitarte a pasar- dedicándole una grata sonrisa al ojimiel
-Con permiso- Kazuno entró a aquella pequeña casa, demasiado acogedora por cierto. Todas las luces eran cálidas, un estilo rústico en cada mueble. Daba un aire familiar y humilde, le encantó esa sensación al rubio.
-¿Qué quieres tomar?
-A ti- susurró para sí
-¿Perdón?
-Agua está bien Mizuki, gracias- sonrió de manera nerviosa, le asustó lo que había escuchado de sus propios labios, antes sólo lo pensaba, pero ahora realmente lo había pronunciado, no podía ser bueno.
El azabache le ofreció lo que había pedido, señalándole el lugar donde podía tomar asiento. Él también comenzó a tomar un poco de té que había preparado
-No sabía que tenías té, a mí también me gusta ese sabor
-Lo siento, debía haberte dicho que tenía, ¿gustas?
El rubio se levantó, tomó el vaso de las manos de Mizuki sin quitárselo y dio un sorbo, mirando fijamente al ojigris para ver sus reacciones: se sonrojó, sus ojos comenzaban a tener un brillo, sabía que el otro lo estaba provocando.
-Gracias- se alejó un poco, pero tomó asiento junto al azabache, generando que se pusiera más nervioso.
-El entrenamiento de hoy estuvo bastante agotador ¿no?- intentando generar un clima más tranquilo
-Sí, tu resistencia ha mejorado bastante, pronto podremos ir a competir sin problemas
-¿De verdad?- dijo emocionado- sería muy excitante Kazuno- acercando su rostro al del otro de manera inconsciente- espera ¿qué? ¿Por qué justo usé la palabra “excitante”?
-S-Sí, lo sería- comenzó a reír- creo que te ruborizaste por haber usado esa palabra Mizuki- alborotó un poco el cabello del azabache
-¡C-Claro que no! Idiota-
-Claro que sí, Mizuki- acercó aún más su rostro al del ojigris, el ambiente comenzó a ponerse extraño: las luces cálidas daban algo de romanticismo al asunto, como cuando uno está a solas con alguien y la luz genera que quieras acercarte más a esa persona.
Los labios de ambos estaban a unos 8 centímetros, suplicaban un suave toque, sus miradas estaban fijas. La distancia entre ellos comenzó a acortarse, hasta que el azabache reaccionó y empujó al otro, quien tomó la mano de Mizuki
-No huyas
-¿D-De qué estás hablando? No estoy huyendo de nada, sólo me sentí mareado y casi me caigo. Debiste de haberme tumbado en el sillón para que no me cayera
-Tienes razón- dicho esto, empujó al ojigris y se colocó encima de él- debí de haber hecho esto
-¿Q-Qué haces Kazuno? Idiota, quítate de encima, me estás asustando
-¿De verdad? Pareces más asustado de ti mismo que de mí. Mizuki, esto es raro, lo sé, pero no puedo evitar el querer… querer hacer esto
-¿Qué dices Kazuno?- cuestionó en un tono más calmado- tú y yo somos amigos, sólo eso, prometiste que no volverías a tocarme, lo hiciste.
El de ojos color miel dio un profundo suspiro, tenía razón. Se había arrepentido de haber roto esa promesa, se sentía culpable.
-L-Lo sé, Akizuki, perdóname
-¿Akizuki?
-¡Mizuki!, lo siento, fue un pequeño error, no sé por qué dije eso. Es mejor que me vaya
-¡Espera!- tomó del brazo al rubio- no te vayas
-¿Por qué no habría de hacerlo? Mizuki, tienes razón, esto es incómodo y no es correcto. Temo que este es mi límite
-¿A qué te refieres?
-A esto- tomó del cuello al azabache y por primera vez, sus labios se juntaron en un tierno beso, al menos al principio, Kazuno no pudo evitar el introducir su lengua en la cavidad del otro, quien le brindó un gemido como queja y sus manos comenzaron a empujarlo. El beso se volvió algo húmedo y un hilillo de salivo comenzó a descender hasta la barbilla del ojigris
-¡Mng!- seguía intentando apartar al otro, pero aquel profundo beso comenzaba a dejarlo sin resistencia, y justo cuando iba a ceder, el beso se vio interrumpido.
-Perdóname Mizuki, rompí mi promesa, no te volveré a buscar- se incorporó y salió lo más rápido que pudo de aquella casa, seguía sin creer lo que había hecho, lo que le había hecho a Mizuki, había sido injusto con él.
El azabache tardó en incorporarse, comenzó a llorar, no de coraje, sino de tristeza y tal vez algo de confusión. Aquel beso había sido una especie de detonante para él, no podía explicarlo, pero sentía que ya había probado esos labios antes, su cabeza comenzó a punzarle y le trajo un fragmento del sueño que él tenía:
Se encontraba de pie cerca de un río, un extraño animal revoloteó enfrente de él, estaba esperando a alguien que parecía no querer llegar; el tiempo transcurrió, el atardecer estaba en su plenitud y ahora estaba sentado, de verdad, esa persona no iba a llegar nunca. Justo cuando se disponía a irse, ahí estaba, aquel rubio por el que su corazón latía tan fuerte, no pudo hacer otra cosa que sonreír.
Comenzaban a conversar, y el otro le mencionaba que se iba a ir, se iba a ir a Inglaterra y alejarse de su lado. ¿Qué podía hacer el azabache? Le quería tanto… El rubio comenzó a exaltarse y al final le hizo una reverencia para poder decirle que…
El dolor se fue, algo mareado, el ojigris se incorporó, dio un sorbo a su té. Seguía molesto consigo mismo, aparte del dolor y aquellos sueños extraños. Lo que más le confundía era que no estaba molesto por aquel forzado beso, aquella sensación de sus labios contra los de Kazuno fue hermosa, independientemente de que el otro había introducido su lengua en él, fue hermoso y emocionante todo eso. Optó por volver a recostarse en el sillón para perderse en otro sueño.
Kazuno por su parte, seguía de camino a su casa, los pasos que daban eran muy rápidos, sentía que si se alejaba más de aquella casa y de aquella persona, sería mejor para ambos. Al entrar a su casa, simplemente cayó en un profundo sueño, que curiosamente era el mismo que tenía Mizuki…