14-La pequeña espía.
Seto Kaiba no es un hombre muy paciente. Su vida cotidiana va en términos de rapidez y eficiencia porque no le gusta tener que hacer dos veces la misma cosa. Es por eso que el teléfono de Serenity Wheeler no dejó de sonar hasta que le contestó la casilla de voz y es por eso que el millonario echaba chispas. Sentirse traicionado no era tan malo. Estaba preparado para la traición pues en los negocios la confianza ciega no existe.
Pero…
…la idea de que esos dos se estuvieran burlando de él en ese preciso momento lo estaba enloqueciendo de furia.
Es por eso que el siempre ególatra e intenso castaño optó por llamar de nuevo al maldito teléfono. Cosa nunca antes vista en su vida laboral pues siempre optaba por mandar al infierno a cualquiera que hiciese tal cosa. Además siempre terminaban llamándolo a él después.
Cuando del otro lado contestaron el ojos azules no cayó su ira ni un segundo--¿Cómo rayos te atreves a ignorarme, ignorante?...—
Su diatriba fue cortada por una voz elegante que dijo—Espero que eso no sea dirigido a mí, Kaiba—Seto se quedó de una pieza—Aunque es más que obvio que ese no es el caso ya que este no es mi teléfono—la voz de Pegasus era inconfundible.
Estaba en un lío bien gordo. ¿Esos idiotas lo habían traicionado? No. Si ese fuera el caso ambos se verían en aprietos ya que ellos estaban mezclados en el asunto. Aunque tal vez si les ofrecieran una buena suma.
¡Estoy escuchando los engranajes de tu cerebro marchar!—dijo el pelilargo desde el otro lado del aparato--¿No te preocupa un poco el pequeño espía que mandaste a mi dulce hogar?—Kaiba truncó sus dientes conteniendo las ganas de insultarlo porque sabía muy bien que él llevaba las de perder. Aunque ahora sentía una leve preocupación por esa vagabunda—¡Muy mal hecho! ¡Si mi querida Desire se enterara de lo que su enamorado esta haciendo a su padre…! Y yo que estaba empezando a pensar en ti como un hijo…--dijo con fingida decepción el peliplateado mientras Seto pensaba en como podía llamarlo enamorado de su hija con solo una visita. ¿Sería algún delirio de ese excéntrico bastardo? Se olía una trampa y esta no tardó en hacerse presente—Pero bueno. Sería lo ideal que vinieras a visitarme si te preocupa tu pequeño espía y de paso ambos charlamos de cosas importantes. ¿Ne, Kaiba kun?—
No tenía opción y ambos lo sabían.
El mayordomo le abrió la puerta y lo condujo al despacho del señor de la casa pero al entrar se dio cuenta de que este no se encontraba ahí. Solo estaba la pequeña idiota durmiendo en un sofá.
Lamentablemente Pegasus sama tuvo que atender un asunto urgente. Por favor sírvase esperar en su despacho que en breve acudirá para atenderle—dijo Claude y después dio una mirada a la figura tendida para al último marcharse.
Seto estaba disgustado. Encima la otra dormía plácidamente mientras él estaba en un infierno por su incapacidad, pensó con furia antes de mirarla y al hacerlo notó que ahora la figura tenía los ojos abiertos. Algo no lucía bien. La mente de Seto era agil en algunas cosas cuando se trataba de asuntos que no escapaban a su imaginación.
Fue hasta él lado de ella y con las manos en los bolsillos y sin señal de agacharse le preguntó--¡Tú! ¿Qué te sucede?—