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Juguete por Chantaje por Abby-shan

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Notas del capitulo:

:U me odian por tardarme? me aman por revivir?

xD pos sho que les puedo decir! jajaja :'v ayer me trasnoche escribiendo este cap uwu hasta las 4:51 exactamente, lo iba a subir a esa hora pero pos me mumi encima del portatil ;w; desperte ahora a las 9 y mi mom me dejo de tarea arreglar mi house ;u; aun no he comenzado ...mierda

en fin uwu, espero disfruten! lean las notas finalez porfa!

------------------Narrado en tercera persona--------------

-¿Ya te decidiste?-, pregunto el mayor, también viendo aun el menú de comidas que tenía el restaurante para ofrecer. Eran cerca de las ocho de la noche, había tardado cerca de una hora para encontrar un lugar decente para comer, que se adecuara a su bolsillo de paso-, Andrés-, le llamo cuando la camarera ya tenía cara de mandarlos a la mierda a ambos.

El aludido trago saliva, tratando de deducir la actitud del contrario. Para él ya le era suficiente con los lentes, no creía poder estar más en deuda con Raúl, le había evitado futuros dolores de cabeza por culpa de estos. Y ahora, lo invitaba a cenar ¿Acaso se podía estar más avergonzado? Podía averiguarlo en el transcurso de la noche, tal vez así sea.

Echo una última ojeada a los precios, eran elevados, bastante elevados para los que acostumbraba -Esto no es necesario-, dijo, forzando a su voz para salir. Siempre era lo mismo con él, siempre encontraba una forma de dejarlo completamente mudo-, Enserio, puedo aguantar hasta mi casa, Raúl.

La joven camarera se estaba exasperando, quería arrancarse sus rubios cabellos de un solo tirón. Tenía otras mesas que atender y ese chico de lentes solo parecía estar bajo algún tipo de hipnosis. Maldición, tenía suerte que le gastaran y de repeso quien lo hacía no era nada más ni nada menos que todo un bombón de hombre ¡Si fuera ella no lo desperdiciaría!

-Andrés-, exclamó Raúl, deletreando su nombre con una voz grave y demandante. Al castaño se le erizaron todos los bellos de su cuerpo, trato de ocultar su cara en el menú-, No me hagas perder la paciencia-, solo eso basto para que el nombrado diera un pequeño saltito, eso no le cayó muy bien al azabache. La idea que Andrés le temiera ya no le agradaba para nada, ese tipo de reacciones no le gustaban.

-Bien, bien… ¿Este?-, le señalo a la joven rubia uno de los platos más pequeños del menú, su voz sonaba como si estuviera pidiendo permiso para dar su orden. Ella, por su parte, solo le dedico una sonrisa hipócrita y una última mirada de reojo al atractivo joven azabache. Achino los ojos, creía haber visto a ese par de chicos con anterioridad, tal vez estudiaban en su misma preparatoria.

-Entonces eso será-, dijo finalmente mientras anotaba en su pequeña libreta el tan ansiado pedido, la tinta de su lapicero negro estaba espesa-, Estará en unos quince minutos, ni más ni menos-, dicho esto la joven camarera se marchó, dejando a los dos jóvenes con un silencio incómodo y dos órdenes en espera.

Era verdaderamente increíble esa situación. Jamás en su vida había invitado a alguien a tomar siquiera una taza de café, sabía muy bien que las chicas y uno que otro chico con los que solía estar matarían por aquello y sin embargo poco le importaba lo que pensaran, no le nacía hacer ese tipo de cosas con esas personas. 

¿Por qué con Andy si?

¿Por qué ahora precisamente caía en cuenta de esos pequeños detalles?

-Lo siento-, y allí iba otra vez él con su maldita manía de disculparse por todo ¿Por qué lo hacía?, esa era una de las cosas por las cuales su atención se desviaba hacia Andrés, era imposible no intrigarse ante él.

Lo miro como si lo analizara, de arriba abajo, aquel chico era completamente lo opuesto a todas sus parejas anteriores.

Completamente raro, inexplicable, irritante e intrigante. Sabrá Dios por qué se sentía atraído hacia esa persona en específico. Porque no, ya no podía decir que le daba igual o no, sentía como si se con cada beso atrevido que le robaba se estuviera volviendo adicto a él.

Eso cobraba intensidad, aunque ninguno de los dos se diera cuenta. Andrés estaba sorprendido, la persona que en si había arruinado su efímera felicidad era una de las pocas que lo trataba de buena manera, se podría decir que era una de las tres personas que le soportaban.

Suspiro con pesadez, no sabía si estaba impaciente o divertido por su actitud-Un día de estos terminaras disculpándote hasta por respirar.

-Lo sient-, callo bruscamente, ruborizándose en el acto por lo que estuvo a punto de decir-,…No fue mi intención…-, miro al contrario a los ojos, parecía como si ellos quisieran devorarlo de un solo bocado, su color variaba entre un gris oscuro y uno claro. Un calor se entrometió en su cuerpo, haciéndolo estremecer-, ¿Cuántas veces lo he hecho hoy?-, pregunto Andy, jugando con sus propios dedos para calmar los nervios.

-Por lo menos más de las que puedo contar con mis dos manos -, se rasco la nuca con pereza, tratando de disiparse-, ¿Por qué eres así Andrés?

-Jamás me he planteado esa pregunta, no estoy seguro-, mentira, tu sabes perfectamente la respuesta a eso Andrés decía su conciencia entre susurros-, Supongo que mi condena es esta-, le dijo al tiempo que guiaba su mirada hacia otro lado en donde no estuviera Raúl. Su personalidad era solo una de las cosas que se había distorsionado a raíz del comportamiento de su madre con su persona, todo lo que él hacía para ella estaba mal.

-Todo tiene una razón, absolutamente nada se queda por fuera de esa ley.

-¿Acaso la estas generalizando?-, pregunto intrigado ante la afirmación dada. Era la primera vez que escuchaba esas palabras, le parecían muy sabias al salir de la persona que tenía en frente.

-Creo que ya estaba generalizada desde antes, solo repito las palabras.

Su conversación acabo allí, no sabía que otro tema podían dejar salir a relucir en la plática. Andrés se dio cuenta en ese momento que aún eran como un par de desconocidos más, un par de desconocidos que llevaban una relación falsa con chantaje de por medio… Lo más lógico era alejarse, tan solo si ambos estuvieran cuerdos no quisieran acercarse al otro.

Andrés era irritante, su actitud que se pasaba de sumisa con los demás. Lo que más odiaba del menor era que se parecía enormemente a Katherine, en cierta forma que solo el recordaba, que solo el reconocía. Lo noto recientemente, precisamente esa misma tarde cuando estaban en la óptica de su tío Jack.

-Señores, aquí está su orden-, la voz de uno de los camareros del lugar les saco de su aura silenciosa que, sin siquiera darse cuenta ya se había formado a su alrededor-, Un especial de… ¡Andy!-, exclamo con alegría en su voz aquel chico.

Como si un algo se activara dentro de Raúl, al escuchar ese apodo volteo inmediatamente hacia la fuente. Un joven alto y bastante bien parecido, se comportaba como un niño ante su acompañante. Traía consigo dos bandejas que llevaban sus pedidos, las dejo con cuidado en la mesa de madera, luego de eso  movió con gracia sus manos para acomodar los cubiertos y servilletas.

El camarero sonrió nuevamente al ver la a Andrés.

Andrés estaba entre emocionado y enojado por alguna razón que desconocía el mayor.

Raúl solo frunció el ceño con evidente molestia.

-¿Julián?-, pregunto con sorpresa, estaría mintiendo si dijera que lo reconoció a simple vista. Su cabello medianamente largo, rubio y con leves tonos castaño era lo que más resaltaba de el en ese restaurante-, ¿Qué haces aquí?-, su actitud y voz habían cambiado repentinamente, como si fuera autoritaria-, Sabes muy bien que a tu madre no le gusta que trabajes y te meterías en un lio si descubren tu edad.

-No seas así, ella no tiene por qué enterarse de esto-, le respondió quitándole importancia al asunto, Andy frunció el ceño ante su actitud-, Además, yo tengo mis contactos aquí, ya saben de eso y no me ponen problema alguno ¡Confías en mí!-, puso las manos en jarra, fingiendo indignación.

-¿Ahora qué fue lo que hiciste?-, pregunto sin pelos en la lengua, a pesar de que el menor quisiese evadir el tema, el siempre terminaba pillándolo en sus marranadas. No debió ser algo tan grave como lo del año pasado… Bueno, con Julián todo se podía esperar, eso lo tenía muy en claro desde hacía años.

-Estaba jugando futbol con unos compañeros de clase y quebré un vidrio, sin querer, claro-, le dijo a su mayor, omitiendo muchos detalles de importancia en su confesión-, Vamos, no te enojes conmigo ¿Si?-, le dijo en una súplica juguetona, alborotando los castaños cabellos de Andy.

-No me enojo, me preocupo por lo que haces y lo sabes bien, Julián-, aclaro este, sin apartar la mano invasora de su sedosa cabellera, tampoco temblaba ni se avergonzaba ante el contacto con aquel camarero. Raúl ya no pudo mantener al margen ni un solo segundo más.

Sin poder contenerse, perdió un tanto los estribos que le decían “Solo son dos conocidos, nada más” Nada más… Pero y si lo fueran ¿A el que le importaba de todas formas?

-Disculpa, yo estaba hablando con el-, le dijo con una sonrisa en su cara, de esas sonrisas hipócritas que tan bien le quedaban-, ¿No crees que deberías ir a atender otras mesas?-, le pregunto, resaltando las últimas palabras con desidia. No sabía porque, pero la presencia del tal “Julián” Se le estaba haciendo detestable, hasta tal punto d querer patearlo.

El chico rubio abrió un poco sus ojos verdosos, como si recién se acabara de dar cuenta de algo muy importante. En todo el rato que se había quedado en la mesa no paso por alto al azabache, quien parecía traer de los nervios a Andy ¿Qué se traía ese tipejo? Lugo tendría oportunidad de preguntárselo de frente.

-Oh maldición, tienes razón-, Julián se percató de que su jefe o alguno de sus compañeros no lo estuviera viendo, por fortuna nadie se había percatado de su inasistencia en la cocina-, Trabajo una hora más  aquí y luego poder salir ¿Cuándo te vas de aquí Andy?-, su atención volvió hacia el nombrado, con una actitud serena y risueña-, Quisiera acompañarte, si no es mucha molestia-, Raúl solo rechino los dientes ante lo dicho.

Andrés iba a abrir la boca para contestar pero alguien se le adelanto.

-No tardaremos mucho aquí-, respondió rápidamente, sin dejar al contrario soltar palabra alguna-, ¿Verdad Andrés?-, aunque no quería llamarle por su nombre de pila, ese apodo tampoco le pegaba de a mucho por ahora.

Aunque debía admitir que Andy sonaba lindo. Y al ver a la persona portadora de dicho apodo solo podía pensar que le quedaba muy bien ¿La razón? Luego se encargaría de pensarla.

-S-si-, respondió, sin saber muy bien porque Raúl le pregunto eso. La situación se le hacía extraña, aún más la repentina actitud del mayor, quien, sin decir ni una sola palabras ya parecía estar enojado… Mierda ¿Había hecho algo mal? No quería ni imaginárselo, sabía que lo bueno no duraría mucho.

-Bueno… Pues me voy -, revolvió nuevamente los cabellos de Andrés como si este fuera un niño, dejándolo aún más despelucado de lo que ya estaba-, ¡Adiós Andy!- se despidió de él, únicamente de él, sin siquiera mirar al otro muchacho que se encontraba sentado en la mesa. No estaba seguro, la presencia de ese muchacho le traía mala espina. Abandono el lugar caminando rápidamente, seguro de que ya se había ganado un regaño de parte de su jefe o, en el peor de los casos, que lo echaran otra vez.

Nuevamente el silencio hizo su tortuosa aparición reinando entre ellos, colonizando cualquier rastro de palabras sin sentido. Ellos solo se dedicaron una efímera mirada a los ojos ¿Qué se suponía que iban a decir?

Andrés quería disculparse repentinamente con Raúl, explicarle la verdadera relación que traía con Julián pero decirle aquello sería raro ¿Por qué carajo lo haría? Y esa pregunta fue la que inicio una más grande ¿Por qué habría de importarle aquello a Raúl? Es decir, ellos llevaban algo parecido a una relación falsa de noviazgo ¿No? Y todo eso solo era gracias a la enemistad que se traían Raúl y David.

No sabía si sentirse mediana o completamente mal. No hasta escuchar una pregunta, una sola y simple pregunta que le hizo estremecer con brusquedad.

-¿Quién era él?-, la grave voz del mayor interrumpió como una espada cortando el silencio. Luego de lanzar esa pregunta se atraganto con una cucharada llena de comida para no tener que responder inmediatamente a las interrogaciones que le haría Andrés por culpa de esta. Quería pensar lo que diría a continuación, tal vez también arrepentirse de preguntar eso.

Y fue cuando Andrés quiso soltar una breve risilla.

-Es mi hermano menor, por un año exactamente-, contesto calmadamente, luego le dio una pequeña mordida a su sándwich de cordero-, Bueno, mi medio hermano a decir verdad-, continuo y luego dio otro mordisco un poco más grande que el anterior, estaba hambriento y la comida estaba bastante buena.

No habían palabras que expresaban la confusión que sentía Raúl en esos momentos, también vergüenza de paso. Andrés parecía seguir igual, aunque por dentro estuviera bastante más animado.

-¿Cómo es eso?

-Mis padres se divorciaron, mi padre ya tenía un hijo por fuera de su matrimonio-, comenzó a comentar Andrés, sin ninguna emoción ante el tema al parecer-, Fue cuenta yo cumplí unos… No me acuerdo bien ¿Cinco o seis años?, bueno, el tal es que se fue y jamás regreso a nuestra casa… Eso fue lo que desencadeno una serie de eventos bastante agitantes para mi madre y yo.

Al escuchar eso ya no se sintió extrañado por las actitudes que mostraba el contrario ante otras personas, incluso ante él. Raúl sintió tristeza ajena, aunque el mismísimo Andrés hablara como si fuera ajeno a sus propios problemas familiares, sin transmitir sentimiento alguno. Y esa era la primera vez que lo veía de esa forma tan seria.

-¿No se llevan bien?

-Nuestra relación está muy lejos de ser buena.

-Ya veo.

-En fin… eso, eso no me hizo falta tampoco-, dio otro mordisco a su aperitivo para tratar de pensar algún tema que se desviara-, ¿Y tú?-, le pregunto ahora lanzándole la pelota a él. Raúl pareció incomodarse repentinamente, como si eso fuera algo de lo que no le agradara mucho hablar.

Pero algo tenia Andrés, algo que le daba confianza de contarle sus dolencias más grandes.

-Pues, que te digo-, carraspeo un poco su garganta, para aclarar la voz aunque esto no fuese necesario-, Mi familia en un tiempo fue normal, solo hasta que ocurrió algo fatal… Luego todo cambio con mis padres, prefirieron ahogarse en el trabajo, sobre todo mi madre-, sentía como si otra vez reviviera esos recuerdos, cuando su mamá se encerraba a llorar estruendosamente en la habitación matrimonial y él vivía la impotencia de no poder hacer absolutamente nada-, Viví con mi abuela un largo tiempo y pues… Eso es todo, creo.

-¿Cuántos son?-, pregunto con interés, sin percatarse de su error al mencionar querer saber el número de integrantes que la conformaban.

-Éramos cuatro-, aclaro titubeante, el otro casi se atraganta con su comida. A diferencia de Andy, el sí mostraba amargura en su voz desde el comienzo del relato-, Mi hermana mayor, Katherine… Falleció cuando tenía doce años-, Raúl la recordaba a la perfección, cada facción de su rostro estaba grabada con fuego en su memoria. Él tenía siete años en ese entonces, bueno, casi los había cumplido antes de aquel accidente que no solo marco a sus padres.

Andrés se quedó pasmado, no solo por la tragedia que tuvo que pasar la familia del azabache sino por su cara, se había deformado a medida que iba relatando el breve resumen de su vida familiar.

Sin decir nada, se pasó al asiento que quedaba a su lado y sin hacer ruido, fue acercándose cada vez más al mayor hasta cogerlo entre brazos. Como lo había hecho Raúl con anterioridad. Para su sorpresa no se encontró con resistencia alguna de parte del contrario, es más, Raúl devolvió aquel abrazo consolador que le propinaba el menor aunque para ello tardara un par de minutos.

Se quedó en una especie de limbo, entre el sueño y la realidad. Ese contacto, tan solo ese pequeño gesto le parecía tan ameno, reconfortarte, aliviador… Como si estuviera llevándose el dolor fuera de sí.

Mientras se encontraba entre los brazos ajenos solo se podía preguntar una cosa ¿Por qué Andrés hacia eso? Y más importante aún ¿Por qué el dejo que lo viera de esa manera tan deprimente? Él no era de las personas que se derrumbaban de esa manera al hablar de algún inconveniente del pasado, nunca lo fue y esperaba no serlo.

Y luego venia él para hacerlo sacar todo.

Es una suavidad inhumana pensó Raúl para sí mismo, cuando ya se vio liberado del pequeño pedazo de melancolía de sus recuerdos. En ese momento se dio cuenta que ese abrazo tan puro era totalmente natural de la forma de ser de Andrés, esa aura que llevaba consigo no solo contenía timidez. Ese chico tan solo le hablo y de la nada un sentimiento de confiar en el uno de los mayores dolores de su vida lo embargo, lo aprisiono y no lo dejo hasta que se lo confeso. Raúl se estaba dando cuenta que él tenía ese pequeño poder sobre su persona.

Y ese fue tan solo el comienzo del cambio en su relación.

-----------Narrado por Andrés-----------

Ya habían pasado unos cinco días desde aquella salida tan espontanea, por alguna rara razón Raúl no me trataba a las patadas como antes. Algo iba mal conmigo, no solo era el hecho de que el acoso por parte de las admiradoras del capitán de básquet se volcaran en contra mío, no era solo eso… Cada vez que veía a Raúl acercándose a mí sentía mil y un mariposas desesperada por salir, todo esto me está pasando desde aquel día que me llevo hasta mi casa. Esto no iba para nada bien, no, definitivamente no podría caer de nuevo.

Sobre todo cuando sentía exactamente lo mismo al ver a David quien, por su lado, se había ausentado ya hacía unos días. Por primera vez en mucho tiempo no sentí curiosidad ante ello, es más, puedo decir con algo de firmeza que no me importo de a mucho.

La clases se me pasaban bastante rápido, solo esperaba no encontrarme con alguna chica rabiosa que estuviera dispuesta a saltarme encima y reprocharme una vez más lo de Raúl. Ese era otro asunto que ya había mencionado, gracias al rumor que se había esparcido yo era conocido prácticamente por todo el alumnado. Raúl me había dicho claramente que le dijera el nombre de mis acosadores a lo que yo me negué, no quería causarle molestias de ese tipo.

Cuando salimos al segundo receso de la jornada escolar camine en dirección a la cafetería, a reunirme con Raúl como ya era de costumbre. Nosotros estábamos haciendo muchas más cosas juntos, eso no significaba que nuestro trato hubiera espirado o alguna cosa similar. No, eso seguía en pie, ambos lo teníamos en claro. Eso me dolía en cierta parte, que nos estuviéramos haciendo cercanos con eso de por medio.

-¡Pequeñajo!-, exclamo José por lo alto al ver que me acercaba-, Justo a ti te necesitaba renacuajo, no entiendo ni una mierda de funciones exponenciales-, decía, cogiéndose la cabeza a dos manos.

-Si tienes hojas milimetradas y un transportador con gusto te explico-, le respondí, con voz baja pero segura-, Si quieres, claro.

-¡Si quiero! Ya mismo voy por ellas, no me demoro nada-, casi se cae al salir de su sitio en la mesa, acatando unas cuantas burlas de los otros tres chicos que se encontraban allí-, Tu novio es un amor Raúl-, dijo dándole un par de palmadas leves en la espalda al nombrado. Yo me estremecí un poco, algo aliviado de que no supiese nada.

Ya no me intimidaba tanto el equipo de básquet, ellos no eran malos tipos solo un poco… Rudos al tratar a las personas, después de unos días de ir a hacer labores en su club dejaron de meterse conmigo, se podría decir que ya no me tenían desprecio. A petición del mismo Raúl me sentaba aquí cada receso, antes me sentía sumamente extraño pero ahora puedo vivir con eso, las miradas de los demás queriendo comerme ya no tenían el mismo efecto que antes.

-Ven, siéntate-, me dijo Raúl con voz apagada pero sin perder su tono autoritario.

-Voy-, hice lo que me pedía, con algo de titubeo en mi voz. Me senté en la silla que estaba al lado suyo, no solo porque fuese la única que estaba disponible, no, eran los ojos de Raúl los que me guiaban hasta el lugar-, ¿Te pasa algo?-, le pregunte al notar su actitud cambiante, estaba ido de alga manera-, Raúl-, el solo me miro brevemente, con ojos vacíos. No dijo absolutamente nada después de eso.

-Siempre se pone así en su cumpleaños-, respondió uno de los miembros del club que se encontraban en el lugar-, Ya es algo de esperar-, seguido a eso siguió hablando distraídamente con una de las chicas que se encontraban cerca.

Abrí los ojos como platos, dirigidos únicamente a la persona que se encontraba en total silencio ¿Era su cumpleaños?

-A él no le van las fechas como estas-, dijo José, viniendo hacia nosotros con las cosas que eran necesarias para llevar a cabo la explicación que necesitaba-, Solo es eso, no le prestes atención-, exclamo quitándole importancia y en su voz me confirmaba que se guardaba algo. Ellos dos eran amigos, él sabía lo que le pasaba.

Otro de los miembros chisto con los dedos-Por eso casi nadie lo sabe.

-Cállense ustedes tres, no me hagan enfadar-, advirtió Raúl, sin siquiera voltear la mirada de donde sea que la tuviese puesta. Yo lo mire de reojo, sin poder evitar preguntarme repetidas veces que era lo que le pasaba.

-Raúl-, le llame nuevamente sin éxito alguno, deje de insistir entonces. El resto del receso me la pase explicándole a José todo lo que alcance referente a las funciones exponenciales, al parecer tenia examen a la siguiente hora y apenas venía a estudiar a estas alturas. José era un buen entendedor.

Me fui hablando distraídamente con él por los pasillos de ningún tema en específico, ya que nuestros salones quedaban casi que pegados. Sentí como unas manos me agarraban por los hombros de improvisto, obligándome a detener la caminata con una fuerza que lastimaba.

-Vamos a hablar ahora.

-D-David-, este no se molestó en contestar, me arrastro consigo a un lugar que desconocía su ubicación. Escuche un grito inentendible de parte de José cuando era arrastrado en contra de mi voluntad. No me dejo tiempo de nada, ni siquiera de reaccionar cuando ya estaba siendo azotado con fiereza contra una pared.

-Maldita sabandija-, David se me acerco con furia impregnada en sus ojos. Cogió el cuello de mi saco para tirar de este, levantan levemente del suelo-, ¿Ahora piensas revolcarte también con él  verdad? -, pregunto con vehemencia-, No sabía que fueras tan puta Andrés, ábreme un campo también entonces-, al terminar de decir aquellos sus labios atacaron los míos con fervor. Yo no podía sentir más que fastidio ante aquella acción. Aun en el suelo, logre patearlo en el estómago para apartarlo.

-¡Suéltame David!-, le grite cuando conseguí librarme. Mi libertad no duro mucho, en un abrir y cerrar de ojos él me tenía prisionero con un movimiento ágil. Tenía mis brazos detrás de mi espalda conteniéndolos con fuerza en ese lugar, estaba de rodillas y con la cara estampada en el suelo.

-Oh, ahora andar con ese tipo te ha dado garras ¿Verdad?-, susurro a mi ras de mi oído-, Pues me encargare de cortarlas-, David empezó a bajar su mano libre por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna. Yo no podía sentir más que pánico-, Ahora mismo.

-¡Que ni se te ocurra ponerle otro dedo encima David!-, aquella voz femenina no la reconocía-, ¡Eres una escoria, piérdete!-, escuche los pasos que daba aquella chica que se acercaban hacia nosotros, de repente también sentí miedo por lo que le podía pasar a ella.

-¿O qué?

-O ahora mismo te parto el pescuezo grandísimo imbécil.

Ese era Raúl, solo era él y ningún otro ¿Cómo supo sobre esto? Probablemente fue José quien aviso sobre esto pues también pude escuchar su voz. El simple hecho de escucharlo le brindo a mi mente una calma instantánea aunque aún estuviera aprisionado por David.

------------------Narrado por Raúl-------------------

-No hagas nada estúpido, tienes matricula condicional, si te encuentran peleando y capando clases al mismo tiempo de jodes hermano-, me dijo José por lo bajo. Se suponía que ambos teníamos que estar en el entreno en este mismo instante-, Él sabe muy bien que somos más y, no obstante, lo que está a punto de hacer contaría como una violación-, esta vez elevo mucho más la voz para que David pudiera escucharlo.

Carina se quedó recostada en el marco de la puerta mientras que Tara no apartaba la mirada de los ojos de David, no se ellas que están haciendo aquí pero se los agradezco internamente. Me apresure a acercarme a Andrés cuando este ya se vio liberado, David salió del lugar sin decir ni una palabra además de un “Malnacido” dirigido hacia mi persona.

-Ve y suplántame José, por favor-, le pedí a mi mejor amigo y este solo asintió, el par de chicas abandono el lugar también serrando la puerta del aula de audio visual de una punta pie. Me agache hasta su altura para poder verlo mejor-¿Estas bien? ¿Te hizo daño?

-No paso a mayores, descuida-, me sonrió de vuelta, aunque su mejilla derecha y parte de su frente tuvieran un pequeño moretón de color rojo que comenzara a hacerse más grande. Yo no pude evitar mirarlo con extrañeza-, Raúl ¿Qué es lo que te pasa?-, pregunto, ajeno a su caso.

-¿Acaso no viste lo que acaba de pasar…?

-No hablo de eso-, negó con su cabeza, sin quitar su sonrisa ya un poco más seria-, ¿Qué es lo que pasa con esta fecha?, Raúl…-, y allí estaba otra vez esa mirada de calma, como si fuera imperturbable a pesar de lo que acababa de pasar-, Es mejor hablar sobre las cosas antes de que te ahogues en ellas.

-Yo odio mi cumpleaños… Es solo eso.

-Una vez me dijiste que todo tenía una razón-, cogió mi rostro con sus manos, guiando mi mirada hacia él y luego las aparto-, Sé que no soy la mejor persona para hablar sobre esto pero… Solo no quiero que estés así.

¿Cómo una persona completamente ajena a todo mi pasado podía sacarlo a flote de esta manera tan radical?

-Ella se fue en esta fecha y todo fue por mi culpa-, suspire con pesadez-, Si tan solo le hubiera dicho a papá que nos quedáramos en casa, no era necesario ir a comer por fuera por mi cumpleaños…No lo era-, y sin poder evitarlo, mi voz se hizo quebradiza-,T-todo fue mi culpa… Y d-de verdad…-, Andrés me atrajo hacia si en un abrazo acogedor como el de aquella vez en el restaurante, susurrándome suavemente que me calmara ¿Tan mal me veía?

Deshizo el contacto para verme a los ojos-, Tienes que entender que eso no fue tu culpa, fue un accidente y esas cosas horribles pasan a las personas sin previo aviso-, decía mientras secaba mis lágrimas con sus pulgares-, No fue culpa de nadie Raúl. Katherine no quisiera verte así ¿Vale?

Una parte de mi sufría por escuchar esas palabras, tan solo esas palabras que ninguno de los integrantes de mi familia habían dicho con anterioridad cuando aún ese incidente estaba fresco. Tal vez simplemente porque no las veían necesarias aunque realmente lo fueran.

Acune su rostro con mis manos y lo bese, no hubo nada de por medio, tan solo un mínimo rose de labios. Las ganas de poseer sus labios me estaban matando, desde el día en el que lo toque a la fuerza no le había vuelto a intimidar de esa manera, no quería ver nuevamente aquel rostro asustado suyo.

Cuando me separe de sus labios pude ver que estaba apenado, con los ojos fuertemente cerrados, los cuales poco a poco fue abriendo. Nos quedamos viendo por un largo rato, intente acariciar su mejilla derecha pero el soltó un pequeño chillido de dolor ante el contacto y fue cuando un horrible sentimiento de preocupación invadió todo mi cuerpo.

-¿Te duele?-, Andrés asintió levemente, sin quietarme los ojos de encima-, ¿Dónde más te lastimaste?-, pregunte pasando mi miraba por todo su cuerpo para inspeccionarle.

-Caí sobre mi hombro derecho-, dijo casi entre susurros, me di cuenta que otra vez había retornado su actitud anterior. Decir que las preguntas sobre eso no rodaban por mi cabeza seria mentir, el cada vez era más y más intrigante a mis ojos-,… Nada más, creo-, pase mis pulgares sobre sus mejillas con suavidad, el color carmín había empezado a florecer en su lechosa piel.

-Vamos a ver eso.

 

Notas finales:

uwu que les parece si hablamos de la relashiion anterior de Andres? asi es :v la relacion tortuosa que traia con David. Uds diran lo que quieran que sho escriba uwu soy toda suya hasta el 13 de julio </3

por cierto :D sha cumpli 16 hace unos dias! me siento vejete :'v 


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