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Juguete por Chantaje por Abby-shan

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Notas del capitulo:

:U perodonenme porfaaa, se los suplico

xD el tiempo no me dio, pero valdra la espera :'v este cap es de 11 paginas en word, de ahora en adelante seran asip :D quiero hacerlos larguitos 7U7

https://www.facebook.com/Nani.samboni.cordoba  :D ojala les salga, cosa que no creo :v ese es mi face mis primores... si alguien le intereza pos :3 (aparesco como la foto de una chica gritando, a blanco y negro)

--------------------Narrado por Andrés---------------------

No mentía al decir que estaba tan nervioso que contaba cada paso que dábamos por las mojadas calles para así poder distraer mi mente, la cercanía y el aire que se respiraba de la situación no era muy cómodo que digamos.

Y nuevamente paramos, mi mirada tediosa busco la de Raúl, tuve que alzar un poco la cabeza para esto pues la diferencia de tamaños era una cosa bastante notable entre nosotros. A decir verdad, no solo era la estatura sino el grosor de nuestros cuerpos pues el mío era más endemoniadamente pequeño y eso se hacía evidente por lo ancha que me quedaba la chaqueta de Raúl.

-Oye, Andrés-, exclamo Raúl atrayendo mi atención hacia su persona, yo voltee a verlo con el ceño fruncido en son de pregunta-, ¿Por cuál dirección queda tu casa?-, me pregunto ahora arqueando una ceja.

Mordí mi labio inferior preocupado, voltee la cabeza con disimulo para asegurarme que aún no hubiéramos pasado mi vivienda, me había absuelto tanto en mis pensamientos que no estaba colocando atención hacia donde nos dirigíamos. Gracias a Dios, aún faltaba. Solté un mini suspiro de alivio al ver que todavía nos faltaba una cuadra.

-Ahh… Este… Si-, me atonte, como si yo no supiera en donde vivía -, Es por esta cuadra-, le dije señalando en la dirección donde se encontraba situada mi casa. Ya se estaba oscureciendo más, el cielo aún seguía nublado y amenazaba con no parar de llover hasta altas horas de la noche o incluso en la madrugada del día siguiente, la lluvia no había cesado ni un poco desde que salimos del instituto y eso ya me estaba empezando a preocupar.

-Está más lejos de mi casa-, abrí los ojos como platos al escucharle decir eso ¿ya habíamos pasado por su casa? ¿Qué? ¿Por qué no había dicho nada hasta ahora? Oh mierda, que maldita vergüenza la que estaba pasando ahora.

-Espera ¿Ya pasamos tu casa?-, me apresure a preguntarle con desespero en mi voz, el me devolvió una mirada simple y solamente alzo ambos hombros restándole importancia a eso.

-Sí, desde hace un buen rato.

-P-pero tu… Raúl, no tiene por qué acompañarme… Puedo ir solo-, dije con rapidez, sin querer darle espacio a opinar sobre eso. Quería salirme de la sombrilla pero él no me dejo, sostuvo la chaqueta con fuerza sin dejarme alejarme tan solo un milímetro de allí.

-No seas estúpido, ya estamos aquí ¿Verdad?-, yo asentí desviando mi vista, no era muy difícil ya que estábamos de lado-, Vamos.

-B-bien.

Suspire con pesadez, no podía creer que esto estaba pasando ¿Por qué se estaba tomando molestias por mí? Se suponía que solo nos íbamos a tratar en el instituto no por fuera, fue el mismo quien dijo aquello así que ¿Por qué…? No entendía, él no tenía por qué tomarse molestias.

Agradecí al cielo que ya estábamos por llegar, me sentía terriblemente incomodo en esta tención que se podía cortar con un cuchillo. Tan solo basto caminar unos cuantos pasos y ya nos encontrábamos parados en frente de mi casa, era una de las tantas parecidas. Con la fachada de color naranja pálido desgastado y la puerta de mármol levemente dañada.

-Es aquí…-, le dije, separándome un poco de él. Saque lentamente las llaves para abrir la cerradura de la puerta, estaban en el bolsillo delantero de mi maletín.

Bien, era la hora de despedirse, mi casa en estos momentos estaría totalmente desolada. Baje la cabeza con desgano, no quería entrar para encontrarme solamente con mi mascota esperándome y eso, que si mis suposiciones no me fallan estará durmiendo campante en mi cuarto.

-Valla-, exclamo rascándose la cabeza-, Desde que era niño siempre pensé que en estas casa vivían clones o algo por el estilo… Raro ¿verdad?-, soltó como si nada y yo luche por ahogar una carcajada que amenazaba con salir-, ¿Qué? Tengo derecho a pensar lo que quiera-, gruño ladeando su boca, divertido. Esa faceta era nueva para mí.

-Eso de verdad que es bastante raro.

-Ni te imaginas el montón de rarezas que pensaba cuando era un crio-, me miro levantando las cejas-, Pero eso ya paso hace mucho

-¿Por qué ya no las piensas?-, pregunte con duda en mi voz.  A mi parecer las personas que dejaron atrás su niñez eran de respetar, yo aún seguía siendo igual de inmaduro y molesto que de niño. A decir verdad, ni siquiera en lo físico he cambiado mucho.

-Porque crecí, madure y ese niño desapareció completamente de mi vida…-, volteo a mirarme con dureza plasmada en su rostro que anteriormente se encontraba apacible-, Es mucho mejor así, esas cosas solo estorban Andrés.

Vi inseguridad en su mirada, no quería tocar un tema serio para el así que decidí cambiar la conversación o al menos hacer el intento-, Raúl… ¿Quieres pasar a tomas una taza de chocolate caliente? Está haciendo mucho frio además-, empecé a jugar con mis dedos debido al nerviosismo, mordí mi labio inferior nuevamente-, E-espera a que escampe un poco, claro.

Me mantuve mordiendo el labio inferior aguardando a su respuesta (Si, eso era un fetiche mío cuando estaba nervioso por algo, desde siempre lo he tenido), si se negaba me iba a morir de seguro. Unos cuantos segundos pasaron y finalmente, el movió su cabeza en un signo afirmativo

-Está bien-, paso una mano por su cabello tinturado de caoba, improvisando un peinado al parecer ¿Qué le habrá pasado a su cabello? Se lo tinto de un día para otro sin miedo a que las directivas del instituto le regañaran. Este chico no tenía remedio, no le importaba para nada lo que otros dijeran y siempre hacia lo que quería a pesar del costo. Su atuendo era una clara muestra de eso, Raúl siempre portaba el uniforme institucional como le diera la real gana… aunque, para ser sinceros, a mi parecer él era una de las personas que tenía cierto porte desencajado que le iba muy bien.

Me separe de la sombrilla para abrir la puerta de mi casa, unos gotas de lluvia me cayeron de lleno a la cara en el trayecto. No las limpie, de algún modo se sentía bien al contacto con mi piel.

Mi casa ¿Podía decirlo con propiedad? a decir verdad aquello no significaba para mi más que una vivienda que me brindaba techo, nada más que eso… Nunca se ganaría el nombre de hogar si mi familia seguía teniendo los mismos problemas y bueno, sé que no cambiaran jamás aunque lo quiera con todas mis fuerzas, llevamos todo de ese retorcido modo desde que mis padres se divorciaron definitivamente. No se podía evitar ¿Verdad?.

Al intentar abrir la puerta esta se trabo haciendo un chillido casi inaudible, aquello ya era de costumbre para mí, la empuje un poco para poder abrirla.

Mire al fondo de la casa en donde se notaba la oscuridad, todas las luces estaban apagadas, si, mis suposiciones no me fallaban aunque así quisiera al menos una vez, allí adentro no había nadie desde que me fui. Respire profundo, la casa tenia cierto olor a guardado que me agradaba, nunca supe porque, tal vez sea por su frescura o algo parecido.

-Pasa-, le dije y luego señale un tapete verde de plástico que se encontraba unos dos pasos más allá de la puerta-, Deja tus zapatos allí cuando entres para evitar ensuciar las baldosas del suelo-, yo me saque mis propios zapatos de un puta pie encima del objeto mencionado, luego me pondría algo.

Cuando el entro y cerró la puerta tras de sí una sensación confortantemente cálida lleno mi interior poco a poco, sentí hormigueos en mi estómago y mejillas al igual que felicidad…  ¿Por qué?, la respuesta era muy obvia para mi…Al menos por unos momentos, no estaría solo en casa

Raúl localizo con la mirada aquel tapete, alzo las cejas al encontrarlo,-Bien-, dijo finalmente disponiéndose a entrar-, Con permiso-, me sorprendí al oír esas palaras tan educadas provenir de la boca del chico que tenía en frente, alguien que creía no tenía pelos en la lengua ni sangre en la cara ¿También podía ser así?

Fruncí el ceño recordando las actitudes inesperadas de Raúl, queriéndome hacerme una idea para describirlo  pero había un problema, jamás había querido describir a alguien antes… Es más ¿Cómo se describe a una persona? ¿Cómo se pueden abarcar tantos términos en uno solo?

-No te molestes en pedir permiso-, desvíe mi mirada -, Aquí no hay nadie más que mi perro.

-Es una costumbre.

-Una buena costumbre.

-Eso creo.

-Puedes sentarte en el mueble si quieres.

-Ok.

Camine hasta la cocina para preparar el dichoso chocolate caliente, me gustaba mucho esa bebida cuando hacia frio y esta era una ocasión así. Abrí la nevera para sacar la leche y ponerla a calentar en la estufa, todo lo demás lo hice de forma robótica, ya conocía la rutina.

-Solo resta esperar unos minutos para que este-, cuando pronuncie aquello mis ojos empezaron a ver borroso.

Parpadee varias veces, no había caído en cuenta que tenía la vista nublosa hasta que casi no me dejaba ver nada. Me quite las gafas para comprobar que tan sucias estaban, efectivamente, el lente estaba hecho una melodía-, Luego las limpiare-, solté para mí mismo en voz alta. Deje mis gafas encima del mesón de la cocina.

-Buen chico-, exclamo Raúl emocionado ¿Con quién estaba hablando?

Me asome al living para ver lo que estaba pasando allí, no pude evitar sonreír estúpidamente. Vi a mi mascota boca abajo rebosando de felicidad ante las caricias que le propiciaba Raúl en su panza.

-Tom ¿Ya despertaste?-, dije recostándome en una pared que quedaba frente a ellos, luego iría a bajarle la llama a la estufa del chocolate-, Oye, Tom-, intente llamarlo palmeando mis rodillas rítmicamente pero no funciono para nada, intento fallido. Tom estaba demasiado ocupado recibiendo las caricias de Raúl como para ponerle una pizca de cuidado a su dueño.

Me acerque a ellos lentamente y me senté en el suelo al lado de Raúl, este estaba de cuclillas muy entretenido con mi mascota.

-No pareciera que acabara de despertar-, el can de repente se incorporó para lanzarse encima de Raúl, lamiendo su cara en forma de agradecimiento-,Está bastante animado… Vamos, no hagas eso que me dejaras oliendo a tus babas-, le hablo a Tom, no pide evitar largar una carcajada.

Esa faceta era completamente nueva para mí, hasta ahora solo había conocido al Capitán sínico y calculador del equipo de Básquet. Al chico sediento de venganza en contra de David por razones que aun desconozco. Al que no le importaba nada con tal de salirse con la suya… Si, a ese mismo.

No era como si el tuviera una copia o como si él fuera hipócrita, solo cambio de actitud con un simple y revoltoso Tom que no paraba de ladrar con alegría ¿Por qué ahora parecía tan diferente? ¿Qué estaba pasando? Mi cabeza daba vueltas pero se concentraba en un solo pensamiento  Por lo menos así no da miedo ¿No?

Deje escapar un suspiro-Ese traicionero-, exclame aun viendo como mi mascota jugaba con el sin enterarse de mi presencia.

Al parecer Raúl tampoco estaba al tanto de mi presencia en la sala pues volteo a verme con expresión de sorpresa en su rostro, si no digo algo probablemente pensaría que me había marchado hacia la cocina nuevamente. Eso me solía pasar bastante, tanto en mi casa como en el instituto, mi presencia era algo débil ¿Qué se le iba a hacer?

Escuche su risa a pesar de que apretó los labios para tratar de retenerla-¿Por qué lo dices?-, pregunto mientras intentaba retener a Tom para que no siguiera esparciendo saliva de perro por toda su cara. Luego de varios intentos lo logro finalmente, Tom se quedó quieto.

-El solo es así conmigo-, dije frunciendo el ceño, haciendo un puchero involuntario-, Me siento botado Tom-, fingí tristeza hacia mi mascota quien solo saco su lengua como usualmente lo hacía cuando estaba cansado.

-No seas llorón.

-Eso está en mi naturaleza.

-¿Hace cuánto lo tienen?

-Desde hace…-, me quede pensativo, haciendo cálculos para aproximarme a la fecha  de su llegada-,Unos doce años y medio mi padre lo trajo, cuando vino aquí por primera vez era una bolita de algodón negrito-, me dio ternura recordar cuando mi Tom era apenas un cachorrito pequeño, incluso yo tenía que ayudarle a mantenerse en pie.

-Ya tiene cierta edad este pequeño bribón.

-Si.

Y al decir eso los dos callamos repentinamente, como si nos acabáramos de dar cuenta de algo importante, como si nos acabáramos de dar cuenta en la situación en la que nos encontrábamos actualmente.

Por unos minutos el silencio entre nosotros reino, lo único que se escuchaba eran los jadeos de Tom.

-Iré a lavarme las manos ¿Puedes…?-, no alcanzo a articular la pregunta completa, yo levante mi brazo derecho y le señale el baño.

-El baño esta al fondo-, dije sin más, sin dirigirle la mirada nuevamente.

-Bien

Sentí como sus pasos se alejaban hacia ese lugar. Fije mi vista en mi mascota, era el único punto que me dejaría escapar un momento de la tensión que irradiábamos los dos. Otro recuerdo cruzo por mi mente, el recuerdo de mi padre entregándomelo en mi cumpleaños número cuatro… Unas semanas antes de su partida.

¿Qué estaba pensando aquel hombre? ¿Qué traerle una mascota a su hijo pequeño lo suplantaría? Al parecer sí. Mi padre nos dejó y a los dos o tres meses nos enteramos que tenía una nueva familia, una nueva esposa… Un nuevo hijo a quien cuidar. Las cosas fueron de mal en peor cuando cumplí seis años, mi madre estaba comenzando a flaquear con su estabilidad tanto económica como emocional. No sabíamos que hacer en esos momentos tan desastrosos.

Madre y Padre siempre les había dicho de esa manera, con respeto sin importar nada. Ni diminutivos ni apodos de cariño, ninguno de los tres estaba interesado en eso. A mi parecer era mejor de esa manera.

Si dijera que pase mi infancia completamente solo sería mentiras. Mi padre le mandaba a mi madre cierto dinero para sustentarme, con parte del dinero ella pagaba niñeras que cuidaran de mi cuando era pequeño pues al cumplir catorce años ellas dejaron de venir … El lapso se había cumplido. Quise mucho a esas dos mujeres, luego le agradecería a mi madre por haberme puesto a su cuidado… Aunque jamás obtuve el suyo.

Y fue entonces cuando mis ojos comenzaron a arder y mi vista se nublo de apoco… Los malos recuerdos no me dejaban en paz, seguían incrementándose como una plaga imparable ¿Acaso yo era de esas personas resentidas con sus progenitores? Tal parecía que sí.

¿Alguna vez les importe? No lo sabía, siempre  pensé que ellos me daban comodidades solo por cumplir su parte del trato. Para no sentirse culpables al dejar a su “Hijo” al desvarío… Tan solo era eso.

¿Alguna vez sintieron algo por mí?

… ¿Cómo sería su actitud al enterarse de este tema? ¿Cómo sería su actitud al enterarse que su hijo era solo una zorra más en la sociedad? Un homosexual. Una escoria. Un estúpido y un antisocial…

Las lágrimas empezaban a resbalar de mis mejillas hasta caer al suelo. No estaba concentrado en nada, no veía a nadie, me sentía en un vacío. Quiero salir de aquí, no quiero volver a estar aquí.

Entonces pensé mi madre ¿Qué diría mi madre si se enterara de todo esto? ¿Estaría decepcionada? ¿Enojada? ¿Frustrada…? No, probablemente lo ignoraría hasta dejar el tema en el olvido y seguir con su atareado trabajo. Lo entendía muy bien, ella no tenía la culpa.

¿Qué más iba a hacer? Yo no sabía la respuesta.

Entonces pensé en mi padre ¿Qué diría mi padre si se enteraba de todo esto?  ¿Estaría decepcionado? ¿Enojado? ¿Frustrado…? No, probablemente tampoco le prestara mucho interés al asunto, yo no pertenecí a su nueva familia después de todo. Lo entendía de igual forma, él no tenía la culpa.

¿Qué más iba a hacer? Yo no sabía la respuesta.

El mismo caso se estaba aplicando a David, aunque con este estaba un poco más agradecido… Después de todo me hizo sentir felicidad, aunque eso fuera efímero. Aunque decía sentir amor por esa persona, yo realmente no conocía muy bien el significado de esa palabra.

Mierda, quería que alguien me lo dijera. Quería que alguien estuviera a mi lado ¿Eso era estúpido?

-No quiero estar solo.

-¿Andrés? ¿Estás bien?-, volví a la realidad de golpe al sentir como mi cuerpo se movía levemente a causa de pequeños empujones que me propinaba Raúl. Sus preguntas anteriores se escucharon atropellada, asustada e incluso ¿preocupadas?

Aunque tenía los ojos abiertos no estaba viendo nada hasta ese momento, era como si recién me despertara de una pesadilla difícil de llevar. Levante la mirada lentamente hacia Raúl quien se veía notablemente preocupado.

-E-eh… Yo…-, levante una de mis manos para limpiarme las lágrimas. Pensé que había derramado solo un par de lágrimas, en ningún momento se me acerco siquiera la idea de que tuviera un rio en mi cara-,…Si, e-estoy bien…-, decía tratando de dejar de llorar pero se me estaba haciendo imposible.

-Una persona que empieza a llorar de la nada no está “Bien”-, sentí como tocaba mis mejillas con sus manos, su tacto era cálido. Limpio el rastro de mis lágrimas con sus dedos pulgares aunque estar volvieran a caer. En un movimiento rápido aparte su mano con suavidad, el pareció extrañado ante eso.

-No seas amable…-, solté un hipido, luego otro y pronto más lagrimas saladas que resbalaban de mis mejillas. Quise verlo a los ojos e incrementar al menos un poco mi cordura, otro intento fallido-, No seas amable conmigo… No tienes por qué serlo… Tú mismo lo dijiste, soy una molestia ¿Verdad?

-Para de decir estupideces-, me miro con decisión. Sentí un cosquilleo en mi estómago ante eso-, Tu Sabes mejor que nadie que yo hago lo que me plazca y me da la real gana ser así contigo, por ahora-, nuevamente dirigió una de sus manos hacia mi cara, acunando una de mis mejillas-, Para de una vez, eres un bebe llorón-, sonreí levemente ante sus palabras y busque aún más ese cálido contacto que me estaba brindando.

Esta vez sí me calme del todo, no solo gracias al consuelo de Raúl… También recordé que él me dijo en varias ocasiones que le irritaba que yo fuera un llorón, así que decidí calmarme de una buena vez.

-Gracias-, coloque mis dos maños encima de la suya-, De verdad… Eres una buena persona después de todo-, pude sentir como se tensó repentinamente ¿Había dicho algo malo?-, Oh mierda… ¡La estufa!-, me puse de pie rápidamente, corrí en dirección a la cocina casi tropezando con unas cuantas cosas que habían en el camino.

Al llegar vi que la llama de la estufa ya estaba apagada, fruncí el ceño extrañado ante eso. No recordaba haber apagado la estufa con anterioridad.

-Apague la llama cuando iba a lavarme las manos.

Le mire avergonzado, sintiendo como mis mejillas eran invadidas por piquetes de hormigas invisibles-G-gracias por eso… Y por lo de antes y pues…Yo…-, trate de aclarar mi garganta-, Yo te sirvo-, dije rápidamente, saque dos tazas de porcelana que estaban abajo del mesón y me dispuse a servir el chocolate ya no tan caliente.

--------------------Narrado por Raúl--------------------------

¿Buena persona? ¿Estaba hablando enserio? La pregunta aún seguía en mi cabeza, repitiéndose como un disco rayado ¿Cómo Andrés podía decir que yo era una buena persona después de lo que le había hecho? Las respuestas que mi mente quería plantear no eran para nada validas, y es que yo no era digno de esas palabras.

-Aquí tienes-, me dijo Andrés pasándome una taza de porcelana-, Ya no esta tan caliente pero esta pasable-, me sonrió al decir eso. Yo recibí la taza con cuidado, sintiendo como mi corazón se estrujaba con fuerza al sentir el contacto con sus suaves manos-, Esta muy rico, pruébalo.

-Gracias-, le dije sin más.  Tome un sorbo del chocolate, de verdad que sabía muy bien.

Mire a Andrés, él estaba elevado en el mundo de quien sabe qué ¿Siempre era así? Probablemente sí. El no traía sus lentes puestos ya desde hace un rato, aquellos lentes que le hacían dar una imagen de raro e inadaptado... Sus ojos se veían más claros  e inocentes ¿Por qué me estaba fijando en esto ahora? ¿Qué era lo que me estaba pasando?

-Andrés-, le llame en tono bajo.

-¿Si?

-Siempre has sido tan…

-¿Atolondrado? ¿Antisocial? ¿Pendejo?-, abrí lo ojos como platos al oír su risa ante el comentario, no esperaba esa reacción -, Si, lastimosamente siempre lo he sido Raúl-, tomo otro sorbo de chocolate-, Prefiero no hablar en público por miedo a tartamudear, no se congeniar con la gente… Raro ¿Verdad?-, y otro sorbo a su bebida. Cada movimiento suyo era calmado y elegante, al menos en este momento.

Negué con la cabeza inconscientemente, preguntándome internamente porque le judía aún más la existencia a este chico. Antes le había llamado “Puta” pero la verdad es que ni siquiera llegaba a rozar ese término tan bajo, por lo que me di cuenta tan solo en un día. Si bien hubiera querido ya estuviera revolcándose conmigo para intentar convencerme pero no, él no era capaz de algo así y eso lo comprobé el día que le bese a la fuerza… Recuerdo como tembló, estaba asustado.

¿Por qué lo juzgue tan rápido? Aunque la mayoría del alumnado tratara a personas como el como una verdadera mierda.

¿Por qué no le conocí bien? Él me estaba demostrando que las apariencias engañan. No me agradaba su llanto, me odiaba a mí mismo por ser el principal causante… Odiaba a David por decirle esas palabras tan hirientes.

-Raúl, ya se está haciendo de noche-, me aviso con una voz suave, sacándome de mis pensamientos ocupados solamente por el-, Ya ha escampado un poco.

-Ah, si… Claro-, le respondí, parándome de donde estaba sentado ¿Cuándo fue que nos sentamos en el suelo?-, Andrés, antes que nada ¿Podrías darme tu número de celular?-, le pregunte, mirándolo fijamente a los ojos, tratando formar mi típica aura de superioridad.

-¿E-eh?

-------------------Narrado en tercera persona--------------------

-¿Ya escuchaste el chisme bomba?-, le pregunto a su amiga mientras esta seguía concentrada leyendo la tarea de Lectura crítica.

Tara separo los ojos del libro y miro a su amiga extrañada, puso un papelito como separador para encontrar en la página que había quedado. Ahora puso total atención a Cara, podía ser algo interesante.

-¿Eh? ¿Cuál chisme bomba?-, volteo su haciendo para acortar la distancia y poder escuchar mejor.

-No puede ser que no te enteraras aun Tara -, recostó su cabeza en su pupitre, este quedaba justo detrás del de su mejor amiga-, ¡Es sobre el Capitán del equipo de Básquet!-, aunque procurar no hacer mucho ruido con la noticia, no pudo evitar pegar un grito

-¿Qué? ¿¡Raúl Olivo!?

-¡Si! De ese mismo estoy hablando chica.

-No lo he escuchado aun, cuéntame Carina ¡No esas mala!-, chillo la chica. En raras ocasiones su mejor amiga le decía por su nombre completo, la mayoría del tiempo la mantenía llamando Cara (por ese apodo la llamaban todos en el instituto) o Cari… Eso significaba que de verdad no había oído nada de aquella nueva noticia que tenía en revolución a la mayor parte del instituto -, ¿Qué paso con Raúl? No me digas que nuestro bombón ya consiguió pareja.

-Precisamente. Se hizo novio de una rata de laboratorio-, le dijo con palabras afiladas-, Y no de una común, es precisamente de la ratita con la cual David tenía sus revolcones en plena jornada escolar-, dijo la chica, contemplando como a su amiga casi se le descolocaba la mandíbula de la impresión que le causaba la noticia-, Así es, estoy hablando de Andrés Díaz ¿Lo recuerdas?

-No puede ser-, exclamo Tara, que aún no salía del shock-, Pero solo nosotras sabemos la relación que mantenían Cari-, la aludida hizo un gesto afirmativo con su cabeza. Precisamente, las dos muchachas eran las únicas personas que sabían de esa relación aparte de los implicados ¿Por qué? Era una historia bastante graciosa-, Oh maldición... ¿No crees que Raúl se la está jugando a David?

-Precisamente eso me temo querida-, se levantó de donde estaba sentada para acercarse más a Tara, no quería que fueran descubiertas hablando de ese tema aunque prácticamente estuvieran solas en aquella aula -, Fue lo que primero pensé, después de todo… David no era totalmente indiferente con ese chico-, suspiro viendo como su amiga mordía una de sus uñas pensativa-, Puede que se lie fea preciosa-, le dijo apartando unos mechones rebeldes de su frente-, Nosotras no podemos meternos en eso o saldremos mal ¿Vale?-, le advirtió mirándola a los ojos, Tara asintió con la cabeza-, Bien-, beso su frente con cariño.

-Cari…

-Dime.

-¿No crees que el chico saldrá lastimado?-, la contraria rio-, ¡Carina!

-¿Cuál de los tres?-, pregunto despreocupada, ocultando sus celos ante el repentino interés de Tara frente a la situación-, Todos ellos saldrán mal de este embrollo, eso te lo puedo asegurar preciosa.

-Hablo de Díaz en especial-, apunto preocupada la chica más baja. Empezó a jugar con uno de sus rubios mechones-, Esto de verdad es muy malo Cari-, en definitiva, ella ya se la había pillado. Algo tendría que pagarle Andrés al Capitán del equipo como para andar de boca en boca, conocía al chico y él no era del tipo de persona que gustaba de sobresalir por los chismes… Ya tenía muchos problemas con los abusos que sufría.

-Nena, todo saldrá bien-, tomo las mejillas de la mayor con sus dos manos, acunándolas-, Tranquila… Si vemos que algo se sale de control intentaremos detener a David ¿Si?-, exclamo con firmeza.

-No creo que podamos detenerlo Cara.

-Nada vale intentar-, Cara le echo una ojeada al reloj de su salón, aunque aún no había nadie en él ya se aproximaba la hora de entrada para todos los estudiantes-, Bueno, hoy será un día verdaderamente ajetreado para esos tres… Hoy nadie se salva de escuchar el chisme-, admitió esta, cruzándose de brazos algo pensativa por la situación.

-Eso es un hecho-, agarro a su amiga del cuello del uniforme colegial para obligarla a agacharse un poco a su altura ya que ella estaba sentada-, Cari… Bésame antes de que todos lleguen-, le pidió levemente sonrojada

-Como tú ordenes mi princesa-, sonrió ante la petición de la chica-, Tenemos aproximadamente quince minutos para hacer de las nuestras Tara ¿Puedes?

Tara se alzó con sensualidad la falda colegial que traía y se bajó sus tangas hasta los tobillos (La contraria no le podía quitar los ojos de encima), seguido a eso se desabrocho los botones de la camisa dejando expuesto su gran busto-, Primero cierra con seguro la puerta del salón, pervertida.

-Ya va mi Lady-, le dijo y enseguida hizo lo que pedía. Camino de regreso hacia la mayor y el beso con pasión, Tara enrollo sus piernas alrededor de la fina cintura de Cara quien la cargo hasta la mesa que usaba el profesor ya que era la más amplia-Bien, empecemos.

Empezó a besar el cuello blanquecino de la chica, más y más hasta ir bajando hacia sus grandes y perfectamente formados pechos. Los contemplo por un momento, un leve momento, antes de bajar el sostén de su amiga para deleitarse con sus pezones ya erectos. Sus manos juguetonas recorrieron minuciosamente los muslos de Tara para luego introducirse por debajo de su falda.

-Verdaderamente… Somos unas depravadas-, soltó Tara entre gemidos.

 

 

Notas finales:

comente plis, esa es mi comida :'v 

¿Cómo les pareció que la historia está evolucionando?  ¿Qué le falta o que le sobra? Quisiera saber sus puntos de vista en esto, además creo que dejare la pareja secundaria para otra historia  ¿les parecería seguirme en esa también? :3 la comenzare cuando termine esta... 7w7 


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