Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Juguete por Chantaje por Abby-shan

[Reviews - 111]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Feliz Navdad mis amores hermosxs!

Ya estoy de vaca (Me gradue hace unas semanas), aunque dentro de poco inicio el primer semestre de la universidad. Asi que adelantare de esta historia lo que mas pueda. 

Lo siento, desapareci. Lo cierto es que no pensaba volver, por todos los problemas que ha tenido Amor::Yaoi, pero pues aqui estoy(?

Este cap es pequeño, pero significativo. Al menos para mi. 

---------Narrado por David--------

Estaba allí, frente a mí, no era una alucinación o simplemente mi imaginación jugando sucio conmigo una vez más. Mis pulmones se esforzaban para respirar, y joder, una vez más me daba cuenta que la había cagado, nunca en mi maldita existencia había experimentado unos nervios tan estúpidamente fuertes como los que tenía ahora.

Respire profundo, llenando mis pulmones con paciencia, tratando de no parecer tan desesperado porque él me mirara únicamente a mí, como lo hacía antes.

-David.

-Andrés.- mi pulso se aceleró y mis manos comenzaron a sudar, un claro signo de nerviosismo. Le mire una vez más, como si aún no me creyera que él estaba allí-, Yo, la verdad… Yo…-, Y mi estúpida lengua me traiciono, ya que se me hacía difícil articular palabras coherentes ahora que me tocaba a mi llevar a cabo el acto final -, No quiero estar en malo términos contigo, sé que fui todo un gilipollas la última vez pero-, pare en medio de la frase y trague saliva-, Quiero ser por lo menos tu amigo.

-Eso no es necesario-, exclamo, apretando la mochila que llevaba en brazos-, Gracias.

Y con esas palabras sentí como mi mundo se caía a pedazos. Yo no estaba dispuesto a dejarlo así simplemente. Tome su brazo antes de que se alejara, Andy se detuvo en el acto.

-¡Espera!- Su mirada estaba confundida, se sacudió mi mano de encima y se dispuso a escucharme-, Andy, yo enserio me arrepiento de muchas cosas. Espero que Olivo no sea un cabron, ni que intente aprovecharse-, le dije, mirándolo de reojo atento a su reacción ante mis palabras, y por una milésima de segundo pude ver como se tensaba de pies a cabeza. Y yo sabía, por lo que me había enterado, que Andrés se quedaría pensando en lo que le dije y eso lo aria vulnerable ante las palabras de terceros.

Eso era lo que tenía en su contra. Solía pensar mucho las cosas y esa era su mayor desventaja, a parte de otras que fueron creadas a base de su baja autoestima, que le impedía avanzar. Espere un par de segundo más, para ver si decía algo en contra de Raúl o a favor, y porque me estaba pinchando la culpa por si lo hacía poner una expresión de tristeza.

-Raúl no es así-, dijo al fin, con la mirada en alto- Yo lo conozco-, Aseguro, con total confianza, eso me sorprendió. A fin de cuentas, quien estaba siendo utilizado era él. De tan solo pensar eso me enoje.

-Vale, si tú lo dices entonces podría ser verdad.

-Estoy seguro de eso, David-, y allí estaba, una nueva expresión que no había visto antes. Era una mirada retadora, decidida a defender su posición, incluso ofensiva dirigida hacia mí. Me quede sin palabras, no tenía nada más que decirle a él, decidí que era mejor despedirme alzando una mano y alejarme sin más.

----------Narrado por Andy----------

Esa tarde me quede en casa de Raúl, y las que siguieron a esa, entre risas y divertidas estupideces que solo podían ocurrírsele a él. Su familia era acogedora, aunque sabía que ellos habían estado separado por un largo tiempo, pero eso no se notaba a simple vista, al fin y al cabo cada uno de ellos ponía de su parte para ir cicatrizando la grieta que dejo la tragedia. Yo no podía parar de sentirme como un intruso en su casa, sabía que no pertenecía allí y que, probablemente, les estaba robando tiempo de reconciliación entre ellos.  Sea aquí o allá, hacia estorbo, no podía lidiar con ese pensamiento.

Las cosas iban demasiado rápido, casi como un tren desbocado y eso era otra cosa que me asustaba, y por otra parte me alegraba de que fuera de esa manera. En tan solo un abrir y cerrar de ojos ya tenía amigos, si así se les podía llamar, con quienes me sentaba todos los días en la cafetería, a mí nunca en la vida se me había pasado por la cabeza que este día llegaría o que tendría que pelear con José porque se quería comer mis galletas de paquete.

Ya habían pasado más de cuatro semanas y media de noviazgo como tal, pero yo aún estaba inseguro y no lo creía. Porque era demasiado bueno para ser verdad, y las palabras de María Fernanda aún seguían en mis oídos, como un eco que me recordaba que lo bueno siempre venía acompañado con matices grises y que eso era inevitable. 

Estábamos sentados en la cama de Raúl, veíamos una película que no comprendía pero que a el parecía darle bastante gracia. Tenía mi cabeza apoyada sobre su hombro y Raúl acariciaba mi cabello con su mano, a veces me hacía agradables cosquillas.

-Las finales son el próximo viernes ¿Podrías acompañarme?

-Si me invitas iré.

-Excelente. Jugaremos a las 6:00 de la tarde, y abra un remate luego.

-¿Remate?

-Sí, es como una fiesta en donde celebramos. Ya sea que hayamos ganado o perdido, en sí, nuestra dignidad sigue en pie.

-No me agradan las fiestas-, Raúl me miro confuso-, Ve tu si quieres, yo no te lo voy a impedir.

-¿Ve verdad no te animas? Vamos, será divertido.

-Yo no encajo en esos lugares,  lo sabes-, era verdad, nunca había encajado y dudaba mucho que ahora lo hiciera por arte de magia. El ruido no me gustaba y me emborrachaba con solo champaña, aunque supiera bailar eso no me iba -, Además, me sentiría incómodo estando en medio de todos ellos.

-Vale, pero prométeme que lo pensaras. O si no, tendré que torturarte.- Yo lo mire divertido.

-Me gustaría saber cómo.

-Te lo enseñare.

-¡Me haces cosquillas!- Carcajee con fuerza, queriendo sacudirme a Raúl. Sus manos se sentían frías debajo de mi camiseta y no paraban de hacerme cosquillas. Había pasado completamente por alto lo débil que yo era para ese tipo de juegos.

Pero las cosquillas se hicieron cada vez más leves, más lentas, hasta ser reemplazadas por caricias delicadas y lentas por mis costillas.

-Tu piel es suave.- Susurro a mi odio-. Muy suave.

-Raúl, tus padres pueden venir en cualquier momento…- le dije, suspirando más rápido de lo adecuado-, Raúl.-, Lo nombre nuevamente, intentando detenerlo. Pero él no lo hizo.

-Solo un poco.

Sentí una de sus manos recorrer mi pecho desnudo con suavidad, deteniéndose en mis pezones y enmarcándolos luego. Jadee.  Poco a poco me fue empujando para quedar acostado en la cama, yo no opuse resistencia alguna cuando levanto mi camisa.

Todo eso me hacía temblar, sentía placer, deseaba ser tocado de esa manera, únicamente por él.

Dejo un camino de juguetonas mordidas desde mi vientre bajo hasta la clavícula. Yo ahogue un gemido y arquee la espalda cuando metió su mano debajo del pantalón, mi entrepierna estaba dolorosamente palpitante, pero no quería que esto fuera tan rápido.  Era como si todo fuera como la primera vez que me intimido y no se suponía que debía ser de esa forma.

No me sentía seguro, no me sentía bien haciendo eso. Mordí mi labio inferior con fuerza, de vergüenza o de miedo, no lo supe descifrar muy bien. Probablemente eran ambos.

-Andy, por favor no te muerdas el labio de esa forma-, dijo Raúl von voz preocupada, dejando de mordisquear mi abdomen para levantar la cabeza y dirigirme la mirada-, Te harás daño y no quiero eso.

-Me avergüenza que escuches mi voz-, susurre, apartando la mirada de él. Raúl no tenía la culpa de que me comportara de ese modo, y lo menos que me apetecía era hacerlo sentir mal.

-No te avergüences-, dijo al tiempo que recorría mis labios con sus dedos, entreabriéndolos-, Déjala salir, cariño-, y supe que me sonrojaría totalmente con lo último que dijo. No me equivoque, pude sentir como un calorcillo hacia aparición bajo la piel de mis mejillas.

Se sentía demasiado diferente a las veces que Belle lo decía, porque sabía que ella estaba bromeando conmigo. Pero nadie me había llamado cariño con sinceridad. Siempre que leía esa palabra en algún libro me preguntaba cómo se sentiría si se dirigía hacia mí, nunca supe o quise responderme realmente, hasta ahora. Era como si me encontrara flotando en algún lugar, no me importaba saber cuál, solo sabía que estaba allí y se sentía fantástico.

-*-*-*

-¿Raúl?

-Perdón, me deje llevar.

-Vale, no pasa nada.

-Andy.

-¿Si?

-Te deseo-, me dijo con sinceridad, tomándome de las manos con fuerza-, Pero también te quiero, y no quiero que te sientas incómodo.-, Bajo la mirada

Fue un beso rápido, tierno y cariñoso, era todo lo que le quería trasmitir a Raúl en ese momento. Él era, prácticamente, todo lo que yo pudiera pedir y aún más. No podía expresarlo con palabras. La definición de perfección no era suficiente.

Cuando separamos nuestros labios yo me le quede viendo, Raúl parecía no entender aun mis actos así que opte por darle un fugaz beso en la nariz.

-Eres lo más bonito que me ha pasado hasta ahora, Raúl.-, lo abrace tan fuerte como pude, el devolvió el abrazo y yo me sentí realizado. Sonreí hasta el punto de cerrar mis ojos-, Gracias por estar conmigo, en serio, gracias.

-Esas deberían ser mis líneas.

Sus brazos eran cálidos, eran tan acogedores que una parte de mi deseaba con fervor permanecer allí refugiado el resto de mi vida, porque amaba el hecho de que se hubiera entrometido en mi vida, así fuera de la forma más abrupta posible.

Nos quedamos recostados, con un aura tranquila rodeándonos, estaba tan relajado que asustaba. En algún momento Raúl enterró su cara en mi pecho, rodeando mi cintura con los brazos, atrayéndome más. Yo me dispuse a jugar con su cabello para evitar quedarme dormido. No había sentido tanta paz desde hace bastante tiempo.

Paso un buen rato, lo supe por la cantidad de comerciales que pasaron por a TV y el programa que acababa de iniciar. Por la ventana se colaban rayos de luz tenue, anunciando que ya estaba atardeciendo y la práctica de Raúl estaba acercándose. Muy a mi pesar, teníamos que separarnos, o él perdería tiempo valioso.

-Oye, ya puedes soltarme.

-No quiero.

-Pero tienes que ir a entrenar.

-Tampoco quiero.

-¿Ah no?

-No, quiero quedarme aquí y hacerte compañía.

-Pero tienes que ir a entrenar ¿No era que se acercaba un partido importante? Además, tú eres el capitán y ellos te necesitan allí siendo firme y gritón.

-No quiero ser firme y gritón-, refunfuño, acurrucándose aún más a mi pecho-, José se puede encargar de eso.

-Ve a entrenar, me sentiré culpable de ser una distracción si estas en mala forma.

-No eres una distracción. Eres mi novio.

-Me voy a enojar si no vas.

-Bien, tú ganas-, dijo infantilmente, inflando sus cachetes un poco.

Él se paró de la cama para organizar sus cosas, yo me quede viendo cada uno de sus movimientos con detenimiento. Su espalda era amplia y musculosa, tan solo contemplarla al descubierto me hacía sonrojar, cogí una almohada para taparme la cara. Me sentía avergonzado de mis propios pensamientos.  

-¿Te gusta lo que ves? Todo esto y más es tuyo, solo tuyo, primor.- Cuando Raúl soltó esas palabras, supe que lo estaba haciendo apropósito y que sabía que en lo primero que clavaria mis ojos seria en su espalda desnuda. Me destape la cara, enojado, y le avente la almohada con toda la fuerza que pude.

-¡Raúl!

-Auch.- Exclamo fingiendo dolor-. Yo solo quería ser coqueto.

-Ponte algo encima.

-Bien, pero tienes que aceptarlo.

-¿Qué tengo que aceptar?

-Tienes que aceptar que te encanta verme, aún más cuando llevo poca ropa.- Dijo, con ese tono seductor que me derretía, Y Raúl era muy consciente de lo que me provocaba. Yo solo refunfuñe y aparte la mirada de él.

Me quería sentir seguro, pero no conseguía estarlo, no podía. Raúl era perfecto, tal vez demasiado, y era lógico que un tipo como yo descortinara estando a su lado. Si, era casi obvio, que él debería estar con tipas de grandes pechos y caras atractivas o con tipos entradores que sean lo menos parecidos a mí, porque no creía que yo pudiera brindarle mucho.

Conversamos un rato más mientras se cambiaba, luego de eso me acompaño hasta mi casa y allí, estando solo, mis pensamientos me carcomieron vivo nuevamente. Volteaba una y otra vez en mi cama, hasta el borde y luego para el otro lado, estaba ansioso y preocupado. Raúl era un buen chico, mejor de lo que me había imaginado que seria, pero sentía que si estuviera con alguien más su mejoría fuera aún mayor.

Cuando estaba con David nunca sentí lo que era ser apreciado, y ahora que lo sabía yo sentía que no era merecedor de eso. Porque no le había dicho todavía a Raúl que me seguía hablando con David, abecés conversábamos y no lo podía evitar, David no me dejaba.

-¿Tienes hambre, Hiro?-, le pregunte a mi cachorrito al verlo acercarse hasta la cama. Hiro ladro tres veces seguidas, como si me entendiera, y yo decidí pararme para prepararle su tan apetecida merienda.

-------0--------

José estaba enfermo y eso a Raúl no le sentó bien, estaba bastante alterado desde hacía dos días. Al parecer su equipo no cumplía con las expectativas, el sub capitán estaba con una terrible gripa que no lo dejaba parar de la cama  y el entrenador se encontraba en un viaje con su familia que por razones personales no pudo cancelar ¿Cómo no alterarse por eso? Yo trate de no darle problemas hasta que el partido llegara.

-Mi madrastra necesita ayuda en la biblioteca-, había exclamado Belle, con cara de pocos amigos. Raúl comía silenciosamente, estando completamente elevado en sus pensamientos-, ¿Ya te había dicho que en verdad la detesto?-, pregunto al tiempo que se paraba de su sitio, yo también lo hice ya que quería ir por unas servilletas.

-Si. Hoy me lo dijiste tres veces.

-Pues lo reitero ¡Odio a esa bruja!-, La observe mientras se iba, estaba alegando sola, algunos estudiantes hasta se alejaron un poco cuando ella iba pasando (Parecía que en cualquier momento echaría chispas). Contuve la risa al ver sus caras y me dispuse a ir por las servilletas al comedor.

¿Por qué odiaba tanto a aquella mujer? Me pregunte internamente, ella no era una mala persona, se le notaba a leguas. Además, siempre estaba al tanto de Belle y su comportamiento, jamás la deja desamparada. Tampoco es como si la tratara mal, es mi amiga quien a veces la trata a las patadas. Siendo una maestra responsable y cariñosa, yo me sentiría afortunado de tenerla como madrastra.

Recordé a David y el medio que use para estar con él, no voy a mentir, necesitaba a alguien en mi vida. Pero nada era como esperaba, Raúl se encargó de demostrármelo de una manera bastante cruda. Y no di ni siquiera un paso hacia adelante antes de ver que mi camino era obstruido por esa persona.

-Andy ¿Tienes un momento?-, pregunto David, yo me tense. No supe que responder, no con Raúl allí presente. Aunque no podía verlo, sabía que estaba lanzando una de sus típicas miradas de asesino serial. 

Mire a David dudoso, intentando abrir la boca y responder un no. Algo coherente. Pero no salía ni una sola palabra y ya me estaba impacientando. El acorto la distancia, dio dos pasos pequeños pasos hacia a adelante. Fue cuando me vi tras una gran sombra.

-No, él no tiene un momento-, Raúl se colocó en frente de mi al tiempo que con una de sus manos me empujaba un poco para atrás, de manera protectora. Me quede mirando su gran espalda, sin atreverme de apartar la mirada de ella.

-Olivo, no te metas en donde no te llaman.

-Oh, David, creo que él tiene derecho a hacerlo-, se escuchó una voz femenina y enseguida vimos como María Fernanda se baria paso entre nosotros. No lo sé, pero me pareció lo más raro del mundo que precisamente ella apareciera de la nada en momentos como estos-, Además, creo que te necesitan en la sala del consejo.

David la miro desafiante pero con un matiz de respeto, con esos ojos de inferioridad que desconocía. Sentí miedo de ella, pánico, terror, porque era la primera vez que él agachaba la cabeza y se dejaba mandar así como así. Mi conciencia me alerto que allí estaba pasando algo, decidí no darle mucha importancia, me estaba volviendo paranoico.

Mafe era Mafe. Y no era raro temerle, muchos lo hacían y yo ya estaba comprendiendo la razón.

-No dejes que te controle en todo momento-, fue lo último que me había dicho David, con voz monótona pero firme. Yo trague saliva, asentí sin querer hacerlo realmente.

Se fue por las grandes puertas de madera que se usaban como salida y entrada de la cafetería. María Fernanda se quedó, rodeo la mesa y se sentó en una de las sillas, palmeando la que estaba al lado para que Raúl se sentara de igual forma. Estaban alejados de mí, y esa era la intención.

Mire a Raúl, parecía bastante molesto, creo que también lo estaba conmigo y eso me dolió. La campana aun no sonaba, pues faltaban más de quince minutos para que el receso terminase, por alguna razón yo deseaba que esos minutos pasaran lo más rápido posible. María Fernanda se quedó sentada junto a él, con un aire de grandeza impregnado, ella empezaba a fastidiarme.

Continuaron hablando, sin hacerme participe en ningún momento. Ella parecía estarle dando sermones, de esos que yo nunca he podido decir por miedo a equivocarme, parecía como si estuviera siempre dos pasos adelante mientras yo retrocedía uno. No me atrevía decir nada ¿Quién era yo para hacerlo? Ellos se conocían desde hacía bastante tiempo, claramente la balanza se ladeaba hacia el lado contrario al mío.

Ella era más importante.

-¿No terminaras tu almuerzo?-, le pregunte a Raúl, intentando que me prestara un poco de atención, la necesitaba. Él  ni siquiera levanto la mirada. Jugué con mis dedos sobre la mesa mientras esperaba su respuesta negativa.

-Se me quito el apetito-, y sus palabras no fueron tan diferentes a las que espere. Raúl se fue junto a su amiga sin decir ni una palabra más, yo me quede revolviendo la comida que estaba casi igual a cuando me la sirvieron. Sin saber que hice, la había cagado, bastante feo a decir verdad. 

-------Narrado por Raúl--------

Andrés se había ido antes a su casa, lo sabía porque el siempre solía esperarme junto a la salida de la preparatoria cuando mis practicas se alargaban. Y Andy no estaba allí, tampoco me encontré con Isabelle para preguntarle. Asumí lo obvio. Se había ido solo.

-No sigas.- Estaba cansado de que cada vez que hablaba con ella me dijera lo mismo, algunas cosas que ya sabía y otras mierdas (En su mayoría eran comentarios discriminativos hacia Andrés). Y, en todos los años que llevamos siendo amigos, jamás me había desagradado tanto su mera presencia.

-¿Por qué insistes con eso?

-Por el simple hecho de que te conozco, Raúl. Sé muy bien que Andrés lo único que está haciendo es estorbo, para ti y tus pensamientos.  

Mis padres estaban en la planta baja, fácilmente podrían escuchar nuestra conversación. Trate de no darle tantos rodeos para que ellos no se dieran cuenta de lo que estábamos hablando. No me enorgullecía para nada la manera en la que me le había acercado a Andy ¿Cómo había podido hacerle eso a una persona así de frágil?

-María, te lo he dicho muchas veces.- dije, pausadamente, queriendo que entendiera a la perfección cada una de mis palabras-. Voy enserio con él.

Ella dejo escapar una pequeña risilla.

-¿De verdad? Pues no parece que fuera reciproco.- contesto-. Yo ya te había dicho antes, que aún sigue hablando con David. Hoy te diste cuenta que no mentía, además, seguro que Andy se muere por estar con un tipo que arruino su pequeña aventura ¿No?- Apreté los puños al darme cuenta que no podía negarlo. Ella sonrió victoriosa, cruzándose de brazos -.Es así de simple: Ustedes no encajan.

No me di cuenta de cuando fue que Mafe había abandonado mi habitación, aunque tampoco me importara. A quien quería realmente en mi habitación era a Andy, como todas las tardes, ya me estaba acostumbrando a sentir su cabeza recostada sobre mi hombro y soltar un comentario cualquiera que le sacara un sonrojo. Y era extraño, porque nunca me había sentido tan lleno por dentro, ni siquiera después de tener sexo.

Andy era de las personas que no puede ocultar su vergüenza, que hablaba y actuaba con delicadeza. Tímido e introvertido, siendo a veces tan frágil como para querer protegerlo y nunca descuidarlo. Se preocupaba por detalles pequeños pero valiosos, como si leyera tu mente, dejándote al descubierto. Él era así, me gustaba que fuera de esa forma, tal vez demasiado.

Cada minuto que pasaba me sentía feliz. No quería que otra persona conociera esas partes de él.

Se suponía que hoy veríamos una película, para compensar el tiempo que había ocupado en el entrenamiento, pero mi plan se había ido a la mierda y me encontraba maldiciendo mentalmente mi jodida actitud.

Pero es que fue inevitable.

Cuando David se le acercó no hizo nada, solo lo dejo adelantarse como si tuviera la confianza de hacerlo, eso me molestaba. Pero no le dije nada, me esmere en hacerlo sentir mal indirectamente ¿Cuan idiota podía llegar a ser? Las cosas iban de mal en peor en esa semana, todo se había puesto en mi contra. No estaba pensando con claridad las cosas. Pero eso no era una excusa. 

Notas finales:

Por favor, esten pendientes de este capitulo, ya que anexare texto mañana o pasado. Porque en si esta incompleto. 

Nuevamente, me disculpo, si aun alguien me lee. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).