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Te contaré por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Bueno iba a actualizar el viernes pero ñeee, como ya lo tenía hecho mejor me apuro y cuelgo con paciencia 

 

Muchas gracias por sus review y espero que sigan disfrutando de esta pequeña locura

Valeryn, si estás por ahí, espero tu opinión para ver si voy por buen camino...

Disfruten de la lectura...

 

 

Adaptación, eso fue lo primero que Tadashi tuvo que enfrentar, no fue fácil llegar en soledad a ese país extraño, no conocía el idioma, solamente sabía lo poco que Irina le enseñó para defenderse, su vuelo se retrasó un poco y buscaba con desesperación a su compañera. La cabellera rubia lo atrajo y la sonrisa de la chica, un año menor a él, fue reconfortante, sus ojos verdes brillaban, era muy agradable… era su complemento pero no su destinada

 

-pensé que decidirías quedarte en Japón, Tadashi – la tristeza de la chica se notó en su voz – no quería obligarte a nada

-yo tomé la decisión, Irina-chan… aunque tendré que contar con tu ayuda constantemente – Yamaguchi le sonrió a la jovencita de ojos verdes – será muy difícil adaptarme

-no te preocupes, yo estaré contigo – entrelazó sus dedos con el pelinegro, lo dirigió al auto que los esperaba, nadie podía quitarle esa satisfacción a la joven rubia, incluso la brisa que los golpeó con suavidad, tenía un toque dulzón – haré que me quieras como yo te quiero… lo haré

-¿aunque no seamos destinados?

-yo solo quiero encontrar a alguien con quien me sienta a gusto – al ingresar al auto sonrió con dulzura pero no soltó la mano del pelinegro – hace un año tuve una visión… mi destinado murió hace un par de años – desvió su mirada hacia la ventana, pero aun así su reflejo mostraba profunda soledad y tristeza

-lamento haberte hecho recordar eso – en esas ocasiones se reprendía mentalmente, no quería dañar a Irina con recuerdos dolorosos

-no hay problema… pero contigo me siento feliz – incluso la pequeña flor que tenía colgada como adorno empezó a girar, sus pétalos se abrieron y de pronto el aroma inundó el interior del auto, que ya se hallaba en marcha

-Irina… ¿puedes volver a realizar una predicción para mí? – con un pequeño toque de duda pidió ese favor, vio un cambio en el semblante  de Irina… tristeza tal vez, pero tenía que quitarse la pequeña duda

-sabes que mi magia no es tan buena – no miró directamente a Tadashi  e incluso soltó sus manos, apretó la falda de tono rosa pastel que usaba… no le gustaba usar su magia para predecir algo referente a ese tema

-pero si reforzamos el vínculo podrás darme respuestas

-¿es sobre tu destinado?

-no… - Yamaguchi ya no quería escuchar de nuevo esa predicción, le dolía saber que en esa vida no encontraría a su otra mitad – solo quiero saber si Tsuki tendrá un buen futuro – sonrió pues al menos quería estar seguro que alejándose del rubio podría hacerlo feliz, aún recordaba las dolorosas palabras de Irina cuando probaron el arte de adivinación al momento de conocerse  “En esta vida no estás destinado a ser feliz, a la persona que dices amar… perjudicarás. Tu alma gemela no existe, has nacido solo y así te quedarás”

-lo haremos al llegar a casa – a pesar de que no quería, no tendría problemas de complacer al que desde ahora sería su complemento… haría todo por retenerlo a su lado

-muchas gracias Irina… será divertido vivir aquí

 

A pesar de todo, Yamaguchi no dejaba de preocuparse por Tsukishima, la amistad que tenía y los sentimientos profundos… aunque fueran unilaterales, jamás se esfumarían. A pesar del tiempo, de la distancia, Tadashi no quería olvidar lo que sentía, aunque su destino no le sonriera… daría lo mejor y sacrificaría sus emociones por la felicidad ajena ¿acaso no era eso lo que significaba amar sin condiciones?

 

 

Mientras sea feliz…

 

 

Tsukishima se sentía solo, apenas pasaba un par de días desde que lo vio por última vez y ya no soportaba… pero tampoco podía remediar nada, cuando tuvo la oportunidad no dijo algo para detenerlo, sentía que si obligaba a que Yamaguchi se quedara… arruinaría la vida de la única persona que consideraba que merecía ser feliz, no habló porque atarlo a una vida como “mortal” sería cortarle las alas a un pajarillo… aunque también había otro motivo, si se hubiese confesado ¿Yamaguchi le hubiese correspondido? Se quedaría con la duda puesto que ahora, aquel pecoso ya estaba a cientos de kilómetros de distancia

Y entonces… ¿por qué se sentía inquieto? Tal vez porque no se despidió correctamente, fue frío y… no era por eso, Yamaguchi era el que mejor lo conocía, sabía que lo extrañaría incluso si no le decía nada. De pronto le llegó un recuerdo débil, el rostro de Yamaguchi la última vez que lo vio, una lágrima resbaló sin permiso, marcando camino entre las pecas que adornaban la piel de ese rostro ¿se lo imaginó o no?... Las reflexiones del rubio lo mantenían distraído, se notó en las prácticas, su mal humor se mostraba en cada frase cortante, en cada mirada fría o en la carencia de palabras. Ennoshita habló con él tratando de animarlo “todos aquí extrañamos la presencia de Yamaguchi, pero debes reponerte, habla con nosotros… no sufras en silencio” no quiso saber nada de eso, si sufría lo haría solo, no lo diría en voz alta, no necesitaba a nadie y… ¿a quién engañaba? Dejó ir a la única persona a la que desearía tener a su lado… era patético

Lo peor de todo ese asunto, era cierta molestia de tamaño compacto y que respondía a nombre de Shouyo Hinata. El pequeño idiota al principio se mantenía callado, lo evitaba de todas las formas y eso al rubio hasta llegó a agradarle, ya que no quería tratar con ese exceso de energía; además que aún le tenía cierto toque de molestia por haber salido con Yamaguchi, pero ahora era un constante fastidio, con tres semanas desde que el pecoso se fuera… Hinata era una pesadilla

 

-Tsukishima, ¿por qué dejaste que se fuera? – desde hace unos cuatro días era el reclamo habitual de aquel pelinaranja

-él lo decidió – era la única respuesta que repetía una y otra vez, no quería hablarle así que ignorando las constantes protestas del más pequeño, Tsukishima tomaba su rumbo y se alejaba

-¡Yamaguchi se hubiese quedado si tú le decías algo! – podía ver a Hinata enfrente de él, obstaculizando su rutinario camino silencioso… ¡qué fastidio!

-tú qué sabes – le retó tomando el camino contrario, aunque eso ocasionaría que su tiempo de caminata se extendería

-sé que Yamaguchi no debió irse – Hinata de nuevo lo detuvo, con un movimiento ágil se interpuso mientras le apuntaba – ¡debiste decirle que se quedara!

-¡basta!... deja de decir estupideces – ya estaba harto, suficiente tenía con su propia conciencia como para que el odioso enano le reclamara algo – ya es tarde, está lejos ahora… que más te da

-¡eres un idiota que sufre por sus propias malas decisiones!… Yamaguchi era feliz aquí, incluso si un estúpido y horrible persona como tú, nunca se interesó en verdad por él

-¿Quién dice que no me interesaba?

-¡lo dejaste ir! – se quejó mientras apretaba sus puños, se había callado por mucho tiempo pero simplemente era hora de enfrentar al idiota

-¡ya lo sé!... y me arrepiento – al fin lo admitió y tenía que ser en frente de Hinata – ahora déjame en paz

-¡ayúdame a regresarlo! – el pelinaranja extrañaba a su amigo, no solo porque prometieron hacer llover el fin de semana para no tener que asistir a la reunión de hechiceros… era porque en verdad lo extrañaba

-¿sabes lo estúpido que suena eso? – y entonces ¡¿por qué quería hacerlo?!

-por lo menos lo intentaré

-deja a Yamaguchi vivir en paz

 

Desde ese día, por extraño que parezca, el rubio hablaba más con Hinata que con cualquiera de sus compañeros, sus palabras duras eran contraatacadas por el más pequeño, terminaban peleándose pero eso era mejor que dejar que sus remordimientos lo consumieran. Era tanta la frustración de ambos, que terminaban quedándose unos minutos después de la práctica por los alrededores del instituto. Tsukishima le restaba importancia a las miradas furiosas que cierto armador le lanzaba, después de todo, los celos no eran asunto suyo, nunca le pidió a Hinata que se le acercara. Uno de esos días Hinata le mostró la magia que Yamaguchi consideraba mejor que la suya y lo que el rubio vio fue… brillante, aunque jamás lo diría

Lo que parecía ser brillantina brotaba de las manos de aquel pelinaranja, delgados caminitos se deslizaban por sus dedos hasta caer en el suelo, varias figuras se creaban de aquel charco de polvo brillante, mostraban dos personas diminutas que danzaban en medio del fuego que cada vez se elevaba más, terminaba volviéndose una enorme esfera que explotaba dejando caer millares de lucecitas. Cuando Tsukishima creyó que la ilusión terminaba, las brillantes luces que desaparecían en el suelo, provocaban que de la nada crecieran flores, pequeñas, de diferentes formas, blancas en totalidad “puedo volver fértil cualquier tipo de suelo… es lo más básico que puedo hacer” Era increíble que se sintiera fascinado por aquella hechicería y peor aún,  eso lo hacía sentirse… menos triste ¿tan mal estaba?

 

Con un mes sin ver a Yamaguchi el rubio se veía más retraído, silencioso e incluso Hinata se veía con menos energía, ese par coincidía en algo “tengo un mal presentimiento” todo hubiese sido justificado solo como nostalgia, de no ser que desde hace quince días no tenían noticias de Yamaguchi, el pecoso jamás  dejaría de comunicarse con ellos… era extraño, demasiado, algo pasaba y Tsukishima lo confirmó cuando cierto pelinaranja se le lanzó encima hasta derribarlo. El rubio sintió como era sacudido, las palabras de Hinata eran inentendibles, pero cada una le era dirigida con rabia. Tanaka tuvo que intervenir para que el más pequeño lo soltara, estaban en medio de la práctica y Hinata se había demorado en llegar… las cosas estaban más extrañas todavía

 

-detente Hinata, ¿qué te pasa? – Tanaka sostenía al más pequeño quien pataleaba exigiendo que lo soltaran – ya sé que Tsukishima es un…

-¡lo mataré! – amenazó Hinata soltándose y enfrentando al rubio, quien con el ceño fruncido lo miraba – ¡idiota!… Tsukishima, idiota… debería torturarte – su respiración irregular daba muestras de que llegó corriendo

-¿qué demonios te pasa? – le reclamó con el rubio, ya se había acostumbrado a pelear con el enano, pero eso pasaba de los límites

-¡Irina! – soltó mientras los demás los miraban sin entender nada – ¡ella lo obligó!… ¡lo manipuló!

-saldremos un momento – Tsukishima arrastró a Hinata fuera del gimnasio, los demás no entendían nada. Dentro del gimnasio detuvieron a Kageyama que harto de todo, les iba a insultar… pero en ese momento los celos mal disimulados de aquel armador, quedaban en segundo plano – ¿a qué demonios te refieres? – soltó el rubio cuando ya estaban solos, lejos de las miradas curiosas

-¡IDIOTA! – se quejó mientras sentía sus lágrimas salir – SI LO HUBIESES DETENIDO CUANDO PUDISTE… ESTO NO PASARÍA

-dime ¿qué demonios sucede? – ese mal presentimiento volvió, ver al enano llorar significaba problemas

-Yamaguchi ha perdido contacto con sus padres – se limpió las lágrimas mientras retomaba el control de su voz y respiración

-¿qué tiene que ver Irina con esto?

-la investigamos y es una usuaria de magia negra – sostuvo la camiseta de su compañero zarandeándolo un poco – Yamaguchi te lo explico ¿verdad?... la magia oscura es peligrosa y él…

-¿qué demonios sabes?… ¡dímelo! – no podía ser cierto, Yamaguchi estaba en malas manos, si algo le pasaba jamás se lo perdonaría

-desapareció, ¡Yamaguchi desapareció!… Irina debe estar manipulándolo y ahora no sabemos qué demonios puede pasar – sintió sus lágrimas brotar de nuevo pero se mordió el labio para no mostrar debilidad, debía terminar de explicar el asunto – Yamaguchi era un hechicero nato que domina los elementos, es uno de los poderes más envidiados y aún más, es un sangre pura de tres generaciones… se volverá un caos – las lágrimas se desbordaron de los ojos del más pequeño

-¿qué es lo peor que puede pasar? – no podía ser que Hinata llorara sin alguna razón poderosa

-Yamaguchi quedará ligado a Irina y nunca podrán separarse… o la magia de Yamaguchi puede ser consumida hasta la última gota… no sé qué es peor

-¡demonios! – se sentía impotente, pero no era ni mago, ni un ser superior o un maldito millonario, como para mover cielo y tierra para encontrar a Yamaguchi

-los están buscando – susurró Hinata recordando la promesa de su madre “no te preocupes, nos haremos cargo, no abandonaremos a los Yamaguchi”– en cuanto los encuentren, tratarán de traer a Yamaguchi pero… no sé cómo estará

-quiero ir

-¡y yo quiero partirte la cara!... pero no se puede – bufó molesto

-¿por qué?… es Yamaguchi, necesito ir  maldición – Tsukishima estaba desesperado, era obvio que estaba terriblemente angustiado, ya escuchó sobre la magia negra, no tenía idea de los efectos sobre un hechicero… necesitaba encontrar y traer de vuelta a SU pecoso, no le importaba nada más

-porque la magia negra está fuera de nuestro alcance, solo los que ya tienen a su destinado o a su compatible pueden ir… solo nos queda esperar – suspiró mientras se limpiaba los restos de lágrimas – ¡pero sigo culpándote!

-¡cállate! – chasqueó su lengua, tenía el ceño fruncido y no estaba de humor para seguir platicando, tenía que hacer otras cosas

-¿a dónde vas? – lo vio alejarse y ni corto ni perezoso, lo persiguió

-a casa de Yamaguchi… quiero saber detalles

-pero aún no terminamos la práctica

-¿crees que me importa eso?

-iré también

 

Pocos detalles lograron obtener de aquel asunto, mejor dicho, los adultos no quisieron decir nada. La madre de Yamaguchi tenía los ojos llorosos, el padre no estaba en casa, se notaba la tensión en aquella casa, en verdad era grave aunque Tsukishima no lo entendiera muy bien. Sin dejarse desilusionar por aquel asunto el par de muchachos discutieron un poco, el rubio no accedió a quedarse sin hacer nada, tenía que haber algo que lograra ayudar en ese asunto “¿Y si lo buscamos por cuenta propia?” fue la sugerencia del pelinaranja, no era tan mala idea pero cierto rubio no podía hacer nada, literalmente “un mortal no puede hacer nada en estos casos, serás inútil” las palabras de un Oikawa, quien acababa de llegar para brindar ayuda al asunto, logró molestar a  Tsukishima, y lo peor era que tenía razón

 

Oikawa, Mark y otros magos se unieron a la búsqueda, se los veía en casa de Yamaguchi al anochecer, era frustrante para los que no podían ayudar por su falta de experiencia, Hinata  apenas empezaba a descubrir sus habilidades y en ocasiones no salían muy bien. Tanto el rubio como el pelinaranja se resignaron a esperar, claro que no perdían oportunidad de preguntar por información, Oikawa estaba más serio de lo normal pero siempre soltaba algunas cosas que con el pasar de los días descubrían, pero no había noticias claras, solo evidencias de que Irina había rondado en varios lugares en Francia y que desapareció hace una semana. La magia negra  dejaba evidencias pero no había rastros a partir de cierto punto. Estaban desesperados puesto que con cada día de incertidumbre había más posibilidades de perder a Tadashi

 

Tsukishima estaba perdiendo toda la poca paciencia que le restaba, fingir que no sucedía nada mientras se hallaba en las clases o en las prácticas, era difícil y ahora se notaba claramente, poco le importaba recibir los regaños, seguía distrayéndose, después simplemente salía junto a Hinata en dirección a la casa de Yamaguchi. Cada tarde era una negativa más y la desesperación estaba acabando con el rastro de esperanza de la familia del pecoso “no debí dejarte ir” era lo que se repetía el rubio una y otra vez. Sin soportar la incertidumbre, la falta de sueño le obligó a salir a caminar un rato, era muy tarde pero no le importó, hacía frío y la brisa lo golpeaba directo en el rostro, haciendo que temblara un poco, con fastidio decidió regresar a casa pero…

 

-creo que deberías caminar un poco más – un susurro despistó a Tsukishima, quien se detuvo de inmediato sintiendo un escalofrío recorrerle – tal vez veas algo interesante más allá – esa voz conocida ¡no podía ser!... el rubio se dio media vuelta y pudo verla, la figura de una chica se mostraba

-Irina – se mantuvo sereno, a pesar de que quería lanzarse para obligar a esa chica a decirle en donde tenía a Yamaguchi – pensé que estabas con Yamaguchi en Francia – fingió no saber nada, pero por la sonrisa maliciosa de aquella rubia  le decía  que Irina ya sabía todo

-¿sabes cuál es la naturaleza de mi magia? – sonreía mientras se acercaba a Tsukishima – soy clarividente… puedo saber muchas cosas del futuro, los corazones de la gente y manipularlos también

-el futuro puede cambiar constantemente… no puedes controlar las acciones de las personas y supongo que no puedes estar segura de tus predicciones – la enfrentaba sin perturbarse por el extraño olor a agua empozada que rodeaba el lugar

-es verdad – sonreía mientras mostraba el collar en sus manos, un dije en forma de flor con ocho pétalos se mostraba colgando, brillante era el hermoso adorno – pero siempre puedo controlar cosas para que la situación esté… a mi favor  

-dime en dónde está Yamaguchi – exigió mientras trataba de calmar la ansiedad que sentía, no podía dejarse llevar por los arrebatos debido a la ira

-¿sabes lo que es la magia negra? – el cabello rubio de la muchacha empezó a tornarse rojizo de repente, Irina movía el dije colgante para que formara un circulo imaginario

-te pregunté por Yamaguchi

-la magia negra puede manipular las cosas, corazones, invocar espectros, tener habilidades inimaginables que la magia blanca limita… destrucción y muerte – los iris verdes de Irina se tomaron color negro, profundo, que se expandía por todo el ojo, hasta que parecían ser dos pozos negros profundos, cuencas vacías – puedo hacer lo que quiera con eso

-supongo que tendrá un precio… ¿cuál es?

-tomar el alma del destinado… para uno mismo

-¿lo mataste? – mantuvo su expresión serena aunque un escalofrío le recorrió la espalda, un leve dolor en el pecho le molestaba

-un sueño eterno es poco… comparado con el poder adquirido – Irina movía ese dije con fuerza hasta que ya el circulo era visible

-entonces ¿por qué quieres a Yamaguchi?

-porque necesito reunir el poder que me falta, debo complementar mis habilidades, un solo cuerpo no puede manipular todas las diferentes naturalezas de magia… se podría decir que ya estoy llena y necesito a alguien más que contenga lo demás

-¡devuélvemelo! – le exigió con rabia, pues no dejaría que le hicieran daño a Yamaguchi

-tómalo… o al menos inténtalo – sonreía mientras arrojaba al dije junto a sus pies, la fuerza hizo que se partiera en la mitad, el sonido de ese material al trisarse en el suelo, ocasionó una onda expansiva que logró que Tsukishima se golpeara con una pared cercana – supongo que estará feliz de verte – el rubio cayó de rodillas adolorido por el impacto

-Tsuki… estoy de vuelta – a pesar de la tonalidad de voz… ese no era Yamaguchi, el rubio podía verlo de pie junto a Irina, pero no era el mismo que vio la última vez… no era la persona que amaba

 

Estaba el cuerpo pero no el alma…

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

¿Cómo estuvo?

Bueno habrá un poquito de acción en el siguiente capítulo, me refiero a batallas no a la otra acción ¬u¬ (lo decía solo por aclarar XD)

Ya saben cualquier duda, opinión, sugerencia, crítica, lo que sea es bien recibido y contestado, ya sea en un sensual review o por facebook (KratSn Fics) 

Los adoro

Nos veremos en el siguiente capítulo

Besos~


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