Alibaba gimió, Hakuryuu lo fulmino con la mirada y Kouen sonrió satisfecho. No había pensando que entrenar a los dos mocosos para que aprendieran a usar a Amon y Zagan (sus nuevos Dijin) seria tan divertido. Pero lo era, patear sus pequeños traseros y golpearlos con la parte plana de su espada por todos lados "entrenándolos" era una de las cosas mas satisfactorias y relajantes que el pelirrojo Kou había echo en un largo tiempo.
Claro sus dos renuentes aprendices no parecían ni tan contentos, ni tan relajados y satisfechos como el.
-¿En algún momento dejas de pegarnos y en realidad nos entrenas?-gruño Hakuryuu ayudando a levantarse a Alibaba.
-Eso hago, los estoy entrenando. -aseguro dando un bostezo.
-No, te estas desquitando con nosotros lo que no es justo, ya nos distes una tunda como castigo-le señalo Hakuryuu.
-Esta es la mejor forma para que aprendan-aseguro Kouen.
-No esta es la mejor forma para dejarnos llenos de verdugones, aprende a hablar como la gente y dinos que tenemos que hacer en lugar de andar pegándonos-dijo el pelinegro harto del "entrenamiento".
-¿Quien es el que tiene tres Dijin que puede equiparse cómodamente sin esfuerzo? ¿tu o yo? ¡Yo! Así que si digo que es la mejor forma de entrenar... lo es-aseguro el tirano pelirrojo sonriendo divertido. -En guardia-les ordeno y los dos príncipes gimieron descontentos... fue como música para los oídos de Kouen, se lo merecían después de haberlo angustiado como lo angustiaron en su pequeña aventura.
Hakuryuu abrió su boca para argumentar aún cuando Alibaba jalaba la tela de su ropa para que se callara y no lo empeorara pero antes de que pudiera decir algo se escuchó una fuerte explosión y luego dos magis volaban por el cielo. Un pelinegro perseguia a un pequeño peliazul que volaba lejos de él tratando de escapar con su borg salvando de las maldiciones del magi oscuro.
El peliazul magi vio a sus dos amigos y voló en picada hacia ellos saltando de su turbante directo a los brazos de Hakuryuu y Alibaba que lo atraparon con una precisión envidiable.
-¿Que hiciste? -lo interrogó Hakuryuu. Aladdin le sonrió con esa encantadora carita infantil.
-Nada-aseguro todo sonrisas e inocencia.
-Voy a matarlo-juraba Judal aterrizando frente a ellos mientras Aladdin escondía su carita en el cuello de Hakuryuu por qué si el no veía a Judal entonces Judal tampoco lo podía ver, era su muy lógico pensamiento. Hakuryuu lo sacó del alcance de Judal pasándoselo a Alibaba que estaba detrás de él.
-Agradecería que no mataras a mi Magi, Judal dono-le dijo serio Hakuryuu.
-Es desesperante todo rukh dorado, no aprende nada no importa cuanto le enseño no entiende no obedece y purifica todo lo que toca-acuso Judal a Aladdin con Kouen que miraba la escena crispado mientras señalando al pequeño.
Kouen encarnó una ceja.
-Te creía más capaz-le dijo al mago quien parecía a punto de maldecir los a todos.
-No te enojes onishan-sonrió Aladdin desde su salvaguardada posición con una sonrisa en brazos de Alibaba. El rukh dorado a su alrededor. Judal contuvo un grito de rabia mientras el rukh a su alrededor era completamente negro.
-Suficiente-ordeno Kouen. -retírate hasta que te calmes agradecería que no mataras al magi de Hakuyuu y Alibaba-dijo pero no era una petición, era una orden, así era Kouen-ustedes dos suficiente por hoy-dijo para alivio de Hakuryuu y Alibaba.-vayan a comer algo -los despidió a todos el pelirrojo, dándose la vuelta y marchándose. Había sido un día productivo, que importaba si había elegido el método mas difícil para entrenar a Hakuryuu y Alibaba. Podria ser el mas difícil pero era el mas satisfactorio, hacia sus días mas alegres.