9-Mein freund
Cuando llegó a la puerta de su apartamento Seto estaba en la puerta de brazos cruzados y con la espalda apoyada en el vano.
Al parecer tenías mucha tarea—dijo el castaño como ofendido porque llegara tarde.
No recuerdo haberte invitado a mi casa—contestó Wheeler.
Vine por mi reporte. El que te presté hace unos días. Lo necesito para mi tesis y en vista que no has dicho nada de devolvérmelo vine por él—dijo el ojos azules al parecer ya sin ganas de pelear.
En vista de eso y que el reporte que le prestara sirvió para salvarle el pellejo el ojos mieles nada dijo y abrió la puerta a su lado. Colgando su mochila y su abrigo le dijo—Espera aquí lo tengo en…--de pronto recordó lo que el otro le había dicho días antes y volteando lo miró--¿Tú no dijiste…?—
La sonrisa en la cara del otro no contrastaba con su sonrisa engreída—Eres fácil de manipular perro, siempre lo he dicho—exclamó el castaño dirigiendo sus pasos hacia el otro de manera pausada y felina.
¡Oye Felix que no tengo ganas de jugar!—dijo Joey.
Pero yo si—contesto Seto agarrando la mano que el rubio extendía hacia él en señal de pare y arrastrándolo hacia él en el proceso.
¡Oye!—dijo Wheeler después de ser besado. Los labios del otro lo habían tocado con dureza y supuso, bien, que estaba enojado--¿Qué te pasa? Yo…--exclamó antes de ser cortado.
¿Creíste que lo de hoy se iba a quedar así? Digamos que esto es un castigo—dijo el castaño bajando su mano entre el pantalón y la parte trasera de Joey, sus dedos medio e índice bajaron por la hendidura directo a cierto lugar que rozaron levemente pero el melado en sus brazos tembló. Estaba siendo besado mientras el otro estimulaba su parte trasera y al hacer eso empujaba su pelvis contra la propia haciendo que rozaron de manera más que seductora.
Si había algo que Seto sabía de Joseph era la manera de seducirlo en la cama. Era algo que había aprendido con el tiempo pero que se lo había aprendido al detalle. Tomaba nota mental de cada descubrimiento para usarlo a su favor cuando se diera la ocasión y ese era una de esas ocasiones.
El otro brazo de Kaiba apretaba fuertemente el torso de Wheeler contra el suyo. El castaño siempre había sido más fuerte que el rubio. Aunque en su niñez el melado había asistido a clases de Karate todo había sido dejado de lado para estudiar en la enseñanza media además del trabajo que le ayudaba a sobrevivir sin ayuda de su padre, más que el techo en que convivían. En cambio Seto todas las mañanas antes de trabajar hacía ejercicios en su gimnasio privado en la mansión que incluían las prácticas de Judo. Era ineludible que el que tenía mejor estado físico en esa situación era el que tenía la ventaja y el mando y ese, por lejos, era Kaiba.
Justo unos segundos después de que el segundo dedo penetrara su entrada Wheeler se vino en sus pantalones por la fricción que tenía con el muslo de Seto.
Eres un perro libidinoso—murmuró Seto en su oído con una mezcla de placer y maldad pero el otro ya tiritaba en sus brazos víctima del clímax.
Lo siguiente que supo el melado es que estaban en la cama arrancándose la ropa mientras se besaban furiosamente. El miembro de Seto golpeó contra el punto g de Joey una y otra vez logrando que ambos llegaran a su límite en poco tiempo. Seto rodó sobre su codo con la sensación de que eso no había sido un castigo para el otro pero a su vez estaba satisfecho. Toda esa semana había sentido el distanciamiento entre ambos mucho más fuerte de lo usual. Sobre todo que ahora en KC todo estaba tranquilo.
Echó un ojo al cuerpo que a su lado estaba, ahora distendido en un profundo sueño y rodando hacia un costado se durmió. No tenía ni las fuerzas ni las ganas de levantarse e irse y la cama de dos plazas, aunque fuera humilde, era lo suficientemente cómoda.
“Los cerezos es esta época del año son hermosos, pero sobretodo lo son aquí en Fukujima”
Un cuerpo a su lado de perfil. Tenía la sensación de que estaba mirando hacia arriba pero no le veía la cabeza. Es que él mismo estaba de perfil hacia esa persona, un hombre con kimono azul mar, y lo veía con el rabillo del ojo. Sus ojos se estaban fijando en un enorme cerezo acompañado de tal vez cientos más en un bosque que parecía extenderse como una montaña en frente suyo.
“Por eso mucha gente viene en esta época del año a visitar este lugar”.
“Interessant, mein freund”
¿Era su voz la que decía aquello? Se preguntó sorprendido y algo aterrorizado Joseph después de oír esa voz seca y dura decir aquello. No podía ver a su alrededor pero estaba extrañamente seguro que solo ellos dos estaban ahí.