«Tendrán que compartir cama...»
Era seguro, Clint había alterado a sus compañeros con sus palabras, Tony y Steve se observaban incomodos mientras el arquero se explicaba entre carcajadas al percatarse de cómo había sonado aquello, aunque no era necesario, los aludidos no habían «mal entendido» el mensaje, solo que el simple hecho de compartir habitación y cama los volvía renuentes e inquietos.
La discusión que habían tenido esa misma tarde los había dejado más fastidiados de lo usual, y después de la visita sorpresa de Fury, sus interacciones eran nulas, y si sus miradas llegaban a encontrarse desviaban la atención azorados.
-Puedo dormir en el granero... -comentó Tony en tono burlón señalando en dirección al sitio en cuestión a través de la ventana, esperando que Clint no notara su completa negativa a lo que se había convertido en una imposición.
-Tienes más clase que eso Stark -respondió regresando la broma. Tony contrajo una mueca y se dejó caer boca arriba en la cama que habían sacado del sofá más grande de la estanciar-. Solo será un par de horas, necesitamos recuperar fuerzas antes de continuar con nuestro virtuoso trabajo, caballeros.
-Gracias, Clint, por confiar en nosotros y traernos aquí. Tu familia es hermosa.
-Al contrario Cap, ya era hora de que los conocieran, después de todo somos un equipo ¿No? -Steve sonrió con la sinceridad que le identificaba y tras intercambiar un par de palabras, Barton se despidió, giró y subió los escalones, dejándolos finalmente solos.
Los primeros minutos transcurrieron en un profundo e inquebrantable silencio, parecía que incluso los sonidos a su alrededor se habían detenido, expectantes, esperando, preguntándose quien sería el primero en romper la ley del hielo que se habían impuesto inconscientemente.
Mientras terminaban sus respectivos rituales antes de dormir, Tony levantó la vista y observó de reojo al rubio, este se mantenía de espaldas a él, sentado en la orilla de la cama con las manos entrelazadas sobre sus rodillas.
-Lo siento... -fue lo que Tony escuchó casi imperceptible, frunció el entrecejo confundido.
-¿Por qué?
-La discusión de esta tarde, no estuvo bien -dijo haciendo una pausa, aun de espaldas-. El discutir no ayuda a nadie...
Tony lo observó desde el otro lado de la cama, bajando la mirada, sintiendo el peso de las palabras de Steve, como siempre, tenían poder sobre él y su consciencia, no obstante, al momento de sentir esa calidez inconfundible sacudió de sus emociones la perseverante necesidad de dejarse influenciar por Rogers y alzó el rostro, aferrándose a la inseguridad que le había llevado a comenzar la discusión en primer lugar, se negaba a olvidar lo que había aprendido con lo que la chica Maximoff le había mostrado. Su inevitable legado, horrible, cercano y real.
-Creí que esa era nuestra forma de decir "Te amo" -soltó bromeando, en el típico tono Stark. Steve lo observó sobre su hombro, aquella mirada azul profundo causó que Tony desviara su atención por un segundo, un escalofrío había recorrido su espalda y su sonrisa se borró por completo llevándose con ello el tono atrevido.
-No es que no comprenda tus formas, Cap -continuó mesurado, revelando un Tony Stark que Steve conocía a la perfección, lo que causó que este se girará hasta quedar de frente al castaño-. He cometido errores, lo sé, sinceramente son más de los que puedo contar, pero he visto cosas que harían a cualquiera preferir el infierno, que preferirían morir antes de verse cumplidas.
Hizo una larga pausa, observó a Steve quien escudriñaba en su rostro, podría averiguar todos sus miedos y lo que había visto si se lo proponía, tal vez discutían más de lo que hablaban, pero estaba consciente que Steve lo conocía y veía a través de él como si se tratase de un cristal, eso le aterró.
-Qué haré si no puedo proteger lo que me importa, lo que considero indispensable en mi vida? No podría vivir con la culpa.
-Lo que esa niña te mostró, no fue real -Tony esbozó una sonrisa benévola, eran las mismas palabras que Fury le había dicho en el granero-. Tal vez no tenga ni la remota idea de lo que te hicieron creer que viste, pero es exasperante ver como te aferras en querer cargar todo tu solo. Somos un equipo, incluso Clint lo dijo. Lo que sea que enfrentemos en un futuro, lo haremos juntos. Ya te lo he dicho Tony.
El aludido lo observó, observó y observó, era atraído y fácilmente convencido por sus palabras, Steve tenía esa facilidad, tener una verdadera influencia en él, por más que pensara que era anticuado y demasiado recto para su gusto. Por otro lado era incansablemente fiel a sus creencias, una cualidad que le irritaba pero a la vez admiraba, le agradaba que fuera diferente a él, que desde el incidente con los Chitauri se había convertido en un malojo de contradicciones y heridas que se negaban a cicatrizar.
-Todos tenemos miedos, los míos me persiguen y se han materializado recientemente, así que sé lo que es no poder salvar a alguien -aseguró bajando su tono de voz, volviéndose amargo y melancólico, su mirada se jugaba entre las sabanas y Tony quien le observaba concentrado-. El tiempo me tragó, desconectándome, y al despertar me vi en un mundo totalmente desconocido, ajeno a mí.
Tragó saliva y masticó las palabras que soltaría en seguida, preocupado por la reacción que Tony pudiera tener.
-Eres brillante Stark, eso es obvio ¿Me alteras? Claro que sí, somos sumamente diferentes, pero en ti he encontrado un aliado, un amigo, alguien en quien puedo apoyarme, sé que al cruzar las puertas de la torre estarás ahí con tu gran sentido del humor y estúpidos comentarios sobre mi gusto en música, ropa o cualquier otro aspecto del cual gustes burlarte,-. Los dos esbozaron una amplía sonrisa recordando los múltiples momentos, todas aquellas misiones, entrenamientos o mundanas tardes que habían pasado juntos en la torre, disfrutando los sencillos placeres de la vida, disfrutando la compañía del otro.
Tony sabía que Steve era un hombre solitario y aseguraba que eso apelaba a su lado caritativo cada vez que le obligaba a salir de su apartamento a ser parte del mundo actual, aquello era uno de los más grandes regalos que el rubio había recibido, la inclusión y aceptación que Tony le había dado a pesar de sus diferencias, era algo que él apreciaba.
-Me ha costado forjar lazos, relaciones, en mi constante estado de suspensión. Pero tú eres uno de ellos, y uno de los más valiosos, eres importante para mí Tony; tienes aspectos que admiro y respeto, así que, si dejas desmoronarte tan fácilmente sin siquiera voltear a tu alrededor en busca de ayuda, me hiere.
Tony abrió los ojos de par en par, visiblemente sorprendido por las palabras del contrario. Steve se levantó de la cama y se sentó en el sofá individual que se encontraba a un costado, no sabía si soltar todo de golpe mejoraría su relación o solo la empeoraría, no obstante, creía que era el momento indicado para sacar todos sus pensamientos y exponerlos a Tony, su mano derecha.