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Cuando te encuentre por NEY OTAKU

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Notas del capitulo:

Helou eue

Gente, muchas gracias por seguir fanfic, estoy tratando, deverdad, tratando de no demorarme mucho en actualizar, aunque me desaparecí un rato no quiere decir que no lo vuelva a hacer, uno no siempre controla las situaciones que de alguna manera nos afecta. 

Pero mientras tanto, aquí ando, danto lata. 

Les dejo el enlace de la canción de este capítulo, este grupo también me gusta mucho:

https://www.youtube.com/watch?v=VJ6oztWCsy8

Lean <3

Capítulo 13: La persona que amo y a quien debo amar.

 

Podía distinguir voces en algún lugar, pero no entendía lo que decían. Estaba inmóvil, como bajo un embrujo.  Su reflejo sobre los cristales del escaparate eran la entrada a otra dimensión, la de sus pensamientos y más profundos anhelos, apenas era consciente de su respiración.

—Papi —el jaloneo que sintió en el brazo lo hizo despertar, de repente los murmullos que viajaban en el aire ahora cobraron fuerza, chocando contra sus oídos y haciéndolo retorcerse—. ¡Papi, papi!

Bajó la mirada hacia su costado, el puchero que SooJin tenía en los labios no era en absoluto un sueño o una alucinación.

— ¿Te sientes bien? —al alzar la mirada se encontró con el rostro equivocado. Bueno no, aunque en lugar de MinSeok, esperaba a otra persona en su lugar.

—Lo lamento, me fui un momento —sonrió totalmente apenado.

—Papi —el bebé tironeó de su brazo de nuevo, exigiendo su total y absoluta atención. Normalmente no era una niña berrinchuda ni de hacer escándalos ni berreos, algo que agradecía mucho al cielo porque la mayoría de los niños de cinco años lo hacían, pero estaba claro que SooJin lo estaba hablado desde hace mucho rato y él la ignoró por completo.

Buen padre que soy, se recriminó.

TaeMin la levantó en sus brazos y ella se acurrucó sobre su hombro, enredando sus bracitos en su cuello.

—Lo siento cariño, papi estaba pensando en otras cosas, no era mi intención ignorarte.

—No hacías caso —espetó con el rostro todavía escondido.

—Perdóname.

—Tampoco al señor MinSeok.

Con culpa miró a MinSeok parado frente él—. Lo lamento.

Un largo suspiro salió del alto, TaeMin rogaba que no estuviera muy molesto con él—. ¿Por qué no comemos algo? —señaló con el índice hacia la parte de los restaurantes metros delante de ellos.

—Me parece perfecto —sonrió—. Bebé, ¿tienes hambre?

SooJin lentamente salió de su escondite, su puchero seguía en sus labios, sus enormes ojos mirándolo y de repente su estado de ánimo mejoró.

— ¡Sip! —chilló fuerte.  

MinSeok sonrió, posó la mano sobre su hombro para darle un empujoncito al castaño, los tres se dirigieron  a los comedores, las mesas de color verde lima le encantaron a SooJin, tardaron un par de minutos en sentarse porque la pequeña los hacia cambiarse de lugar, hasta que se quedaron en una que daba frente a una pizzería.

—En serio lo siento —le repitió al alto una vez que todos estaban acomodados.

MinSeok miró a TaeMin por largo rato, absorto por la simple imagen frente a él, todavía le era increíble darse cuenta cuanto podía divagar con solo mirarlo a los ojos, se consideraba un hombre centrado en la vida, en su trabajo, en todas esas cosas que las responsabilidades de adulto conllevaban.

Pero con TaeMin no podía, mirarlo y no soñar.

TaeMin tampoco era el único que podía subirse a su nube y volar por los cielos. Aunque el mayor podía adivinar que lo último de sus pensamientos serían hacia él. Todavía no sabía exactamente qué hacer con esas cosquillas en su estómago al estar cerca del castaño.

— ¿Algo te preocupa? —su preocupación era genuina.

—Si te digo que no, ¿me creerás?

MinSeok negó con la cabeza, ambos chicos rieron segundos después.

La aguda voz de SooJin se escuchó por encima del resto, la pequeña no tenía ni idea de las cosas a la que ambos se referían, la alegría le llenó y simplemente se dejó llevar por el buen ambiente.

MinSeok estiró la mano y acarició la mejilla regordeta de la bebé, se sentía muy suave bajo su toque, así que terminó apretando un  poquito, eso le valió que un par de enormes ojos se clavaran en los suyos, la pequeña lo miró, como buscando algo, las risas habían parado, las delgadas cejas se fruncieron ligeramente, y como atraída por un juguete o dulce, levantó el brazo, sus manitas extendiéndose tratando de alcanzar la mejilla de MinSeok.

Esta repentina curiosidad no la comprendía ninguno de los dos, el mutismo de la niña fue sorprendente. Pero los niños se enfrascaban en personas y situaciones muy fácilmente, cuando TaeMin vio como MinSeok se inclinó para facilitarle la tarea a la bebé  y como está al fin atrapaba su mejilla entre sus pequeños dedos, por un espacio de segundos, el que estaba ahí sentado no era el mayor de los hermanos Choi.

Si el mismo Choi MinHo, sonriéndole a su bebé.

—No.

Esa simple palabra rompió la burbuja de TaeMin, rayos, él no era una persona que anduviera fantaseando todo el bendito día, pero las emociones se le habían intensificado desde la noche de ayer cuando MinHo lo besó en el auto y cuando el mismo le dio uno de despedida.

— ¿No qué?, ¿Cariño? —TaeMin posó su mano en la mejilla de SooJin, su mano cubría toda la extensión así que al mismo tiempo acarició su sien.

SooJin hizo un puchero de pato, sus manitas sobre la mesa, sus pies meciéndose gracias a la silla alta en la que estaba sentada.

— ¿Qué pasa SooJin? —MinSeok intentó tomar su mano pero la pequeña se encogió.

De inmediato miró a TaeMin quien estaba apenado por la reacción de su hija, SooJin no era especial con la gente, ni tampoco tímida, por eso le sorprendió que se alejara del alto.

—Cariño —TaeMin se giró hacia ella, los ojos color miel se clavaron en los suyos, pudo detectar angustia en ellos—. SooJin…

—No es igual papi —el castaño no entendía por qué dijo eso, SooJin de inmediato se estiró de nuevo hacia MinSeok para aparentemente demostrarle a lo que se refería, el mayor el ver la desesperación por alcanzarlo, de nueva cuenta se acercó, esa pequeña palma se pegó a su piel como una pegatina.

MinSeok rio quedito al ser su rostro palmeado por la pequeña, le apretó los párpados, la nariz, los labios y jaló su oreja. No tenía ni idea de que era lo que buscaba pero no quería interrumpir su intensa investigación.

—Amor, no entiendo —miró a su hija con una triste sonrisa.

— ¡um! —al no saber tampoco cómo explicarlo, SooJin se echó hacia atrás en la silla, echándole miradas furtivas a MinSeok.

—Creo que hice algo malo, solo que no sé qué es —dijo preocupado.

—No lo tomes personal, no te conoce de mucho, no es para nada tímida, pero a veces tarda un poco en sentirse totalmente cómoda con algunas personas.

— ¿Se supone que eso debería reconfortarme? —espetó.

TaeMin rio—. Creo que más bien te hace especial.

—Papi tengo hambre —los adorables ojos de SooJin de nuevo hacia él.

—Entonces iré por comida —MinSeok se levantó—. ¿Pizza? —le preguntó directamente a SooJin.

— ¡Sí! —exclamó con exceso de emoción.

— ¿Podemos pedir Pizza? —esta vez le preguntó a TaeMin, como recordando quien tenía la última palabra.

Le sorprendía como estas dos personas podían ser tan volátiles. Pero agradecía que MinSeok no se tomara  a mal las palabras de  su hija.

 Suspiró—. ¿Por qué no?

TaeMin no dejaba que SooJin comiera ese tipo de “almuerzos” pero habían estado caminando mucho en el centro comercial hasta que por alguna razón se quedó parado en la vitrina de una juguetería, la misma en la que un rato atrás lo atrajo tanto como para perder su consciencia.

Una pizza era buena, también quería comerla.

— ¿Algún ingrediente en especial que no les guste?

—Nop —respondieron padre e hija, las risas estallaron de nuevo.

—Enseguida regreso.

MinSeok fue al mostrador del negocio entre risas, una vez que SooJin se quedó a solas con TaeMin, ella le jaló de la manga de su abrigo atrayendo su atención.

—El señor MinSeok me gusta —el castaño sonrió, iba  a decirle que eso era buena noticia, pero ella lo interrumpió—. Pero papi, no es lo mismo.

El castaño la miró confundido.

—Es diferente —susurró.

TaeMin frunció el ceño, creyó que lo de antes ya estaba olvidado—. ¿Qué es diferente?

La pequeña abrió la boca pero no dijo nada, en realidad como antes, no sabía cómo explicarle a su padre lo que sentía. Sus ojos parpadearon hacia TaeMin.

—No es igual.

¿Qué se supone que SooJin quería decirle con eso?

La pequeña negó repetidamente con un leve movimiento de cabeza, TaeMin se sintió impotente al no poder interpretar esas reacciones en su hija, Dios, ella nunca había tenido ese tipo de comportamiento. Cuando MinSeok llegó con una pizza en las manos SooJin se concentró en recibir el pedazo más  grande de ella.

El castaño miró sigilosamente a su hija durante la comida, aunque parecía que se habían embarcado en una plática común y corriente estaba atento a cualquier nueva reacción de su pequeña.  Nada pasó, nada. A las seis de la tarde estaban saliendo del centro comercial con un par de zapatos blancos para SooJin y la malteada que el mayor de los Choi tanto insistió en invitarle, como si haber  dejado que el alto pagara la  comida no lo haya hecho sentir que estaba abusando de su amabilidad.

A las seis con veinte estaban frente al edificio de departamentos donde vivía TaeMin, aunque insistió en que podía subir con la niña sin problemas MinSeok se entercó en acompañarlo, un sentimiento extraño lo apañó a la vez que sonrió al hacer la comparativa de ambos hermanos.

Aunque MinHo es más brusco cuando intentaba ayudarlo y MinSeok por el contrario, más accesible y cariñoso, los dos hombres eran demasiado tercos, sería fantástico, si no fuera al mismo tiempo irritable.

—Estamos en casa —cantó MinSeok con aguda voz cuando estaba frente a la puerta, la risita de SooJin aprobó su actuación.

—Gracias por tu ayuda hoy.

—Lo hago con gusto, cualquier cosa que necesites, cuenta conmigo — ojalá los Choi no fueran tan guapos cuando sonríen, habría que ser ciego o demente para no notar esa maravillosa sonrisa, si TaeMin fuera una chica seguro que hubiera chillado de felicidad y hubiera dado brinquitos en su lugar como un loco.

—Lo aprecio— hizo una leve reverencia—, por todo lo que has hecho por mí, ya sabes el trabajo con Jonghyun hyung.

MinSeok se le quedó mirando, no pronunció ninguna palabra. El repentino silencio hizo pensar al castaño que dijo algo que no debía.

— ¿MinSeok?

—Solo por eso estás agradecido —no fue una pregunta. El alto se acercó apenas un paso hacia él—. Deberíamos salir más, ¿no crees?

— ¿Salir más? —repitió como si no hubiera escuchado la primera vez.

—Salir más—repitió SooJin también pensativa. Tanto padre como hija lo miraron largo rato.

—Sí —rio—, me caes bien TaeMin, eres bastante agradable, de hecho desde la primera vez que nos conocimos, me pareciste…especial.

—Empiezas a sonar como un acosador —bromeó, pero MinSeok lo tomó enserio, su rostro feliz rápidamente cambió a preocupación—, no lo decía en serio —se apresuró a decir.

—No quiero que pienses que lo soy —el alto desvió la mirada un momento antes de regresar a su rostro—. TaeMin, yo quisiera que seamos buenos amigos y si el tiempo lo permite, tal vez algo más.

TaeMin no era tan tonto como para no entender esas palabras. Oficialmente ahora se sentía incómodo.

— ¿Qué como algo más? —preguntó SooJin llena de curiosidad.

—No deberíamos tener esta conversación aquí — “ni en ningún lugar” pensó. Extendió la mano hacia MinSeok pidiéndole la bolsa donde colgaba la caja de zapatos de su bebé.

El alto sonrió, aunque en su expresión se leía claramente la preocupación—. ¿Acabo de echar a perder todo? —le entregó la bolsa.

— ¿Qué harías si te dijera que sí?

—Que por favor me perdonaras por ser un idiota —la sonrisa que TaeMin le regaló fue lo suficiente para sentirse menos miserable, aunque su miedo no disminuyó en absoluto.

El castaño lo miró con cariño, no el que deseaba pero al menos no lo estaba sacando a patadas del pasillo.

— ¿Quieres pasar a tomar un café?

La repentina invitación fue, tan inesperada.

—No esperaba que dijeras eso —dijo sincero.

— ¿Entonces no? ­—se dio la vuelta para abrir la puerta—, no esperaras que hable de esto contigo con un par de oídos extra.

MinSeok miró a SooJin, sus ojos miel lo escudriñaban con determinación, como si pudiera ver a través de él sin problemas—. Por supuesto que no.

MinSeok se sentía tan avergonzado por haber actuado tan imprudentemente. Se recriminaba por dentro el haber soltado cada palabra frente a la hija de TaeMin. Obviamente era una conversación que no le competía en ese momento la niña.

TaeMin le pidió a SooJin cambiarse y jugar un rato mientras el atendía a MinSeok, la pequeña fue directamente a su habitación y se encerró. Lo guío a la cocina donde rápidamente preparó la cafetera, y mientras el castaño maniobraba MinSeok curioseaba el departamento.

—Es un lugar pequeño pero acogedor —le dijo cuándo se sentó y dejó un par de tazas de café calientes en la mesa.

—Es bonito, me gusta.

TaeMin tomó un sorbo de su café mientras pensaba si no sería contraproducente tener al hermano de MinHo sentado ahí en su cocina, el hermano por el que se supone solo había una relación de amistad entre ellos.

Parece que los términos de “amistad” cambiarían entre ellos, eso lo inquieto.

—MinSeok, yo también quiero ser tu amigo —le soltó con rapidez, al igual que el ofrecimiento  del café en la entrada.

El alto suspiró, recordó la razón por la que  había sido invitado a esa casa.

—Y solo quieres ser eso —dijo con tristeza.

—Yo…no quiero sonar grosero, pero debo decirlo desde ahora…

—Estás enamorado de otra persona —terminó la frase—. MinHo es un idiota de verdad.

TaeMin comprendió que ninguno iba a andarse con rodeos, MinSeok sabía de MinHo y él, no es que le sorprendiera, pero no pudo evitar el choque de sus palabras. Cuando otro pensamiento llegó a su cabeza gimió para sus adentros, MinSeok estaba al tanto de “la relación” y aun así intentó acercarse, no sentía nada bien saber que el Choi mayor estaba atraído por él, la voz de MinHo recriminándole esto sonaba en su cabeza como el repique de una campana.

­—Supongo que MinHo te ha…contado cosas — ¿le creería un traidor como MinHo? Sus nervios se dispararon intentando saber cuánto sabía este Choi.

—Él…no me ha dicho nada en absoluto —chasqueó la lengua­—, estoy  basado en mis suposiciones TaeMin, yo…si no parezco acosador seguro si soy un idiota. Tú me gustas, soy sincero con eso —le dio una mirada calculadora—, pero tampoco soy estúpido.

El silencio los abrazó, ambos permanecieron mirando a sus tazas de café, como reflexionando sus acciones y dándole miles de vueltas a esas acciones que los llevó a ese momento. El castaño realmente se sentía mal por MinSeok,  porque para ser franco, no había ni una posibilidad de que fueran algo más que amigos.

Sonrió, que tonto debía parecer en ese momento. Deslizó la mano hasta tomar entre la suya la de MinSeok, el contacto  hizo que este lo mirara sorprendido.

—Lo siento —dijeron al mismo tiempo.

Risas estallaron en la cocina. MinSeok parecía aliviado, pero no menos triste. Tomando oportunidad entrelazó sus dedos con los de TaeMin, la caricia duró muy poco, pero fue suficiente.

—Eres un buen hombre, solo, siento que no pueda corresponderte.

—Estás rechazándome en mi primer movimiento —hizo una mueca—, mi capacidad para conquistar está fallando.

MinSeok soltó un largo suspiro—. MinHo es…tan tonto, no —detuvo a TaeMin alzando la mano cuando pretendía hablar—. No sé qué haya pasado entre ustedes, él, no dejaba de repetir que no era bueno ir por ti y yo, no lo sé, me pareciste tan honesto y dulce…sinceramente empecé a sentir cosas por ti, yo de verdad creí por un momento que mi hermano no estaba interesado, pero no es así. Le importas y mucho.

Está bien, eso no lo vio venir, la última declaración no hizo más que acelerar su corazón y recordar los besos que se dieron con tanta necesidad la noche anterior. El calor en sus mejillas lo hicieron sentirse culpable, MinSeok estaba abriendo su corazón y él solo tomaba las palabras para su beneficio.

—Nunca tuve oportunidad, ¿eh? —Con otro suspiro más se levantó con la taza tibia en una mano, se tomó el líquido negro sin dejar ni una gota, la bebió casi como si fuera un buen vaso de licor,  lástima que el café no tuviera los mismos efectos.

—Siento que podemos ser amigos, pero me dolería verte si te sientes…

—No seamos tan dramáticos TaeMin —le interrumpió—. Lo único que no quiero es que pienses que soy una mala persona  por acercarse al hombre por el que mi hermano siente…amor.

—No pienso que seas malo.

—Gracias, es un alivio escucharlo —se aclaró la garganta—. Yo, debo irme TaeMin.

El castaño asintió, ¿qué más podía hacer? Lo acompañó hasta la entrada, todavía sintiéndose apenado por esa situación. No sentía más que cariño por MinSeok, así que no quería perder a quien podría ser un buen amigo, y Dios sabe que no hay en sus pensamientos otro hombre que no fuera MinHo.

— ¿Entonces me permitirías ser un amigo para ti y tu hija? —le dijo desde el pasillo, todavía un poco de preocupación en sus ojos.

—Claro que sí —sonrió—, podemos intentar eso.

—Oye, si mi hermano se pone pesado, cuenta conmigo para darle una paliza, suele ser un cabezudo cuando quiere proteger lo que ama.

MinSeok se alejó de la puerta, con la imagen de un TaeMin sonrojado y totalmente perturbado. Al entrar al elevador y cuando las puertas se hubieron cerrado soltó una maldición tras otra.

Bien, bien hecho, no pudiste joder mejor las cosas. Se recriminó.

Sus deseos habían salido a flote tan repentinamente que no pudo detener todo lo que desencadenó. Como sea, supuso que era mejor así, la única persona que podía cortar sus esperanzas ya lo había hecho y de una forma tan…amable.

Sin embargo…se le hacía tan difícil no querer a TaeMin.

—Hermanito espero que  no arruines  esto…o no podré quedarme de brazos cruzados.

***

TaeMin paseaba una y otra vez las imágenes del catálogo de muestras  sin realmente verlas, en su cabeza todavía estaban las últimas palabras de MinSeok en su cabeza.

Cabezudo lo describe a la perfección, pensó con diversión, una sonrisa se formó en sus labios con el acertado calificativo que el mayor de los Choi le dio a su hermano menor.

Pero,  proteger lo que ama…

— ¿No deberías estar haciendo un registro de eso? —se asustó tanto al escuchar esa voz que dio un salto en su silla  y terminó golpeándose la rodilla derecha contra el escritorio. Se mordió el labio inferior para no gritar.

Cuando enfocó su mirada hacia el frente descubrió a SooYoung sonriendo. La chica llevaba su agenda abrazada sobre su pecho, ladeó la cabeza indicándole que la siguiera.

—TaeMin vamos por un café.

—No puedo tengo trabajo—SooYoung  bufó­.

—Yo no te veo trabajar —las mejillas de TaeMin se sonrosaron—, solo iremos por un café, en cinco minutos regresaras aquí a sudar y estresarte.

—He visto cuanto tardas con un café, para cuando regresemos será la hora de la salida. Además, ¿Por qué nos quitas el café aquí cuando tienes una cafetera en tu piso de arriba?

—Me duele que digas eso —se puso una mano sobre el corazón fingiendo estar ofendida. TaeMin rodó  los ojos, luego se levantó y pasó a su lado. Había cedido muy rápido pero sus piernas requerían ser estiradas.

—Una taza de café y no más —se masajeó el puente de la nariz—. Solo porque necesito despejar mi mente.

— ¿Estás  bien? —ahora ella se escuchó preocupada. El castaño negó con la cabeza—. Entonces, ¿por qué pareces tan triste?

Caminaron hasta el final del pasillo, donde no había escritorios sino un par de sillones de forro rojo afelpado. Lo bueno de ir por el café es que había un relativo silencio que se podía disfrutar mientras no estorbabas ni nadie estorbaba.

—No es tristeza.

—Eso no es lo que dice tu mirada. No nos conocemos de mucho, pero…no es difícil decir que estás preocupado o triste.

— ¿En serio? —ella asintió.

SooYoung sirvió café para ambos, se tomó su tiempo desfrutando su primer sorbo de café. Se escuchó bullicio por el pasillo de donde ellos vinieron, en segundos el jefe de la compañía apareció con las manos sobre sus orejas,  Jonghyun parecía empeñado en no escuchar algo, de repente otras voces aparecieron, MinHo caminó directo hacia Kim pero no parecía la persona por la que estaba frunciendo el ceño.

Cuando MinHo giró y ambos cruzaron miradas sus mejillas se calentaron, apretó un poco la taza de café sin importarle que el calor hiciera daño a sus manos. El contacto se rompió cuando otra persona llegó, era el amigo de Jonghyun, el joven llamado LuHan.

Cuando LuHan se percató de su presencia sonrió, le devolvió la sonrisa, pero lo que vio después lo dejo sin habla,  LuHan se acercó hacia MinHo y lo abrazó por detrás en su cintura, susurrándole cosas que hicieron desviar la atención del alto  hacia el chico.

Rayos, eso no lo hizo sentirse bien.

Sintió claramente como el estómago se le encogió y algo caliente subía por su esófago, algo que de ninguna manera podía ser café. Incapaz de seguir viendo se giró y se masajeó los ojos, no solo estaba cansado por el trabajo, también de estar tan lejos de la persona que tanto amaba.  Y entendía que era natural sentirse celoso, los celos son una condición humana imparable, era tan solo que...hace tiempo que no experimentaba esa  emoción que francamente le tomaba por sorpresa.

— ¿Estás bien TaeMin? Tienes el rostro un poco sonrosado.

­— ¿Eh? No, estoy bien, solo un poco cansado.

—Para eso es el café —señaló la taza con su dedo índice—. Bébelo, te revivirá.

Obedientemente lo hizo, escuchando las risas a  su espalda; podría estar equivocado, pero le dio la sensación de que LuHan quería, algo así como, provocarlo. Rápidamente se recriminó, no debería ser extraño que sea cariñoso con MinHo, según le había dicho SooYoung ese chico era amigo de JongHyun, HyoYeon y MinHo. Se conocían de años. 

—Me sorprende que el joven LuHan siga aquí, normalmente en los primeros berrinches JongHyun consigue regresarlo a casa.

— ¿Empezarás a chismorrear de tus jefes? —le tentó, estaba mal hacerlo, pero reconocía que quería saber más.

—No diría algo que todos aquí no saben ya —se encogió de hombros—. El joven LuHan, bueno, a él le encanta estar con sus hyungs y con la señorita HyoYeon. El padre de LuHan es cercano a las familias de todos ellos, y no tiene problemas en dejarlo a su cuidado. Aunque de todos ahí es bastante cercano a los hermanos Choi —de repente comenzó a reír—, algunos apostaríamos que está detrás de alguno de los dos.

TaeMin giró el rostro hacia ella—. ¿A qué…te refieres?

SooYoung frunció el ceño—. ¿Cómo que a qué? A lo que da a entender, que uno de los hermanos Choi le atrae.

Esa fue una noticia bastante reveladora.

—Uh…uh mi jefe está mirándome feo —TaeMin miró hacia atrás, ciertamente MinHo tenía una mirada profunda hacia ellos. SooYoung bebió todo su café y dejó la taza sobre la mesita donde yacía la cafetera—. Nos vemos luego TaeMin.

—Hasta luego noona.

Los tacones de SooYoung repicaron por todo el pasillo hasta que llegó junto a MinHo, este le habló con el ceño fruncido mientras ella asentía y le regalaba una sonrisa nerviosa, realmente esperaba que no se haya metido en problemas. SooYoung hizo una última reverencia, giró y se despidió de TaeMin sacudiendo la mano en el aire, el castaño se despidió de la misma manera, cuando el alto dirigió sus intensos ojos marrones hacia él sintió sus mejillas calentarse.

Sin embargo se negó a parecer afectado, en primera porque LuHan seguía aferrado a su cintura como si fuera una sanguijuela, y no quería que MinHo se diera cuenta de que de verdad, eso le molestaba, y segundo, estaban en la oficina, qué se supone que debería hacer, sino comportarse como un empleado más.

Rompió el contacto visual, tomando como excusa el seguir bebiendo su café. Para su desgracia se lo había acabado en menos de dos sorbos y el bullicio seguía justamente frente a su escritorio.

¡Rayos! No quería caminar entre ellos para sentarse, y no quería seguir viendo como LuHan se colgaba de MinHo como un koala y…soltó un suspiro, optó por ir al  baño a lavarse la cara. Dejó la taza de café en la mesita y caminó despacio hacia el pasillo contiguo, giró hacia su izquierda y entró a los baños, no parecía haber nadie, agradeció eso, quería unos minutos en silencio para pensar.

Fue directo uno de los lavamanos y abrió el grifo, el agua templada se escurría entre sus dedos, se mojó el rostro, como unas tres veces antes de mirarse empapado en el espejo. Las gotas de agua corrían en su piel, cayendo algunas  sobre su camisa formando manchas en su hombre y pecho.

Estando a solas por fin dejó que sus ojos reflejaran un poco de la tristeza que sentía, lo que más le molestaba de su situación es que desde el beso que ambos compartieron en el auto frente a su edificio, MinHo no había dado señales de estar afectado, es decir, no esperaba que lo llamara o algo así, pero, ¿Cuántas veces no se habían topado en la compañía sin cruzar palabra alguna? Incluso MinHo no le miraba.

TaeMin seguía decidido a seguir por MinHo, no quería desperdiciar ninguna oportunidad que se le pudiera presentar para estar cerca, pero estando en la oficina era difícil ya que ha estado bastante ocupado con su trabajo, y no iría detrás de MinHo, persiguiéndolo…como había visto a LuHan hacerlo.

¿Por qué tiene que ser tan difícil?

Si TaeMin no estuviera seguro de que MinHo seguía sintiendo algo por él, porque Dios, los besos que han compartido han dicho muchos más que las palabras, tal vez ya se hubiera resignado a no ser nada en la vida del alto.

TaeMin sonrió a su reflejo, recordando las palabras de MinSeok el sábado por la noche, sobre que MinHo podía ser un tonto cabezudo cuando se trata de cuidar lo que quería.

—MinSeok hyung eligió las palabras adecuadas.

— ¿Acerca de qué?

Dio un salto por el susto que acababan de darle, giró hacia la puerta, MinHo estaba parado a escasos dos metros de él, sus manos metidas en los bolsillos de su pantalón.

—Nada en especial —dijo, no quería pelear de nuevo por la misma estupidez sobre que su hermano…

Bien, no me ayuda que MinSeok se me haya declarado.

TaeMin detuvo sus movimientos cuando sacó papel del dispensador para secarse. Lo de MinSeok siempre fue verdad, pero nunca le correspondió, nunca le dio motivos, pero sabía que de todas maneras ese asunto le sería recriminado.

Escuchó el sonido de pasos, en segundos tenía a MinHo a su lado, escudriñándolo de pies a cabeza, tener sus ojos sobre su cuerpo le hizo sentirse un poco cohibido.

— ¿Te sientes bien?

Los ojos del castaño se dispararon hacia los de MinHo.

—Sí, estoy bien. ¿Por qué lo preguntas?

MinHo no respondió de inmediato,  en su lugar sacó papel del dispensador y para sorpresa de TaeMin con una mano tomó su mentón para alzar su rostro y con la otra comenzó a secar la humedad de su piel,  las caricias fueron bien recibidas aunque no dejó de estar sorprendido por el inesperado acto.

— ¿Por qué saliste así del piso? Parecías un poco inestable.

De nuevo, MinHo evitaba su mirada, eso le molestó, por más que gozara de tener sus manos sobre su cara, no podía pasar por alto esto. Tomó ambas manos para apartarlas, fijando sus ojos con los del alto, tardó unos segundos, pero finalmente sus miradas se encontraron.

­—Solo estoy un poco cansado ­—sonrió.

—Es sabido por todos que HyoYeon es una explotadora —MinHo hablaba, pero parecía pensar más en su mente. Se quedaron en silencio por un minuto, aunque para ambos fue como una eternidad, ninguno rompió el contacto de sus manos.

MinHo dio un paso cerca, esta vez no escondió en absoluto su mirada, lo sentía decidido y a la vez ansioso, el agradable  calor de su cuerpo le dio la pauta para dejarse estar dejar que lo que tenía que pasar, pasara.

MinHo hizo que bajara las manos lentamente y tomó su delicado mentón con ambas manos, se inclinó hasta rozar sus labios con los de TaeMin, sintió  brazos rodearlo de la cintura, tan lento y cuidadoso. No lo culpaba por temer que corriera, admitía sin problemas que mantener su distancia de él, después de los besos que habían compartido era un tortura que estaba volviéndolo loco. Se resistía, se repetía que TaeMin no era una buena persona, pero que tenía el poder de arrastrarlo a hacer cosas por él…cosas que deseaba y que con tanto esfuerzo se abstenía de hacer.

Estaba perdiendo el control que tan orgulloso le tenía.

Todos los pensamientos que lo asfixiaban se disiparon en el momento en que probó los labios de TaeMin, en algo que comenzó siendo suave, pero que se convirtió en puro fuego. Cuando metió la lengua dentro de su boca no tardó en sentir la electricidad en su cuerpo, TaeMin cedía a su ritmo sin vacilar, haciendo que su propia legua participara y provocándole pequeños gimoteos que solo lo hacían sentir que podía prender fuego en cualquier instante.

Mientras más mordía y tiraba de esos labios y su lengua, algo primario se encendía en él. Dejó su mentón para bajar las manos a la cintura de TaeMin, le dio la vuelta para descansar su cadera contra el metal frio del lavamanos, una de sus manos bajó hasta las redondeadas nalgas del castaño y apretó fuerte consiguiendo que un jadeo escapara de los labios del chico.

Se abalanzó hacia él, tomando de nuevo su boca, yendo a más profundidad, meciendo la cadera contra la ingle de TaeMin, donde ya sentía un bulto sólido contra su muslo.  Era demasiado bueno, muy bueno para dejarlo, pero se vio en la necesidad de hacerlo, rompió el beso descansando el rostro sobre el cuello del castaño justo debajo de la oreja. Su cálido aliento logró erizarle la piel al castaño.

—No te detengas por favor —gimoteó TaeMin, sus mano paseaban sobre la amplia espalda de MinHo, sintiendo la firmeza de sus músculos y lo perfectamente bien que se sentía tocarlo.

—No deberíamos estar haciendo esto ­—habló con la voz todavía cargada de deseo.

—No aquí deberías decir.

TaeMin lo acercó siendo esta vez quien se apoderó del firme trasero del alto, sus manos eran tan pequeñas, apenas podía abarcar una parte de sus suaves nalgas. MinHo gruñó y volvió a besarlo, moliéndose en él, poniéndose duro al instante.

Sim embargo el encanto no podía durar por siempre.

MinHo se alejó para contemplar el rostro sonrosado de TaeMin, sus labios entre abiertos y su pecho todavía subiendo y bajando en un suave ritmo. Gruñó para sí mismo cuando dio un paso hacia atrás  y maldijo por lo bajo.

—MinHo ­—TaeMin intentó tocarlo pero solo consiguió que el alto se alejara otro paso.

—No vine al baño esto —se quejó.

— Yo tampoco, yo solo…quería refrescarme.

Pues bien, lo que consiguió en su lugar fue una dosis de buenos besos que lograron encenderlo hasta el punto que sentía que se derretiría sobre la losa. ¡Y quería más! ¿Cómo le explicaba a MinHo que lo que acababan de hacer estaba…tan malditamente correcto?

—Podrían habernos visto —le recordó. Su ceño frunciéndose.

—Cierto, pero Min…—TaeMin sintió su excitación irse poco a poco mientras se preocupaba por tratar de resolver el drama entre ellos. Acortó los pasos quedando nuevamente tan cerca que sintió el cuerpo de MinHo vibrar bajo su toque—, nosotros.

—No aquí TaeMin —dio otro paso hacia atrás.

Dios, esto le encabronaba a niveles impensables. Entendía lo de la “discreción”, no debieron andarse tocando en el baño donde cualquiera pudiera haberles visto, pero…

—No, no aquí, lo sé, fue una estupidez nuestra, pero, ¿entonces dónde? MinHo —atrapó las manos del alto con las suyas, tratando de que entienda que no podían ignorar la atracción que sentían.

Además de la hija que compartían.

—Quiero que estemos bien, dijiste que querías ser mi amigo, yo te dije que quería más, hace un momento parecía que estabas dispuesto a darme algo más que tu amistad. Además de que no hemos establecido…que tú regreses a la vida de SooJin —TaeMin sintió el picor en sus ojos, no más llanto—. Ella te quiere, y yo te quiero a mi lado.

MinHo cerró los ojos despacio, absorbiendo cada palabra que TaeMin le decía. No quería hablar algo tan privado en el baño de la oficina,  más bien no quería hablar de un “nosotros”.

Solo me importa SooJin, solo mi hija.

—Regresa a tu trabajo TaeMin ­—se soltó del agarre de TaeMin y caminó hasta la puerta.

— ¿A qué le tienes miedo MinHo? —el alto se detuvo justo antes de salir.

Ante el mutismo que recibió de respuesta, dejó caer una lágrima por su mejilla, apretó los puños a sus costados y se dirigió directamente hasta la puerta.

Sus ojos anegados y a punto de desbordarse se clavaron en los marrones de MinHo, la amenaza estaba en ellos, lo señaló con el índice sin importarle cuantas faltas de respeto estaba a punto de hacerle.

—Te dije que quería más y voy a ir por ello. No soy estúpido MinHo, siento tus ansias, tus caricias y sé que…todavía sientes algo aquí —presionó el dedo sobre el pecho del alto, del lado del corazón—. Hasta que no me digas que no sientes absolutamente nada por mí, no voy a dejarte en paz.

Salió y avanzó un par de pasos por el pasillo antes de detenerse y darse la vuelta para confrontarse de nuevo con MinHo.

—Y no me importa lo que tengas que hacer, hablaremos hoy sobre esto, así que voy estar esperándote fuera  de tu oficina si es necesario. ¡Tonto cabezón! —le gritó.

MinHo lo vio alejarse, su corazón todavía  estaba latiéndole tan aceleradamente que pensó que se le saldría en cualquier instante. Tuvo que sostenerse de marco la puerta incluso antes de poder dar un paso delante.

 

En estado de shock salió rumbo a su oficina en la planta de arriba, cuando entró por el piso donde estaba la oficina de HyoYeon recordó que inevitablemente tendría que pasar por el escritorio de TaeMin, decidió hacerlo rápido y sin titubeos.

Entre más se acercaba escuchaba las voces de LuHan y Jonghyun hablando todavía.

— ¡Hasta que apareciste! —Jonghyun le habló estando ya cerca—, ¿Podrías librarme de este sujeto?

No respondió, tan salo pasó apenas percibiendo la silueta de TaeMin en el escritorio. Incluso cuando LuHan trató de interceptarlo lo paró alzando la mano y dejándole claro que no quería escuchar cualquier cosa que digiera.

Fue directamente al ascensor, dos pisos y ya estaba en el pasillo que conectaba a su área de trabajo. Pasó también al lado de SooYoung  y le pidió que nadie lo interrumpiera, no importaba que fuera.

Al llegar a su oficina y cerrar la puerta detrás de él, fue a su silla y se dejó caer, casi lloriqueando porque pensó que nunca llegaría.

Se puso la mano sobre el corazón, no habían disminuido sus latidos.

—TaeMin —le habló con anhelo—. Tae…

Su mirada se concentró en el techo mientras trataba de explicarse lo que había sucedido hace unos instantes. Se tocó los labios que aún le ardían por el abrazador beso que TaeMin le correspondió, estaba emocionado  y la vez frustrado; todo dentro de él era una mezcla de emociones que terminaría provocándole una especie de convulsión.

Había vivido relativamente bien los años que pasó separado del castaño, se había enfocado en su familia, en  su carrera, en seguir porque no podía hacer más que eso, no negaba que en los primeros meses pasó por la amarga vía de la depresión, y ¿cómo no hacerlo?  TaeMin le cortó toda esperanza de vida cuando le hizo creer que lo amaba y  luego cuando lo separó de SooJin, él pudo buscarlo, seguirlo, suplicar que no lo botara, pero, ¿Para qué? TaeMin usó tan solo un par de palabras para desparecer cualquier esperanza que pudiera existir.

No te amo MinHo, nunca te amé.

Esa frase lo persiguió hasta en sus sueños, luego de un tiempo, logró volverá dormir, pero siempre estaban presentes, siempre.

Sinceramente no creía que alguien pudiera seguir la vida cuando su persona amada le dijera semejante cosa, sin embargo, hasta la fecha, se preguntaba lo que hubiera pasado si se hubiera aferrado a TaeMin, de cualquier forma, de cualquier manera.

El ‘hubiera’ no existe MinHo.

Pero entonces, ahora que se ha reencontrado con TaeMin, todo sentimiento entre ellos cobró una intensidad tan abrumadora, tan efervescente, era como si nunca se hubieran separado uno del otro y en su plena consciencia de que le ha dicho que lo odia, no podía negar que se preocupaba, que lo necesitaba cerca, más ahora que había conocido a SooJin, su bebé.

Los quería de nuevo, con todo su ser. Pero cuando estaba cerca de TaeMin, todo se volvía tan confuso, cuando quería decir cualquier gesto amable simplemente terminaba a la defensiva, no podía poner control entre su mente y su corazón y eso le fastidiaba tanto.

El sonido alguien tocando la puerta rompió su hilo de pensamientos, se tocó sobre el corazón en su pecho sintiendo como su corazón palpitaba tan salvajemente.  Y de la nada le vino el recuerdo de algo.

TaeMin le había obligado a tener la conversación que no quería tener.

Tal vez, será lo mejor, establecer los límites en ambos.

— ¿MinHo estás bien?

Cuando giró el rostro se encontró con un Jonghyun dentro de la oficina, con el ceño fruncido y  las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, mirándolo preocupado.

—Sí —se aclaró la garganta y se enderezó, girando la silla hacia el frente—. ¿Necesitas algo?

—Eso es lo que yo quiero saber de ti —El castaño ladeó la cabeza, escudriñándolo con esa mirada que a MinHo le daba escalofríos—. No te veías bien cuando saliste corriendo del piso de abajo, pensé que tal vez…no te sentías bien. Despareciste un buen rato en el baño luego que…

La expresión de preocupación se disipó convirtiéndose en un poco de sorpresa, y un poco de socarronería.

—Desapareciste —continuó con una sonrisa en los labios—, después de que TaeMin también desapareciera del piso.

Los ojos de MinHo se desviaron hacia el pisapapeles de su escritorio, sintió las mejillas calentándose al recordar los besos y el calor del cuerpo de TaeMin contra él.

Jonghyun no necesitó más, soltó un largo silbido que murió cuando vio la desalación prensada en el rostro de su amigo. Tomó una de las sillas a un lado y se sentó cruzándose de piernas y dejando caer sus manos en sus muslos.

Después de unos minutos sin decir nada, MinHo levantó el rostro encontrando la mirada con la de su amigo.

— ¿Por qué no estás fastidiándome con esto? —La respuesta fue que Jonghyun alzara las cejas en par.

— Vaya, no estas negando que algo pasó en el baño con TaeMin, ah…no diré que me alegro pero no deberías usar los baños o pasillos para tus reconciliaciones…

—Solo nos besamos —le cortó. Pero Dios sabe que casi pasaban a algo más interesante.

—Bien, solo se besaron —alzó las manos—. Aun así no veo como un beso puede tenerte tan afligido, no vas a decirme que no deseabas besarlo —MinHo no contestó, de nuevo el silencio fue su forma de afirmar lo que decía.

—MinHo, eres mi mejor amigo, te quiero, lo sabes, y porque te quiero tengo que decirte que estás complicando tu vida porque quieres.

—No es verdad ­—la mano que reposaba sobre su escritorio se cerró en un puño, dejando que sus venas saltaran y se marcaran por debajo de su piel morena.

—Aja, claro.

—Maldita sea Jonghyun, es muy fácil para ti decirlo porque no lo estás viviendo —se levantó de la silla y caminó hacia su ventada, la luz del sol casi se iba, eso quería decir que pasó mucho más tiempo sumergido en sus cavilaciones del que había pensado.

­—Talvez tengas razón ­—la voz de Jonghyun se escuchaba muy clara y fuerte—. Pero no estoy juzgándote si es lo que piensas. Yo en tu lugar probablemente hubiera actuado de la misma manera.

MinHo sonrió de lado—. Tú eres una persona muy sensata, seguramente hubieras encontrado una manera mejor de tratar con ello.

—No me sobrevalores MinHo, cuando te enamoras, toda la sensatez se va como agua entre las manos, lo sabes muy bien.

Asintió aun de espaldas a su amigo. Si recordaba los primeros días cuando reconoció al fin que estaba enamorado de TaeMin, se veía a sí mismo como un idiota que no podía pensar en otra cosa que complacer al castaño.

—Solo digo que…estás sobre pensando tu situación. Estás enamorado de él todavía, solo que no quieres reconocerlo porque piensas que estar enojado es lo que debes hacer porque te engañó. Crees que no perdonarlo es la manera en que debes actuar, pero no es así. Si sientes que hay una posibilidad entonces tómala, además, siendo sincero, no creo que las cosas que sucedieron en el pasado hayan ocurrido de esa manera.

— ¿Qué quieres decir? —volteó para ver a Jonghyun levantándose de la silla.

—Mira, no soy psíquico, pero tampoco ciego, te veo a ti y veo a TaeMin, y confirmo que quieren, demonios, cada vez que estás cerca de TaeMin él te mira con tanto anhelo que hasta a mí me duele.

—Es solo una mentira, él no me quiere.

­Joghyun lo miró sorprendido—. Sabes que eso no es cierto —le dijo tajante, le frustraba la actitud de su amigo—, tan solo, date una oportunidad de mirar tu situación desde otra perspectiva.

—La traición no puede mirarse desde otra perspectiva, el engaño es el engaño, la traición es la traición.

­—Dices eso ahora, pero cada que lo ves pareciera que quisieras lanzarte sobre él  y hacerle muchas más cosas que solo fruncirle el ceño y gruñirle como si fueras un perro.

Las mejillas de MinHo se coloraron al instante, abrió la boca para replicar pero Jonghyun le detuvo alzando la mano entre ellos.

—En serio amigo, deja de hacer una tormenta en un vaso de agua, te lo digo con sinceridad, a veces necesitamos que alguien de afuera nos diga lo que nosotros no podemos. Este es mi punto de vista, puedes darte el lujo de perdonar su supuesta traición si todavía te ama, como estoy 99 porciento seguro  de que así es.

Le palmeó el hombro antes de darse la vuelta y salir de la oficina. Ahí, de pie en el silencio MinHo giró de nuevo hacia la ventana, viendo los últimos rayos naranjas de la tarde. Sus pensamientos giraban en torno a las palabras de Jonghyun.

Quizás…estoy siendo demasiado dramático.

Tan solo, no debería pensar tanto.

*

Se quedó un rato más en la ventana, hasta que las  primeras estrellas salieron y la luna subía lento hasta el firmamento, las luces de la ciudad se encendieron, dejando hilos de luz brillante por lo que eran las carreteras y autopistas.

Cuando pensó que ya era suficiente fue a su escritorio y revisó los pendientes del día, los que de alguna manera fueron su distracción a su mente saturada de emociones. Cuando sintió que la espalda no le daba para más y los ojos le ardían recogió sus cosas y apagó su computadora. Apagó las luces y salió sin sorprenderse cuando no vio a nadie en el piso.

Pudo adivinar que después de la conversación que tuvo con Jonghyun le pidió a SooYoung que no lo interrumpiera a menos que fuera necesario. Y por lo que vio, nada urgente lo solicitó.

Caminó un par de metros adelante por el pasillo hasta que se detuvo frente al escritorio de SooYoung, por el rabillo del ojo reconoció una silueta. Cuando giró y vio quien estaba ahí  soltó una maldición entre dientes.

Miró su reloj y soltó ahora un jadeo, eran pasadas las nueve de la noche. Se dio una serie de insultos por haberse perdido en el tiempo de esa manera. Se acercó rápidamente hacia el escritorio, un TaeMin dormido sobre su brazo y medio cuerpo en el mueble estaba ahí.

Se le olvidó del compromiso con TaeMin esta noche.

¡Estúpido que soy!

Rodeó el escritorio hasta quedar al costado del castaño, lo miró desde arriba, tenía la boca ligeramente abierta, sombras bajo sus ojos oscureciendo su blanca piel. El remordimiento lo llenó. Se inclinó y puso la mano sobre la espalda de TaeMin, le dieron ganas de abrazarlo pero despareció ese pensamiento de inmediato, sacudiéndole quedito para despertarlo.

—TaeMin despierta, este no es lugar para que duermas.

Recibió un gruñido como respuesta y eso lo hizo reír.

—Tae, es tarde, cerraran la oficina en un rato.

Siguió sacudiéndole un rato hasta que los ojos de TaeMin se abrieron poco a poco. Lo vio pestañear hasta que se incorporó y dio un largo bostezo.  Su cabello  era una maraña y tardó un poco en enfocar la mirada en él, luego le frunció el ceño y supo que ahora mismo sería reprendido.

—Tardaste siglos en salir de esa oficina —se levantó alisando su camisa con las manos—. Tenemos una conversación pendiente y te dije que no te iba a dejar escapar de esto.

— ¿Es que piensas dejar a SooJin con KiBum hasta tarde mientras hablamos?—preguntó casual, pero la verdad quería saber que su bebé estuviera bien, no es que no confiara en TaeMin, pero era tarde y no siempre el rubio pudiera tener tiempo para ser el niñero de SooJin.

­TaeMin captó su inútil manera de desviar el tema—SooJin está con mis padres, así que no te preocupes por mi irresponsabilidad. Vamos.

TaeMin se levantó y rodeó el escritorio, caminando por el pasillo y llegando hasta el ascensor antes de detenerse, claramente esperando a que MinHo se reúna con él.

MinHo lo siguió, observándolo en la distancia hasta que estuvo detrás de él.

Ceder, ceder un poco. Se decía en la mente.

— ¿Podemos ir a tu departamento? —le preguntó. Las palabras habían salido sin pensarlo dos veces.

TaeMin le miró largo rato viéndose claramente sorprendido, luego asintió, se acercó al ascensor y apretó el botón, cuando las puertas se abrieron entró, giró para ver de pie a MinHo todavía afuera.

MinHo tenía miedo de ceder, pero si Jongyun tenía razón, podría estar arruinando algo hermoso y bueno entre ellos.

Reuniendo su coraje apretó las manos y luego las relajó. Caminó rápidamente al ascensor, las puertas se cerraron y se quedó en ese reducido espacio junto al amor de su vida, yendo hacia algo que esperaba no terminara por dañarlos más de lo ya están.

Ceder, solo un poco de mí.

 

Notas finales:

Hagamos una cadena de oración para que haya más arrumacos como los que tuvieron este par en el baño de la oficina :v ¿A poco no se pusieron bien intensos? jaja

¡Gracias a todos por darle un chance al fanfic!

Nos estamos leyendo en otro capítulo :)

PD: Para quejas, sugerencias, recomendaciones, etc-----> Carol_y 


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