Al otro día en la clase estuvo disperso y cansado pues no había dormido bien y no pudo tomar sus notas con la debida presteza. Pidió a los otros sus apuntes y estos le mostraron sus sonrisas y sus laptops. Él era uno de los más pobres y no podía permitirse dicha tecnología, a gatas lograba pagar las cuotas de su universidad con lo que hacía trabajando y el alquiler. De la comida se arreglaba con las sobras del restaurante y alguna que otra comida rápida e insuficiente.
Por suerte tenía a sus verdaderos amigos, al menos Yugi y su abuelo quienes le prestaban siempre la pc del local para estudiar. El abuelo Motou hacía bollos y contaba historias mientras no atendía clientes.
Pero algo obsesionaba la mente del rubio quien repentinamente en lugar de buscar material de la lección de ese día se encontró a si mismo buscando una persistente imagen que acudía a su pensamiento, más bien una palabra: GESTAPO. Conocía el romanji pero no si tal palabra existía. Debido a que conocía ese alfabeto decidió buscar el significado de dichas letras.
En una página encontró todos los antecedentes de esta. Hablaba de policía del estado, de interrogatorios brutales, de terror de estado. Lo que le inquietó más es que en verdad existiera y que tenía mucho que ver con las imágenes aquellas de sus sueños. Pero sin duda lo que verdaderamente le alarmó fue ver esa placa. Era una foto vieja con un soldado parado al lado, seguramente sacada de un diario de aquellos días de la guerra pero la exactitud con la de su sueño sacó la respiración a Joey.
¿Estás investigando segunda guerra?—dijo Solomon a Joseph de pronto parado tras él.
Tan sumergido estaba en su investigación que no se había percatado de la presencia del abuelo de Yugi. Este empezó a hablar antes de que ideara una respuesta clara a ella. Es un periodo que realmente no me gusta mucho de nuestra historia moderna aunque puedo entender porque a algunos jóvenes les llama la atención. ¿Es que has visto recientemente alguna película americana de esa guerra?—preguntó el viejo.
Joseph fingió una sonrisa y contestó que así era.
Es un tiempo muy oscuro de nuestra era muchacho. Mucha gente fue perseguida por esos malnacidos de la Gestapo y la SS. Pero comprendo que los hagan estudiar tal cosa porque forma parte de nuestra historia y porque realmente esa guerra cambió mucho al mundo—dijo el viejo antes de que entrara un cliente y sonara el timbre—Bien. Te deseo suerte en tus estudios—agregó alegremente ya que hasta entonces había permanecido con el ceño fruncido.
Joseph volvió a la pantalla y otras palabras acudieron a su mente. Sin pensarlo digitó las palabras Sturm y le salió la palabra Sturmbannführer y por eso se enteró de que era un rango de las SS que era el igual a mayor en el ejército y luego buscó aquel nombre mencionado puso Smith y no apareció nada pero luego recordó que lo habían dicho como con “Sh” y lo puso así, entonces en el barra saltó un apellido Schmidt y una persona que correspondía con ese nombre, Wilfred Schmidt, leyó que se trataba de un iniciador del movimiento nazi, que era una persona importante dentro de las SS y la Gestapo, una persona temida y respetada dentro del Rëich en la Wikipedia y dentro de todo logró ver una foto de la persona.
Su corazón latió con fuerza porque pese a ser una foto poco clara y que la persona estaba de perfil y con gorra, probablemente nunca supo que se la tomaron, tal vez fue un espía, pudo sentir en todo su cerebro el parecido físico que los unía. De pronto su aliento se heló y sintió un gran temor por aquellas extrañas cosas que estaban acudiendo a su mente y que veía que eran ciertas.
Joseph—dijo el abuelo desde la entrada del salón del fondo de la tienda, entrando al cuarto en que Joey estaba que era la oficinita de la administración. Por acto reflejo el rubio cerró el navegador--¿Has terminado?—preguntó sorprendido el viejo.
Si—contestó el melado tratando de sonreír y estirando los brazos a modo de alguien que tiene sueño agregó—Tengo que ir a descansar antes de ir al trabajo—para cambiar el tema y levantándose tomó su mochila.
¡Bueno pero no trabajes demasiado! ¡Cuídate, Joseph!—dijo el antiguo maestro de duelos.
¡Claro, abuelo!—dijo antes de salir por la puerta agitando su mano.
Ni bien estuvo fuera del alcance visual del abuelo se detuvo y con una mano apoyada en la pared puso cara de susto.
¿Qué era lo que estaba pasando con él?
Se preguntaba.