Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Qué podría salir mal? (Homestuck Fanfiction) por Nekinamine

[Reviews - 74]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes que aparecerán en esta historia no me pertenecen, son invención de Hussie nuestro señor (Ohh gracias Hussie :v)

En cualquier momento pueden dejar Review, yo siempre les leo y les respondo ;-;

Bueno, basta de sentimentalismos, sin más, ojalá que lo disfruten.

Notas del capitulo:

Si hay algo, alguna palabra que no entiendan favor de avisarme para adaptar la redacción a todas las costumbres léxicas hispanas :v

Trataré de hacerlo lo más neutral posible para ustedes :3

Que lo disfruten ;D

Esta Historia comienza en un día lluvioso. Si, de esos días en los que hace mucho frío, donde caen truenos y donde por algún mal paso te puedes resbalar hasta romperte una pierna.

Era el momento del “atardecer” pero no se divisaba gracias al tiempo que hacía. Dos chicos casi idénticos corrían por un sendero lodoso, lleno de piedras y charcos con ranas por doquier, algo característico de un inmenso bosque lleno de fauna, y aunque aquellos árboles que habitaban tan maravilloso lugar  eran frondosos, ninguno podía proteger tanto de la lluvia a aquellos jóvenes que poco a poco iban perdiendo las energías para seguir por la larga carrera que estaban realizando.

-Valla buen día elegiste para salir a cazar John- Le recriminó al mencionado un moreno de unos 19 años que usaba una chaqueta verde obscuro, gafas, pantalones cortos lo suficientemente decentes y un peinado estropeado por el agua.

-Discúlpame Jake, creí que el noticiero no siempre tenía la razón. Acuérdate que aquella vez dijeron que nevaría y nunca pasó.- Expresó un chico más bajo que el primero, de tal vez 17 años, que llevaba una remera azul, shorts de mezclilla hasta debajo de la rodilla y un animal muerto en su espalda. No llevaba puestos sus lentes porque momentos atrás se había tropezado en el lodo, rompiéndolos por obvias razones.

Ambos iban casi al mismo paso, pero el mayor iba delante porque el peso de aquel trofeo de caza le impedía al segundo tener una mejor velocidad.

-Ughh olvídalo, mientras más rápido mejor, ¡así que corre!-

-Bluh, ya voy, ¡ya voy!- Expresó el menor al ver que Jake intentaba agarrarle la mano para jalarlo y apresurarlo más. Estaba muy agotado y sentía que en cualquier momento sus piernas le fallarían de nuevo, haciendo que algo aparte de sus lentes se rompiera esta vez.

-Anda, no te rindas, ya vi la casa, faltan unos pocos metros.-

-Llegaría más rápido si me ayudaras con el animal-

-Eres todo un bebé

-Bluh

-¿Lo ves? Contestas como bebé

Este último comentario hizo enojar al menor, haciendo que acelerara el paso a su máximo potencial, hasta que llegó por fin a la parte trasera de su casa. Jake esbozó una pequeña sonrisa de triunfo y terminó el recorrido hasta llegar con su medio hermano. Al llegar junto a el vio como tiraba a un lado aquel enorme conejo y se tiraba el mismo para recuperar el aire en la enorme tarima a la que no le llegaba por completo esa agresiva lluvia.

-¿Lo ves? Lo lograste. No eres un bebé.- Terminó diciéndole a su hermanastro. Lo levantó y entró por aquella puerta trasera, no sin antes poner al conejo muerto en un lugar donde los pequeños predadores que rondaran por ahí no pudieran alcanzarlo.

Lo llevó hasta un enorme sillón de piel de oso. Estaba tan cansado que se estaba quedando dormido en sus brazos. Prendió la chimenea y le obligó a seguir despierto.

-Voy por ropa, en lo mientras quítate esa mojada o te vas a enfermar y tengo que salir mañana- Dijo Jake mientras iba prendiendo cada luz que podía encontrar y subiendo las escaleras para perderse en uno de los tantos cuartos que había por el piso de arriba. Aquella casa era enorme y rústica, con un agradable olor a pino y trofeos de cacería por doquier. A pesar de ser tan rústica contaba con electricidad y conexión a internet, pues aunque estaban alejados de la gran civilización, necesitaban tales servicios para el día a día, como todo adolescente más o menos moderno y sin alejarse tanto del mundo, aunque bastante claro estaba que podían valerse por sí mismos en cualquier lugar sin tales servicios.

-Vale, pero ve rápido porque me estoy muriendo de frío- Dijo John, para colocarse frente a aquella chimenea de manera que le calentara, pero no demasiado para quemarlo.

De un momento a otro se oyó el resonar en la puerta. Alguien estaba tocando a esta hora del atardecer y sonaba bastante desesperado porque le abrieran. A John se le hizo extraño principalmente porque su casa estaba situada en una carretera rara vez transitada y que tenía pocos residentes a su alrededor, y cabía destacar que aquellos residentes vivían bastante lejos los unos de los otros, así que recibir visitas era como un milagro, o cabía la posibilidad de que fueran asaltantes. Y si lo fueran serían asaltantes novatos o muy tercos, pues ellos eran conocidos por toda esa región por demostrar que si alguien se metía con ellos podían pagarla muy caro.

El resonar de la puerta de madera no paraba, así que John no tuvo más que agarrar una de las armas de cacería y dirigirse a la puerta, porque claro, siempre cabía la posibilidad de que los ladrones fueran tercos, pero experimentados.

Giró la perilla y abrió la puerta. Lo primero que vio fue a un par de rubios abrazados y tiritando de frío, con algunas maletas detrás de ellos y lentes de sol cubriéndoles los ojos. Uno era alto y como de la edad de su hermanastro. Él tenía unos lentes de sol picudos que parecían irreales, el otro estaba casi de su mismo tamaño pero por algunos centímetros más bajo y tenía unos lentes del diseño clásico de unas Ray Ban.

El mayor intentaba decir un “hola” pero no se entendía nada por qué tiritaba demasiado. Era realmente extraño y gracioso para John hasta que llegó Jake y se colocó detrás de el para ver aquel espectáculo.

-sí, ¿Diga?- Preguntó Jake con incredibilidad. Aunque era más que obvio lo que necesitaban aquellos jóvenes se le ocurrió formular aquella pregunta, tan solo para molestarles un poco mientras John intentaba aguantarse la risa que la situación le producía.

-Q-q-queremos saber s-s-si n-nos de-dejan quedarnos en s-su casa esta n-n-noche- Alcanzó a pronunciar el rubio mayor, que seguía tiritando. Ambos rubios estaban mojados hasta por donde no deberían y tal parecía que no estaban acostumbrados al clima de la región, pero lo más asombroso es que no quitaban su cara de seriedad por ningún motivo.

-¿Nos pueden permitir un momento?- Dijo Jake, cerrándoles la puerta en la cara nuevamente mientras desde fuera se oía un grito de “¡No por favor!”. Por fin John se echó a reír mientras su hermanastro le decía que era gracioso, pero que no era para tanto. Después de unos cuantos segundos terminaron por abrirles la puerta de nuevo.

-¿Qué rayos?- Pronunció John al asomarse.

-¡Cáspita!- Dijo Jake al igual que John, con una cara de preocupación al ver a los extranjeros tirados en el suelo, tiritando y ya medio muertos.

Jake se dedicó a cargar a ambos jóvenes mientras John metía sus pertenencias. Los colocó en la inmensa alfombra cerca de la chimenea y esperó a que reaccionaran.

John aprovechó y les fue quitando lo que pudo para que aquellos rubios estuvieran más cómodos mientras reaccionaban. Esto incluía aquellas gafas de sol y sus playeras y pantalones, para después sin ningún tipo de autorización abrir las maletas de los extraños y buscar algo de ropa seca.

El primero en reaccionar fue el rubio menor, que se sentó sin abrir los ojos por completo. Los estaba entrecerrando y parecía invidente sin ellos.

-¡¿Dónde están mis lentes?!- dijo con desesperación mientras hacía un vano intento por encontrarlos alrededor de él.

-Aquí están, ten calma.- Pronunció Jake, para entregárselos y colocarse en una posición autoritaria, cruzando los brazos y mirando seriamente al individuo.

Una vez los tuvo puestos vio que no tenía puesta casi ninguna prenda. Su corazón comenzó a latir fuertemente, tragó saliva y miró al moreno mayor.

-¿Nos van a violar?

-¿Qué?- Dijo extrañado Jake, mientras John se acercaba a él con un bulto de ropas.

-¡NO ME TOQUES! ¡TE VOY A DEMANDAR!- Gritó aquel rubio nervioso ante la cercanía de John. Este último solo e aventó la  ropa en la cara y se alejó.

-Si quisiéramos violarlos ya lo habríamos hecho, pero la idea no está nada mal- Dijo John con un tono de coqueteo. Notó como el chico se tensaba y trataba de alejarse de él mientras intentaba ponerse las prendas que su mismo “acosador” le había arrojado a la cara.

El otro rubio se sentó también. Había escuchado la conversación desde que su hermano gritó que los demandaría pero estaba dejando que fluyera la situación para reaccionar agresiva o amablemente. También entrecerraba sus ojos y pedía sus lentes de pico.

John se echó a reír de nuevo durante unos segundos y Jake de una manera más discreta, notando el enfado leve del rubio menor por la broma.

-Buenas tardes o noches, Mi nombre es Dirk y el de mi hermano es Dave. Perdón por molestar de esta manera y a estas horas de la noche pero nuestro autobús se descompuso a medio camino y decidimos probar suerte para quedarnos en algún lugar. No encontramos nada y empezó a llover. Llegamos hasta aquí y tocamos, pero nadie respondió hasta hace un rato que nos volvieron a cerrar la puerta-Dijo mientras intentaba ver alguna prenda suya entre las que había recibido su hermano. –Gracias por dejarnos pasar la noche en su casa y, si no es mucha molestia, ¿alguno de ustedes podría darme una remera y un pantalón de la maleta anaranjada y grande?-

Jake creyó que ambos rubios tendrían actitudes iguales, pero al parecer el mayor era más educado y tranquilo, pues ese tal Dave seguía paranoico ante la cercanía de John, que no dejaba de molestarlo fingiendo que en cualquier momento se lanzaría sobre él.

Abandonó su postura y se dirigió a donde John había dejado las maletas. Le pasó las prendas que necesitaba y lo ayudó a pararse de la alfombra.

-Muchas gracias, en serio.

-No hay de qué. John y yo les dejaremos un momento para que terminen de vestirse como es debido y nos acompañen a cenar.

-Me parece bien- Dijo finalmente Dirk, para acto seguido ver como aquellos chicos se iban por uno de los pasillos que tenía la sala de estar, probablemente a la cocina.

-¿Ya no nos están viendo?

-No, ya puedes cambiarte en paz.

Acto seguido, Dirk se giró para darle la espalda a su hermano, mientras este se cambiaba absolutamente toda la ropa que llevaba puesta. Al terminar Dirk acató el mismo procedimiento. Ahora llevaban prendas totalmente secas y limpias. Lo único mojado en ellos era su cabello.

Pusieron sus maletas frente a la chimenea y pusieron sus prendas mojadas por encima de ellas de manera que el calor de esta secara su ropa, incluyendo sus boxers y calcetines. Recogieron las pertenencias que John había dejado tiradas por ahí y se dirigieron a aquel pasillo por donde se habían ido aquellos hermanastros.

Al parecer esa casa era más grande de lo que parecía, pues al llegar a donde estaban  los morenos se encontraron con una cocina de muy buen tamaño, que tenía una puerta dirigida hacia un comedor que se conectaba con otro de los pasillos de la sala de estar.

John dejó a Jake con los extranjeros para irse a cambiar. Él no estaba mojado pero su ropa estaba bastante húmeda y si o si estaría enfermo mañana, pero había valido la pena al jugarle aquellas bromas a su huésped.

Mientras tanto Jake preparaba un montón de cosas con carne y especias que deleitaban el olfato de los citadinos.

-Y, ¿Quiénes son ustedes?

Ambos rubios se miraron algo nerviosos pensando que podrían contestarle sin “inquietarlo”.

Notas finales:

Hasta el siguiente capítulo :D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).