Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sentimientos prohibidos. por Floralis

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

• Este fanfic se sitúa en el Acto II del manga, pero trataré de evitar posibles Spoilers.

• Como siempre, si visualizan algún error, agradecería que me lo apuntaran.

• Daiya no A ni sus personajes me pertenecen. Todos son creación de Terujima Yuji.

Su cuerpo era presa de espasmos a causa del llanto. Sus brazos se aferraron con más firmeza al cuello del catcher mientras éste no hacía nada más que palmear su espalda como un acto de consuelo. Sawamura no estuvo muy seguro acerca de por cuánto tiempo estuvo así ¿Un minuto? ¿Cinco? ¿Una hora? ¿Y por qué estaba llorando exactamente? Probablemente Miyuki estaba burlándose de él en silencio, y bastó ese pensamiento para que se apartara del catcher. ¿Qué impresión tendría de él si se echaba a llorar con tanta facilidad? ¿Y si sacaba ese tema a colación en algún momento inoportuno? Sawamura enrojeció con solo pensarlo, e hizo lo posible por secarse las lágrimas que todavía amenazaban con brotar de sus ojos. Por fortuna consiguió mantenerlas a raya de alguna manera.

— ¿Ya te sientes mejor? —cuestionó Miyuki, y él asintió con la cabeza todavía frotándose esa parte del rostro—. ¡Qué alivio! Por un momento creí que llorarías por siempre.

— ¡No iba a hacerlo!

Sawamura inhaló un poco de aire y lo exhaló a través de la boca con el fin de calmarse un poco. Debía tratar de actuar lo más normal posible, intentar que sus sentimientos hacia Miyuki no dominaran sus actos. Debía relajarse, relajarse...

— ¿Qué ocurre con esa expresión? Es escalofriante —Miyuki se alejó un poco al ver la sonrisa de idiota que Sawamura acababa de trazar. Él mismo respondió con un rictus perfectamente elaborado, y despeinó los cabellos del pitcher de segundo año—. No me dirás por qué has estado actuando tan extraño ¿O sí? —Ante tal pregunta, la sonrisa del menor se esfumó inmediatamente, y sus ojos evadieron cualquier contacto con los de su senpai—. Sa-wa-mu-ra.

¿Así que Miyuki quería una respuesta acerca de su extraño comportamiento hacia él? ¿Pero qué debía responder? Aunque intentara hallar un veredicto sincero sobre lo que había sucedido, ni siquiera él mismo estaba muy seguro sobre sus acciones alrededor de Miyuki durante los últimos días. Sí, era verdad que el catcher le gustaba, y aparentemente toda la escena que había formado en torno a éste no fue más que una respuesta inconsciente a ese hecho. Pero si confesara sus sentimientos como una respuesta a la cuestión otorgada por el mayor, ¿Qué tipo de expresión pondría éste? Existían dos opciones: La primera, que Miyuki se riera creyendo que se trataba de una broma. La segunda, que Miyuki decidiera alejarse de él porque, después de todo, que un chico le gustara a alguien de su mismo sexo era asqueroso. Sí, Sawamura era un idiota, pero no lo suficiente para no darse cuenta de que existían cosas que era mejor guardárselas.

La tercera opción, que lo correspondieran, ni siquiera atravesó la mente del pitcher.

— ¿N-No es obvio? ¡Por supuesto que no quería ver tu cara! —exclamó Sawamura entonces apuntándolo con un dedo. Miyuki sujetó el mismo dedo y lo bajó.

— Apuntar a los demás es de mala educación —y tras suspirar agregó con una pequeña sonrisa—. ¿No habías dicho una vez que me veo bien cuando utilizo lentes de contacto? (*)

Sawamura se sobresaltó. ¿¡Todavía recordaba ese episodio!? Su rostro pasó al carmín en cuestión de segundos mientras Miyuki reía a causa de su reacción.

— ¡GA-H! ¡ME REFERÍA A QUE TUS LENTES DE CONTACTO SE VEN GENIAL, NO A TI!

Como toda respuesta, Miyuki continuó riendo mientras Sawamura rechinaba los dientes. Éste prefirió ignorarlo y de ponerse de pie.

— ¿Eh? ¿A dónde vas?

— P-Pues... —Sawamura levantó la mano, sudando y dudó por un par de segundos—. Nos vemos luego, Miyuki-senpai.

— ¿Estás huyendo de nuevo?

Eso detuvo en seco los pasos de Sawamura antes que siquiera se atreviera a darlos. Se giró con el fin de encarar a aquella mirada seria en el rostro del capitán, y luego sacudió vagamente la cabeza. Sentía los hombros pesados, como si Masuko estuviera sentado sobre ellos. Para su fortuna, Miyuki no insistió, permitiendo que se marchara arrastrando los pies. Kuramochi lo alcanzó un poco después, y le brindó un leve golpe por haberlo hecho preocuparse, pero de los labios de Sawamura no brotó el menor sonido. En esos instantes todo lo que necesitaba era un buen descanso para despejar su cabeza de todos aquellos problemas que no harían más sino que empezar.


Esa noche Sawamura no consiguió conciliar el sueño. Oyó a Kuramochi hablar incoherencias entre sueños y, por un instante, deseó poder ser él. No únicamente porque estaba durmiendo como un niño pequeño, sino también porque le gustaban las chicas. Eso estaba claro. Tenía un montón de revistas, e incluso se había interesado en Wakana. Además era el primero en comentar respecto a lo bonita que le parecía alguna estudiante que había conocido por casualidad durante el día. Él nunca sufriría aquello que Eijun estaba atravesando en esos instantes, así que podía estar completamente tranquilo. No era algo que simplemente lo molestaba, se trataba de una cosa que lo marcaría por el resto de su vida allá a donde fuera, en donde estuviera, con quien estuviera. Todo sería mucho más fácil si fuese Wakana la persona que le gustara, pero no... No era ella la persona que había hallado la manera de llegar hasta su corazón. Quien lo había conseguido era la persona más difícil de todas: Miyuki Kazuya.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué, maldición?

Sawamura se giró en la cama hasta quedar boca abajo, y golpeó la almohada con fuerza una y otra vez con ira y frustración acumuladas, mientras las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. ¡No quería esa vida! Si Miyuki encontraba la manera de descubrir que era él la persona que le gustaba, probablemente dejaría de verlo de la misma manera e intentaría alejarse de su lado, quizás hasta se rehusaría a formar una batería con él a causa del asco que podría sentir a causa de ese simple, pero letal hecho. Porque la realidad resulta ser simple y directa: En Japón los homosexuales no están bien vistos, así que ya podía ir despidiéndose de la vida de ensueño que siempre deseó tener. No solo estaba el hecho de que nunca dejaría de ser opacado por Furuya, también estaba el peso de su homosexualidad, igual que el del cielo sobre los hombros de Atlas. ¿Es que acaso Dios había decidido convertir su vida en una especie de chiste enfermo?

Con esos pensamientos en mente, lloró toda la noche sin percatarse de Asada, que dormía en la litera de abajo, estaba sudando sintiéndose impotente por no poder hacer nada por él.


Al día siguiente, Sawamura despertó con bolsas bajo los ojos, los cuales se encontraban tan rojos e hinchados que provocaron que Kuramochi se llevara un tremendo susto luego de levantarse y encararlo con esa apariencia. El grito que su senpai pegó alcanzó las demás habitaciones, y Sawamura, que estaba sensible a los sonidos fuertes debido a que no había conseguido dormir siquiera un poco, necesitó cubrirse los oídos con todas sus fuerzas, percibiendo cómo aquél ruido provocaba que su cabeza martilleara dolorosamente.

— ¡Sawamura! ¿Pero qué demonios...? ¡Luces peor que cuando estabas con los yips!

Asada se vistió silenciosamente mientras el par intercambiaba palabras. Éste se ajustó las gafas y dijo algo por lo bajo sin ser -aparentemente- oído por los mayores, tras lo cual salió de la habitación mientras Sawamura y Kuramochi hablaban de algo que él no alcanzaba a comprender. Pasaron varios segundos hasta que el par descubrió que, nuevamente, habían quedado a solas.

— ¿¡Dónde está Asada!?

— ¡Hace tan solo un momento estaba aquí!

Luego de acabar de vestirse, ambos salieron de la habitación pesadamente, con Sawamura prácticamente arrastrando los pies. Era hora del entrenamiento matutino, pero éste lo único que deseaba era poder dormir de forma plácida en un sitio donde no lo pudieran hallar por el resto del día. Bostezó y, tras un par de segundos, una mano se apoyó sobre su hombro. Se trataba de Asada.

— Sawamura-senpai, buenos días —saludó éste un poco dubitativo.

— ¡Ah! ¡PERO SI ES ASADA! —exclamó Eijun antes de sufrir una patada en el trasero de parte de Kuramochi.

— ¡No grites, tarado! Es demasiado temprano para eso ¿Sabes?

Tras quejarse a causa del dolor que ese gesto había causado en él, Sawamura se mostró genuinamente sorprendido por ser capaz de ver a Asada desde tan temprano en la mañana. Generalmente éste se adelantaba a ellos, e iba a reunirse junto al resto de los de primer año antes de formarse al inicio de cada entrenamiento.

— Sawamura-senpai, si no te sientes bien ¿No deberías ir a la enfermería? —preguntó entonces el chico de gafas. Asada aparentemente intentaba decirle algo con la mirada, pero Sawamura no comprendió absolutamente nada. Frustrado entonces, Asada se acercó al oído del mayor, y murmuró—: Usted ha estado llorando toda la noche ¿No?

Esas palabras bastaron para que Sawamura se convirtiera en algo muy parecido a una piedra. ¿¡Lo había escuchado!? La expresión de alarma en el rostro de Sawamura llamó la atención de Kuramochi.

— ¿Eh? ¿Qué? Ustedes dos saben que estamos llegando tarde al entrenamiento ¿No?

— ¡Ah! ¡Es verdad! —fue Asada el único que reaccionó a esas palabras—. ¡Si llegamos tarde, Kataoka-san nos obligará a correr durante todo el entrenamiento! —y motivado por su propio miedo, se adelantó una vez más a los otros dos.

Kuramochi decidió proseguir con su caminar, pero al percatarse de que Sawamura no se movía, lo llamó una vez más. En respuesta, Sawamura levantó su mirada cristalizada, y se frotó los cabellos de la parte posterior de la cabeza.

— Senpai ¡Lo siento! ¿Podrías decir al jefe que me siento mal? Iré a la enfermería, tal como me ha indicado Asada.

— ¿Realmente estás planeando saltarte el entrenamiento? —Sawamura rió y giró sobre sus propios pasos para dirigirse a la enfermería. Tras despedirse de Kuramochi con la mano, desapareció en la distancia—. En serio ¿Qué estará ocurriendo con él?


Pero Sawamura no acudió a la enfermería. En lugar de eso fue a comprarse jugo de manzana de la máquina expendedora, y tomó asiento en un sitio que, sabía, no estaba al alcance de los demás integrantes del equipo. Aunque moría de ganas por recostarse en una cama y dormir el resto del día, su mente no paraba de repasar lo que había pensado la noche anterior. Recordó los golpes a su almohada y, entonces, las palabras de Asada asaltaron su mente. ¿Y si había dicho algo revelador sin percatarse? Trató de rememorar lo que había hecho durante la noche, pero no fue capaz de saberlo. No recordaba mucho. Su mente parecía un televisor descompuesto incapaz de transmitir las imágenes que debería.

Bebió un trago de su jugo de manzana, percibiendo el sabor dulce bajar por su garganta mientras pensaba que debía ir a hablar con Asada más tarde. No quería que el chico se hiciera una idea incorrecta de su persona, y tampoco quería que lo malinterpretara. ¿Pero qué decirle? No podía simplemente soltar un "Estaba llorando porque descubrí que me gusta un chico".

Exhaló un suspiro y cerró los ojos.

Ni siquiera imaginó que se quedaría dormido justo allí.

— ¡Sawamura! ¡SAWAMURA!

— ¿EH? ¿QUÉ? —la impresión produjo que casi cayera al suelo, pero fue detenido por alguien antes de tocar el suelo— ¡WOAH!

— ¿Sawamura? ¿¡Es que eres un idiota!?

La mirada furiosa de un Miyuki vestido con el traje de catcher golpeó su propia mirada. Precisamente era él la persona a la que menos deseaba ver durante el resto del día luego de esa tormentosa noche.

Sin embargo, de alguna forma u otra, Miyuki siempre sabía dónde encontrarlo.

Notas finales:

(*): En un pequeño extra que servía como publicidad para una marca de lentes de contacto, Sawamura reaccionó positivamente a Miyuki sin gafas (?). 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).