Kazuno estaba frunciendo el ceño casi inconscientemente, su novia le estaba tirando de la manga bruscamente. Llegaron a su destino, Sophie abrió la puerta de su casa, para encontrarse con su hermano, Ailer, un joven de cabello oscuro, ojos como el carbón brindando una mirada bastante seria, tenía casi la misma estatura que el rubio.
-¡Hermano! Hola, te… te presento a Kazuno
-¿Kazuno? Mucho gusto, me llamo Ailer- le extendió la mano- y, si no me equivoco eres el capitán de kendo ¿cierto?- cuestionó con una mirada, podría decirse, agresiva.
-Así es, mucho gusto. ¿Vas en nuestra escuela?-correspondió al saludo con un apretón de manos.
-Precisamente, dirijo el equipo de arquería y soy el vicepresidente de las publicaciones escolares- dijo sonriendo con orgullo y entusiasmo en su voz.
-Ya veo, nunca te había visto. Lo siento, espero nos llevemos bien a partir de ahora- dijo sonriendo, esperando lograr que la otra persona se apaciguara un poco. Lo logró, ya que Kazuno tenía aquel encanto que genera cierta calidez a su alrededor.
-Por supuesto, si me disculpan saldré con alguien. Nos vemos después- y salió de la casa, a sabiendas de qué era lo que traían entre manos esos dos. Conocía a su hermana perfectamente, no era una santa, pero era muy linda e inteligente.
Hubo un silencio en el recibidor, Sophie tomó de la mano a Kazuno y apretó ligeramente de ella. El rubio volteó a verla, y con su otra mano comenzó a pasar sus dedos por el sedoso cabello castaño que la otra tenía, era tan suave y largo que se dejó llevar por aquella sensación durante unos segundos más.
-K-Kazuno- se colocó en frente de su novio- ¿quieres ir a mi cuarto?- tomó su mano y la besó
El otro se sonrojó un poco, cerró sus ojos, la verdad no le sorprendía todo eso. No tenían ni tres días de ser novios y ya se le estaba ofreciendo de la manera más fácil y aburrida de todas. Es verdad, ella era decidida y honesta, eso le gustaba a Kazuno, pero… no era lo que quería precisamente en ese instante.
-No creo que sea conveniente Sophie, en cualquier momento llegará tu madre y bueno, sería una situación bastante comprometedora ¿no crees?
-Para nada mi amor, además…- se acercó a su oído- no vendrán hasta en la noche, y lo peor de todo es que sólo te he ofrecido ir a mi cuarto. No sé qué habrás pensado- dijo pícaramente, y le dio la espalda para dirigirse a su habitación, esperando que el otro la siguiera.
Veía a su novia caminar, y cuando empezó a subir las escaleras aquel cabello castaño se tornó negro, pues las luces no estaban encendidas en esa parte de la casa. Casi como un impulso, Kazuno tomó abruptamente a Sophie para comenzar a besarla, sus labios eran carnosos, lo único molesto era el sabor del labial de la joven. Tomó su rostro con ambas manos para suavizar aquel húmedo encuentro, pues su lengua comenzó a moverse dentro de la boca de su novia, quien mantenía los ojos abiertos de la sorpresa.
El rubio descendió sus manos para comenzar a apretar los pechos de Sophie, siguió descendiendo y se centró en su cintura para atraerla más hacia él. Lentamente, le subió su blusa y comenzó a lamerle el abdomen.
-¡Ahh! K-Kazuno, espera… ¿traes condón?
La visión se terminó: aquel gemido, la voz que pronunciaba su nombre y el cuerpo que estaba tocando, no era lo que deseaba ni lo que quería. Se dejó llevar sólo por haber visto el cabello de Sophie de un color azabache, le recordó… a alguien. Kazuno sintió vergüenza, había proyectado todo en aquella joven, pero no era suficiente. No la amaba, estaba siendo un cobarde. Tomó aire para poder decir la verdad
-Sophie, lo siento. Creo que…no puedo. Cuando iniciamos te comenté que estaba confundido, ahora toda duda se ha disipado.
-¿Qué quieres decir?- su rostro se ensombreció
-Quiero decir que… ya sé a quién quiero, y no es a ti. Por alguna razón no puedo seguir, Sophie perdóname, todo esto que pasó, me dejé llevar al pensar que eras él.
-¿É-Él? Dios mío Kazuno… ¿eres homosexual?- se cubrió la boca con ambas manos ante tal noticia.
-N-No lo sé, sólo… sólo, me gusta alguien en particular y únicamente es esa persona, no siento ninguna otra clase de deseo por nadie más, por ningún otro hombre. Pensaba que era atracción pero, creo que de verdad me importa. No lo comprendo del todo bien, es la primera vez que algo así me sucede- colocó sus manos sobre su cabeza y posteriormente sobre su nuca, ya veía venir el reclamo y la burla de la chica
-Kazuno, escucha… estoy algo sorprendida, sí, ya estaba advertida sobre tu confusión, nunca pensé que esa fuese la razón, pero creo logro entenderlo. Bueno, al menos no es con otra chica, lo cual hubiera sido peor- comenzó a reír, intentando animar al rubio, pues se veía muy preocupado y avergonzado. Realmente no estaba molesta- Y también, tienes que dar un paso, así que deja de ser cobarde y hazlo. Si has tenido el suficiente valor para rechazarme y decirme todo esto, debes tenerlo también para hacer que la otra persona se enamore de ti- besó la frente del ojimiel, logrando que Kazuno la mirara- ¿Has entendido?
-Sophie, yo… -la joven lo abrazó, era un encuentro de tristeza y comprensión, ambos suspiraron aliviados- Gracias…