Carlisle Cullen salió de su casa, a la que consideraba su santuario, dirigiéndose a su BMW negro. Trabajaba en el Hospital General de Forks.
Le gustaba ayudar a la gente, por desgracia, y debido a que tenían que ocultar un secreto, siempre iban a pequeños pueblos, lo que significaba que apenas había emergencias la mayor parte del tiempo.
Su día consistía en ver a los adultos que se quejan de dolores y molestias, y realizar simples operaciones cuando se les necesitaba.
Como hoy, uno de sus pacientes mayores tenía mal las caderas, y podría ser operado.
La sangre ya no le molestaba a Carlisle, se había vuelto inmune a sus efectos , Por desgracia, no fue tan fácil para el resto de la familia, en especial Jasper, quien aún pasaba por momentos difíciles. Mientras conducía hacia el hospital, observó un cambio de rutina, Desde que comenzaba su turno, casi de madrugada, solo se topaba con los repartidores de periódico, y los empleados de bares, Sin embargo, había una tienda que había estado desocupada durante meses y ahora estaba abierta.
Vagamente se preguntó en qué se convertiría ese establecimiento, ya que no muchas tiendas sobreviven en Forks; al ser un pueblo pequeño, la gente rara vez se aventuraba a al pueblo, a venir, a menos que fuera para una noche y seguir con su camino.
Habían pasado tantas cosas desde que llegaron por primera vez; como firmar un tratado con los metamorfos para no aventurarse en sus tierras.
En aquel entonces sólo era Edward, Rosalie, él y su encantadora esposa Esme.
A menudo Esme se preocupado sobre sus "hijos adoptivos" especialmente cuando se hizo evidente que ellos nunca encontrarían a su alma gemela. Unos años después, Carlisle comprendió que eran demasiado diferentes, Sin embargo, después de haberse mudado a Forks, Rosalie le había pedido que salvara a Emmett ,…l nunca se lo habría negado, salvaba a todos los que podía, Ningún joven merecía la muerte, y menos unos jóvenes como Rosalie, Edward o Emmett.
Al poco tiempo, otros dos compañeros se unieron a ellos, y Edward finalmente encontró a su personita especial. Eran tan diferentes, que les habían sorprendido a todos , Alice era alegre y burbujeante; Edward era tranquilo y reservado.
Sin embargo, juntos hacían la pareja perfecta, y ¿quién era él para discutirlo? Edward merecía alguien a quien amar después de haber estado solo todos esos años.
Jasper era el único en la familia que aún no tenía a alguien en su vida, Carlisle se sentía mal por él, quería que encontrara a su otra mitad; estaba más desanimado después de pasar tiempo con Charlotte y Peter, lo cual era una señal de que Jasper realmente necesitaba de su compañero, de lo contrario no podría seguir con su vida.
No ayudaba el que no interactuaba con otra gente, ni siquiera con los de su propia especie, aparte de Charlotte y Peter, y por supuesto su familia.
Jasper odiaba a los seres humanos, odiaba ir a la escuela, y la mayoría de las veces no asistía a clase.
Incluso Edward la había tenido difícil el año pasado, Su cantante se había mudado a Forks, y tanto Alice como Edward habían huido al Clan Denali, hasta que una semana después, Alice lograra convencerlo de volver, Carlisle había estado tan orgulloso de Edward por haber reprimido su sed de sangre y sobrevivido todo un año al estar al lado de su cantante, No existían muchos vampiros que tuvieran esa fuerza de voluntad para resistirlo, sin embargo, su hijo la tenía y Carlisle estaba orgulloso de él, y se lo hizo saber , Su hijo había hablado de no tomar biología ese año, y no lo culpaba, lo mejor era evitar la tentación tanto cuanto pudiera ,
No ayudaba el que Bella mirara a Edward de una manera que comenzaba a fastidiar al vampiro de pelo cobrizo.
Especialmente teniendo en cuenta que no podía leer su mente, le tranquilizaba saber que Alice lo alertaría de cualquier cosa que pasara.
Carlisle aparcó el coche, perfectamente; a pesar de los pensamientos que llevaba en mente; apagó el coche y se dirigió hacia el hospital.
Sonrió amablemente a la recepcionista, enfermeras y otros médicos que vieron como se dirigía a su oficina , Era el comienzo de otro día, en nueve días la escuela comenzaría de nuevo y todo el mundo tendría algo que hacer, A sus hijos no les agradaba la escuela, pero sin algo que hacer, empezarían a sentirse inquietos, lo sabía por experiencia personal , Se preguntó si Edward estudiaría para ser médico de nuevo o si elegiría otra carrera, había cursado medicina varias veces pero ni una sola vez trabajo en un hospital , Lo malo de ser siempre joven, es que no sería capaz de trabajar por mucho tiempo en un solo lugar, antes de desaparecer y empezar todo de nuevo.
—Buenos días doctor Cullen, aquí están los archivos que solicitó ...– dijo la enfermera entrando en su oficina para poner los archivos en su escritorio – El libro que quería no estaba disponible, pero lo compré por usted, ¿espero que eso esté bien? – era evidente por su preocupación que la joven era nueva allí, A pesar de que él también tenía poco en el trabajo.
—Es fantástico Chloe, te lo agradezco – dijo Carlisle sonriendo suavemente, mientras se sentaba y empezaba a hojear los diversos archivos que le habían entregado.
Esperaba que ella se fuera y no comenzará a chismear con él.
La razón por la que evita las estaciones de enfermería cuando podía era porque charlaban tanto que resultaba muy difícil escaparse de allí.
— ¿Ha conocido ya al nuevo ingles que se acaba de mudar aquí? – pregunto Chloe, adiós a las esperanzas de Carlisle.
— ¿Inglés? – pregunto Carlisle sorprendido, debe ser el dueño de la tienda, los rumores si viajaban rápido.
— ¡Oh, sí, es muy amable! ¡Me encontré con él en su nueva tienda! Desgraciadamente estaba muy ocupado como para hablar – dijo Chloe, casi haciendo pucheros a Carlisle.
—Ya veo – dijo Carlisle, había pasado mucho tiempo desde que se encontraba con un compatriota.
Era originario de Inglaterra, un dato fácil de olvidar por su acento, ya que cambiaba para adaptarse a donde quiera que estuvieran. Incluso su familia olvidó de donde era originalmente, ya que todos eran de una u otra parte de América.
—Va a abrir una pastelería – dijo Chloe sin dejar de hablar a pesar de que Carlisle estaba siendo educado y tratando de conseguir que se fuera para seguir con su lectura; sin éxito pues ella esperaba una respuesta.
—Eso suena bien – dijo Carlisle, como si no tuvieran suficientes tiendas de comida por aquí.
—¡A que sí! – le dijo, ¿haciéndole ojitos?
—Lo siento mucho, pero tengo que leer estos archivos. – dijo Carlisle con una mirada de arrepentimiento en su rostro.
—Por supuesto, Doctor Cullen – dijo perpleja antes de salir, solo entonces Carlisle soltó un suspiro de alivio.
Le gustaba lo que hacía; simplemente no soportaba el chisme hacia otras personas. La mayor parte del tiempo era acerca de su familia y eso no le gustaba, pero desafortunadamente era de esperarse en estos pueblos pequeños, eso era todo lo que tenían para hablar.
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Jacob Black había llevado a Quil Ateara, Seth Clearwater y a Embry Call, sí, nombres muy raros, pero, ¿Quién era él para decir algo? Draco era tan raro como esos, así como los nombres de muchas personas del mundo mágico, pensó Harry, No tuvieron problemas al mover el equipo que necesitaba, desde que los vio por primera vez, había sabido lo que eran, Podía sentirlo, era una de sus habilidades como Maestro de la Muerte, pero nunca había tenido la habilidad de diferenciar otras criaturas, No quiso decir que fueran criaturas, pero Harry se moría por saber más de ellos, Por desgracia no podía preguntarles, no sería correcto.
— ¿Donde quieres esto, Harry? –preguntó Jacob con curiosidad al joven de 22 años. Era muy joven y también inglés, lo había descubierto antes; además era rico a juzgar por su coche, Jacob casi babeaba por él, lo que daría por conducir uno como ese aunque fuera por media hora. Quil y Embry básicamente le habían arrastrado a la tienda lejos del Ferrari plateado. En un comienzo lo llamaron "señor", pero a Harry no le había gustado como sonaba, insistió en que lo llamaran por su nombre, teniendo en cuenta que no se veía mayor que ellos, así todos estarían felices.
—Eso va en la parte de atrás, si no puedes cargarlo simplemente déjalo ahí. – dijo Harry, mientras terminaban de pintar la parte trasera de un color verde suave. Tenían que moverlo todo cuidadosamente, para evitar tener que pintarlo de nuevo, Harry no dudaba en que tuvieran problemas para cargar cosas, eran puro músculo. Pero sentía curiosidad por ellos, no eran como Remus, más bien se parecían a su ahijado.
—Bien. – dijo Seth, quien era el más pequeño de todos, pero no por eso débil, no tenía dudas que en unos cuantos meses sería tan grande como el resto de ellos.
Harry miró toda la cocina con satisfacción, todo se veía muy bien, excepto los lavabos, no era muy aficionado a ellos, pero sólo serían usados para lavar las cosas, así que podía vivir con ellos. Los chicos volverían después del almuerzo para colocar la encimera de mármol blanco que había elegido, sería una buena combinación con el color de paredes que había escogido. No es que se fueran a ver mucho, Harry ya tenía planes para dos grandes tablas de cortar de madera y unos estantes para poner encima de ella.
Volvió a mirar a su alrededor asintiendo con satisfacción, y luego miró a su lista. Era una larga lista que había creado: unas máquinas de batidos de piso, mesas, balanzas digitales y normales, rodillo que se utiliza para aplanar la masa, pasta de azúcar y similares; una cámara de fermentación que se utilizaba para elevar la temperatura de la masa; cinco hornos de convección, frigoríficos, y aunque ya había una cámara frigorífica allí, había ordenado dos más para estar seguro. Mesas, que llegarían más tarde; los estantes donde planeaba poner los alimentos horneados a enfriar o ponerlos en el horno para congelar, un rebanador de pan, sartenes y láminas de cocina, así como pequeños utensilios que aun no habían llegado. Para los ingredientes que necesitaría para la tienda haría un pedido grande. Había querido comprar un lavavajillas, pero no sería muy lógico tenerla, no todas las cosas cabrían en la máquina, y las más grandes son muy caras, pero estaría bien si contrataba a alguien para que le ayudara.
Ahora que la mayoría del equipo había llegado podría comenzar a pintar la parte delantera de la tienda. Abrió rápidamente la lata grande de pintura, vertió una buena cantidad en una caja y con el rodillo comenzó a trabajar. Había recibido miradas raras de los chicos cuando comenzó a ayudarles, era evidente que la mayoría de la gente que tenía dinero y contrataba personal no se involucraba en el proceso, pero Harry no era así; aunque, él no era como muchas personas, si era honesto.
No pasó mucho tiempo hasta que los demás se le unieron y la pintura azul se extendió por todo el frente de la tienda. Harry paraba solamente cuando tenía que salir por la puerta a firmar las entregas. Afortunadamente todo lo que llegaba ahora era más pequeño y más fácil de manejar para una sola persona.
—Muy bien chicos ¿por qué no almuerzan sin mí? – dijo Harry entregándoles 50 dólares para que los gastaran en lo que quisieran. – Nos vemos aquí en una hora y media. –Guardó su billetera, alegrándose de tener el dinero ya convertido en dólares.
— ¡Genial! ¡Gracias Harry! – sonrió Seth; mostrando sus hermosos rasgos con alegría. Los demás lo miraron con diversión y cariño. Era obvio lo cercanos que estaban todos, y Harry no sabía cuán cerca estaban de verdad.
—No hay problema. – rió Harry haciendo un ademán con la cabeza para que se fueran, algo que obedecieron muy agradecidos, después de haber estado trabajando toda la mañana.
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