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En la comodidad de un corazón roto. por hiruma chan

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Notas del capitulo:

Estos personajes pertenecen a yoshihiro togashi!!!

Lamento mucho la espera!!

El capítulo habría sido mucho más largo pero… una malvada persona no me deja matar a Illumi  (-_-)

En fin, espero les guste y en verdad lamento la espera!!

Capítulo 8: ¿Qué amor no es limosnero? ¡¡Das todo esperando que no te maten!!

 

 

 

El dolor físico se cura con atención médica pero, ¿Cómo curas el dolor del corazón?

El dolor del corazón se remienda con el hilo creado con el cariño que siempre nos ha rodeado y se cauteriza con el alcohol del amor que nos brindan nuestros amores y seres queridos.

La amistad, es el más recomendable remedio para el corazón.

Un amante, lo encuentras en cualquier esquina pero, solo una verdadera amistad alivia y es apta para remendar todo corazón roto.

Pero… si aquel amigo padece de un corazón tan roto como el nuestro…

Entonces…

¿Cómo nos aliviaremos?

 

 

+++

 

 

Gon sabía del cariño tan fuerte que Kurapika le profesaba a Chrollo; Un cariño tan grande que parecía adorar al moreno, casi como si se tratase de algún tipo de dios y aun cuando el mayor no daba signos de corresponderle ni un mínimo sentimiento, Gon sabía perfectamente que ambos eran correspondidos el uno por el otro.

Podía sentir la forma en que su amor se duplicaba al estar juntos y así mismo sentía perfectamente como su corazón se cristalizaba en polvo cada vez que Hisoka se presentaba delante de él…

Por mucho que doliera…

Hisoka no lo amaba…

No podía creer ninguna de las palabras de cariño que le daba el pelirrojo y ahora, luego de verlo con ese pelinegro… con esa escena en su mente se repetían todas aquellas frases en su mente una y otra vez como una letanía de su subconsciente que no paraba de burlarse de él y su dolor que le torturaba con cada segundo que guardaba silencio.

 

Dolía…

Dolía demasiado…

El amor que quiso creer le era ofrecido por el pelirrojo…

Ese mismo amor que no dejaba de hacerle sonreír…

Ese mismo amor era lo que ahora le torturaba…

Ese mismo hombre que lo cuidaba…

Ese mismo que lo ¨amaba¨…

Ahora le causaba el mayor dolor de su vida…

Y lo peor…

 

No solo a él, también a aquel chico que sería su mejor y único amigo en toda la vida.

Ambos se mantenían sobre la cama con moretones y sangre seca en sus cuerpos.

 

Killua seguía dormido y los rastros de lágrimas incontenibles seguían frescos en su rostro e incluso ahora mismo seguía llorando entre sueños con una evidente expresión de dolor que no le había abandonado en ningún momento durante toda la madrugada que había logrado conciliar el sueño.

 

Trato de girarse sobre su cuerpo buscando la manera de levantarse sin provocarse mucho más dolor del que ya inundaba sus sentidos, Gon sintió las piernas entumidas y sus brazos tiesos, ya ni hablar de sus muñecas y el ardor provocado por las marcas de aquellas ligaduras que habían lacerado su piel, sin embargo prestó mayor atención a sus manos y dedos donde sus uñas le ardían cada que contraía sus dedos, sobre todo ahora que podía ver claramente los restos de piel y sangre seca que en plena desesperación había arrancado de su dueño pelirrojo.

Cuando un escalofrío le recorrió la espalda advirtiendo el continuo temblor en sus extremidades, se rindió a tratar de levantarse y con un suspiro se dejó caer nuevamente sobre las sabanas, simplemente le era imposible ponerse de pie, giró nuevamente su vista hacía el alvino, observó los moretones verdosos en una de sus mejillas y hombro, la sangre seca en sus labios que la noche anterior había sido derramada de su cuerpo a causa de su poca participación.

Inevitablemente sintió lastima.

Killua simplemente había estado en el peor lugar, durante el peor momento.

 

 

+++

 

 

Luego de salir del apartamento de Kurapika habían vuelto al cuarto que compartirían, sin embargo Hisoka estaba dentro y por su apariencia no estaba del mejor humor.

Tenía la mirada perdida y sostenía un vaso con un par de hielos y un poco de licor.

Gon nunca le había visto de esa manera, el pelirrojo nunca se mostraba de una manera que no fuese la de siempre, una mirada profunda que le escudriñaba buscando dentro de su alma alguna duda o misterio, una sonrisa demasiado amable para ser cierta y esa voz tan suave que no dejaba de inquietarle y aun así, nunca le había lastimado.

Pero ahora…

En este momento…

En escalofrío recorría su espina dorsal una y otra vez advirtiéndole que huyera…

Debía correr tan lejos como le fuese posible, tan distante como le fuese necesario, tan pronto, antes de que no tuviese oportunidad de salir de ahí.

Su mirada castaña reflejaba la desesperación de su alma por salir de ese lugar.

Y justo fue esa mirada de miedo la que le hizo perder la paciencia al pelirrojo, sin decir nada Hisoka se levantó tomando a ambos niños del brazo y sin ningún cuidado los llevó hasta la habitación donde les arrojo sobre la cama.

 

-¿Qué haces?... — Killua se quejó sobando su piel que comenzaba a enrojecer, el apretón en su brazo le había dolido demasiado y no pudo evitar quejarse.

-¡¡…!! … — Gon por su parte estaba congelado, el dolor en su brazo le había asustado lo suficiente para saber que no debía hacer nada que molestase aún más al pelirrojo, sin saber que era esa misma actitud sumisa era lo que aumentaba la ira el pelirrojo. Esa desconfianza y miedo.

 

No pudo hacer nada cuando el pelirrojo le arrancó la ropa a Killua, el pequeño se había asustado tanto como el moreno, sabía lo que seguía, sabía que era lo mismo que siempre había hecho con su padre y estaba más que seguro de que dolería mucho más que aquellas noches que pasaba sobre la cama y entre los brazos de su padre, ahora mismo este hombre no le trataría con ningún cuidado.

Sus pensamientos se comprobaron cuando fue puesto bocabajo contra las sabanas, el dolor de su piel desgarrada le hizo gritar hasta sentir un lacerante dolor en la garganta, se sintió morir cuando una y otra vez fue penetrado sin ninguna consideración o cuidado, su piel se humedeció con la sangre que brotaba desde su entrada, pudo sentir el líquido vital recorriendo sus piernas manchando las sabanas y su piel.

Cerró los ojos tan fuertemente como le fue posible, apretó las manos casi haciendo sangrar sus palmas y mordió sus labios para no lastimar su garganta con los alaridos de dolor que le resecaban la boca causándole más sufrir.

No quiso sentir más, quiso caer en la oscuridad de la inconsciencia, pero el dolor le devolvía a la realidad, quiso buscar ayuda y entreabriendo los ojos cubiertos de lágrimas extendió su mano buscando la mano de Gon, buscando apoyo, pidiendo compañía para no pasar solo por ese sufrir pero eso solo ocasionó que aquellas fuertes manos del pelirrojo se apretaran a la altura de sus costillas haciéndolas crujir formando inminentes moretones causados por el corte de circulación a causa de la presión ejercida en su piel.

Su llanto fue largo, la respiración acelerada y los espasmos provocados por el lacerante dolor fue lo único que se escuchó en aquella habitación por un largo rato.

 

Gon tenía una visión en primera fila de lo escalofriante que podía llegar a ser el pelirrojo.

Hisoka estaba a espaldas de Killua, lo envestía duro y sin ningún cuidado, sus manos inmovilizaban la espalda del menor obligándole a enterrarse en las sabanas de la cama.

Killua no dejaba de llorar y pedir su ayuda extendiendo su mano hacía él.

Sin embargo Gon no podía pensar en algo que no fuesen palabras nunca antes habidas en su mente.

 

“Lo merece.”

“Rómpelo.”

“Que sea un juguete roto que nunca te haga volver a mirarlo.”

 

Esos pensamientos le hicieron volver a la realidad con una bofetada mental a su cerebro, no podía pensar de esa manera de Killua, su amigo ni siquiera había pedido ser poseído por el pelirrojo, ¿Cómo podía siquiera seguir considerándolo “su amigo”?

Con la hipocresía y arrepentimiento a flor de piel, extendió su temblorosa mano tratando de alcanzar la de Killua.

 

-Si lo tocas… — Habló el pelirrojo bajando hasta la altura del cuello del alvino —… Nuevamente… — Amenazó con una voz escalofriante —… Si pides su ayuda, si le das razones para quererte, simplemente no me contendré la próxima vez… — Terminó de hablar al tiempo que mordía su cuello hasta hacerle sangrar.

-¡¡AAGH!!... — Killua no soportó más, el dolor fue demasiado y el ardor entre sus piernas al ser llenado con el semen del mayor arqueó la espalda tratando de buscar la escapatoria a todas las sensaciones que percibía, dolor puro y desesperación mental por liberarse —… Giiaahh… — Su voz era cada vez más aguda y un último alarido salió de sus labios cuando Hisoka abandono su interior sin ningún cuidado dejando que la sangre combinada con su blanquecina esencia.

-Killua-chan, descansa… — Su voz se escuchó melosa, suave y reconfortadora, acariciaba el cabello plateado reconfortando al niño debajo de él, la sangre y los moretones ya eran visibles en la pálida piel del niño —… Gon-chan, ven… — Pidió extendiendo su mano.

-… — El moreno estaba tan asustado que no podía dejar de temblar y aun así extendió su mano hasta poder tomar la del mayor, no era obediencia, solo respondía como un autómata a las palabras claves de su poseedor.

-Desnúdate y recuéstate sobre la cama… — Con solo la voz del pelirrojo su cuerpo tembló, se movió casi por instinto pero justo antes de recostarse bocarriba y abrirse de piernas para que Hisoka se colocara entre estas y  penetrarlo sin ningún cuidado, con solo ese pensamiento su cuerpo pareció reaccionar e intentó levantarse y tratar de huir, lo cual le fue demasiado tarde —… ¿Dónde vas?

-¡¡Eh!!... — Hisoka le sostuvo del tobillo abriéndole las piernas a la fuerza.

-Aún no nos hemos divertido… — Susurró cambiando su semblante a uno más amenazador y serio demostrando la impaciencia, comenzaba a desesperarse con el miedo creciente en del pequeño moreno.

-… No… — Fue un susurró apenas audible pero, Hisoka pudo escucharlo claramente y sin duda fue la razón del ardiente escozor que sintió en la espalda, su respiración se aceleró tan irregular que parecía un lobo herido y acorralado por un cazador pero, no era miedo lo que sentía, solo ira y una irritación creciente que solo podía manifestar de una sola manera.

-¿Qué dices?... — Su voz fue tan fría que el moreno sintió su corazón congelarse del miedo, su voz desapareció volviéndole casi mudo —… Dime, ¿Qué pasa?

-… Tú… Tú tienes…

-¿Qué?

-¡¡Tú estabas con un chico de cabello largo!! ¡¡No me vuelvas a tocar!!... — Se giró dando una patada al aire —… ¡¡No quiero estar contigo nunca más!!... — Gon forcejeó tratando de soltarse de las manos de Hisoka.

-No lo entiendes… — Aseguró el pelirrojo.

-¿Eh?... — El moreno escuchó atentamente sus palabras indudables, aún con la desilusión que había pasado ese día.

-Tú no estás aquí para decidir lo que quieres o no quieres hacer... — Tomó ambos brazos del moreno volviendo a inmovilizarlo y colocarse entre sus piernas, sometiéndolo de la forma más fácil considerando la diferencia de edad y complexión física —… Tú estás conmigo para complacerme.

-… Pero… — Sollozó aun sin creer lo que escuchaba.

-… Esa fue la única razón por la que te traje conmigo.

-N-no… — Por mucho tiempo el moreno había idolatrado al pelirrojo, siempre creyendo que le quería al menos con el cariño que se da a una mascota pero, ahora se enteraba que no era nada especial para aquel hombre. Sin poder evitarlo su dolor se convirtió en gruesas y copiosas lágrimas.

-… Por eso no debes sentirte ¨especial¨… — Continuó con aquella voz fría y sin mostrar sentimiento alguno —… Si te parece mejor, puedo llevarte al final del pasillo, sé que has escuchado los sollozos de cada noche, aquellos niños SI son especiales, ¨todos los aman¨ no hay un solo ejecutivo u hombre con acceso al edificio que no los ¨ame¨ y no solo podría enviarte a ti, también a Killua-chan… — El pelirrojo se giró para acariciar los platinos cabellos y observar al menor que en algún momento había despertado y escuchaba atentamente lo que estaban diciendo.

-Killua… — Susurró Gon, sabía perfectamente lo que les hacían a esos chicos que dejaban encerrados en los cuartos al final de los pasillos de cada piso, siempre suplico silenciosamente porque Hisoka nunca llegase a ir a uno de esos cuartos, él lo quería y no deseaba que les hiciera a otros chicos lo mismo que le hacía a él. No alcanzaba a comprender del todo pero, aquel simple pensamiento le oprimía el pecho y ahora se daba cuenta de lo que significaba para el pelirrojo: Nada.

-Podrían quedarse juntos en el mismo piso o ser separados… — Hisoka seguía con aquel venenoso monologo.

-Yo debo quedarme… con Hisoka… — Se oyó un débil susurró.

-¡¡…!! Killua.

-Buen chico Killua-chan.

-… Son las indicaciones de mi padre… debo permanecer con Hisoka… hasta que él vuelva por mí.

-Gon-chan, Killua-chan ha tomado su decisión ¿Qué harás tú?

-… — Las palabras resonaban en la mente del moreno, no quería saber las razones de Killua, no quería seguir escuchando al pelirrojo y sobre todo no quería seguir sintiendo el dolor tan punzante en su pecho —… Cuándo decidí seguirte… decidí que haría todo lo fuera necesario para estar a tu lado… has lo que quieras conmigo… — Gon se rindió dejando su cuerpo a disposición del pelirrojo que no tardo en penetrarlo y envestirlo fuertemente si ninguna consideración, podía sentir la sangre escurrir de su cuerpo y las laceraciones que desgarraban su piel con cada envestida pero, sin duda el dolor que sentía no era nada comparado con la asfixiante presión en su corazón, Hisoka no le quería y eso no dejaba de repetirse en su mente torturándose con una interminable letanía que no dejaba de repetirse recordándole que no significaba nada para el pelirrojo.

Experimentó infinidad de espasmos y escalofríos provocados por el placer carnal que experimentaba su cuerpo, se abrazó al pelirrojo rodeándole la espalda y apoyando sus manos en la clara y sensible piel, hizo lo que Hisoka siempre le había prohibido.

Encajó sus uñas lacerando la piel mientras descendían sus dedos.

Marcó la piel que siempre le había fascinado.

Dejó la marca de su presencia.

En cualquier otro momento, eso le habría hecho muy feliz pero, ahora las razones para dejar una huella en esa piel era diferente.

Antes había mordido el cuello del hombre, provocándole y excitándole mucho más.

Ahora…

Ahora solo era un reflejo de instinto a causa del dolor y la impotencia que sentía al saber que no era correspondido.

Al saber que solo la humillación le esperaba con aquel hombre.

Y sobre todo al pensar que más encuentros como el de esa mañana se repetirían incontables ocasiones.

Y lo peor…

Compartiría al pelirrojo no solo con desconocidos…

También con Killua.

 

Con ese último pensamiento dejó viajar su mente por el universo…

Su llanto brotó libre e incontenible así como silencioso.

Su dolor era demasiado…

Y aun así…

No superaba al amor que aún sentía por Hisoka.

 

 

+++

 

 

Para cuando iba por la tercera ronda y el pelirrojo ya le tenía bocabajo con los brazos elevados e inmovilizándole con aquella corbata color vino que tanto le gustaba como lucía en el cuello del mayor, ahora la tela perdía su brillo a cada momento que absorbía la sangre de sus muñecas cortadas por la presión con que le había atado, le tenía bocabajo manteniendo el culo elevado en la posición más sumisa y denigrante que nunca le había hecho adoptar, en ese momento fue que escuchó claramente los pedazos de su alma rompiéndose uno a uno.

En ningún momento paro su llanto, continuaba humedeciendo las sabanas y almohadas sobre las que estaba recostado.

 

No tenía nada…

No tenía a nadie…

No valía un solo trozo de metal…

Y nunca sería amado nuevamente.

¿Por qué todos sus seres queridos se habían ido dejándole solo?

 

Su mente divagaba con aquellos pensamientos, ya no era consciente que las ataduras de sus manos habían cedido, su cuerpo había dejado de ser sometido, y ultrajado tan cruelmente, sin embargo no dejaba de sentir la opresión en su pecho y el inminente llanto no dejaba de brotar desde sus castaños ojos.

Su mirada entreabierta estaba perdida en el aire, no veía nada, no distinguía nada, no quería saber nada, simplemente no cerraba los parpados para no escuchar más claramente las palabras del pelirrojo que no dejaban de repetirse en su mente.

Killua le observaba recostado a su lado, también sentía su cuerpo adolorido.

Ambos estaban sangrando y con innumerables mordiscos y moretones, su piel manchada de semen blanquecino del pelirrojo y de ellos mismos, el sudor en sus pieles les comenzaba a fastidiar con la sensación viscosa que sentían con cada movimiento.

Killua quiso sentir algo que no fuese dolor, tal vez el agua fresca o el calor de las mantas pero, solo el aire frio de la habitación los rodeaba, miro insistentemente los ojos de Gon pero solo reconoció la mirada perdida causada por el dolor pero pudo distinguir claramente que lo que más le dolía al moreno era el corazón.

Su corazón claramente roto.

 

Tan sumidos estaban en sus propios pensamientos que ninguno de los dos fue consiente de la suave caricia que el pelirrojo les brindó a ambos al mismo tiempo.

Una suave caricia que les pareció un sueño.

Una caricia que les hizo cerrar los ojos y recordar el cariño que siempre sintieron con sus seres amados.

A Killua le recordó los mimos que solía darle su padre, siempre suave, siempre atento, siempre cariñoso, así fue como se perdió con sus recuerdos y durmió soñando con aquel cariño que siempre le rodeo con sus recuerdos.

Mientras que Gon, no pudo recordar los días alegres que vivió con su tía y su abuela, ni siquiera pudo imaginar el débil recuerdo de su padre, lo que su mente le trajo con aquella deliciosa sensación fueron aquellos días que esperaba con impaciencia la llegada del pelirrojo que siempre le abrazaba tan cálidamente.

 

-¨No eres nada… puedo llevarte con otros… no te creas especial¨

 

Su subconsciente seguía repitiendo las crueles palabras tratando de hacerle entrar en razón y odiar al hombre que lo había lastimado tanto.

Tratando de que detestara a aquel que lo engañó.

Tratando de refugiarse en el desprecio.

Tratando de protegerse a sí mismo.

Y aun así…

Con aquella fantasmal caricia…

No pudo evitar sonreír al recuerdo del pelirrojo sonriendo y dándole cariño.

 

-Descansen y ódienme todo lo que puedan… — Susurró Hisoka al tiempo que besaba suavemente las mejillas sonrojadas de los niños —… Ódienme y comprendan que solamente yo soy el culpable de su dolor…

 

El pelirrojo se incorporó y caminó hasta el baño donde luego de ducharse salió dejando la toalla usada sobre una silla, abrió el armario y sacó uno de tantos trajes que guardaba, se vistió completamente de negro a excepción de la camisa azul claro que resaltaba la corbata negra, tomó su cartera y salió del apartamento.

 

-“…Ódienme y sigan con sus vidas.”

 

Sin más, salió cerrando con la llave electrónica y caminó por el pasillo hasta tomar el asesor.

Ese sería su último día en aquel lugar.

 

 

+++

 

 

-¿Seguro que quieres hacer esto?... — Un moreno con el cabello algo despeinado volvía a preguntar al pelinegro informante.

-Ya te dije que no me importa.

-Tu hermano también estará en peligro, además de será un problema para tu familia.

-¡¡No me importa!!

-No le harás entrar en razón, esta segado por el dolor de un corazón roto, lo único que quiere es que aquel que le hirió sufra al igual  o peor manera que él lo está haciendo ahora mismo… — Dedujo un rubio tratando de hacerle entender a su acompañante pelinegro, que aquel moreno de cabello largo solo quería el dolor de alguien más sin importarle las consecuencias.

-Detesto tratar con niños mimados… — El moreno salió ignorando al rubio que no dejaba de sonreír tan molesta y falsamente como siempre.

 

Una organización que se encargaba de los tratos sucios de hombres adinerados que incluían la prostitución y el comercio de órganos y cualquier otra actividad que cubriesen con dinero.

Organización que ahora mismo tenía las pruebas suficientes para desmantelar uno de los hoteles con mayor reputación entre los hombres adinerados: ¨Hunter Love¨

 

Y todo por la denuncia de un chico de cabello largo y negro que se había presentado como víctima de violación, su cuerpo estaba lo suficientemente herido para ser un testigo y victima creíble pero, era más que obvio que sus motivos eran mucho más personales que la ¨justicia¨ o denuncia personal.

 

-Si lo atrapamos… morirá… Es lo que Gin te quiso decir… — Habló fuerte y claro el rubio cambiando su semblante a uno mucho más frio y serio.

-No me importa… “Sé que no me ama y siendo así no me interesa que viva.”… Pariston, tú me comprenderás mucho antes de lo que crees.

-Comprender no es suficiente, también debes saber afrontarlo y si quieres que muera, no hay mayor gusto que el terminar con su vida tus propias manos y por ti mismo.

-Me abstendré de ese gusto... — Sin más el pelilargo salió de la oficina.

-Aaahh~ — Suspiró el rubio para luego sonreír —… No sabes de lo que te pierdes.

 

 

 

Continuará…

Notas finales:

Perdón por la tardanza… DX por cuestiones de salud, no podé actualizar regularmente pero les aseguró terminaré este fic así tenga que ser un alma en pena y posesionarme del cuerpo de otro mortal (°’v´°)7 !!!

 

Cuídense mucho!!! Mata-nee!! (-w-)/


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