Pasaron unos momentos de silencio antes de que aquel par contestara. Jake esperaba su respuesta sin dejar de cocinar. Cada momento aquellos aromas hacían al dúo de rubios sentir esa sensación que todos conocemos como hambre, como si ese momento de aparente tensión estuviera entre decirle algo “importante” a aquel cocinero o devorarse lo que este hacía en la cocina.
Finalmente Dave se decidió a hablar.
-Hhhhhm- carraspeó – Yo soy un actor y cantante, he trabajado para películas como… – Fue interrumpido rápidamente por Jake.
-Bien, ¿y tú?- El moreno señaló con la cuchara que estaba utilizando al mayor.
-Soy actor y escritor- Dijo de manera directa. Había entendido que era innecesario describir su trayectoria artística ante este chico.
-Perfecto, gente del mundillo de la fama- Dijo calmado Jake.
Al ver la actitud del moreno, ambos rubios se miraron extrañados. No era habitual para ellos que la gente a la que se presentaban no se lanzaran a pedirles favores o alguna de esas cosas de fan, o por lo menos un autógrafo o una foto, pues eran en ese momento bastante conocidos por casi todo el público joven y literalmente el mundo.
Jake terminó de cocinar en ese momento. La comida estaba lista. Los invitó a sentarse en el comedor mientras John ya se encontraba ahí, terminando de arreglar los platos. Acto seguido llevó todos los guisos que había preparado y los colocó de manera que todos pudieran alcanzarlos para comer. Era todo un banquete principalmente cárnico, con un aspecto delicioso en una casa rústica y hogareña. Hace mucho tiempo que Dirk y Dave no disfrutaban de algo tan casero como aquella merienda.
Durante aquella cena los modales se habían ido todos a donde nadie los recordaba, pues los 4 comían como bestias con hambre de 4 días. Al terminar cada uno sentía que iba a explotar. Para matar el tiempo que faltaba para finalmente irse a dormir, los hermanastros se organizaron para llevar a sus huéspedes a una habitación e indicarles las ubicaciones básicas para que pudieran hacer todo lo que necesitaban sin molestar a terceros.
Dave se preguntaba cómo era que aquellos jóvenes les habían autorizado pasar la noche en su casa con tan poca información sobre ellos. Eso le seguía inquietando, pues aunque fuera una broma no se olvidaba de las palabras de John, y que Jake se hubiera tomado esa broma tan a la ligera, pero al mismo tiempo se sentía seguro al lado de Dirk, pues sabía técnicas de defensa personal y había sido su guardaespaldas personal en diferentes ocasiones. A pesar de ello no se sentía muy bien en un lugar así, pues estaba acostumbrado a grandes lujos y caprichos por doquier.
Se centró mejor en disfrutar al máximo su noche e irse a dormir. Su hermano Dirk ya estaba dormido y cambiado con su pijama en un colchón en el suelo, así que supuso que el dormiría en la cama en sí.
La maleta donde se supone estarían sus pertenencias no estaba en el lugar. ¿Cómo podría dormir sin saber dónde estaban? Salió dirigiéndose a la sala de estar, pero en el camino encontró una puerta entrecerrada de la que asomaba una tenue luz blanca. Solo por curiosidad decidió asomarse. Su sorpresa fue tremenda cuando vio que sobre la cama de la habitación estaba su maleta, pero en una silla frente a una computadora se encontraba John, con la cara sonrojada y sus ojos cerrados, su cabeza recargada totalmente en el respaldo de la silla, una mano sosteniendo una de sus playeras y la otra fuera de su rango de visión. El azabache soltaba pequeños gemidos mientras temblaba de veces. Era evidente lo que estaba sucediendo en ese momento. Aquel chico se estaba tocando pensando en él.
“Que jodidamente incómodo” pensó para sí mismo. Volvió a asomarse por aquel entrecierre pero el ojiazul ya tenía los ojos abiertos. Divisó a Dave y casi le da un infarto ahí mismo.
-Y-y-yo puedo explicarlo- Dijo John, tratando de no tartamudear.
-¿Cuál es la explicación a todo esto?- Pronunció Dave con un ligero tono de molestia, bastante serio.
John se levantó de la silla mientras se abrochaba sus prendas, sin soltar en ningún momento la playera del rubio. Dave aprovechó para entrar a la habitación, ahí se dio cuenta que a los lados de la puerta y casi toda la pared tenía posters de películas, pero había una zona donde se encontraban únicamente portadas de las películas que él había actuado.
-Tío, pero que rayos es esto.
-B-b-bueno, yo te conozco Dave, conozco a tu hermano, conozco muchas cosas sobre los Strider.
-Es halagador tío, pero esto ha ido más allá. Por favor, ¿puedes devolverme mis pertenencias?
John estaba bastante sonrojado. Uno de sus ídolos de la cinematografía lo había pillado en el acto de la masturbación, mientras en la mente de Dave todo se estaba saliendo de control. Ahora entendía por qué John actuaba tan extraño con él en el momento en que reaccionó hace un buen rato, una buena razón para estar asustado de verdad sobre las “bromas” de aquel chico.
-Lo siento Dave, pero no quiero devolverte esto, por lo menos no por ahora- Posicionó aquella playera detrás de sí. –Puedes llevarte tu maleta y todas tus otras cosas.
-¿Acaso te estoy pidiendo permiso?- Dijo el rubio en tono acusador. - Devuélvemela ahora- Se acercó hasta donde estaba John. Este le empujó a la cama, quedando debajo de él. El moreno aprisionó sus muñecas con una mano mientras tiraba la maleta al suelo con la otra.
-¡Hey|! ¡Qué diablos haces!
-Te dije que no te la voy a regresar.
-¡Pero es m…- Lo único que alcanzó a sentir Dave fueron los labios de John sobre su boca, callando sus reclamos tratando de resistirse al beso.
Se separaron después de unos segundos.
-¡PERO QUE TE PASA!
-Shhhhhh….
-¡Ahora quieres callarme de nuevo!, ¿no?, eso n….- De nuevo sintió como los labios del azabache se juntaban de nuevo, esta vez intentando colar su lengua entre sus labios.
Se resistía lo más que podía. Estaba muy asustado y preocupado. John consiguió meter su lengua en la boca del Strider, mientras este ahora intentaba también patalear para que lo soltara, pero John se sentó en su abdomen y cadera, impidiéndole aún más la libertad de movimiento.
Después de algunos segundos Dave fue cediendo del forcejeo, pero aun así seguía intentando liberarse de John.
-¡¿Que cubetas estás haciendo John?!- Dijo un Jake en bóxer y playera de tirantes, con una taza de chocolate caliente en la mano.
El mencionado se quedó paralizado al escuchar a su hermanastro en la puerta de su habitación. Se separó de la boca de Dave y se levantó de encima de él. El afectado seguía sobre la cama de John, con la respiración agitada y su cara caliente. Nunca había besado a un chico antes y su primera experiencia, aunque forzada, le había parecido bastante buena.
-Discúlpame Jake, no pude resistirlo. Era una oportunidad única.
-Única la que te va a llover mañana en la mañana John. Dave, ¿puedes irte de aquí por favor? Tengo que enseñarle a mi hermanastro a portarse bien.- Después de aquellas palabras entró al cuarto y dejó su taza en uno de los muebles, mientras recogía del suelo un cinturón de cuero.
Dave se apresuró a recoger lo que había en la maleta, llevándose casi todo menos la playera que aún seguía sujetando John y salió del cuarto de manera veloz. En el camino de regreso con su hermano escuchó los gritos de su agresor, mientras el otro le gritaba “¡Cuando vas a aprender a comportarte!”, “ya habíamos quedado que no lo volverías a hacer” y “a la próxima te voy a pegar con un cable”
Los gritos y lloriqueos se escuchaban hasta la habitación donde se estaban quedando, hasta que al cabo de unos minutos cesaron. Escuchó como una puerta se cerraba agresivamente y unos pasos se aproximaban a su cuarto. Se sobresaltó cuando tocaron la puerta. Era John, con los ojos llorosos y algunas marcas rojizas en sus brazos, porque tenía pantalón y no se alcanzaban a ver las marcas de esa zona.
-L-l-lo lamento, n-n-no volverá a pasar- John se arrodilló ante Dave, mientras detrás de John se encontraba Jake de nuevo con su taza, pero esta vez con un gesto enojado.
Al rubio menor le dio tanta pena mirar así al pelinegro que se agachó hasta donde estaba y le dio un abrazo.
-Descuida, todo está bien ahora, ¿vale?
-Está bien- Dijo John bajando la mirada.
-Si nos disculpas, nos retiramos a descansar. Perdón por las molestias.- Dijo Jake de manera seria. Hizo que John se parara y le siguiera hasta perderse en la obscuridad de uno de los pasillos.
-¿Pero qué demonios acaba de pasar? Dijo Dirk detrás de él, algo aturdido por el sueño.
-Ese chico John me besó
-¿Y por eso tanto royo? Sí que eres quejumbroso.
-Ohh, tu eres el rey del drama, eso debería ir para ti.
-¿quién armó todo un escándalo por un beso? Yo no.
-Apuesto a que hubieras hecho lo mismo si estuvieras en mi situación.- Le insinuó Dave de una manera desafiante.
-¿Quieres ver que no? Le respondió Dirk con actitud egocéntrica.
-Tienes 4 horas para demostrar lo contrario. ¿Apuestas?
-¿Qué gano si lo consigo? Expresó Dirk, ahora dudando un poco.
-Mi Ferrari rojo, pero si pierdes tendrás que revelarle a todo el mundo tu secreto.
Dirk lo estaba pensando mucho. Aquel Ferrari era la posesión más preciada para su hermano, pero a la vez apostaba un secreto que podría hacer que sus fans le odiaran para siempre, y para ganar o perder en una cosa tan simple era arriesgarse mucho, eso significaba que realmente le importaba a su hermano Dave. Después de ganar la apuesta le cuestionaría por qué.
-¡Acepto!
Salió de la habitación en busca del moreno mayor mientras el Strider menor tenía una sonrisa de satisfacción maliciosa en su rostro.